Evalúa: sobre todo, manifestaciones fisiológicas relacionadas con la ansiedad.
¡¡Atención!!
Los resultados son orientativos, sirven para advertir sobre la presencia de manifestaciones relacionables con la ansiedad y, en consecuencia, facilitar la decisión de consultar o no con especialistas.
Los resultados no pueden tomarse como base para diagnóstico alguno, ni para descartar otros. Ante cualquier duda sobre su salud, consulte con su medico de cabecera, o profesional sanitario de referencia.
Los resultados no discriminan si tenemos o no un trastorno de ansiedad, ni de qué tipo, ni si la ansiedad es el problema principal o es secundario a otros. Por otro lado, tener problemas de ansiedad, no quiere decir que no puedan tenerse otros.
BDI: Inventario de depresión de Beck. Autores: Beck, Rush, Shaw y Emery
Evalúa los componentes fisiológicos, conductuales y, sobre todo, cognitivos de la depresión
¡¡Atención!!
Los resultados son orientativos, sirven para advertir sobre la presencia de manifestaciones relacionables con depresión y, en consecuencia, facilitar la decisión de consultar o no con especialistas.
Los resultados carecen de validez y fiabilidad. No pueden tomarse como base para diagnóstico alguno, ni para descartar otros. Ante cualquier duda sobre su salud, consulte con su medico de cabecera, o profesional sanitario de referencia.
Los resultados no discriminan si tenemos o no un trastorno del estado de ánimo, ni de qué tipo, ni si la depresión es el problema principal o es secundario a otros. Por otro lado, tener problemas de estado de ánimo, no quiere decir que no puedan tenerse otros.
Las manifestaciones sintomatológicas de la ansiedad son muy variadas y pueden clasificarse en diferentes grupos:
Físicos: Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, «nudo» en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo e inestabilidad. Si la activación neurofisiológica es muy alta pueden aparecer alteraciones del sueño, la alimentación y la respuesta sexual.
Psicológicos: Inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones. En casos más extremos, temor a la muerte, a la locura, o al suicidio.
De conducta: Estado de alerta e hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en reposo. Estos síntomas vienen acompañados de cambios en la expresividad corporal y el lenguaje corporal: posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos tensión de las mandíbulas, cambios en la voz, expresión facial de asombro, duda o crispación, etc.
Intelectuales o cognitivos: Dificultades de atención, concentración y memoria, aumento de los despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas negativas, rumiación, pensamientos distorsionados e importunos, incremento de las dudas y la sensación de confusión, tendencia a recordar sobre todo cosas desagradables, sobrevalorar pequeños detalles desfavorables, abuso de la prevención y de la sospecha, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, etc.
Sociales: Irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una conversación, en unos casos, y verborrea en otros, bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar o responder, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc.
No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni éstos la misma intensidad en todos los casos. Cada persona, según su predisposición biológica y/ o psicológica, se muestra más vulnerable o susceptible a unos u otros síntomas.
Realizar una terapia psicológica te ayudará a superar tu problema de ansiedad de una manera más rápida y eficaz.
La ansiedad es básicamente un mecanismo defensivo. Es un sistema de alerta ante situaciones consideradas amenazantes. Es un mecanismo universal, se da en todas las personas, es normal, adaptativo, mejora el rendimiento y la capacidad de anticipación y respuesta. La función de la ansiedad es movilizar al organismo, mantenerlo alerta y dispuesto para intervenir frente a los riesgos y amenazas, de forma que no se produzcan o se minimicen sus consecuencias. La ansiedad, pues, nos empuja a tomar las medidas convenientes (huir, atacar, neutralizar, afrontar, adaptarse, etc.), según el caso y la naturaleza del riesgo o del peligro. El peligro viene dado por la obstaculización de cualquier proyecto o deseo importante para nosotros, o bien por la degradación de estatus o logros ya conseguidos. El ser humano desea lo que no tiene, y quiere conservar lo que tiene.
La ansiedad pues, como mecanismo adaptativo, es buena, funcional, normal y no representa ningún problema de salud.
Sin embargo, en algunos casos, este mecanismo funciona de forma alterada, es decir, produce problemas de salud y, en lugar de ayudarnos, nos incapacita. ¿Qué factores pueden influir en que un mecanismo normal, saludable y adaptativo deje de serlo?
Factores predisposicionales
Factores biológicos, algunos de ellos genéticos
Factores de personalidad. Patrones de afrontamiento del estrés. Estilo de vida
Factores ambientales. Aprendizaje. Contextos y apoyos sociales
Factores activadores o desencadenantes
Situaciones o acontecimientos que son vividos como desbordantes de nuestros recursos
Acontecimientos vitales de consecuencias graves o que exigen importantes esfuerzos adaptativos.
Obstáculos para conseguir logros o que limitan nuestra capacidad para alcanzarlos o mantenerlos
Consumo de estimulantes u otras drogas
Factores de mantenimiento, ligados a la gestión de la propia ansiedad
El “miedo al miedo”
La pérdida de condiciones o facultades, por la propia ansiedad, que dificultan el afrontamiento de los problemas
Soluciones intentadas que resultan contraproducentes
La problematización de áreas inicialmente no conflictivas, como consecuencia de la propia ansiedad
Afrontamiento insuficiente o erróneo de los problemas origen de la ansiedad.
El establecimiento de mecanismos fóbicos
Los problemas de ansiedad se producen, normalmente, por una combinación de alguno de estos factores durante un período de tiempo.
En eltratamiento psicológico se tratan estos factores para que la persona recupere su estado de salud y bienestar.
Realizar una terapia psicológica te ayudará a superar tu problema de ansiedad de una manera más rápida y eficaz.
Muchas personas cuando experimentan un nivel muy elevado de ansiedad o un ataque de pánico creen que van a tener un ataque al corazón o que van a morir. Eso no es así. El cuerpo, simplemente, está en estado de alarma provocada ante la interpretación de una situación como amenazante o peligrosa. Las sensaciones que se experimentan en esos momentos pueden ser muy intensas y desagradables, pero son perfectamente asumibles para el organismo sin mayores riesgos.
Sin embargo, un estado de activación emocional elevada mantenido durante un período largo de tiempo puede aumentar la probabilidad de desarrollar problemas de salud, cansancio crónico, agotamiento, disminución de las defensas, trastornos psicofisiológicos, etc.
Los trastornos de ansiedad son uno de los trastornos psicológicos más comunes en la población general. Los trastornos que se incluyen bajo esta categoría diagnóstica tienen prevalencias muy diferentes. Mostramos aquí las prevalencias descritas en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV), que establece los criterios diagnósticos para cada trastorno.
La prevalencia anual hace referencia al porcentaje de personas que presentan un diagnóstico de ansiedad durante los últimos 12 meses. La prevalencia para toda la vida (o prevalencia global) hace referencia al porcentaje de personas que han sido diagnosticados de dicho trastorno, independientemente de si lo presentan o no en el momento actual.
Ansiedad Generalizada: la prevalencia anual es de 3% y la global del 5%.
Fobias Específicas: la prevalencia anual es de aproximadamente el 9%. La prevalencia global se sitúa entre el 10% y el 11.3%.
Fobia Social: La prevalencia global oscila entre el 3% y el 13%. Las estimaciones de prevalencia varían ampliamente en función de los criterios considerados para considerar la presencia y ausencia del trastorno.
Trastorno de Estrés Postraumático: presenta una prevalencia global que oscila entre el 1% y el 14%. La variabilidad en estas prevalencias se explica por los métodos de evaluación utilizados y por las diferencias en las poblaciones estudiadas (p.ej. poblaciones de riesgo, como los veteranos de guerra, víctimas de desastres naturales o de terrorismo, etc.
Trastorno Obsesivo-Compulsivo: la prevalencia anual fluctúa entre el 1.5% y el 2.1%. La prevalencia global es de aproximadamente el 2.5%.
Trastorno de Pánico: en estudios de población general, la prevalencia anual oscila entre el 1 y el 2%. La prevalencia global se sitúa entre el 1.5% y 3.5%
Los trastornos de ansiedad muestran agregación familiar. Esto sugiere que individuos de la misma familia pueden estar compartiendo cierta predisposición heredada hacia este tipo de problemas psicológicos. Así, por ejemplo, tomando como base muestras muy numerosas de gemelos monocigóticos, los investigadores han llegado a la estimación de que la aportación genética en la ocurrencia del trastorno de ansiedad generalizada es del 38%, y del 44% en el trastorno de pánico.
Sin embargo, no se puede decir que exista un único gen que ‘cause’ ansiedad. De hecho, los trastornos de ansiedad aparecen como resultado de la combinación de diferentes factores, tales como rasgos heredados, estresores externos, experiencias vitales, etc. Tener un familiar que padezca un trastorno de ansiedad puede ser un factor de riesgo de desarrollar este tipo de patología, sin embargo, no implica que la persona siempre y en cualquier caso lo acabe padeciendo.
Por otro lado, en la génesis de los trastornos de ansiedad juega un papel muy importante la historia de aprendizaje del sujeto. Convivir con alguien que padece un trastorno de ansiedad puede influir en el niño no sólo a nivel biológico o genético. Estos familiares pueden servir de modelo de conducta a seguir e influir en él a través de lo que observe y aprenda en casa.
Videos ilustrativos:
Bases genéticas de la ansiedad y la depresión. Programa Redes. TVE.
Los trastornos de ansiedad pueden aparecer en cualquier momento de la vida. Sin embargo, algunos trastornos de ansiedad suelen aparecer de forma más frecuente en determinadas etapas o períodos:
Fobias específicas: son más frecuentes en la infancia que en la adolescencia o etapa adulta.
Ambientales: Suelen aparecer en la infancia, aunque también pueden desarrollarse durante los primeros años de la etapa adulta. Ejemplo de fobias ambientales: miedo a las tormentas.
Animales y de sangre-inyecciones-daño: suelen aparecer en la infancia. Ejemplos: miedo a las serpientes, arañas, miedo a la sangre, a las agujas).
Situacionales se ha descrito un pico en la segunda infancia y otro en la mitad de la tercera década de la vida. Ejemplos: miedo al avión, a quedarse encerrado/a.
Trastorno de pánico: se observa un pico de incidencia en los últimos años de la adolescencia y otro en la etapa adulta, hacia los 30 años.
Fobia social: suele iniciarse durante la adolescencia.
Trastorno Obsesivo-Compulsivo: aunque puede iniciarse en la infancia, es frecuente su aparición durante la adolescencia o primeros años de la etapa adulta.
Trastorno de estrés postraumático: puede ocurrir en cualquier época de la vida.
Ansiedad generalizada: muchas personas consideran que se preocupan de forma excesiva desde siempre. Más de la mitad de las personas que acuden a tratamiento por este problema lo iniciaron durante la infancia o la adolescencia. Sin embargo, no es infrecuente su aparición después de los 20 años.
No es infrecuente que una persona presente más de un trastorno de ansiedad a la vez. En otros casos, la persona puede padecer un trastorno de ansiedad y un trastorno de otro tipo (del estado de ánimo, de comportamiento, abuso o dependencia de sustancias).
También puede suceder que a lo largo del tiempo una persona que presenta un trastorno de ansiedad acabe desarrollando otro trastorno de ansiedad diferente o un trastorno depresivo. La aparición de dos o más trastornos recibe el nombre de comorbilidad.
Los profesionales especializados en el tratamiento de los trastornos de ansiedad son los psicólogos clínicos y los psiquiatras. Habitualmente trabajan en equipo o mantienen algún tipo de relación profesional.
El tratamiento psicológico se considera básico y esencial en este tipo de problemas.
Dependiendo del caso y del trastorno, a veces es útil seguir una combinación de terapias farmacológicas (dirigidas por el psiquiatra) y psicológicas (dirigidas por el psicólogo). Las primeras ofrecen resultados más rápidos en el control de los síntomas y requieren una menor implicación del paciente en la resolución del problema, sin embargo, la estabilidad de la mejora una vez suprimidos los tratamientos es menor. Los tratamientos psicológicos, también se ocupan del control de los síntomas, pero van más allá y ayudan al paciente a desarrollar estrategias para una gestión más satisfactoria de la ansiedad, de los factores que la originan y mantienen, y de su prevención.
Es conveniente buscar profesionales especializados y con experiencia en el tratamiento de los trastornos de ansiedad, que tengan la posibilidad de trabajar en equipo y de manera integrada.
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