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Ansietat i altres

Ansietat i estrés (text en castellà)

El término estrés  deriva del la latín  stringere, que significa provocar tensión. En física se refiere a la fuerza que se aplica a un objeto, que puede romperlo  o deformarlo . En humanidades se  utilizó como sinónimo de adversidad, aflicción. El termino estrés fue incorporado a la biología por W. Cannon en 1911 y a la psicología científica por el fisiólogo  Hans Selye en 1956,  que lo definió  como una respuesta global, total y automática del ser humano ante las exigencias externas e internas que no se pueden armónicamente controlar, las cuales amenazan su equilibrio homeostático, originando en el individuo lo que llamó un Síndrome General de Adaptación. Se habla de un estrés positivo, llamado eustress, y un estrés negativo llamado distress.

El estrés es habitual en nuestras vidas. Lo que distingue y caracteriza la vida y al ser vivo es la facultad de adaptación al cambio.  Cualquier cambio al que debamos adaptarnos representa estrés, ya se trate de acontecimientos  negativos -despido laboral, enfermedad, ruptura amorosa,  muerte de un ser querido-,  o  positivos y deseables -casarse e iniciar la convivencia, nuevas responsabilidades en el trabajo ligadas a un ascenso- .

Nuestras experiencias estresoras provienen de tres fuentes básicas: nuestro entorno -ruidos, carga de trabajo excesiva, conflictos interpersonales, falta de medios-, nuestro cuerpo -insomnio, cambios hormonales, enfermedades- y nuestros pensamientos -preocupaciones, anticipaciones negativas-. La intensidad y naturaleza de esas experiencias estresoras depende de factores individuales -reactividad personal, vulnerabilidad, características de personalidad- y contextuales -apoyos sociales y materiales, cuestiones organizacionales-.

Cuando la respuesta  frente a las demandas del medio interno o externo, son adecuadas, y  asumibles  fisiológicamente para el organismo,  se habla de buen estrés, necesario para el funcionamiento del organismo y su adaptación al medio. Si las demandas del medio son excesivas, intensas y/o prolongadas,  y superan la capacidad de resistencia y de adaptación del organismo, hablamos de mal estrés, que, si es  prolongado, genera disfunciones en nuestros órganos, favorece la aparición de las llamadas enfermedades de adaptación o psicosomáticas, y puede precipitar la aparición de otras.

Cuando el estrés se convierte en problema

El estrés es pues un mecanismo normal, adaptativo. No obstante, cuando estamos sometidos a condiciones estresantes de elevada intensidad y duración, es muy probable que se convierta en disfuncional, interfiriendo en nuestro desempeño, y transformándose, además, en un problema de salud: alteraciones psicofisiológicas -sueño, alimentación, sexualidad-; emocionales -ansiedad, depresión-; neurovegetativas -taquicardia, dolencias musculares, molestias digestivas-; del rendimiento intelectual -concentración, memoria-; debilitamiento del sistema inmunológico -mayor riesgo de infecciones-, etc.

Las razones que se aducen para explicar cómo el estrés propicia alteraciones psicosomáticas son diversas:

  • Activación o sobrecarga excesivamente intensa y/o excesivamente repetida de los órganos.
  • Larga duración de periodo de resistencia del organismo, que produciría un deterioro de la energía y los recursos fisiológicos del mismo, llevando al agotamiento de los órganos.
  • Falta de expresión somatomotora: en las sociedades modernas, los estresores -fuentes de estrés- no suelen requerir  respuestas físicas, sino más bien cognitivas -pensamiento, toma de decisiones-. De este modo los recursos fisiológicos movilizados ante ellos, particularmente los relacionados con el sistema motor, aunque activados, no se desencadenan.
  • Regulación o comunicación fallida o inadecuada entre los centros nerviosos superiores y los periféricos relacionados con los órganos.

Fuentes más comunes de estrés

Holmes y Rahe (1967) construyeron una de las primeras escalas, basándose en datos biográficos procedentes de cientos de personas, donde se cuantifica el grado de alteración y estrés asociado acontecimientos. Una acumulación de 200 o más unidades en un solo año incrementaría la incidencia de trastornos psicosomáticos.

Muerte del cónyuge100
Divorcio73
Separación65
Privación de la libertad63
Muerte de un familiar próximo63
Enfermedad o incapacidad, graves53
Matrimonio50
Perder el empleo47
Reconciliación de la pareja45
Jubilación45
Enfermedad de un pariente cercano44
Embarazo40
Problemas sexuales39
Llegada de un nuevo miembro a la familia39
Cambios importantes en el trabajo39
Cambios importantes a nivel económico38
Muerte de un amigo íntimo37
Cambiar de empleo36
Discusiones con la pareja (cambio significativo)35
Pedir una hipoteca de alto valor31
Hacer efectivo un préstamo30
Cambio de responsabilidades en el trabajo29
Un hijo/a abandona el hogar (matrimonio, universidad)29
Problemas con la ley29
Logros personales excepcionales28
La pareja comienza o deja de trabajar          26
Se inicia o se termina el ciclo de escolarización26
Cambios importantes en las condiciones de vida      25
Cambio en los hábitos personales24
Problemas con el jefe23
Cambio en el horario o condiciones de trabajo        20
Cambio de residencia20
Cambio a una escuela nueva20
Cambio en la forma o frecuencia de las diversiones19
Cambio en la frecuencia de las actividades religiosas19
Cambio en las actividades sociales18
Pedir una hipoteca o préstamo menor17
Cambios en los hábitos del sueño16
Cambios en el número de reuniones familiares15
Cambio en los hábitos alimentarios15
Vacaciones15
Navidades12
Infracciones menores de la ley11

Cómo funciona el estrés

El estrés es, pues,  la acomodación de una persona a situaciones nuevas y la respuesta inespecífica y estereotipada ante los estímulos que trastornan su equilibrio.

Selye explica que son tres las fases por las que pasa el organismo cuando se enfrenta a una situación de estrés:

  1. Fase de reacción de alarma. Se liberan adrenalina y noradrenalina que  propician una reacción rápida e intensa del organismo: aumentan los latidos del corazón y el ritmo respiratorio, se elevan el nivel de azúcar en la sangre, se incrementan la transpiración, dilatan las pupilas, se altera el tono muscular y se hace más lenta la digestión. Se incrementa también la liberación de catecolaminas y cortisol. A esto sigue una sub-fase  en la que se movilizan sistemas defensivos. En esta sub-fase se produce una respuesta de activación nerviosa que se expresa y desarrolla fisiológicamente de  modo afín a la ansiedad.
  2. Fase  de resistencia, en el transcurso de la cual el organismo hace intervenir todos sus mecanismos adaptación y repara daños o desequilibrios causados por la reacción de alarma. En esta fase la respuesta es más lenta y sostenida. Se intensifica la liberación de cortisol. Si la situación estresante persiste, el cuerpo permanece alerta y no puede resaurarse, se pasa a la siguiente fase.
  3. Fase de agotamiento, que acaba con las reservas adaptativas del organismo y altera su homeostasis pudiendo originar, en función también de la vulnerabilidad de cada persona, diferentes alteraciones y dolencias. Estos trastornos generalmente afectan el sistema nervioso autónomo, al sistema neuroendocrino y al sistema inmunológico. La hipertensión, pérdida de memoria, fatiga, algunas jaquecas, tensión, irritabilidad, alteraciones en el sistema inmune, algunas enfermedades de la piel, depresión, ansiedad, son ejemplos de alteraciones que pueden estar relacionadas con el estrés.

 Ansiedad y estrés

Muchas veces ansiedad y estrés se usan como sinónimos. En ambos casos  se produce una reacción caracterizada por alta activación fisiológica. El estrés es un proceso más amplio de adaptación al medio. La ansiedad es una reacción emocional de alerta ante una amenaza. Digamos que dentro de los proceso de cambio que implica el estrés, la ansiedad es la reacción emocional más frecuente. La ansiedad elevada genera estrés. A su vez, el estrés una de las fuente más comunes de ansiedad.

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Fuente: Clínica de la Ansiedad. Psicólogos  en Barcelona y Madrid.

Para saber más:

Vídeo ilustrativo: Estrés crónico: consecuencias sobre la salud

Otros vídeos relacionados:

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Fòbia Social

La sudoració i el rubor excessius

Tant la sudoració com el rubor són dues reaccions fisiològiques controlades per la branca simpàtica del nostre sistema nerviós autònom, és a dir, aquell que funciona sense necessitat que el dirigim. La sudoració serveix per refrigerar el cos en cas que aquest elevi la seva temperatura per sobre de la normal. En canvi, el rubor és un senyal facial que aquest escalfament s’està produint. Tant la sudoració com el rubor són completament normals i es desencadenen en situacions que activen el nostre sistema d’alerta o a causa d’augments de la temperatura ambiental. No obstant això, hi ha vegades en què aquestes manifestacions són més acusades o la reacció a elles és excessiva. Aquests casos poden representar un problema seriós per a aquells que els pateixen. D’això, ens n’ocuparem a continuació.

En primer lloc, ens centrarem en la sudoració excessiva primària (hiperhidrosi primària). És un problema fonamentalment físic, relacionat amb la hiperactivitat patològica de les fibres simpàtiques i amb un augment de la resposta de sudoració. És una forma de suar excessiva (per exemple, els nens que la pateixen mullen els fulls dels seus quaderns, als adults, els costa utilitzar xancletes perquè els rellisquen els peus, la conducció es fa difícil, les dones no poden usar maquillatge, etc.). Com que és un signe clarament visible i que, en la nostra societat, té determinades connotacions negatives, pot fer que la persona limiti les seves relacions socials i el tipus de feines que realitza. Si és prou intensa, pot arribar a provocar un trastorn d’ansietat conegut com fòbia social.

Per a la hiperhidrosi primària existeixen tractaments pal·liatius que només aconsegueixen resultats a curt termini. Aquests són:

  • Els antitranspirants.
  • Els medicaments anticolinèrgics, psicotròpics o blocadors β: Disminueixen la sudoració, però la seva ingesta durant un temps llarg està contraindicada.
  • Les pomades antibacterianes tòpiques.
  • La iontoforesi: Aplicació de corrent galvànica a la regió de la pell suada. Pot provocar lesions dèrmiques, vesícules, eritemes i alteració de la sensibilitat.
  • El tractament psicològic: Pot ajudar temporalment o disminuir el patiment psicològic en els casos en què s’hagi desenvolupat una fòbia social o algun dels seus símptomes, però no elimina el problema principal.
  • Injeccions de toxina botulínica: El tractament ha de repetir-se contínuament, de manera que provoca problemes com cansament, irritació al·lèrgica i hematomes.

El tractament definitiu per a la hiperhidrosi primària és una operació quirúrgica anomenada simpatectomia toràcica endoscòpica (STE). Consisteix a col·locar un clip al nervi simpàtic o a tallar-lo. D’aquesta manera, desapareix la sudoració i es guareixen totalment totes les hiperhidrosis primàries, excepte la hiperhidrosi plantar, en la qual només s’aconsegueix una millora. No obstant això, aquesta operació pot tenir una sèrie d’efectes secundaris (que no es produeixen sempre) que és important assenyalar:

  • Sudoració compensatòria: Grans quantitats de suor a l’esquena, a l’abdomen, als peus o a qualsevol altra zona corporal, acompanyades de la sensació d’estar bullint. Apareix en un 50% dels casos.
  • Perill en fer esport o exercici excessiu: Com que no es pot refrigerar suant, el cos corre el risc de sobreescalfar-se i que es produeixin un col·lapse cardíac o desmais.
  • Sudoració gustativa.
  • Hipotèrmies: Ocorren quan hi ha contrasts de temperatura.
  • Punxades doloroses al cor, al coll i als costats.
  • Cansament després de realitzar activitats: Després de l’operació, alguns pacients noten un augment en la necessitat d’hores de son, ja que aquest és necessari per disminuir la temperatura corporal (funció que abans duia a terme ajudat per la sudoració).
  • Primesa: Per sota de la constitució normal.
  • Neuràlgia intercostal: Manca de força a la zona pectoral i debilitat generalitzada.
  • Hiperestèsia: Entumiment i sensació exagerada de dolor al tacte, així com manca de força.
  • Dolor als omòplats.
  • Rigidesa a les espatlles, al coll i a les lumbars.
  • Pneumotòrax (flux d’aire als pulmons): A causa d’un dany a la superfície del pulmó durant l’operació.
  • Hemorràgia interna.
  • Caiguda de la parpella (síndrome de Horner): Com a conseqüència d’un error del cirurgià que causa dany als nervis del gangli T1. Produeix caiguda de la parpella, constricció de la pupil·la i engrandiment del globus ocular.
  • Problemes a la pell: Com que no se sua, apareix descamació i sequedat a la pell, i fins i tot pot haver-hi dermatitis al cuir cabellut o a les celles.

El rubor excessiu primari acostuma a concentrar-se al rostre i és causat per una inapropiada vasoconstricció dels vasos sanguinis facials. De la mateixa manera que la hiperhidrosi primària, produeix limitacions en les relacions socials i en l’elecció de les feines, i pot derivar en fòbia social. El principal tractament pal·liatiu són els fàrmacs psicotròpics (per exemple, els blocadors β), que només aconsegueixen efectes parcials i puntuals. També existeix el mateix tractament quirúrgic que per a la hiperhidrosi primària, ja que en tots dos casos està implicat el mateix sistema. Els possibles efectes secundaris, per tant, són també els mateixos.

El segon cas en què apareixen aquests dos símptomes és en la fòbia social. En aquest trastorn s’experimenta un augment de l’ansietat en situacions socials amb persones estranyes o en les quals és possible ser avaluat. Es té por d’actuar d’una manera humiliant o comprometedora. Quan es desencadena el sistema d’alerta (l’ansietat), es produeixen una sèrie de símptomes físics com la tremolor, les palpitacions, la sudoració excessiva i el rubor facial (enrojolament).

En aquest trastorn, com es pot apreciar, aquests dos símptomes son només una part del problema. Tot i que és cert que determinat nombre de pacients amb fòbia social tenen com a símptomes principals el rubor i la sudoració, aquests no arriben als extrems del trastorn mèdic. Malgrat que a aquests pacients els pugui semblar el més preocupant, el problema de debò és la seva preocupació. Perquè en la fòbia social amb predomini d’aquests símptomes, els factors que tenen més importància són l’atenció excessiva a les sensacions internes (com passa en la hipocondria o en el pànic), les atribucions que es fan respecte d’elles i l’intent, inútil, de controlar-les.

Com que són signes clarament visibles pels altres, la persona s’observa a si mateixa com si fos un observador extern. Però, evidentment, té més informació sobre les seves reaccions que qualsevol altre espectador aliè. D’aquesta manera, no és estrany que aquestes persones apreciïn més sudoració i més rubor, i de més intensitat, que els observadors externs.

A més, el fet de centrar-se en les seves reaccions fa que estiguin menys atents a les situacions socials en les quals interactuen. Això empitjora, d’una manera clara, el seu rendiment i tendeix a mantenir les atribucions que aquestes persones fan sobre la seva incapacitat i la seva debilitat. Aquestes atribucions o interpretacions consisteixen a veure aquells símptomes i la mala actuació davant de la gent (per exemple, no assabentar-se del tema de conversa, parlar molt baixet, encallar-se en el moment de parlar, etc.) como un senyal clar i inequívoc de falta da vàlua personal i de debilitat, i com una comprovació del seu sentiment d’inferioritat. Darrere d’aquestes atribucions, acostuma a haver-hi una autoestima ressentida, una gran susceptibilitat al rebuig i una dificultat per autoafirmar-se.

Un altre aspecte típic de la fòbia social és un tipus d’afrontament dels problemes anomenat inhibició conductual. Consisteix a no realitzar cap conducta (passivitat) malgrat que s’estigui patint una gran ansietat que es reflecteixi ens els diversos símptomes físics. Aquest tipus de comportament té un component genètic clar, però també implica aspectes apresos al llarg de la vida de la persona. Contràriament, l’expressió espontània de les emocions es relaciona amb una proporció més petita de símptomes fisiològics. Aquest comportament, més saludable, acostuma a formar part dels programes d’entrenament en habilitats socials i emocionals, que són força beneficiosos per a les persones que pateixen fòbia social.

Els tractaments per a la fòbia social, i més concretament per a la fòbia social en què la principal preocupació són el rubor i la sudoració, són farmacològics i psicològics.

Dels tractaments farmacològics, els més efectius i els que més s’utilitzen són els inhibidors selectius de la recaptació de serotonina. També s’utilitzen benzodiazepines de gran potència i els blocadors d’adrenoreceptors β, que són especialment útils per afrontar situacions socials específiques (no actuen sobre el sistema nerviós central, sinó sobre els símptomes perifèrics), tot i que la seva ingesta durant períodes llargs no és aconsellable. L’alcohol (utilitzat sovint per les persones amb fòbia social per afrontar les situacions) no millora el rendiment (al contrari, l’empitjora), sinó que elimina momentàniament aquests sentiments i aquestes atribucions, de manera que facilita certa desinhibició. El tractament farmacològic és, per si sol, insuficient, de manera que s’aconsella la seva utilització en combinació amb els tractaments psicològics.

Respecte als tractaments psicològics, aquells que han demostrat ser eficaços per a la fòbia social i, en especial, per a la fòbia social els temors principals de la qual són la sudoració excessiva i el rubor, són:

  • La teràpia racional emotiva: Treballa amb els pensaments i les atribucions mitjançant el diàleg socràtic i la realització d’experiments conductuals per rebatre les creences errònies. Els símptomes físics s’intensifiquen en gran mesura a causa de la manera com els interpretem; per tant, quan s’actua eficaçment sobre els pensaments, aquests símptomes acostumen a disminuir.
  • L’exposició a les situacions temudes, mentre es focalitza l’atenció en la situació i en els individus implicats, perquè hi hagi una millora de l’actuació, un augment de l’autoestima i una comprovació de les característiques reals d’aquestes situacions i de les persones implicades. És menys efectiva si en el moment d’exposar-se a aquestes situacions no apareixen els símptomes temuts, de manera que s’acostuma a utilitzar acompanyada de tècniques cognitives.
  • La intenció paradoxal: Serveix per trencar la relació angoixant que mantenen aquestes persones amb els símptomes fisiològics i les atribucions corresponents d’amenaça i d’angoixa.

En conclusió, la sudoració i el rubor són dues reaccions normals del nostre sistema d’alerta. No obstant això, de vegades els interpretem de manera amenaçant i es genera més angoixa, de forma que apareix la fòbia social. En altres ocasions, la sudoració i el rubor són objectivament excessius, de manera que ocasionen problemes pràctics i socials. Aleshores, es tracta d’un trastorn primari que, de manera secundària, pot derivar en una fòbia social. En el primer cas, els principals problemes són la interpretació d’uns símptomes normals (tot i que poden ser elevats, són dins els marges normals) i l’ansietat i les dificultats que produeix aquesta interpretació. En el segon cas, el focus principal és el símptoma físic. Tot i que aquí hem plantejat una distinció molt clara, en determinats casos la diferència no és tan evident. En aquestes situacions, és aconsellable dur a terme proves mèdiques i, després, consultar un psicòleg, per tenir diferents punts de vista. En qualsevol cas, si els símptomes són excessivament molestos per a la persona i no milloren amb els tractaments psicològics, haurà de ser l’usuari mateix qui decideixi si se sotmet a altres tipus de tractaments, amb els pros i els contres que enunciàvem més amunt.

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Font: Miguel Luna. Clínica de l’Ansietat, 2002.

Més Infomació

Asociación Española del Sudor Excesivo e Hiperhidrosis (AESEH) (2016). Pàgina web de l’associació, amb diverses informacions i experiències, links d’interès, fòrum i xat.

Cervera, S., Roca, M. i Bobes, J. (1998). Fobia Social. Barcelona: Masson.

Echeburúa, E. (1995). Evaluación y tratamiento de la fobia social. Barcelona: Martínez Roca.

Mersch, P. P., Hildebrand, M., Levy, E. H. i Wesswl, I. (1992). “Somatic symptoms in social phobia: A treatment based on rational emotive therapy and paradoxical interventions”. Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry, 23, 199-211.

Scholing, A. i Emmelkamp, P. M. G. (1993). “Cognitive-behavioural treatment of fear of blushing, trembling or sweating”. Behavior Research and Therapy, 23, 155-170.

Wells, A. i Papageorgion, C. (1998). “Social Phobia: Effects of external attention on anxiety, negative beliefs and perspective taking”. Behavior Therapy, 29(3), 357-370.

 

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Fóbies específiques

Els programes de realitat virtual aplicats al tractament de la por

La realitat virtual permet de recrear o de reproduir escenaris del món real mitjançant programes i equips especialitzats. És un recurs tècnic i terapèutic de gran ajut en la superació de diverses pors: l’agorafòbia, la fòbia a volar, la claustrofòbia, etc. Permet a l’usuari dels serveis psicològics exposar-se a les situacions temudes i actuar-hi, en un ambient segur, on pot explorar lliurement, sentir, viure i reviure sentiments i pensaments, a la consulta i sense sentir-se observat pels altres.

L’usuari disposa de diferents escenaris i situacions, com recórrer un aeroport, viatjar amb avió, amb autobús o amb metro, passejar per uns grans magatzems i comprar-hi, passar per un túnel, pujar a un ascensor, etc. En cadascun d’aquests escenaris, l’usuari té l’oportunitat d’interaccionar amb l’ambient i podrà sentir-hi converses, demanar la parada, pujar o baixar del mitjà de transport, agafar un llibre, fer cua davant d’un mostrador i fins i tot enfrontar-se a situacions conflictives amb una caixera.

Mitjançant un procediment d’exposició progressiva, en què es graduen les situacions per anar avançant des de les execucions més fàcils fins a les més difícils, a poc a poc, a partir del coneixement i del domini que li proporcionin les interaccions en la realitat virtual, el pacient podrà enfrontar-se a la por en el món real.

La realitat virtual aconsegueix una elevada sensació de presència, és a dir, la sensació que s’està dins de cada escenari. Aquesta sensació apareix en funció de diferents factors. Un primer factor es refereix als indicis perceptius, que depenen, en part, d’un ambient més o menys ric i detallista, però també de l’esforç per viure i per interpretar l’experiència com si fos verídica. Un segon factor és la immersió. Per exemple, al cinema ens fiquem a la pel·lícula gràcies a una pantalla gran, als llums apagats, al so envoltant, etc. En la realitat virtual, la immersió s’acostuma a aconseguir mitjançant unes ulleres i un equip de projecció. L’últim factor fa referència a la interacció, que, com s’ha comentat anteriorment, converteix l’usuari en un participant actiu, amb l’opció d’interaccionar amb elements de l’escenari: agafar i deixar anar objectes, moure’s per situacions diverses, afegir gent, accionar aparells, obrir i tancar portes, etc.

Els estudis realitzats fins ara indiquen que la tècnica de la realitat virtual aconsegueix canvis clínicament i estadísticament significatius en diverses fòbies.

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Font: Estela Massagué. Clínica de l’Ansietat.

Vídeo il·lustratiu

RTVE. “Mala vida” (problemes de salut mental incapacitants). Comando Actualidad. Programa emès el 22-10-2014. A partir del minut 55:55, reportatge realitzat a la Clínica de l’Ansietat sobre tecnologies aplicades a la superació de diverses fòbies.

Vídeo il-lustratiu: Muestra Realidad Virtual aplicada al miedo a volar

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Crisis de pànic i agorafòbia

L’agorafòbia: L’origen i el manteniment

L’adquisició de la por de les situacions agorafòbiques

Hi ha diversos factors que interactuen o que sumen les seves influències, tot i que és difícil d’establir què n’és una causa, què n’és una conseqüència o quan existeix una relació entre variables.

Entre  elsfactors que s’han estudiat són les experiències traumàtiques directes fora de casa, com atacs de pànic, desmais, asfíxiales; les característiques de la personalitat, l’atribució errònia de sensacions ,  o la vulnerabilitat genètica com a factor de rellevància.

Els esdeveniments estressants

La gran majoria de les persones amb agorafòbia informen d’haver passat per un període d’estrès o per esdeveniments vitals importants en l’època en què va començar l’agorafòbia: conflictes interpersonals amb el marit o amb algun altre familiar, un divorci o una separació, un naixement o un avortament, la malaltia o la defunció d’una persona significativa, una reacció al consum de drogues, malalties o operacions importants, estrès laboral o escolar, o problemes econòmics, entre d’altres.

L’estrès pot originar fòbies només en persones particularment vulnerables. Aquesta vulnerabilitat és probable que sigui el resultat de la interacció entre les variables biològiques, les ambientals i les psicològiques.

Les característiques personals i les experiències durant la infància

És possible trobar una sèrie de característiques en les persones que pateixen agorafòbia que poden contribuir al desenvolupament d’aquest trastorn. Algunes d’elles són la susceptibilitat a l’ansietat, l’assertivitat i la confiança en ells mateixos escasses, l’ansietat i el retraïment social elevats, la por de l’avaluació negativa, l’alta recerca d’aprovació, estratègies ineficaces per afrontar l’estrès, la tendència a l’evitació dels problemes interpersonals, l’ansietat tret elevada, el neuroticisme elevat, l’elevada sensibilitat al dany, l’elevada introversió o la inhibició conductual davant de coses desconegudes.

És possible que el fet de viure algunes experiències durant la infància estigui relacionat amb l’agorafòbia: una mare o un pare sobreprotectors o mancats d’afecte poden interferir en el desenvolupament de la independència i del sentiment de competència del nen. Pot ser que l’ansietat per separació en la infància estigui relacionada amb el desenvolupament d’un trastorn de pànic en la vida adulta i que l’abús sexual i el maltractament físic a edats primerenques de la vida siguin factors de risc per desenvolupar diversos trastorns psicopatològics.

L’activació fisiològica i les sensacions corporals

A més dels factors comentats anteriorment (les situacions temudes, els esdeveniments estressants i l’ansietat elevada), hi ha altres factors que poden produir o facilitar l’aparició de sensacions corporals, com ara:

  1. Els problemes mèdics endocrins, cardiovasculars, respiratoris o neurològics.
  2. Els factors biològics com els canvis hormonals o la predisposició per tenir sensacions corporals.
  3. Les imatges i els pensaments negatius amb relació a patir un atac de pànic, a la mort o a sofrir un desmai.
  4. Altres factors que poden facilitar o provocar l’activació fisiològica i les reaccions corporals com l’ús excessiu de cafeïna, de nicotina, d’alcohol o d’altres drogues o fàrmacs, l’excitació, la ira, la fatiga, la falta de son, l’exercici, els canvis posturals ràpids o la calor.
  5. La hiperventilació.

La hipervigilància o atenció centrada en els elements amenaçants de les situacions temudes i en determinades sensacions corporals associades a l’ansietat, pot facilitar l’ocurrència d’episodis d’ansietat o de pànic, ja que es perceben les sensacions subjectivament de manera magnificada i augmenta l’activació fisiològica.

La interpretació de les sensacions com a senyals de perill, d’ansietat o de pànic

Els subjectes poden pensar que les sensacions corporals presagien o tindran conseqüències perilloses o catastròfiques (un atac de cor, un desmai, la mort, una incapacitat, una pèrdua de control) o que són senyals que avisen que aquestes conseqüències ja estan passant.

La percepció té un paper molt important en aquest tipus de trastorns. La percepció dels canvis fisiològics, s’ajusti o no a la realitat, acostuma a caracteritzar-se per ser més precisa en els subjectes amb atacs de pànic i agorafòbia. Aquests subjectes són capaços de detectar canvis fisiològics molt subtils, tot i que normalment no en són conscients.

La sensació de perill provocada per l’activació fisiològica produeix un increment addicional d’aquesta activació mitjançant la hiperventilació o altres mecanismes, de manera que es tanca un cercle viciós que pot provocar un episodi d’ansietat o un atac de pànic.

Pot arribar a establir-se una associació directa entre determinades sensacions corporals i l’ansietat o el pànic (condicionament interoceptiu).

La fugida i l’evitació de les situacions temudes

L’anticipació o l’ocurrència d’un atac d’ansietat o de pànic, els pensaments catastròfics i el desig d’evitar la vergonya social, fan més probable que el subjecte fugi de la situació. Hi ha dues maneres de fugir-ne: marxar de la situació temuda o romandre en ella fent la fugida desviant l’atenció cap a altres estímuls.

Els agorafòbics utilitzen una gran varietat d’estratègies, a banda de la fugida i la distracció, per afrontar els atacs de pànic: medicar-se, beure alcohol, aguantar, relaxació, pensar que l’atac passarà aviat, estirar-se, respiració, imatges agradables, fumar, etc.

La conducta de fugida es veu reforçada per la reducció de l’ansietat, per la sensació de seguretat i fins i tot per l’atenció i pel suport dels altres.

L’ansietat anticipatòria apareix davant la possibilitat d’entrar en una situació temuda o de patir alguna conseqüència temuda, cosa que facilita la hipervigilància de determinades sensacions corporals, fet que, a la vegada, pot afavorir detectar certes sensacions, incrementar l’activació fisiològica i produir por o ansietat.

Hi ha persones que desenvolupen un trastorn de pànic però sense agorafòbia; és a dir, no presenten l’evitació agorafòbica i mantenen una actitud d’afrontament davant les dificultats. Aquestes persones tenen una sensació de control personal i una tolerància a l’ansietat més grans, i obtenen menys beneficis de la conducta d’evitació (suport social, reducció de l’ansietat, etc.).

La conducta d’evitació acostuma a tenir conseqüències negatives, com ara la reducció dels contactes socials, la depressió, la baixa autoestima, la interferència amb les activitats d’oci, la disfunció sexual o problemes laborals, maritals i familiars.

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Font: E. Massagué. Clínica de l’Ansietat. Madrid i Barcelona. Especialistes en el tractament de l’ansietat.

Més informació

-Bados, A. (1995a). Agorafobia: Naturaleza, etiología y evaluación. Barcelona: Paidós

-Bados, A. (2000). Agorafobia y ataques de pánico. Madrid: Pirámide.

-Botella, C. y Ballester, R. (1997). Trastorno de pánico: Evaluación y tratamiento. Barcelona: Martínez Roca

-Echeburúa, E. y de Corral, P. (1992). La agorafobia. Nuevas perspectivas de evaluación y tratamiento. Valencia: Promolibro.

-Marks,I.M.(1991a).Miedos, fobias y rituales: (1) Los mecanismos de la ansiedad.B arcelona: Martínez Roca

-Roca, E; Roca, B.(1999). Cómo tratar con éxito el pánico (con o sin agorafobia). Valencia. ACDE

Vídeo il-lustratiu: Agorafobia y fobia social

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Prevenció de l’Ansietat

Ansietat i exercici físic

Des de diverses institucions relacionades amb l’exercici físic i la salut s’insisteix en els beneficis que té l’exercici físic per al nostre organisme, i en la necessitat que les activitats d’aquest tipus formin part dels nostres hàbits quotidians. L’exercici físic millora el funcionament de diferents sistemes corporals: el sistema cardiovascular, locomotor, metabòlic, endocrí i nerviós. Així, per exemple, s’han descrit els beneficis que tenen en malalties com la hipertensió, l’asma, la osteoporosis, la diabetis mellitus tipus 2 i els problemes renals. L’exercici físic també prevé malalties coronàries, l’obesitat, lesions lumbars i hèrnies de disc, i ajuda a reduir la probabilitat de patir alguns càncers. D’altra banda, està implicat en la regulació de diferents funcions corporals (son, gana, sexualitat).

Els efectes de l’exercici físic a nivell psicològic han estat menys estudiats. Malgrat això, se sap que practicar regularment exercici físic contribueix a millor l’estat d’ànim i augmenta la sensació de benestar. En els últims anys han aparegut treballs que relacionen l’exercici físic amb l’ansietat i la depressió, els quals suggereixen que podria ser un procediment natural adequat per contribuir a la prevenció i el tractament d’aquestes malalties.

Exercici físic i efectes en la salut mental

La pràctica d’exercici físic té un efecte beneficiós sobre l’ansietat i millora l’estat d’ànim. Aquests efectes s’han observat en edats diferents (nens, joves, adults i ancians) i en ambdós sexes. Els beneficis s’aprecien després d’una sessió puntual d’exercici i també amb la pràctica regular d’activitat física.

Els estudis que examinen la relació entre l’exercici físic i la depressió conclouen que la pràctica regular d’activitat física tenen efectes antidepressius en pacients amb nivells entre lleus i moderats de depressió. No obstant això, es desconeix la relació entre l’exercici físic i la depressió severa.

La majoria d’estudis apareguts sobre la relació entre l’exercici físic i l’ansietat conclouen que la pràctica puntual d’exercici físic pot reduir el nivell d’ansietat estat —reacció d’ansietat experimentada en una situació concreta i limitada.

De la mateixa manera, alguns treballs indiquen que la pràctica regular d’exercici podria reduir, també els nivells d’ansietat tret, és a dir, l’ansietat general vinculada a factors biològics i de personalitat pròpia de les persones predisposades a ser més ansioses, impressionables, amb tendència a sobrevalorar els riscos i a mantenir un niell d’alerta elevat.

Els mecanismes que podrien estar implicats en la relació entre exercici i ansietat són, principalment, biològic i psicològics.

Mecanismes psicològics

L’exercici físic regular millor l’estat d’ànim. Diversos estudis han demostrat que facilita la gestió d’emocions negatives com ara la ira i la ràbia. D’altra banda, ajuda a millorar la qualitat del son.

Les persones que realitzen exercici físic aconsegueixen evadir-se de les preocupacions o problemes durant l’activitat; millora la sensació de fortalesa, de seguretat i de control sobre si mateix i sobre el medi. En aquest sentit, l’exercici físic ajuda a millorar la nostra percepció d’autoeficiència.

La pràctica d’exercici físic pot millorar l’autoestima. Els canvis en el cos poder millorar la nostra imatge corporal i fer que ens sentim millor amb el nostre físic. D’altra banda, també pot augmentar el sentiment de major domini en habilitats i capacitats físiques.

Finalment, la pràctica d’exercici físic pot ser una bona oportunitat de conèixer gent i establir relacions amb altres persones. Tenir relacions socials pot ajudar en el nostre procés de canvi, i ens pot servir de suport social, de distracció dels nostres problemes, de reforç, etc.

Mecanismes biològics

L’exercici físic millora la regulació del sistema cardiovascular i respiratori i incideix sobre el sistema nerviós autònom (SNA). Aquesta millora podria incrementar l’habilitat del nostre organisme per modular la nostra reacció davant de les demandes de la por. Hi ha investigacions relacionades una disminució important de la pressió sanguínia i de la freqüència cardíaca, en situació d’estrès, amb la pràctica regular d’exercici aeròbic. La pràctica d’exercici podria millorar el funcionament del SNA.

L’exercici físic estimula el sistema immunològic, ja que facilita l’eliminació de substàncies nocives de l’organisme i en propicia la regeneració. També afavoreix l0increment del nombre de limfòcits —glòbuls blancs— i disminueix el risc d’aparició de malalties.

La pràctica d l’exercici produeix, a llarg termini, un increment dels nivells de noradrenalina, implicada amb la resposta de l’organisme a l’estrès, i de serotonina. L’augment dels nivells de serotonina a nivell cerebral pot contribuir a millorar el nostre estat d’ànim i a reduir l’ansietat. L’exercici físic estimularia de manera natural la disponibilitat d’aquest neurotransmissor. D’aquesta manera, també està implicat en la reducció dels nivells de cortisol, l’hormona que participa en la resposta de l’organisme a l’estrès.

L’exercici física estimula la glàndula pituïtària, per a la producció d’endorfines. Les endorfines són hormones vinculades a les funcions de neurotransmissió, implicades en la regulació del dolor i la sensació de benestar. L’estimulació natural d’aquest sistema amb l’exercici físic provoca analgèsia —sensació de dolor menor— i millora l’estat d’ànim pels efectes euforitzants i relaxants. Per això, també s’aconsella practicar exercici físic a les persones que pateixin malalties amb dolor: artritis, fibromiàlgia, etc.

Quan d’exercici es necessita?

Com a norma general, es pot concloure que qualsevol tipus d’activitat física, per petita i curta que sigui, resulta beneficiosa per a la salut. Existeixen molts treballs que han examinat quan d’exercici físic és necessari per observar canvis importants en nivells d’ansietat. Es recomana:

  • que les persones practiquin activitat física vigorosa regularment.
  • que realitzin més d’una activitat i que practiquin tant exercicis aeròbics (nadar, córrer, anar en bicicleta, etc.) com anaeròbic (peses, flexions, estiraments, etc.). En aquest sentit, és important remarcar que els estudis revisats consideren que l’exercici físic de tipus aeròbic resulta més beneficiós per reduir l’ansietat que no pas l’exercici anaeròbic.
  • les activitats físiques escollides han de ser agradables i plaents, és l’única manera d’aconseguir que es practiquin habitualment.
  • practicar exercici d’intensitat entre moderada i elevada tres vegades a la setmana durant 30-40 minuts pot reduir el nivell d’ansietat. Així, per exemple, anar caminant de manera ràpida fins al lloc de feina, o baixar unes parades abans de l’autobús i fer a peu l’últim tram del recorregut podria convertir-se en una pràctica habitual i saludable per a l’organisme. Es pot complementar amb un partit de bàsquet setmanal amb els amics, amb una visita al gimnàs un parell de vegades a la setmana o amb una taula d’exercicis a casa mentre escoltem música. La idea que es pretén transmetre amb aquests exemples és que l’exercici físic ha de formar part de la vida quotidiana, i no hi ha res millor que intentar adaptar-lo a les nostres necessitats i costums. Només així s’aconsegueix practicar-lo regularment.

Una última recomanació

És important que les persones que pateixen algun problema físic consultin el seu metge sobre l’exercici més adequat.

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Font: Noemí Guillamón (2008). Clínica de l’Ansietat. Psicòlegs a Barcelona i Madrid. Especialistes en el tractament de l’ansietat.

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Tractament de l’Ansietat

Apuntes para el abordaje del afrontamiento contraproducente de la ansiedad (Text en castellà)

“¿Cómo se crean los problemas y cómo son mantenidos mediante tentativas erróneas por resolver una dificultad?. Una cuidadosa exploración de estas tentativas no solo muestra qué clase de cambio no ha de ser intentado sino que revela también qué es lo que mantiene la situación que ha de ser cambiada y dónde, por tanto, ha de ser aplicado el cambio”. Watzlawick en “Cambio”.

Entendemos por afrontamiento contraproducente aquel  que, dirigido a la búsqueda de unos determinados objetivos, con unos determinados medios y procedimiento, no sólo no los alcanza, sino que sus efectos son opuestos a la intención de quien los ejecuta. De esta manera, no contribuyen a la pretendida solución o mejora del problema sino que lo complican y sostienen.

Al hablar de afrontamiento contraproducente en trastornos por ansiedad nos referirnos a estrategias relativamente comunes realizadas repetidamente por el paciente para controlar las consecuencias indeseables del trastorno, pero que, sin embargo contribuyen a mantenerlo y perpetuarlo.

El afrontamiento  contraproducente  no viene básicamente definido por sus resultados (lo que podría llevarnos a una definición tautológica al tomar el resultado como elemento crítico definitorio de AC, es decir, a entender el afrontamiento en términos de resultado), viene también definido por los procesos que lo integran -llamados colaterales, aunque a veces son simplemente centrales- y por una perversión del modo de control al que responden las operaciones.

En consecuencia, como es lógico, la desarticulación o neutralización del aforntamiento contraproducente (AC) se centra sobre modos, operaciones, y procesos. No obstante, dado el componente sistémico del conjunto de relaciones y elementos a los que venimos refiriéndonos, también puede incidirse sobre los resultados, de manera que repercuta en una alteración de modos, operaciones y procesos -por ejemplo, el alivio sintomatológico, en tanto en cuanto disminuye la conciencia de enfermedad, favorece y posibilita la reducción de la prevención abusiva-.

A primera vista, desde una posición ingenua, podría parecer que una vez identificado el tipo de afrontamiento contraproducente, bastaría con desaconsejarlo para que dejasen de emitirse. Igual ingenuidad supone considerar que la prescripción de “lo que hay que hacer” -afrontamiento adecuado- substituye y desplaza automáticamente a “lo que no hay que hacer” -afrontamiento inadecuado-, y por tanto ni siquiera habría que ocuparse de si existe y en qué consiste, puesto que quedaría anulado en cualquier caso. No necesariamente es así, puede ser incluso a la inversa.

Los recursos terapéuticos para el abordaje del Afrontamiento Contraproducente no son especiales, ni técnica o teóricamente distintos de los utilizados para modificación de la acción -conducta, pensamiento, emoción- o su desarrollo, y la resolución de problemas. En cuanto a su diseño, no forman parte separada o previa del tratamiento, sino que son constitutivas del mismo dentro de la estrategia general previamente concebida y secuenciada.

No obstante,  queremos destacar algunos  procedimientos singularmente útiles en el abordaje del afrontamiento contraproducente.

 Psicoeducación

Básicamente consiste en la información   al   paciente,  detallada, rigurosa y didáctica del fenómeno de la ansiedad en general, y en particular sobre el alcance, naturaleza y sentido de los síntomas; normalidad, anormalidad.

Es común que los pacientes ansiosos hayan pasado antes por la consulta del médico de cabecera, u otros, que por la del psicólogo. A lo sumo, le han explicado lo que no tiene, pero no lo que tiene. El hecho de que en la visita de urgencias o en una regular le hayan descartado cualquier etiología orgánica, tranquiliza al enfermo dos o tres días, es decir, la autoridad del médico y el interés que haya puesto en estudiarle, permiten al paciente romper los procesos de sospecha y generación de indicios, y la interpretación catastrófica de los síntomas, durante tres o cuatro días, pero después la reaparición de las molestias pone de manifiesto una incongruencia entre “no tener nada” como dice el médico y sentirse mal, como nota el paciente. La disonancia cognoscitiva que se produce, reabre de nuevo el camino de la sospecha y el abuso de la prevención. mediante operaciones que llevan aparejadas.

Una información sencilla, comprensible y veraz, que permita entender “lo psicosomático“, es decir la relación entre la ansiedad como fenómeno psicológico y sus manifestaciones físicas, ayuda a resolver falsas incongruencias, contradicciones que tienden a resolverse por mal camino.

La mejor comprensión del problema, mediante análisis funcionales compartidos con el paciente, permite a éste cambiar las reglas de relación a través de las cuales entendía o actuaba sobre su problema,  propicia su modificación.

Por otro lado, la información acota y “desautoriza” el cálculo de riesgos basado sobre el desconocimiento de lo que se padece o sobre supuestos o prejuicios infundados. Restringe, además,  la posibilidad de generar duda e incertidumbre como mecanismos defensivos o inhibitorios.

Es evidente que, aunque no se den afrontamientos contraproducentes, el clínico tiene la obligación de informar y el paciente el derecho de ser informado, siendo además imprescindible para establecer adecuadamente el vínculo terapéutico.

Contención

Los   recursos   de   contención   se refieren a los personales, técnicos o situacionales, que el terapeuta puede disponer al hacerse “depositario“, copartícipe o corresponsable de lo que al paciente, desbordado o excedido -por eso consulta-, le pasa en relación con el objeto de consulta.

La contención puede componerse de muchos elementos, pero a los efectos de este trabajo, vamos a referirnos a:

  • El acogimiento -ser  entendido-.  Se refiere  al  modo  como  se  establece  la  relación  interpersonal  que  soporta  la  profesional:  respeto,  interés,  capacidad  de  escucha,  amabilidad,  implicación,  receptividad.
  • La co-responsabilización -ser atendido-.  Se refiere  a  los  aspectos  relacionados  con  “hacerse  cargo  del  caso”  por  parte  del  especialista,  lo  que  implica  un  modo  de  ser  partícipe  del   asunto  por  el  que  el  paciente  pide  asistencia y respecto del cual el especialista se ha convertido provisionaelmente en un recurso.

Estos dos aspectos,  producen una contención de la ansiedad del paciente sobre la base de tener no sólo un depositario competente, sino también un apoyo, un cooperante  en la resolución del problema.

La contención, tiene un valor estimable por lo que se refiere a la obtención de los primeros resultados terapéuticos, la creación del vínculo terapéutico, el seguimiento de prescripciones -corresponsabilidad por parte del paciente-, exigencia y asunción de mayores riesgos, y  mejor tolerancia del incremento de la ansiedad que inicialmente pueda suponer asumir dichos riesgos.

Evidenciar la relación entre el pensamiento y la activación psico-biológica     

La explicación   y   demostración   práctica    de  las   relaciones   entre pensamiento   y  activación   psico-biológica  es necesaria para la regulación de los efectos perversos de algunos usos de la anticipación. El paciente ha de recibir una explicación sencilla y clara, ilustrada con ejemplos corrientes, complementada con unos ejercicios prácticos. Conviene utilizar algunos aparatos -galvanómetro, electromiografo, taquistógrafo, etc.- que puedan objetivar la respuesta ansiosa frente a diversas situaciones planteadas por el especialista, o imaginadas por el paciente. Puede utilizarse la listas de pabaras, por ejemplo la de Clark (1988) para ver el efecto de los pensamientos o asociaciones catastróficos.

El paciente advierte cómo puede autogenerar ansiedad, y cómo puede, en parte, reducirla regulando la actividad imaginaria, sobre la base de “controlar al controlador“.

Estas prácticas pueden formar parte del reprtorio de “experimentos conductuales”  (Bennett-Levy, J.; Butler, G.; Fennell, M. Y otros,, 2005) que normalmente se utilizan en los programas de tratamiento para evidenciar o poner a prueba determinados supuestos, creencias o esquemas explicativos.

Reetructuración cognitiva

Se utilizaría fundamentalmente para combatir  supuestos   básicos   deformados   y   pensamientos automáticos   sobre los que a menudo descansan las inferencias preventivas, o la atribución de significación de los síntomas. Puede ser también, efetiva en elabordaje de los sesgos atencional, interpretativo, falsacional y finalístico. A. Beck (1979), J. Beck (2000), A. Ellis (1980) o M. McKay (1981) ofrecen, entre otros, algunas ideas sobre cómo hacerlo.

Técnicas   paradójicas

Entre las técnicas paradógicas se cuentan  la prescripción del síntoma -que se percibe como involuntario- o del comportamiento anómalo, el empeoramiento deliberado el problema, la intención padojica,  la pescripción de la tarea impidiendo su éxito, entre otras.

Son técnicas o plantamientos especialmente efectivos en la modificación de conductas que implican considerable ansiedad anticipatoria, y de los bucles paradójicos que comúnmente forman parte constitutiva de los trastornos de ansiedad, como pudo verse en el capítulo cuarto de este libro. Están especialmente indicadas en el abordaje del afrontamiento contarproducente, ya que se centran sobre las “soluciones” que son, o se convierten en, el “problema”. J. Haley (1973), V. Frank(1977), P. Watzlawick (1976,), Nardone (2002, 2004) se cuentan entre los autores más significados entre los  expertos e impulsores  del uso de estas técnicas.

Identificación y replanteamiento  de   factores   de   autopronóstico   que   se autocumplen

Este apartado podría considerarse una extensión del anterior, pero por su singularidad y especificidad, se ha destacado aparte.

Dice Watzlawick (1988) que:  “Una  profecia  que  se  autocumple es una suposición o predicción que, por la sola razón de haberse hecho, convierte en realidad el suceso supuesto, esperado o profetizado y de esta manera confirma su propia exactitud. Por ejemplo, si alguien por alguna razón supone que se le desprecia se comportará precisamente por eso de un modo desconfiado, insoportable,  hipersensible,  que suscitará en los demás el propio desdén del cual el sujeto  estaba convencido y que queda así “probado”. En otras palabras, un hecho todavía no producido (es decir, futuro) determina efectos en el presente, efectos  que a su vez hicieron que cobrara realidad el hecho pronosticado (pag. 82-83, en “La realidad Inventada”).

Fenómenos de esta naturaleza son muy frecuentes en los trastornos por ansiedad, no solo cuando, para prevenirnos, imaginamos una situación -por ejemplo, dar una conferencia pública donde quedamos “embarrancados” por la ansiedad, originando con ello una fuerte intensificación de la respuesta emocional, que, efectivamente, acaba por comprometer el discurso-, sino muy particularmente en todo lo relacionado con el capítulo de consecuencias de segundo orden y atribución social de significación del síntoma.

Puede consultarse a este respecto (Watzlawick (1976, 1986, 1988)

Aceptación y compromiso

La llamada terapia de Aceptación y Compromiso, no basa su intervención en la lucha contra los síntomas, fuente de muchas de las estrategias de afrontamiento contraproducente, sino en  aceptación de ciertas experiencias personales de malestar  y sufrimiento inherentes a la condición humana, y  en el desarrollo de acciones dirigidas a valores y metas significativos para la persona.

En palabras de Wilson y Juliano (2008) “son muchas las personas que emplean la evitación de lo que les produce malestar de una forma generalizad y cronificada y, consecuentemente, viven una vida muy limitada en tanto que este patrón haya terminado por extender el sufrimiento a muchas facetas de su vida, viven en él con un coste personal muy elevado en términos de lo que querrían para su vida” (pág. 73).

Los aspectos básicos de la intervención son la clarificación de valores –dar pasos en la dirección que se puede cambiar y se elige hacerlo-, la exposición- caminar en la dirección elegida implica pasar por barreras y experiencias personales temidas-, desactivación de funciones y distanciamiento-aprender a tratar los pensamientos como pensamientos, diferenciar el yo de la conducta -, y, finalmente fortalecimiento de la aceptación de cierto sufrimiento o dificultad y el compromiso con los propios valores o metas.

En el ya citado libro de Wilson y Juliano (2008) o en Hayes, Strosahl y Wilson (2003) pueden encontrarse un buen número de técnicas y metáforas de notable efectividad terapéutica para el cambio de conducta.  Mención especial merece el texto de Eifert y Forsyth (2005) que versa sobre la Terapia de Aceptación y Compromiso aplicada a los trastornos de ansiedad.

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Fuente: J. Carlos Baeza Villarroel (2011). Clínica de la Ansiedad. Psicólogos y psiquiatras. Madrid y Barcelona.

Referencias para saber más

-BECK, A. T., JOHN, A., SHAW, B. F. Y EMERY, G. (1979). Cognitive Therapy of Depression. New York, The Guilford Press. Ed. Española (1983): Terapia cognitiva de la depresión. Bilbao: Desclee de Brouwer, S. A.

-BENNETT-LEVY, J.; BUTLER, G.; FENNELL, M. ET AL. (2005). Oxford Guide to Behavioural Experiments in Cognitive Therapy. Oxford New York: Oxford University Press.

-CLARK, D. M. (1988). A cognitive model of panic attacks. En S. Rachman y J. D. Maser (Comps.) Panic: Psychological perspectives. Lawrence Erlbaum Associates.

-CLARK, D. M. (1988). A cognitive approach to panic. Behaviour Research and Psychological Review, 51, 92-303.

-ELLIS, A. (1980). Razón y emoción en psicoterapia. (Título original: Reason and emotion in psychotherapy) Bilbao: Desclee de Brouwer, S. A.

-FRANKL, V. E. (1977). Das Leiden am sinnlosen Leben. Friburgo de Brisgovia. Herder. Versión castellana (1980): Ante el vacío existencial. Barcelona: Herder

-HAYES, S. C.; STROSAHL, WILSON, K. G. (2003). Aceptance and commitment therapy. New York: The Guilford Press.

-McKAY, M., DAVIS, M. Y FANNING, P. (1981). Thoughts & Feelings, The Art of Cognitive Stress Intervention. New Harbinger Publications. Traducción al castellano (1985): Técnicas cognitivas para el tratamiento del estrés. Barcelona: Martínez Roca, S. A.

-NARDONE, G. (2002). Psicosoluciones. Barcelona. Herder.

-NARDONE, g. (2004). El arte de la estratagema. RBA libros. Barcelona.

-WATZLAWICK, P., WAKLAND, J. H. Y FISCH, R. (1974). Change, Principles of Problem Formation and Problem Resolution. Nueva York: W. W. Norton, Inc. Ed. Española (1976). Cambio. Formación y solución de los problemas humanos. Barcelona: Herder, S. A.

-WATZLAWICK, P. (1988). Componentes de “realidades” ideológicas en Watzlawick (comp.). La realidad inventada. Barcelona: Ed. Gedisa, S. A.

-WILSON, K. G.  y JULIANO, M. C. ((2008). Terapia de aceptación y compromiso (ACT).Madrid: Pirámide

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“¿Cómo se crean los problemas y cómo son mantenidos mediante tentativas erróneas por resolver una dificultad?. Una cuidadosa exploración de estas tentativas no solo muestra qué clase de cambio no ha de ser intentado sino que revela también qué es lo que mantiene la situación que ha de ser cambiada y dónde, por tanto, ha de ser aplicado el cambio”. Watzlawick en “Cambio”.

Entendemos por afrontamiento contraproducente aquel  que, dirigido a la búsqueda de unos determinados objetivos, con unos determinados medios y procedimiento, no sólo no los alcanza, sino que sus efectos son opuestos a la intención de quien los ejecuta. De esta manera, no contribuyen a la pretendida solución o mejora del problema sino que lo complican y sostienen.

Al hablar de afrontamiento contraproducente en trastornos por ansiedad nos referirnos a estrategias relativamente comunes realizadas repetidamente por el paciente para controlar las consecuencias indeseables del trastorno, pero que, sin embargo contribuyen a mantenerlo y perpetuarlo.

El afrontamiento  contraproducente  no viene básicamente definido por sus resultados (lo que podría llevarnos a una definición tautológica al tomar el resultado como elemento crítico definitorio de AC, es decir, a entender el afrontamiento en términos de resultado), viene también definido por los procesos que lo integran -llamados colaterales, aunque a veces son simplemente centrales- y por una perversión del modo de control al que responden las operaciones.

En consecuencia, como es lógico, la desarticulación o neutralización del aforntamiento contraproducente  se centra sobre modos, operaciones, y procesos. No obstante, dado el componente sistémico del conjunto de relaciones y elementos a los que venimos refiriéndonos, también puede incidirse sobre los resultados, de manera que repercuta en una alteración de modos, operaciones y procesos -por ejemplo, el alivio sintomatológico, en tanto en cuanto disminuye la conciencia de enfermedad, favorece y posibilita la reducción de la prevención abusiva-.

A primera vista, desde una posición ingenua, podría parecer que una vez identificado el tipo de afrontamiento contraproducente, bastaría con desaconsejarlo para que dejasen de emitirse. Igual ingenuidad supone considerar que la prescripción de “lo que hay que hacer” -afrontamiento adecuado- substituye y desplaza automáticamente a “lo que no hay que hacer” -afrontamiento inadecuado-, y por tanto ni siquiera habría que ocuparse de si existe y en qué consiste, puesto que quedaría anulado en cualquier caso. No necesariamente es así, puede ser incluso a la inversa.

Los recursos terapéuticos para el abordaje del Afrontamiento Contraproducente no son especiales, ni técnica o teóricamente distintos de los utilizados para modificación de la acción -conducta, pensamiento, emoción- o su desarrollo, y la resolución de problemas. En cuanto a su diseño, no forman parte separada o previa del tratamiento, sino que son constitutivas del mismo dentro de la estrategia general previamente concebida y secuenciada.

No obstante,  queremos destacar algunos  procedimientos singularmente útiles en el abordaje del afrontamiento contraproducente.

Psicoeducación

Básicamente consiste en la información   al   paciente,  detallada, rigurosa y didáctica del fenómeno de la ansiedad en general, y en particular sobre el alcance, naturaleza y sentido de los síntomas; normalidad, anormalidad.

Es común que los pacientes ansiosos hayan pasado antes por la consulta del médico de cabecera, u otros, que por la del psicólogo. A lo sumo, le han explicado lo que no tiene, pero no lo que tiene. El hecho de que en la visita de urgencias o en una regular le hayan descartado cualquier etiología orgánica, tranquiliza al enfermo dos o tres días, es decir, la autoridad del médico y el interés que haya puesto en estudiarle, permiten al paciente romper los procesos de sospecha y generación de indicios, y la interpretación catastrófica de los síntomas, durante tres o cuatro días, pero después la reaparición de las molestias pone de manifiesto una incongruencia entre “no tener nada” como dice el médico y sentirse mal, como nota el paciente. La disonancia cognoscitiva que se produce, reabre de nuevo el camino de la sospecha y el abuso de la prevención. mediante operaciones que llevan aparejadas.

Una información sencilla, comprensible y veraz, que permita entender “lo psicosomático“, es decir la relación entre la ansiedad como fenómeno psicológico y sus manifestaciones físicas, ayuda a resolver falsas incongruencias, contradicciones que tienden a resolverse por mal camino.

La mejor comprensión del problema, mediante análisis funcionales compartidos con el paciente, permite a éste cambiar las reglas de relación a través de las cuales entendía o actuaba sobre su problema,  propicia su modificación.

Por otro lado, la información acota y “desautoriza” el cálculo de riesgos basado sobre el desconocimiento de lo que se padece o sobre supuestos o prejuicios infundados. Restringe, además,  la posibilidad de generar duda e incertidumbre como mecanismos defensivos o inhibitorios.

Es evidente que, aunque no se den afrontamientos contraproducentes, el clínico tiene la obligación de informar y el paciente el derecho de ser informado, siendo además imprescindible para establecer adecuadamente el vínculo terapéutico.

Contención

Los   recursos   de   contención   se refieren a los personales, técnicos o situacionales, que el terapeuta puede disponer al hacerse “depositario“, copartícipe o corresponsable de lo que al paciente, desbordado o excedido -por eso consulta-, le pasa en relación con el objeto de consulta.

La contención puede componerse de muchos elementos, pero a los efectos de este trabajo, vamos a referirnos a:

  • El acogimiento -ser  entendido-.  Se refiere  al  modo  como  se  establece  la  relación  interpersonal  que  soporta  la  profesional:  respeto,  interés,  capacidad  de  escucha,  amabilidad,  implicación,  receptividad.
  • La co-responsabilización -ser atendido-.  Se refiere  a  los  aspectos  relacionados  con  “hacerse  cargo  del  caso”  por  parte  del  especialista,  lo  que  implica  un  modo  de  ser  partícipe  del   asunto  por  el  que  el  paciente  pide  asistencia y respecto del cual el especialista se ha convertido provisionaelmente en un recurso.

Estos dos aspectos,  producen una contención de la ansiedad del paciente sobre la base de tener no sólo un depositario competente, sino también un apoyo, un cooperante  en la resolución del problema.

La contención, tiene un valor estimable por lo que se refiere a la obtención de los primeros resultados terapéuticos, la creación del vínculo terapéutico, el seguimiento de prescripciones -corresponsabilidad por parte del paciente-, exigencia y asunción de mayores riesgos, y  mejor tolerancia del incremento de la ansiedad que inicialmente pueda suponer asumir dichos riesgos.

Evidenciar la relación entre el pensamiento y la activación psico-biológica     

La explicación   y   demostración   práctica    de  las   relaciones   entre pensamiento   y  activación   psico-biológica  es necesaria para la regulación de los efectos perversos de algunos usos de la anticipación. El paciente ha de recibir una explicación sencilla y clara, ilustrada con ejemplos corrientes, complementada con unos ejercicios prácticos. Conviene utilizar algunos aparatos -galvanómetro, electromiografo, taquistógrafo, etc.- que puedan objetivar la respuesta ansiosa frente a diversas situaciones planteadas por el especialista, o imaginadas por el paciente. Puede utilizarse la listas de pabaras, por ejemplo la de Clark (1988) para ver el efecto de los pensamientos o asociaciones catastróficos.

El paciente advierte cómo puede autogenerar ansiedad, y cómo puede, en parte, reducirla regulando la actividad imaginaria, sobre la base de “controlar al controlador“.

Estas prácticas pueden formar parte del reprtorio de “experimentos conductuales”  (Bennett-Levy, J.; Butler, G.; Fennell, M. Y otros,, 2005) que normalmente se utilizan en los programas de tratamiento para evidenciar o poner a prueba determinados supuestos, creencias o esquemas explicativos.

Reetructuración cognitiva

Se utilizaría fundamentalmente para combatir  supuestos   básicos   deformados   y   pensamientos automáticos   sobre los que a menudo descansan las inferencias preventivas, o la atribución de significación de los síntomas. Puede ser también, efetiva en elabordaje de los sesgos atencional, interpretativo, falsacional y finalístico. A. Beck (1979), J. Beck (2000), A. Ellis (1980) o M. McKay (1981) ofrecen, entre otros, algunas ideas sobre cómo hacerlo.

Técnicas   paradójicas

Entre las técnicas paradógicas se cuentan  la prescripción del síntoma -que se percibe como involuntario- o del comportamiento anómalo, el empeoramiento deliberado el problema, la intención padojica,  la pescripción de la tarea impidiendo su éxito, entre otras.

Son técnicas o plantamientos especialmente efectivos en la modificación de conductas que implican considerable ansiedad anticipatoria, y de los bucles paradójicos que comúnmente forman parte constitutiva de los trastornos de ansiedad, como pudo verse en el capítulo cuarto de este libro. Están especialmente indicadas en el abordaje del afrontamiento contarproducente, ya que se centran sobre las “soluciones” que son, o se convierten en, el “problema”. J. Haley (1973), V. Frank(1977), P. Watzlawick (1976,), Nardone (2002, 2004) se cuentan entre los autores más significados entre los  expertos e impulsores  del uso de estas técnicas.

Identificación y replanteamiento  de   factores   de   autopronóstico   que   se autocumplen

Este apartado podría considerarse una extensión del anterior, pero por su singularidad y especificidad, se ha destacado aparte.

Dice Watzlawick (1988) que:  “Una  profecia  que  se  autocumple es una suposición o predicción que, por la sola razón de haberse hecho, convierte en realidad el suceso supuesto, esperado o profetizado y de esta manera confirma su propia exactitud. Por ejemplo, si alguien por alguna razón supone que se le desprecia se comportará precisamente por eso de un modo desconfiado, insoportable,  hipersensible,  que suscitará en los demás el propio desdén del cual el sujeto  estaba convencido y que queda así “probado”. En otras palabras, un hecho todavía no producido (es decir, futuro) determina efectos en el presente, efectos  que a su vez hicieron que cobrara realidad el hecho pronosticado (pag. 82-83, en “La realidad Inventada”).

Fenómenos de esta naturaleza son muy frecuentes en los trastornos por ansiedad, no solo cuando, para prevenirnos, imaginamos una situación -por ejemplo, dar una conferencia pública donde quedamos “embarrancados” por la ansiedad, originando con ello una fuerte intensificación de la respuesta emocional, que, efectivamente, acaba por comprometer el discurso-, sino muy particularmente en todo lo relacionado con el capítulo de consecuencias de segundo orden y atribución social de significación del síntoma.

Puede consultarse a este respecto (Watzlawick (1976, 1986, 1988)

Aceptación y compromiso

La llamada terapia de Aceptación y Compromiso, no basa su intervención en la lucha contra los síntomas, fuente de muchas de las estrategias de afrontamiento contraproducente, sino en  aceptación de ciertas experiencias personales de malestar  y sufrimiento inherentes a la condición humana, y  en el desarrollo de acciones dirigidas a valores y metas significativos para la persona.

En palabras de Wilson y Juliano (2008) “son muchas las personas que emplean la evitación de lo que les produce malestar de una forma generalizad y cronificada y, consecuentemente, viven una vida muy limitada en tanto que este patrón haya terminado por extender el sufrimiento a muchas facetas de su vida, viven en él con un coste personal muy elevado en términos de lo que querrían para su vida” (pág. 73).

Los aspectos básicos de la intervención son la clarificación de valores –dar pasos en la dirección que se puede cambiar y se elige hacerlo-, la exposición- caminar en la dirección elegida implica pasar por barreras y experiencias personales temidas-, desactivación de funciones y distanciamiento-aprender a tratar los pensamientos como pensamientos, diferenciar el yo de la conducta -, y, finalmente fortalecimiento de la aceptación de cierto sufrimiento o dificultad y el compromiso con los propios valores o metas.

En el ya citado libro de Wilson y Juliano (2008) o en Hayes, Strosahl y Wilson (2003) pueden encontrarse un buen número de técnicas y metáforas de notable efectividad terapéutica para el cambio de conducta.  Mención especial merece el texto de Eifert y Forsyth (2005) que versa sobre la Terapia de Aceptación y Compromiso aplicada a los trastornos de ansiedad.

Fuente: J. Carlos Baeza Villarroel (2011). Clínica de la Ansiedad. Psicólogos y psiquiatras. Madrid y Barcelona.

Referencias para saber más

-BECK, A. T., JOHN, A., SHAW, B. F. Y EMERY, G. (1979). Cognitive Therapy of Depression. New York, The Guilford Press. Ed. Española (1983): Terapia cognitiva de la depresión. Bilbao: Desclee de Brouwer, S. A.

-BENNETT-LEVY, J.; BUTLER, G.; FENNELL, M. ET AL. (2005). Oxford Guide to Behavioural Experiments in Cognitive Therapy. Oxford New York: Oxford University Press.

-CLARK, D. M. (1988). A cognitive model of panic attacks. En S. Rachman y J. D. Maser (Comps.) Panic: Psychological perspectives. Lawrence Erlbaum Associates.

-CLARK, D. M. (1988). A cognitive approach to panic. Behaviour Research and Psychological Review, 51, 92-303.

-ELLIS, A. (1980). Razón y emoción en psicoterapia. (Título original: Reason and emotion in psychotherapy) Bilbao: Desclee de Brouwer, S. A.

-FRANKL, V. E. (1977). Das Leiden am sinnlosen Leben. Friburgo de Brisgovia. Herder. Versión castellana (1980): Ante el vacío existencial. Barcelona: Herder

-HAYES, S. C.; STROSAHL, WILSON, K. G. (2003). Aceptance and commitment therapy. New York: The Guilford Press.

-McKAY, M., DAVIS, M. Y FANNING, P. (1981). Thoughts & Feelings, The Art of Cognitive Stress Intervention. New Harbinger Publications. Traducción al castellano (1985): Técnicas cognitivas para el tratamiento del estrés. Barcelona: Martínez Roca, S. A.

-NARDONE, G. (2002). Psicosoluciones. Barcelona. Herder.

-NARDONE, g. (2004). El arte de la estratagema. RBA libros. Barcelona.

-WATZLAWICK, P., WAKLAND, J. H. Y FISCH, R. (1974). Change, Principles of Problem Formation and Problem Resolution. Nueva York: W. W. Norton, Inc. Ed. Española (1976). Cambio. Formación y solución de los problemas humanos. Barcelona: Herder, S. A.

-WATZLAWICK, P. (1988). Componentes de “realidades” ideológicas en Watzlawick (comp.). La realidad inventada. Barcelona: Ed. Gedisa, S. A.

-WILSON, K. G.  y JULIANO, M. C. ((2008). Terapia de aceptación y compromiso (ACT).Madrid: Pirámide

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Fuente: J. Carlos Baeza Villarroel (2011). Clínica de la Ansiedad. Psicólogos y psiquiatras. Madrid y Barcelona.

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Ansietat i altres

Ansietat davant els exámens (text en castellà)

Caso

“…Me levanto por la mañana y lo primero que viene a la cabeza es el examen de la semana que viene. Me empiezo a poner nerviosa y se me hace un nudo en el estómago…. Seguro que no lo he preparado lo suficiente y suspenderé…a lo peor me quedo en blanco, me bloqueo… Tengo que ponerme a estudiar, pero se me hace una montaña… Me sudan las manos y me cuesta concentrarme…. Es lo mismo que me pasa a la hora de hacer el examen, ¡pero justo antes, es aún peor!…. Así seguro que lo haré mal. Lo mejor sería no presentarme y por lo menos así no sufriré tanto ni decepcionaré a nadie…”.

Definición

Podemos definir la ansiedad ante los exámenes como un miedo intenso y persistente que se experimenta frente a, o ante la anticipación de, situaciones de evaluación dentro del ámbito educativo. Esta evaluación académica puede referirse a exámenes escritos, orales, trabajos o informes, responder preguntas en clase, etc.

En un sentido más amplio la ansiedad ante los exámenes forma parte de la ansiedad de evaluación, que puede aparecer en contextos no académicos como intervenciones en público, entrevistas de trabajo, oposiciones, etc. En definitiva, ante cualquier situación donde las capacidades de la persona son evaluadas.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que esta ansiedad debe ser reconocida por la propia persona como excesiva o irracional, generar reacciones intensas que interfieren en la vida de la persona de manera significativa, y no aparecer como consecuencia de no haberse preparado o no haber estudiado suficiente.

Las personas con ansiedad ante los exámenes experimentan diversas manifestaciones emocionales, fisiológicas y psicológicas. Sentirán por tanto emociones como miedo, tensión, inseguridad, inquietud y pánico. Podrán experimentar síntomas físicos como taquicardia, palpitaciones, mareo, dolor de cabeza, tensión muscular, sudoración, dificultad para respirar, molestias digestivas, etc. A nivel mental podrán notar dificultad para concentrarse y pensar, confusión, dificultad para controlar las preocupaciones, pensamientos negativos relativos al rendimiento deficiente, a no alcanzar sus expectativas o las de los demás, a consecuencias negativas de un posible bajo rendimiento, miedo a no ser capaz y ser menos que los demás, etc. Asimismo, todos estos pensamientos y sensaciones dificultan la concentración en la tarea.

Por otro lado, cabe reseñar que se pueden distinguir dos perfiles distintos de personas con ansiedad ante los exámenes. Aquellos que presentan déficits en sus habilidades de estudio, y los que no.

¿A quién afecta?

Los estudios estiman que entre un 15 y un 25% de los estudiantes españoles sufren ansiedad ante los exámenes.

Es frecuente que personas con fobia social o trastorno de ansiedad generalizada sufran también problemas de ansiedad de evaluación y ansiedad ante los exámenes.

¿Cómo se origina?

Existen diversos factores que pueden facilitar la aparición de este problema. Entre ellos podemos destacar:

  • Expectativas demasiado elevadas de los padres.
  • Escaso reforzamiento de los logros.
  • Comparación con el rendimiento de los compañeros.
  • Reacciones negativas ante experiencias de bajo rendimiento (reproches, castigos, burlas…).

¿Cómo se mantiene el problema?

Cuando la persona ya ha desarrollado la ansiedad ante los exámenes, la proximidad de una prueba académica suscita la anticipación del posible fracaso, las consecuencias del mismo (respecto a uno mismo o respecto a los padres, compañeros y profesores por ejemplo), y de esta forma se disparan las preocupaciones y los síntomas que las acompañan (miedos, activación fisiológica…). De esta manera la persona se fija especialmente en la dificultad de la materia, en la falta de confianza, en los fracasos anteriores, etc. Esto puede llevar a que la persona intente estudiar más horas y repasar más la materia, aunque la interferencia de sus preocupaciones y su ansiedad podrán dificultar su estudio, y por tanto su efectividad. Si la persona pertenece al grupo con carencias en habilidades de estudio, la interferencia de la ansiedad todavía será mayor. El miedo anticipatorio y el malestar que conllevan pueden provocar que la persona incluso decida no presentarse al examen, cosa que a la larga mantiene aún más el problema.

Una vez en el examen, la atención dirigida a los pensamientos negativos sobre el fracaso, la falta de capacidad para hacerlo bien… y las sensaciones físicas desagradables, merman la capacidad atencional dirigida a la tarea, a la comprensión de la prueba, a poder razonar y recordar, y por tanto puede influir en el rendimiento. Evidentemente, no todas las personas con ansiedad ante los exámenes tienen un bajo rendimiento, ya que de manera natural empleamos estrategias que compensan estas dificultades y nuestro rendimiento puede ser adecuado, sin embargo, la experiencia sufrida será bastante desagradable y, al acabar el examen, lo más probable es que se sientan agotados.

Si finalmente la nota es menor de la esperada, el círculo vicioso se cierra, ya que tomaremos como prueba de nuestro fracaso este rendimiento insuficiente.

¿Cómo se trata?

Para superar la ansiedad ante los exámenes se trabajan en terapia toda una serie de estrategias y técnicas dirigidas a superar las dificultades que conforman el problema.

Las estrategias que se han mostrado más efectivas son la reestructuración cognitiva, la administración de preocupaciones, la regulación de anticipaciones, los procedimientos de desensibilización frente al miedo, las técnicas para el control de la activación fisiológica,  el entrenamiento en habilidades de estudio y formas adecuadas de enfrentarse a un examen.

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Fuente: José Salvador. Clínica de la Ansiedad. Psicólogos en Barcelona y Madrid.

Para saber más

– Fernández, C. (1994). Aprender a estudiar: Cómo resolver las dificultades en el estudio. Madrid: Pirámide.

– Hernández, J.M., Pozo, C. y Polo, A. (1994). Ansiedad ante exámenes. Valencia: Promolibro.

– Miralles,F y Sanz, M.C. (2011). Cómo enfrentarse con éxito a exámenes y oposiciones. Guía Práctica para superar la ansiedad y aumentar la motivación. Madrid: Pirámide.

Vídeo Ilustrativo: Miedo al examen (UNED)

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Ansietat i altres

Ansietat i trastorns de l’alimentació (text en castellà)

Los trastornos de alimentación existen desde hace siglos. Sin embargo, en nuestra época se ha producido un incremento de su prevalencia, debido fundamentalmente a cambios culturales y económicos. El mundo occidental es un mundo de opulencia donde están al alcance de la mayoría multitud de servicios y productos (alimentos, entre ellos). En los países del llamado tercer mundo los casos de anorexia, bulimia, o sobreingesta compulsiva son escasos. Existe, además, en nuestro medio, un marcado rechazo a la gordura, y una sobrevaloración de la delgadez como signo de belleza, éxito personal y autocontrol. Esta concepción se dirige fundamentalmente hacia la mujer, es por ello que la mayoría de trastornos de la alimentación se dan en este grupo de la población, aunque el número de varones afectados va en aumento.

Los trastornos de la alimentación son definidos por algunos autores como trastornos emocionales, vinculados fundamentalmente con la ansiedad y la depresión, aunque no sólo.

Anorexia nerviosa

El miedo a engordar puede llegar a alcanzar la forma de un fobia donde los estímulos temidos son las comidas (sobre todo las que más se asocian a una ganancia de peso), situaciones sociales en que hay que comer, personas determinadas relacionadas con la comida, la propia figura o mostrarla, y el propio peso. La ansiedad es continua, incluso cuando se esta por debajo del peso deseado por miedo a ganar algunos quilos. Consecuentemente, se produce la evitación fóbica de estos estímulos, provocando, por ejemplo, la restricción en la cantidad y calidad de los alimentos que, a medida que se mantiene, actúa como un refuerzo del propio dominio y autocontrol. Pero la evitación de alguno de estos estímulos es difícil cuando no imposible (p.e. evitar nuestra imagen o nuestro cuerpo).

La anorexia no es únicamente el miedo a engordar. Existe una sobrevaloración de la delgadez que puede llegar a la obsesión (siendo el único tema de preocupación) y verse acompañada de elaborados rituales relacionados con la comida y el ejercicio físico. Pese a estas semejanzas con el trastorno obsesivo compulsivo, la anorexia tiene una serie de rasgos distintivos como son la alteración en la percepción del propio cuerpo o la amenorrea (ausencia de menstruación).

La idea sobrevalorada de adelgazar y el perfeccionismo llevan a someterse a un férreo autocontrol caracterizado por estrictas dietas y por aumento de la actividad.

De esta manera hay un aumento de la tensión, de la ansiedad y de la irritabilidad, tanto cuando se están cumpliendo los planes, como cuando se quiebran. En este segundo caso, aumenta la probabilidad de que se realicen actividades compensatorias como el vómito, el uso de laxantes o el ejercicio físico desmesurado. Estas actividades sirven para reducir la culpa y la tensión, al menos momentáneamente. La misma situación de restricción dietética provoca déficits nutricionales que también afectan al estado de ánimo y a las emociones de manera negativa.

El estado de ánimo es predominantemente negativo, afectando por ello a la percepción y evaluación del cuerpo. Si anímicamente nos encontramos mal, tendemos a percibirnos negativamente (menos acorde con nuestro ideal), y si asociamos nuestro aspecto percibido en estas condiciones a una supuesta falta de valía es natural que nos sintamos aún peor. Sobretodo se resiente la autoestima y se acentúa la tristeza. Aunque la presencia de estas emociones es manifiesta, suele haber una tendencia en este trastorno a ignorarlas o negarlas, ya que se entienden como un signo de debilidad.

Además de la disforia -mezcla de ansiedad, irritabilidad y tristeza- y de los sentimientos depresivos hay una serie de distorsiones en el pensamiento que se vuelve inflexible, sobregeneralizador, irracional y dicotómico (tendencia a verlo todo como muy bueno o muy malo, sin categorías intermedias). La tenencia de este tipo de pensamiento lleva al rechazo de todo lo que no entra en su lógica, por ejemplo que la delgadez no es sinónimo de aceptación y éxito. Algunas características de este pensamiento se dan también en la depresión (pensamiento dicotómico y sobregeneralizador), trastorno obsesivo-compulsivo (rigidez) y otros trastornos de la ansiedad (irracionalidad).

Bulimia nerviosa

Este trastorno presenta un característico ciclo de control-descontrol-control. Hay también miedo a engordar y una sobrevaloración de la delgadez, con lo que se dan restricciones dietéticas, sin embargo, a diferencia de la anorexia se tiende, de tanto en tanto, a perder el control y a comer en exceso, por lo que, para paliar los sentimientos de culpa y evitar la gordura y el miedo que genera, se ponen en marcha conductas purgativas. La más corriente es la inducción el vómito, aunque también se pueden usar laxantes, enemas o realizar ejercicio físico excesivo.

Un rasgo característico de la bulimia es la impulsividad, que lleva a romper repetidamente las dietas en forma de atracones donde se comen sobretodo los alimentos prohibidos (normalmente los que tienen más calorías). Estos atracones se dan de manera puntual. Para explicarlos se recurre a dos hipótesis, la de la ingesta emocional y la de la externalidad. La primera postula que en la bulimia hay una intolerancia a la tensión y a las personas o situaciones que la provocan (p.e. relaciones sociales insatisfactorias, presión por seguir la dieta o por el deseo de delgadez). Esta tensión se tiende a combatir con diferentes conductas, sobretodo con el comer, aprovechando sus cualidades relajantes y, por tanto, reductoras de la tensión. También se pueden recurrir a otras conductas sustitutivas o compensadoras de esta tensión como las compras excesivas o el juego patológico.

La hipótesis de la externalidad viene a decir que se come por la visión de alimentos externos o cualidades de éstos, o en reacción a determinadas horas del día.

Frecuentemente, la bulimia lleva asociada depresión. Las personas que la padecen, sienten dificultad para controlar sus reacciones emocionales y una vez que se han desencadenado se sienten culpables e incapaces por no haber podido controlarlas. Esto les genera tristeza y reduce su autoestima. Este estado de ánimo repercute negativamente en la evaluación que hacen de su cuerpo, su personalidad y su valía, como ocurría en la anorexia.

Trastorno por sobreingesta compulsiva

En las clasificaciones internacionales no se incluye como tal sino como trastorno de la alimentación no especificado. No suele haber miedo a ganar peso, ni conductas purgativas. Hay sobrepeso pero no llega a los niveles de la obesidad. Si hay restricciones dietéticas son más de la calidad de alimentos que de la cantidad de tomas, y aparecen tras los atracones (a diferencia de lo que ocurre en la bulimia o en algunos casos de anorexia, donde a consecuencia de las restricciones dietéticas se dan episodios de ingesta voraz). Lo más característico de este trastorno, son episodios de ingesta excesiva de alimentos que se viven como descontrolados. Antes y después de estos atracones hay un estado afectivo negativo, donde predomina la ansiedad elevada o el estrés. Estos episodios de ingesta voraz y desmesurada se dan en situaciones limitadas, sobretodo en respuesta a estímulos externos o características de estos (hipótesis externalidad) o para paliar un estado afectivo displacentero, con predominio de la ansiedad (hipótesis ingesta emocional). Si hay restricciones dietéticas, son un estímulo más de tensión que puede llevar a que los atracones sean aún mayores.

En este trastorno, como ocurre con la obesidad, la ansiedad (su incremento), es un importante antecedente de los episodios de ingesta voraz. El atracón sirve para relajar este estado de tensión. Luego de éste, los sentimientos de culpa o disforia no son muy intensos, por lo que es menos probable que se den conductas compensatorias como el vómito o el consumo de laxantes. En la bulimia y en la anorexia, el antecedente del atracón –si es que se produce- es más bien un estado de afectividad negativo (aburrimiento, tensión, tristeza, frustación…).

Es frecuente encontrar en este trastorno un elevado estrés, problemas interpersonales y familiares, abuso de sustancias (drogas), hábitos obsesivos compulsivos, y sentimientos depresivos.

El comportamiento de sobreingesta no sólo está presente en este trastorno, también en la bulimia, en algunos casos de anorexia, y en poblaciones no clínicas. Se relaciona, fundamentalmente con la vivencia de eventos estresantes, un mayor impacto de éstos, y un estado emocional negativo (compuesto por aburrimiento, ansiedad, depresión, ira, y soledad). Este mismo estado afectivo negativo puede llevar a percibir el atracón como más descontrolado o con peores consecuencias (Wolff et al, 2000). Se recurre a la comida para paliar este estado desagradable. Pero si se usa habitualmente esta estrategia, la autoestima se ve afectada, aparecen hirientes sentimientos de culpa y el mismo estado que se quiere evitar tiende a empeorar.

Obesidad

No es un trastorno mental, ni suele llevar asociados trastornos mentales. Pero algunas de sus características pueden ayudar a comprender más y mejor los trastornos de la alimentación y, en nuestro caso, las relaciones de estos con ansiedad y depresión.

En nuestra sociedad hay un marcado rechazo a la gordura y una clara presión hacia la delgadez. Se asimila el prototipo de figura esbelta y delgada a triunfo y valía personal. Esto pone a las personas obesas en una posición difícil. Sobre todo a las mujeres que padecen obesidad, para quienes esta presión es más evidente. Esto, por supuesto, genera tensión, ansiedad y repercute negativamente en la valoración que se hace de uno mismo.

En la obesidad es posible encontrar una predisposición genética. De hecho la cantidad de tejido adiposo viene determinada ya en los genes. Pero en ella también tienen que ver, y mucho, el ingerir alimentos de alto contenido calórico y el sedentarismo. La obesidad o el conocimiento de ella es a veces la antesala para padecer un trastorno de la alimentación.

Como ocurre con el trastorno por sobreingesta compulsiva, puede haber descontrol en forma de atracones que también se explican por las hipótesis de la externalidad y de la ingesta emocional. Algunas personas parecen no saber que se oculta tras sus sentimientos displacenteros. No saben si es miedo, hambre, deseos sexuales, dolor… Pero tienden a interpretarlo como hambre y por tanto combatirlo comiendo (Edelstein, 1989).

No es extraño que se sometan a dietas. Sin embargo, no llegan a los extremos de las dietas en la anorexia, por ejemplo. Hacer dietas continuamente enlentece el metabolismo del cuerpo, provocando que cada vez sea más difícil adelgazar. En cambio el ejercicio físico acelera el metabolismo, disminuye el tejido adiposo (la grasa) y también reduce el apetito.

Tratamientos y consideraciones finales

En el tratamiento de los trastornos de la alimentación lo principal es reestablecer la salud física. Puesto que las dietas continuadas o la existencia de conductas purgativas reiteradas, suele afectar de manera importante al organismo (desequilibrio electrolítico, desgaste del esmalte dental, amenorrea…). Una vez logrado esto se pasa a instaurar unos hábitos alimentarios saludables. Aquí se empieza con el trabajo con ideas y creencias sobre nutrición, el cuerpo y la eficacia de dietas y conductas purgativas para conseguir los ideales de belleza. En el caso de bulimia y sobreingesta compulsiva se trabajan nuevas vías para controlar la impulsividad. Pasado este punto se interviene sobre las posibles patologías psicológicas asociadas. Entre estas patologías se halla, por supuesto, la ansiedad y la depresión, que afectan, y bastante, al curso de estos trastornos. Además de la mejora y el control emocional, son importantes también la optimización de la comunicación interpersonal y la conducta social, el desarrollo de habilidades de resolución de problemas y la mejora de las estrategias de afrontamiento de las situaciones estresantes.

Se ha comprobado que puede haber una relación entre la insatisfacción con la imagen corporal (a pesar de que objetivamente no haya ningún problema), la preocupación por el comer con el correspondiente seguimiento de dietas en chicas adolescentes y un mayor riesgo de padecer síntomas depresivos en la edad adulta. Debido sobre todo a que asocian su masa corporal al bienestar consigo mismas y a la estima que se tienen. Igual ocurriría con el hecho de padecer bulimia, predispone a la depresión (Stice et al., 2000).

Sin embargo, también es cierto que una afectividad negativa podría predisponer a padecer un trastorno de la alimentación. Algunos autores (Schawalberg et al., 1992) han comprobado que en la mayoría en la mayoría de personas con bulimia o con el trastorno de sobreingesta compulsiva la ansiedad aparece antes del trastorno. Por lo que postulan que podría ser un factor de inicio. Fundamentalmente hablan de dos trastornos de ansiedad, el trastorno de ansiedad generalizada y la fobia social.

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Fuente: Miguel Luna (2002). Dibujo: Raúl Ariño. Clínica de la Ansiedad. Barcelona y Madrid.

Para saber más

Edelstein, E.L. (1989). Anorexia nervosa and other Dyscontrol Syndromes. Berlin Heildelberg. Springer-Verlag

Greene, P.G.; Petrie, C.D.; Zeichner, A. (1990). Anxiety reduction in bulimia: single-case methodology to evaluate arousal and eating. Behavioral Assessment, vol.12 pp 295-304

Schwalberg, M.D.; Barlow D.H.; Alger, S.A.; Howard, L.J.(1992). Comparison of bulimics, obese binge eaters, social phobics and individuals with panic disorder on comorbidity across DSM-III-R anxiety disorders. Journal of Abnormal Psychology, vol.101, no.4, 675-681

Stice, E.; Hayward, C.; Cameron, R.P.; Killen, J.D.; Taylor, C.B. (2000). Body-image and eating disturbances predict onset of depression among female adolescents: a longitudinal study. Journal of Abnormal Psychology, vol.109, no.3, 438-444.

Vídeo: Nutrición y salud y salud. (UNED-RTVE2)

Otros vídeos relacionados

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Fóbies específiques

L’ús de simuladors en el tractament de la por de volar

Els simuladors són instruments normalment utilitzats per a la formació del personal de vol, que reprodueixen les condicions, les incidències, les operacions i les circumstàncies dels vols.

Bàsicament, hi ha dos tipus de simuladors: aquells que recreen les condicions i les operacions de la cabina de passatgers i els que recreen les condicions i les operacions de la cabina de pilotatge.

Tots dos tipus de simuladors són un recurs útil en els programes per superar la por de volar. Permeten familiaritzar-se amb l’entorn i amb les circumstàncies dels avions i dels vols, i disposar d’experiències correctores de la por i de l’ansietat. I tot això amb molt de realisme i una elevada sensació d’immersió en la situació.

En el tractament de la por de volar, els simuladors ofereixen la possibilitat d’aconseguir la gradació ideal en el procés d’exposició gradual a les condicions i als contextos naturals del vol, com un pas previ al darrer, que serà efectuar un vol real, normalment amb l’assistència dels professionals que dirigeixen el curs o el tractament.

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Font: J. C. Baeza. Clínica de l’Ansietat.

Vídeo il·lustratiu: Simulador Boeing 737-NGV

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Crisis de pànic i agorafòbia

El tractament psicològic de les crisis de pànic i de l’agorafòbia

Introducció

L’inici de qualsevol tractament requereix:

  • Una valoració diagnòstica precisa.
  • Un coneixement exhaustiu dels factors implicats en l’origen i en el desenvolupament del problema: els antecedents, els factors desencadenants, els factors predisposants, els factors de manteniment, les solucions que ja s’han provat, etc.
  • Un coneixement suficient de l’usuari dels serveis psicològics i de les seves circumstàncies: el grau de deteriorament de la salut i del benestar, la incapacitació i les interferències en els plans d’accions o en els estatus significatius per a la persona, l’atribució de la capacitat i de l’eficàcia, les característiques detectades de la personalitat i del sistema de valors, l’estat emocional general, etc.
  • La formulació d’un esquema explicatiu que identifiqui les variables més rellevants del cas, les relacions crítiques entre elles i el procés que han seguit al llarg del temps.
  • L’establiment d’una relació adequada entre l’usuari i l’especialista, que els permeti treballar junts de manera eficient: reconeixement mutu, comunicació eficaç, confidencialitat, compliment de les prescripcions, etc.
  • Finalment, en funció de tot el que s’ha comentat, l’establiment d’uns objectius avaluables i d’uns mitjans convenientment ordenats i seqüenciats. Aquests últims, els mitjans i el seu desplegament, que depenen de la demanda formulada per l’usuari, constitueixen el tractament pròpiament dit.

La intervenció terapèutica conjuga, normalment, tractaments específics, en funció del diagnòstic principal, amb d’altres de caràcter més general o més contextual, d’acord amb les característiques personals i amb les circumstàncies de l’usuari. Normalment, les primeres intervencions es destinen a reduir els símptomes de l’ansietat i la incapacitació que produeixen. Després s’analitzen i es tracten els factors que originen o que mantenen l’ansietat i les altres alteracions que puguin acompanyar-la.

Habitualment, els tractaments inclouen aspectes relacionats amb la recuperació de la salut, si s’ha perdut, d’altres relacionats amb la prevenció i d’altres relacionats amb el desenvolupament personal de l’usuari que, d’alguna manera, tenen a veure amb allò que li passa.

Normalment, a l’inici del tractament, es va a la consulta un cop per setmana. Quan el tractament està mínimament encarrilat, s’espaien les visites, que passen a ser, habitualment, una cada 15 dies.

Tractaments específics del pànic i de l’agorafòbia

Psicològics

Avui dia, d’acord amb els estudis realitzats, existeixen dos tipus d’intervencions particularment eficaços:

  1. La teràpia cognitivoconductual.
  2. L’exposició en viu i l’autoexposició en viu (component bàsic).

La teràpia cognitivoconductual acostuma a incloure:

  • La informació a l’usuari sobre la naturalesa de l’ansietat en general i del pànic en particular: L’explicació dels mecanismes bàsics, de la funcionalitat i de la disfuncionalitat, dels símptomes i del seu abast, i de les relacions entre el pensament, l’emoció i l’acció.
  • La identificació i la neutralització dels procediments contraproduents utilitzats per l’usuari per regular el seu problema, però que, en realitat, contribueixen a mantenir-lo, en comptes de posar-hi solució. Per a més informació sobre aquests procediments, consulteu l’apartat “Anar a pitjor” del menú de l’esquerra.
  • Tècniques de respiració: La respiració controlada pot ser útil per reduir la sobreactivació psicològica i per prevenir o per controlar la hiperventilació en els casos en què apareix o en què les persones presenten dolor o opressió al pit perquè tendeixen a respirar toràcicament.
  • Tècniques cognitives: La reestructuració de creences distorsionades i d’interpretacions catastròfiques, el control dels pensaments automàtics, la regulació de les expectatives que s’autoacompleixen, etc.
  • L’entrenament en asserció: Facilita l’expressió adequada i l’acceptació de les emocions.
  • Tècniques de innervació vagal: Aquestes tècniques, juntament amb la respiració controlada i la relaxació, s’han mostrat útils en usuaris amb trastorn de pànic.
  • Tècniques de relaxació: Han demostrat ser útils juntament amb l’exposició en viu.
  • La intenció paradoxal: Consisteix, normalment, en la prescripció del símptoma, amb la finalitat de desactivar algun mecanisme que l’estigui mantenint. Sembla que és eficaç, però no s’ha demostrat si augmenta o no els efectes de l’exposició.
  • L’exposició interoceptiva: Exposició a sensacions temudes per facilitar d’habituar-s’hi i afavorir el control dels símptomes i la pèrdua de la por de la por. Es més acceptada pels usuaris que pateixen una alta ansietat en l’exposició.
  • El desenvolupament d’habilitats i de recursos d’afrontament de fonts d’ansietat i d’estrès que contribueixin a l’origen o al manteniment d’elevats graus d’ansietat flotant o general, cosa que podria dificultar la superació de les pors agorafòbiques.
  • La retroalimentació i el reforç social: La retroalimentació oferta pel terapeuta sembla un factor molt important en l’exposició en viu. Menys important, però també útil, es el reforç que dóna el terapeuta.
  • La col·laboració del company: Aquest pot oferir ajut, suport i alè a l’usuari durant l’aplicació del programa d’intervenció, a banda de desenvolupar una comprensió del problema més gran i d’involucrar-s’hi més.
  • Els materials d’autoajuda com a complement de la teràpia.

Diversos estudis indiquen que la teràpia cognitivoconductual té una millor relació cost-benefici que la teràpia farmacològica. Tot i això, hi ha casos en què és convenient la combinació de la teràpia cognitivoconductual i la farmacològica en les etapes inicials.

L’exposició en viu

L’exposició en viu implica que l’usuari s’exposi, a la vida real i d’una manera sistemàtica i progressiva, a les situacions que l’espanten i que evita.

Hi ha tres tipus d’exposició:

  • L’exposició prolongada: Amb l’assistència del terapeuta, s’afronten les situacions temudes de manera gradual i s’hi roman fins que l’ansietat es redueix significativament.
  • L’exposició autocontrolada més l’autoobservació: Després de 2-5 sessions amb el terapeuta, l’usuari afronta les situacions temudes sol, amb permís de fugida temporal en cas que se senti excessivament ansiós, sempre que registri el temps passat sense exposició i després torni a exposar-se.
  • La pràctica programada: Exposició prolongada i graduada, però amb l’assistència d’un familiar o d’un amic que posarà en pràctica les pautes del terapeuta. Tant l’usuari com l’acompanyant han de dur un manual d’autoajuda.

Tots aquests tipus d’exposició comparteixen una sèrie de característiques:

  • La justificació i la presentació de l’exposició com un programa sistemàtic i estructurat que requereix un esforç continuat i que implica tolerar una quantitat determinada d’ansietat i de malestar.
  • La reeducació respecte a la naturalesa de l’ansietat: Cal donar informació sobre l’ansietat i sobre el pànic per reduir la por anticipatòria i l’humor deprimit. S’explica que algun grau d’ansietat és normal i que, tot i que l’ansietat pugui ser pertorbadora, no és perillosa (com tampoc no ho són els atacs de pànic), i s’exposa que és improbable que succeeixin les conseqüències catastròfiques temudes.
  • La capacitat de modificar creences i pensaments erronis: Mitjançant la discussió d’aspectes com els riscos, la sobreestimació de probabilitats i altres errors cognitius.
  • La necessitat d’especificar clarament els objectius concrets que es volen aconseguir.
  • El requisit que les activitats durant l’exposició es facin sense presses, perquè la precipitació és una estratègia defensiva (per acabar-ho ràpid) i incrementa l’activació.
  • Les discussions individuals o en grup de les experiències de l’exposició.
  • Altres aspectes: També són importants el treball en dies bons i dolents, el reconeixement dels propis avançaments, la pràctica en solitari tan aviat com sigui possible i la superació de les conductes defensives, entre altres factors.

Teràpia farmacològica

La medicació s’utilitza normalment en combinació amb el tractament psicològic i com a suport per a aquest, per bé que en alguns casos es desaconsella aquesta associació. Els medicaments més utilitzats són els ansiolítics, en particular les benzodiazepines, i els antidepressius, comunament els inhibidors selectius de la recaptació de la serotonina (ISRS).

D’acord amb la majoria dels estudis, la medicació és tan eficaç com els tractaments psicològics a curt termini, però no a mitjà ni a llarg termini, ja que hi ha un percentatge de recaigudes molt més gran, a banda que els fàrmacs utilitzats, si són els ansiolítics, creen dependència.

En el tractament de l’agorafòbia, els fàrmacs són aconsellables només quan existeixin raons específiques que justifiquin la medicació. Un percentatge molt alt d’usuaris arriben a la teràpia psicològica prenent medicació i, segons els casos, s’haurà de reduir o de mantenir la dosi fins que l’usuari aprengui recursos suficients per afrontar l’ansietat i, a partir d’aquest moment, recomanar-li que abandoni progressivament la medicació, sempre sota la supervisió del metge corresponent.

Hi ha el perill que l’usuari utilitzi la medicació com a tècnica defensiva i que, per tant, se la prengui només en les situacions temudes. En aquests casos, se li ha d’aconsellar que deixi de fer-ho, ja que això reforça la conducta d’evitació.

El tractament dels problemes associats

En alguns casos, les crisis d’ansietat i l’agorafòbia venen acompanyades d’altres problemes que contribueixen al seu manteniment i que s’hauran de tractar a la vegada que el problema de l’agorafòbia o després d’aquest. En concret, hi ha dos problemes que val la penar de mencionar:

  • La depressió: Quan l’estat d’ànim deprimit és conseqüència d’altres factors (problemes maritals, autoavaluació negativa o aïllament social) i no directament de l’agorafòbia, aquests han de ser considerats per separat.
  • L’abús d’alcohol i de fàrmacs ansiolítics fa realment difícil o impossible el canvi en la conducta agorafòbica. Les persones que arribin a la consulta prenent altes dosis d’aquestes substàncies, hauran de sotmetre’s a un programa de retirada lenta abans de començar el tractament de l’agorafòbia. També és convenient reduir o eliminar el consum de cafeïna i d’altres estimulants, ja que agreugen l’ansietat i interfereixen en el tractament.

El tractament, en rigor, no ho és del pànic, de l’agorafòbia o dels problemes associats, sinó de la persona que els pateix, en relació, naturalment, amb la demanda que aquesta persona efectua.

Els tractaments s’acostumen a desenvolupar individualment, tot i que en algunes ocasions, en funció del cas i del moment, estan indicats el tractament grupal o la participació d’algun acompanyant. La durada dels tractaments oscil·la normalment entre sis mesos i un any, per bé que en alguns casos poden ser més llargs.

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Font: E. Massagué y J.C. Baeza. Clínica de la Ansiedad. Psicólogos especialistas en el Tratamiento de las Crisis de Pánico y Agorafobia. Madrid y Barcelona.

Més infomació

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Botella, C. y Ballester, R. (1997). Trastorno de pánico: Evaluación y tratamiento. Barcelona: Martínez Roca

Craske, M.G y Lewin, M.R. (1997). Trastorno por pánico. En V.E. Caballo (Dir.), Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos (Vol. 1, pp. 113-136). Madrid: Siglo XXI.

Echeburúa, E. y de Corral, P. (1992). La agorafobia. Nuevas perspectivas de evaluación y tratamiento. Valencia: Promolibro.

Marks,I.M.(1991a).Miedos, fobias y rituales: (1) Los mecanismos de la ansiedad.B arcelona: Martínez Roca.

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Vídeo il-lustratiu: Tratamiento psicológico de la ansiedad