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Ansiedad y otros

Ansiedad ante los exámenes

Caso

“…Me levanto por la mañana y lo primero que viene a la cabeza es el examen de la semana que viene. Me empiezo a poner nerviosa y se me hace un nudo en el estómago…. Seguro que no lo he preparado lo suficiente y suspenderé…a lo peor me quedo en blanco, me bloqueo… Tengo que ponerme a estudiar, pero se me hace una montaña… Me sudan las manos y me cuesta concentrarme…. Es lo mismo que me pasa a la hora de hacer el examen, ¡pero justo antes, es aún peor!…. Así seguro que lo haré mal. Lo mejor sería no presentarme y por lo menos así no sufriré tanto ni decepcionaré a nadie…”.

Definición

Podemos definir la ansiedad ante los exámenes como un miedo intenso y persistente que se experimenta frente a, o ante la anticipación de, situaciones de evaluación dentro del ámbito educativo. Esta evaluación académica puede referirse a exámenes escritos, orales, trabajos o informes, responder preguntas en clase, etc.

En un sentido más amplio la ansiedad ante los exámenes forma parte de la ansiedad de evaluación, que puede aparecer en contextos no académicos como intervenciones en público, entrevistas de trabajo, oposiciones, etc. En definitiva, ante cualquier situación donde las capacidades de la persona son evaluadas.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que esta ansiedad debe ser reconocida por la propia persona como excesiva o irracional, generar reacciones intensas que interfieren en la vida de la persona de manera significativa, y no aparecer como consecuencia de no haberse preparado o no haber estudiado suficiente.

Las personas con ansiedad ante los exámenes experimentan diversas manifestaciones emocionales, fisiológicas y psicológicas. Sentirán por tanto emociones como miedo, tensión, inseguridad, inquietud y pánico. Podrán experimentar síntomas físicos como taquicardia, palpitaciones, mareo, dolor de cabeza, tensión muscular, sudoración, dificultad para respirar, molestias digestivas, etc. A nivel mental podrán notar dificultad para concentrarse y pensar, confusión, dificultad para controlar las preocupaciones, pensamientos negativos relativos al rendimiento deficiente, a no alcanzar sus expectativas o las de los demás, a consecuencias negativas de un posible bajo rendimiento, miedo a no ser capaz y ser menos que los demás, etc. Asimismo, todos estos pensamientos y sensaciones dificultan la concentración en la tarea.

Por otro lado, cabe reseñar que se pueden distinguir dos perfiles distintos de personas con ansiedad ante los exámenes. Aquellos que presentan déficits en sus habilidades de estudio, y los que no.

¿A quién afecta?

Los estudios estiman que entre un 15 y un 25% de los estudiantes españoles sufren ansiedad ante los exámenes.

Es frecuente que personas con fobia social o trastorno de ansiedad generalizada sufran también problemas de ansiedad de evaluación y ansiedad ante los exámenes.

¿Cómo se origina?

Existen diversos factores que pueden facilitar la aparición de este problema. Entre ellos podemos destacar:

  • Expectativas demasiado elevadas de los padres.
  • Escaso reforzamiento de los logros.
  • Comparación con el rendimiento de los compañeros.
  • Reacciones negativas ante experiencias de bajo rendimiento (reproches, castigos, burlas…).

¿Cómo se mantiene el problema?

Cuando la persona ya ha desarrollado la ansiedad ante los exámenes, la proximidad de una prueba académica suscita la anticipación del posible fracaso, las consecuencias del mismo (respecto a uno mismo o respecto a los padres, compañeros y profesores por ejemplo), y de esta forma se disparan las preocupaciones y los síntomas que las acompañan (miedos, activación fisiológica…). De esta manera la persona se fija especialmente en la dificultad de la materia, en la falta de confianza, en los fracasos anteriores, etc. Esto puede llevar a que la persona intente estudiar más horas y repasar más la materia, aunque la interferencia de sus preocupaciones y su ansiedad podrán dificultar su estudio, y por tanto su efectividad. Si la persona pertenece al grupo con carencias en habilidades de estudio, la interferencia de la ansiedad todavía será mayor. El miedo anticipatorio y el malestar que conllevan pueden provocar que la persona incluso decida no presentarse al examen, cosa que a la larga mantiene aún más el problema.

Una vez en el examen, la atención dirigida a los pensamientos negativos sobre el fracaso, la falta de capacidad para hacerlo bien… y las sensaciones físicas desagradables, merman la capacidad atencional dirigida a la tarea, a la comprensión de la prueba, a poder razonar y recordar, y por tanto puede influir en el rendimiento. Evidentemente, no todas las personas con ansiedad ante los exámenes tienen un bajo rendimiento, ya que de manera natural empleamos estrategias que compensan estas dificultades y nuestro rendimiento puede ser adecuado, sin embargo, la experiencia sufrida será bastante desagradable y, al acabar el examen, lo más probable es que se sientan agotados.

Si finalmente la nota es menor de la esperada, el círculo vicioso se cierra, ya que tomaremos como prueba de nuestro fracaso este rendimiento insuficiente.

¿Cómo se trata?

Para superar la ansiedad ante los exámenes se trabajan en terapia toda una serie de estrategias y técnicas dirigidas a superar las dificultades que conforman el problema.

Las estrategias que se han mostrado más efectivas son la reestructuración cognitiva, la administración de preocupaciones, la regulación de anticipaciones, los procedimientos de desensibilización frente al miedo, las técnicas para el control de la activación fisiológica,  el entrenamiento en habilidades de estudio y formas adecuadas de enfrentarse a un examen.

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Fuente: José Salvador. Clínica de la Ansiedad. Psicólogos en Barcelona y Madrid.

Para saber más

– Fernández, C. (1994). Aprender a estudiar: Cómo resolver las dificultades en el estudio. Madrid: Pirámide.

– Hernández, J.M., Pozo, C. y Polo, A. (1994). Ansiedad ante exámenes. Valencia: Promolibro.

– Miralles,F y Sanz, M.C. (2011). Cómo enfrentarse con éxito a exámenes y oposiciones. Guía Práctica para superar la ansiedad y aumentar la motivación. Madrid: Pirámide.

Video Ilustrativo: Miedo al examen (UNED)

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Ansiedad y otros

Ansiedad y trastornos de alimentación

Los trastornos de alimentación existen desde hace siglos. Sin embargo, en nuestra época se ha producido un incremento de su prevalencia, debido fundamentalmente a cambios culturales y económicos. El mundo occidental es un mundo de opulencia donde están al alcance de la mayoría multitud de servicios y productos (alimentos, entre ellos). En los países del llamado tercer mundo los casos de anorexia, bulimia, o sobreingesta compulsiva son escasos. Existe, además, en nuestro medio, un marcado rechazo a la gordura, y una sobrevaloración de la delgadez como signo de belleza, éxito personal y autocontrol. Esta concepción se dirige fundamentalmente hacia la mujer, es por ello que la mayoría de trastornos de la alimentación se dan en este grupo de la población, aunque el número de varones afectados va en aumento.

Los trastornos de la alimentación son definidos por algunos autores como trastornos emocionales, vinculados fundamentalmente con la ansiedad y la depresión, aunque no sólo.

Anorexia nerviosa

El miedo a engordar puede llegar a alcanzar la forma de un fobia donde los estímulos temidos son las comidas (sobre todo las que más se asocian a una ganancia de peso), situaciones sociales en que hay que comer, personas determinadas relacionadas con la comida, la propia figura o mostrarla, y el propio peso. La ansiedad es continua, incluso cuando se esta por debajo del peso deseado por miedo a ganar algunos quilos. Consecuentemente, se produce la evitación fóbica de estos estímulos, provocando, por ejemplo, la restricción en la cantidad y calidad de los alimentos que, a medida que se mantiene, actúa como un refuerzo del propio dominio y autocontrol. Pero la evitación de alguno de estos estímulos es difícil cuando no imposible (p.e. evitar nuestra imagen o nuestro cuerpo).

La anorexia no es únicamente el miedo a engordar. Existe una sobrevaloración de la delgadez que puede llegar a la obsesión (siendo el único tema de preocupación) y verse acompañada de elaborados rituales relacionados con la comida y el ejercicio físico. Pese a estas semejanzas con el trastorno obsesivo compulsivo, la anorexia tiene una serie de rasgos distintivos como son la alteración en la percepción del propio cuerpo o la amenorrea (ausencia de menstruación).

La idea sobrevalorada de adelgazar y el perfeccionismo llevan a someterse a un férreo autocontrol caracterizado por estrictas dietas y por aumento de la actividad.

De esta manera hay un aumento de la tensión, de la ansiedad y de la irritabilidad, tanto cuando se están cumpliendo los planes, como cuando se quiebran. En este segundo caso, aumenta la probabilidad de que se realicen actividades compensatorias como el vómito, el uso de laxantes o el ejercicio físico desmesurado. Estas actividades sirven para reducir la culpa y la tensión, al menos momentáneamente. La misma situación de restricción dietética provoca déficits nutricionales que también afectan al estado de ánimo y a las emociones de manera negativa.

El estado de ánimo es predominantemente negativo, afectando por ello a la percepción y evaluación del cuerpo. Si anímicamente nos encontramos mal, tendemos a percibirnos negativamente (menos acorde con nuestro ideal), y si asociamos nuestro aspecto percibido en estas condiciones a una supuesta falta de valía es natural que nos sintamos aún peor. Sobretodo se resiente la autoestima y se acentúa la tristeza. Aunque la presencia de estas emociones es manifiesta, suele haber una tendencia en este trastorno a ignorarlas o negarlas, ya que se entienden como un signo de debilidad.

Además de la disforia -mezcla de ansiedad, irritabilidad y tristeza- y de los sentimientos depresivos hay una serie de distorsiones en el pensamiento que se vuelve inflexible, sobregeneralizador, irracional y dicotómico (tendencia a verlo todo como muy bueno o muy malo, sin categorías intermedias). La tenencia de este tipo de pensamiento lleva al rechazo de todo lo que no entra en su lógica, por ejemplo que la delgadez no es sinónimo de aceptación y éxito. Algunas características de este pensamiento se dan también en la depresión (pensamiento dicotómico y sobregeneralizador), trastorno obsesivo-compulsivo (rigidez) y otros trastornos de la ansiedad (irracionalidad).

Bulimia nerviosa

Este trastorno presenta un característico ciclo de control-descontrol-control. Hay también miedo a engordar y una sobrevaloración de la delgadez, con lo que se dan restricciones dietéticas, sin embargo, a diferencia de la anorexia se tiende, de tanto en tanto, a perder el control y a comer en exceso, por lo que, para paliar los sentimientos de culpa y evitar la gordura y el miedo que genera, se ponen en marcha conductas purgativas. La más corriente es la inducción el vómito, aunque también se pueden usar laxantes, enemas o realizar ejercicio físico excesivo.

Un rasgo característico de la bulimia es la impulsividad, que lleva a romper repetidamente las dietas en forma de atracones donde se comen sobretodo los alimentos prohibidos (normalmente los que tienen más calorías). Estos atracones se dan de manera puntual. Para explicarlos se recurre a dos hipótesis, la de la ingesta emocional y la de la externalidad. La primera postula que en la bulimia hay una intolerancia a la tensión y a las personas o situaciones que la provocan (p.e. relaciones sociales insatisfactorias, presión por seguir la dieta o por el deseo de delgadez). Esta tensión se tiende a combatir con diferentes conductas, sobretodo con el comer, aprovechando sus cualidades relajantes y, por tanto, reductoras de la tensión. También se pueden recurrir a otras conductas sustitutivas o compensadoras de esta tensión como las compras excesivas o el juego patológico.

La hipótesis de la externalidad viene a decir que se come por la visión de alimentos externos o cualidades de éstos, o en reacción a determinadas horas del día.

Frecuentemente, la bulimia lleva asociada depresión. Las personas que la padecen, sienten dificultad para controlar sus reacciones emocionales y una vez que se han desencadenado se sienten culpables e incapaces por no haber podido controlarlas. Esto les genera tristeza y reduce su autoestima. Este estado de ánimo repercute negativamente en la evaluación que hacen de su cuerpo, su personalidad y su valía, como ocurría en la anorexia.

Trastorno por sobreingesta compulsiva

En las clasificaciones internacionales no se incluye como tal sino como trastorno de la alimentación no especificado. No suele haber miedo a ganar peso, ni conductas purgativas. Hay sobrepeso pero no llega a los niveles de la obesidad. Si hay restricciones dietéticas son más de la calidad de alimentos que de la cantidad de tomas, y aparecen tras los atracones (a diferencia de lo que ocurre en la bulimia o en algunos casos de anorexia, donde a consecuencia de las restricciones dietéticas se dan episodios de ingesta voraz). Lo más característico de este trastorno, son episodios de ingesta excesiva de alimentos que se viven como descontrolados. Antes y después de estos atracones hay un estado afectivo negativo, donde predomina la ansiedad elevada o el estrés. Estos episodios de ingesta voraz y desmesurada se dan en situaciones limitadas, sobretodo en respuesta a estímulos externos o características de estos (hipótesis externalidad) o para paliar un estado afectivo displacentero, con predominio de la ansiedad (hipótesis ingesta emocional). Si hay restricciones dietéticas, son un estímulo más de tensión que puede llevar a que los atracones sean aún mayores.

En este trastorno, como ocurre con la obesidad, la ansiedad (su incremento), es un importante antecedente de los episodios de ingesta voraz. El atracón sirve para relajar este estado de tensión. Luego de éste, los sentimientos de culpa o disforia no son muy intensos, por lo que es menos probable que se den conductas compensatorias como el vómito o el consumo de laxantes. En la bulimia y en la anorexia, el antecedente del atracón –si es que se produce- es más bien un estado de afectividad negativo (aburrimiento, tensión, tristeza, frustación…).

Es frecuente encontrar en este trastorno un elevado estrés, problemas interpersonales y familiares, abuso de sustancias (drogas), hábitos obsesivos compulsivos, y sentimientos depresivos.

El comportamiento de sobreingesta no sólo está presente en este trastorno, también en la bulimia, en algunos casos de anorexia, y en poblaciones no clínicas. Se relaciona, fundamentalmente con la vivencia de eventos estresantes, un mayor impacto de éstos, y un estado emocional negativo (compuesto por aburrimiento, ansiedad, depresión, ira, y soledad). Este mismo estado afectivo negativo puede llevar a percibir el atracón como más descontrolado o con peores consecuencias (Wolff et al, 2000). Se recurre a la comida para paliar este estado desagradable. Pero si se usa habitualmente esta estrategia, la autoestima se ve afectada, aparecen hirientes sentimientos de culpa y el mismo estado que se quiere evitar tiende a empeorar.

Obesidad

No es un trastorno mental, ni suele llevar asociados trastornos mentales. Pero algunas de sus características pueden ayudar a comprender más y mejor los trastornos de la alimentación y, en nuestro caso, las relaciones de estos con ansiedad y depresión.

En nuestra sociedad hay un marcado rechazo a la gordura y una clara presión hacia la delgadez. Se asimila el prototipo de figura esbelta y delgada a triunfo y valía personal. Esto pone a las personas obesas en una posición difícil. Sobre todo a las mujeres que padecen obesidad, para quienes esta presión es más evidente. Esto, por supuesto, genera tensión, ansiedad y repercute negativamente en la valoración que se hace de uno mismo.

En la obesidad es posible encontrar una predisposición genética. De hecho la cantidad de tejido adiposo viene determinada ya en los genes. Pero en ella también tienen que ver, y mucho, el ingerir alimentos de alto contenido calórico y el sedentarismo. La obesidad o el conocimiento de ella es a veces la antesala para padecer un trastorno de la alimentación.

Como ocurre con el trastorno por sobreingesta compulsiva, puede haber descontrol en forma de atracones que también se explican por las hipótesis de la externalidad y de la ingesta emocional. Algunas personas parecen no saber que se oculta tras sus sentimientos displacenteros. No saben si es miedo, hambre, deseos sexuales, dolor… Pero tienden a interpretarlo como hambre y por tanto combatirlo comiendo (Edelstein, 1989).

No es extraño que se sometan a dietas. Sin embargo, no llegan a los extremos de las dietas en la anorexia, por ejemplo. Hacer dietas continuamente enlentece el metabolismo del cuerpo, provocando que cada vez sea más difícil adelgazar. En cambio el ejercicio físico acelera el metabolismo, disminuye el tejido adiposo (la grasa) y también reduce el apetito.

Tratamientos y consideraciones finales

En el tratamiento de los trastornos de la alimentación lo principal es reestablecer la salud física. Puesto que las dietas continuadas o la existencia de conductas purgativas reiteradas, suele afectar de manera importante al organismo (desequilibrio electrolítico, desgaste del esmalte dental, amenorrea…). Una vez logrado esto se pasa a instaurar unos hábitos alimentarios saludables. Aquí se empieza con el trabajo con ideas y creencias sobre nutrición, el cuerpo y la eficacia de dietas y conductas purgativas para conseguir los ideales de belleza. En el caso de bulimia y sobreingesta compulsiva se trabajan nuevas vías para controlar la impulsividad. Pasado este punto se interviene sobre las posibles patologías psicológicas asociadas. Entre estas patologías se halla, por supuesto, la ansiedad y la depresión, que afectan, y bastante, al curso de estos trastornos. Además de la mejora y el control emocional, son importantes también la optimización de la comunicación interpersonal y la conducta social, el desarrollo de habilidades de resolución de problemas y la mejora de las estrategias de afrontamiento de las situaciones estresantes.

Se ha comprobado que puede haber una relación entre la insatisfacción con la imagen corporal (a pesar de que objetivamente no haya ningún problema), la preocupación por el comer con el correspondiente seguimiento de dietas en chicas adolescentes y un mayor riesgo de padecer síntomas depresivos en la edad adulta. Debido sobre todo a que asocian su masa corporal al bienestar consigo mismas y a la estima que se tienen. Igual ocurriría con el hecho de padecer bulimia, predispone a la depresión (Stice et al., 2000).

Sin embargo, también es cierto que una afectividad negativa podría predisponer a padecer un trastorno de la alimentación. Algunos autores (Schawalberg et al., 1992) han comprobado que en la mayoría en la mayoría de personas con bulimia o con el trastorno de sobreingesta compulsiva la ansiedad aparece antes del trastorno. Por lo que postulan que podría ser un factor de inicio. Fundamentalmente hablan de dos trastornos de ansiedad, el trastorno de ansiedad generalizada y la fobia social.

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Fuente: Miguel Luna (2002). Dibujo: Raúl Ariño. Clínica de la Ansiedad. Barcelona y Madrid.

Para saber más

Edelstein, E.L. (1989). Anorexia nervosa and other Dyscontrol Syndromes. Berlin Heildelberg. Springer-Verlag

Greene, P.G.; Petrie, C.D.; Zeichner, A. (1990). Anxiety reduction in bulimia: single-case methodology to evaluate arousal and eating. Behavioral Assessment, vol.12 pp 295-304

Schwalberg, M.D.; Barlow D.H.; Alger, S.A.; Howard, L.J.(1992). Comparison of bulimics, obese binge eaters, social phobics and individuals with panic disorder on comorbidity across DSM-III-R anxiety disorders. Journal of Abnormal Psychology, vol.101, no.4, 675-681

Stice, E.; Hayward, C.; Cameron, R.P.; Killen, J.D.; Taylor, C.B. (2000). Body-image and eating disturbances predict onset of depression among female adolescents: a longitudinal study. Journal of Abnormal Psychology, vol.109, no.3, 438-444.

Video: Nutrición y salud y salud. (UNED-RTVE2)

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Fobias Específicas

El uso de simuladores en el tratamiento del miedo a volar

Los simuladores son instrumentos, normalmente dedicados a la formación de personal de vuelo, que reproducen las condiciones, incidencias, operaciones y circunstancias del vuelo.

Básicamente hay dos tipos de simuladores: Los que recrean las condiciones y operaciones en la cabina de pasajeros, y los que recrean las condiciones y operaciones de la cabina de pilotaje.

Ambos tipos de simulador son un recurso útil en los programas para superar el miedo a volar. Permiten familiarizarse con el entorno y circunstancias del avión y el vuelo, y disponer experiencias correctoras del miedo y la ansiedad. Todo ello con mucho realismo y elevada sensación de inmersión en la situación.

En el tratamiento del miedo a volar, los simuladores ofrecen la posibilidad de conseguir una progresividad ideal en el proceso de exposición gradual a las condiciones y contextos naturales del vuelo, como paso previo al último: efectuar un vuelo real, normalmente con la asistencia de los profesionales que dirigen el curso o tratamiento.

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Fuente: J. Carlos Baeza. Clínica de la ansiedad.

Video Ilustrativo: Simulador Boeing 737-NGV

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Crisis de pánico y agorafobia

Tratamiento psicológico de las Crisis de Pánico y la Agorafobia

Introducción

Los tratamientos suelen desarrollarse individualmente, aunque en algunos en ocasiones, en función del caso y del momento, está indicado el tratamiento grupal, o la participación de algún acompañante. La duración de los tratamientos oscila normalmente entre seis meses y un año, si bien en algunos casos pueden ser más largos.

El inicio de cualquier tratamiento requiere

  • Una valoración diagnóstica precisa
  • Un conocimiento exhaustivo de los factores implicados en el origen y desarrollo del problema: antecedentes, factores desencadenasteis, factores predisposicionales, factores de mantenimiento, soluciones intentadas, etc.
  • Un conocimiento suficiente del paciente y sus circunstancias: grado de deterioro de la salud y el bienestar, incapacitación e interferencias en planes de acción o estatus significativos para la persona, recursos personales, atribución de capacidad y eficacia, rasgos destacados de la personalidad y del sistema de valores, estado emocional general, etc.
  • La formulación de un esquema explicativo que identifique las variables más relevantes del caso, las relaciones críticas entre ellas, y el proceso que han ido siguiendo a lo largo del tiempo.
  • El establecimiento de una relación adecuada entre el paciente y el especialista que les permita trabajar juntos de manera eficiente: reconocimiento mutuo, comunicación eficaz, confidencialidad, seguimiento de prescripciones, etc.
  • Finalmente, en función de todo lo anterior, el establecimiento de unos objetivos evaluables y unos medios convenientemente ordenados y secuenciados. Estos últimos, los medios y su despliegue, en función de la demanda formulada por el paciente, son los que constituyen el tratamiento propiamente dicho.

La intervención terapéutica conjuga, normalmente, tratamientos específicos, en función del diagnóstico principal, con otros de carácter más general o contextual, en función de las características personales y circunstancias del paciente. Normalmente, las primeras intervenciones van encaminadas a reducir los síntomas de ansiedad y la incapacitación que producen. Posteriormente se analizan y tratan los factores que originan y/o mantienen la ansiedad y otras alteraciones que puedan acompañarla.

Habitualmente, los tratamientos incluyen aspectos relacionados con la recuperación de la salud, si se ha perdido, aspectos relacionados con la prevención, y aspectos relacionados con el desarrollo personal del paciente que de un modo u otro tienen que ver con lo que le pasa.

Normalmente, al inicio del tratamiento, se acude a consulta una vez por semana. Cuando el tratamiento está mínimamente encauzado, se espacian las visitas, efectuándose habitualmente a razón de una visita cada 15 días.

Tratamientos específicos del pánico y la agorafobia

Terapia Psicológica

Hoy en día, según los estudios realizados, existen dos tipos de intervenciones particularmente eficaces:

a)Terapia cognitivo-conductual

b)Exposición en vivo y la autoexposición en vivo (componente básico)

La terapia cognitivo-conductual suele incluir:

  • Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad en general y del pánico en particular: mecanismos básicos, funcionalidad y disfuncionalidad, explicación sobre los síntomas y su alcance, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.
  • Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes, utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema. Para más información sobre estos procedimientos puede consultarse el apartado Ir de mal en peor del menú superior.
  • Técnicas de respiración: la respiración controlada puede ser útil para reducir la sobreactivación psicológica y para, prevenir o controlar la hiperventilación en los casos en que se da hiperventilación o que presentan dolor u opresión en el pecho al tender a respirar torácicamente.
  • Técnicas cognitivas: reestructuración de creencias distorsionadas e interpretaciones catastróficas, control pensamientos automáticos, regulación de expectativas que se auto-cumplen, etc.
  • Entrenamiento en aserción: facilita la expresión adecuada y la aceptación de las emociones.
  • Técnicas de inervación vagal: esta técnica junto con la respiración controlada y la relajación se ha mostrado útil en pacientes con trastorno de pánico.
  • Técnicas de relajación: se ha mostrado de utilidad conjuntamente con la Exposición en vivo.
  • Intención paradójica: consiste normalmente en la prescripción del síntoma, normalmente con la finalidad de desactivar algún mecanismo que lo sostiene. Parece eficaz pero no se ha mostrado si aumenta o no los efectos de la exposición.
  • Exposición interoceptiva: Exposición a sensaciones temidas para facilitar la habituación, el control de los síntomas y la pérdida del miedo al miedo. Es más aceptada por los pacientes con una alta ansiedad en la exposición.
  • Desarrollo de habilidades y recursos de afrontamiento de fuentes de ansiedad y estrés que contribuyan al origen o mantenimiento de niveles elevados de ansiedad flotante o general lo que podría dificultar la superación de los miedos agorafóbicos.
  • Retroalimentación y reforzamiento social. La retroalimentación ofrecida por el terapeuta parece ser un factor muy importante en la exposición en vivo. Menos importante pero útil, es el reforzamiento dado por el terapeuta.
  • Colaboración de familiares o amigos: pueden ofrecer ayuda, apoyo y aliento al paciente en la aplicación del programa de intervención.
  • Materiales de autoayuda como complemento de la terapia.

Varios estudios indican que la terapia cognitivo-conductual tiene una mejor relación coste-beneficio en comparación con la terapia farmacológica. Aún así, existen casos en que es conveniente la combinación en etapas iniciales de la terapia cognitivo-conductual y la farmacológica.

Exposición en vivo

La exposición en vivo implica que el paciente se exponga en la vida real y de un modo sistemático y progresivo a las situaciones que teme y evita.

Existen tres tipos de exposiciones:

  • Exposición prolongada: con la asistencia del terapeuta se afrontan las situaciones temidas de manera gradual, permaneciendo en las mismas hasta que la ansiedad se reduce significativamente.
  • Exposición autocontrolada más autoobservación: tras 2-5 sesiones con el terapeuta el paciente afronta las situaciones temidas sólo, con permiso de escape temporal en caso de ponerse excesivamente ansioso, siempre y cuando se registre el tiempo pasado fuera de la exposición y luego vuelva a ella.
  • Práctica programada: exposición prolongada y graduada pero con asistencia de un familiar o amigo que realizaría las pautas del terapeuta. Tanto el paciente como el acompañante llevan un manual de autoayuda.

Todas ellas comparten una serie de características comunes:

  • La justificación y presentación de la exposición como un programa sistemático y estructurado que requiere esfuerzo continuado y que implica tolerar cierta cantidad de ansiedad y malestar.
  • Reeducación sobre la naturaleza de la ansiedad: se trata de dar información sobre la ansiedad y el pánico para así reducir el miedo anticipatorio y el humor deprimido. Se le dice que algún grado de ansiedad es normal y aunque puede ser perturbadora, no es peligrosa, como tampoco lo son los ataques de pánico; y es improbable que ocurran las consecuencias catastróficas temidas.
  • Modificar pensamientos y creencias erróneos: mediante la discusión de los aspectos como los riesgos, la sobreestimación de probabilidades y otros errores cognitivos.
  • Especificar claramente los objetivos concretos a conseguir.
  • Las actividades durante la exposición deben hacerse sin prisas, ya que la precipitación es una estrategia defensiva (acabar rápido) e incrementa la activación
  • Discusiones individuales o en grupo sobre las experiencias de la exposición.
  • Otros aspectos: también es importante practicar en días buenos y malos, el reconocimiento de los propios avances, la practica en solitario lo más pronto posible, la superación de las conductas defensivas, entre otras.

Terapia farmacológica

a medicación se utiliza normalmente en combinación y como apoyo del tratamiento psicológico, si bien en algunos casos dicha asociación está desaconsejada. Los medicamentos más utilizados son los ansiolíticos, particularmente las benzodiacepinas, y antidepresivos, comúnmente los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRS)

Según la mayoría de estudios, la medicación es tan eficaz como los tratamientos psicológicos a corto plazo, pero no a medio y largo plazo ya que existe un porcentaje de recaídas mucho mayor, además de crear dependencia si los fármacos utilizados son los ansiolíticos.

En el tratamiento de la agorafobia, los fármacos son aconsejables sólo cuando existan razones específicas que lo justifiquen. Un porcentaje muy alto de pacientes acuden a terapia psicológica tomando medicación, y según el caso, se deberá reducir o mantener la dosis hasta que el paciente aprenda recursos suficientes para manejar la ansiedad, y a partir de este punto, recomendarle que abandone progresivamente la medicación, siempre bajo supervisión del médico correspondiente.

Existe el peligro de que el paciente utilice la medicación como técnica defensiva, tomándosela sólo en las situaciones temidas. En estos casos se le debe aconsejar que deje de hacerlo ya que refuerza la conducta de evitación.

El tratamiento de problemas asociados

En algunos casos, las crisis de ansiedad y la agorafobia vienen acompañados de otros problemas que contribuyan a su mantenimiento y que se tendrá que tratar concurrentemente o posteriormente al problema de la agorafobia. Especialmente existen dos problemas que merece la pena mencionar:

  • Depresión: cuando el estado de ánimo deprimido viene por otros factores y no directamente de la agorafobia (problemas maritales, autoevaluación negativa, aislamiento social) deben ser consideradas por separado.
  • Abuso de alcohol y fármacos ansiolíticos: hacen realmente difícil o imposible el cambio en la conducta agorafóbica. Las personas que estén tomando altas dosis de estas substancias deberán someterse a un programa de retirada lenta antes del tratamiento de la agorafobia. Es conveniente reducir o eliminar el consumo de cafeína y otros estimulantes, ya que exacerban la ansiedad e interfieren n el tratamiento.

El tratamiento, en rigor, no lo es del pánico, la agorafobia, o los problemas asociados, sino de la persona que lo padece, en ralación, naturalmente, con la demanda que efectúa.

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Fuente: E. Massagué y J.C. Baeza. Clínica de la Ansiedad. Psicólogos especialistas en el Tratamiento de las Crisis de Pánico y Agorafobia. Madrid y Barcelona.

Algunas referencias bibliográficas sobre tratamientos del pánico y la agorafobia

Bados, A. (1995a). Agorafobia: Naturaleza, etiología y evaluación. Barcelona: Paidós.

Bados, A. (2000). Agorafobia y ataques de pánico. Madrid: Pirámide.

Botella, C. y Ballester, R. (1997). Trastorno de pánico: Evaluación y tratamiento. Barcelona: Martínez Roca

Craske, M.G y Lewin, M.R. (1997). Trastorno por pánico. En V.E. Caballo (Dir.), Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos (Vol. 1, pp. 113-136). Madrid: Siglo XXI.

Echeburúa, E. y de Corral, P. (1992). La agorafobia. Nuevas perspectivas de evaluación y tratamiento. Valencia: Promolibro.

Marks,I.M.(1991a).Miedos, fobias y rituales: (1) Los mecanismos de la ansiedad.B arcelona: Martínez Roca.

Roca, E; Roca, B.(1999). Cómo tratar con éxito el pánico (con o sin agorafobia). Valencia. ACDE

Video Ilustrativo: Tratamiento psicológico de la ansiedad

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Introducción

Ansiedad y herencia

El trastorno de ansiedad más estudiado es probablemente el trastorno de pánico. Se estima que la aportación de la genética a la ocurrencia del trastorno se sitúa alrededor del 40%. De hecho, los estudios con gemelos indican que entre los monozigotos (comparten la misma carga genética) la presencia del trastorno es de 2 a 5 veces más elevada que entre gemelos dizigotos (no comparten la misma carga genética). Por otro lado, entre familiares de primer grado (padres, hijos, hermanos), es 3 veces más frecuente padecer este trastorno que en la población general. Otros estudios sugieren que los trastornos de pánico podrían compartir factores genéticos con otros problemas de ansiedad, como las fobias, la inhibición del comportamiento o la ansiedad por separación.

Algunos trabajos estiman en un 30% la contribución de la genética a la explicación del trastorno de ansiedad generalizada. La concordancia entre gemelos monozigotos es mayor que entre dizigotos . Por otro lado, los familiares de primer grado de personas con este trastorno tienen entre 2 y 3 veces más probabilidad de tener este mismo trastorno.

La agorafobia, la fobia a la sangre y/o a las heridas y la fobia social son los trastornos de ansiedad con una mayor heredabilidad. También el trastorno de estrés postraumático (TEPT) es más prevalente en gemelos monozigotos que en dizigotos, con una heredabilidad que se estima en torno al 20-30%.

Otros estudios sugieren que ciertas características de personalidad muy relacionadas con la ansiedad (la ansiedad rasgo, la inhibición conductual) podrían heredarse. Estas características heredadas podrían participar en la etiología de los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.

En síntesis, los resultados sugieren que las contribuciones de la genética, como factor predisposicional para el desarrollode los problemasde ansiedad, es apreciable.  Contrariamente a lo que se suponía, no se han identificado genes concretos que de forma específica estén implicados en un tipo u otro de problemas de ansiedad. En su lugar, parece más plausible considerar que un conjunto de genes influya de forma inespecífica en los trastornos de ansiedad, actuando fundamentalmente como factores predisposicionales o de vulnerabilidad, factores que no «obligan» o determinan que una persona llegue a sufrir un trastorno de ansiedad, pero que hacen más probable que éste se desarrolle si concurren otros factores capaces de activarlo.

Tengase en cuenta, por otro lado, que la trasmisión de rasgos o información de padres a hijos no se produce solo por vía genética, sino también a través del aprendizaje, cuyos componentes son también muy importantes en el origen y mantenimiento de los trastornos de ansiedad.

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Fuente: Noemí Guillamón. Clínica de la Ansiedad. Psicólogos y Psiquiatras. Barcelona y Madrid.

Vídeo Ilustrativo: Las bases genéticas de la ansiedad y la depresión I

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Tratamiento de la Ansiedad

¿Se cura la ansiedad?

En el origen y mantenimiento de los trastornos de ansiedad influyen varios factores. Sintéticamente, podemos reunirlos en tres grandes grupos: los factores predisposicionales, relativos a la vulnerabilidad, especialmente la de tipo biológico, del individuo para padecer un trastorno; los factores activadores, vinculados a percepción de peligro o amenaza y capaces de activar el trastorno; y los factores de mantenimiento, que contribuyen a sostener el trastorno una vez aparecido.

La ansiedad no se reduce a ninguno de estos factores aisladamente, sino a una determinada relación entre ellos, sin que necesariamente en todos los trastornos, o personas que los padecen, tengan que concurrir todos y cada uno de ellos, en la misma medida.

Estamos hablando de factores de tipo biológico, unos, psicológico, otros, y sociales o contextuales unos terceros. Algunos pueden ser crónicos, en el sentido de permanentes y no modificables específicamente con los actuales conocimientos y técnicas terapéuticos; otros permanentes, pero regulables; otros circunstanciales o episódicos, modificables o no.

Si hubiéramos de identificar la ansiedad con alguno de estos factores, y nos preguntásemos si se cura o no, si se cura o se controla, si se mejora para siempre o persiste, iríamos variando la respuesta en función de las características del factor al que hubiésemos reducido la ansiedad. Pero ya hemos señalado que la ansiedad es un sistema de factores y relaciones vinculadas de alguna manera con la activación ante algún tipo de amenaza. Raramente hay un único factor que tenga la capacidad crítica de determinar el sistema, frente a la influencia de otros. La mayoría de los factores, en la mayoría de los casos, tienen un valor condicionante, no determinante, en relación al sistema resultante, por otro lado constantemente cambiante.

Los interrogantes expresados más arriba, en esos términos formulados, pueden tener interés para los investigadores y especialistas, en función de los factores sobre los que centran sus estudios, pero planteados por los pacientes, que los viven de manera global e integrada, pueden tornarse a veces en preguntas capciosas, simplificaciones, o simplemente, expresión de los propios temores al respecto.

Para quien la padece, más allá de si la ansiedad se cura o se mejora, se activa o desactiva, se controla, es crónica, episódica o coyuntural, las cuestiones básicas, tangibles y nada especulativas son dos: por un lado, si la ansiedad genera problemas importantes de salud y, por otro, si resulta incapacitante, de modo significativo, respecto de los proyectos de la persona o el mantenimiento de su estatus quo social, laboral, de salud, etc.

Hay que tener, también, en cuenta que en algunos casos la ansiedad coexiste con otros trastornos lo que puede condicionar su naturaleza, su evolución y su respuesta a los tratamientos.

A la pregunta de si la ansiedad va a producir problemas importantes de salud e incapacitación para siempre, la respuesta es no, en la mayoría de los casos, si se trata adecuadamente.

A la pregunta de si se ha de seguir tratamiento durante toda la vida, la respuesta es no, en la mayoría de los casos.

A la pregunta de si se puede garantizar, para todos los casos, que no se sufrirán nuevos episodios de ansiedad nunca más, la respuesta es no. Es posible, en algunos casos, que se den y que requieran tratamiento. Se pueden prevenir muchos de ellos, eso sí.

A continuación se muestran los datos referidos a los efectos y circunstancias relacionados con el tratamiento de diferentes trastornos de ansiedadLos datos ofrecidos se refieren a los tratamientos basados en procedimientos cognitivo-conductuales. Están recogidos de diversos estudios, de donde resultan los rangos expresados en porcentajes.

Ansiedad social: 

  • Mejorados: 60-70%.
  • Recuperados: 20-70%.
  • Rechazos: 13-17%.
  • Abandonos: 12-18%.

Ansiedad Generalizada: 

  • Mejorados: 70-75%.
  • Recuperados: 30-60%.
  • Rechazos: 21%.
  • Abandonos: 11%.
  • Recaídas: 8-11%.

Pánico: 

  • Mejorados: 70-85%.
  • Recuperados: 45-70%.
  • Recaídas: 20-40%.

Agorafobia: 

  • Mejorados: 70%.
  • Recuerados: 40-65%.
  • Abandonos: 20-25%.

Estrés postraumático: 

  • Mejorados: 60-70%.
  • Abandonos: 14-30%.

Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC):

  • Mejorados: 70-85%.
  • Recuperados: 20-40%.
  • Rechazos: 15-25%.
  • Abandonos: 6-12%.
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Buscar ayuda

Tratamiento online de la ansiedad mediante videoconferencia

Los tratamientos psicológicos basados en procedimientos cognitivo pueden realizarse presencialmente o por videoconferencia.

Así como en otro tipo de terapia, acudir presencialmente a la consulta puede ser imprescindible, en un tratamiento psicológico cognitivo conductual, el más indicado para la ansiedad, realizar las consultas online (por videoconferencia) es totalmente factible y efectivo, según demuestran numerosos estudios.

Los pasos a realizar en un tratamiento psicológico, ya sea presencialmente en consulta u online, son los mismos, y las estrategias y técnicas con las que superar la ansiedad, se aprenden e integran con el mismo éxito tanto de una manera como de la otra.

La ventaja de un tratamiento presencial es, fundamentalmente, el contacto directo entre la persona y el psicólogo/a. Muchas personas tienen preferencia por esta opción. Las ventajas de un tratamiento online son la comodidad de realizarlo desde casa y evitar desplazamientos.

En nuestro centro, las consultas por videoconferencia se efectúan para tratamientos psicológicos. Previamente, se valora la idoneidad de este medio para el caso en cuestión y, siempre que sea posible, se combina con entrevistas presenciales.

La consulta a través de Internet, mediante videoconferencia,

  • Facilita y diversifica el acceso paciente-especialista;
  • Permite una atención en tiempo real, personalizada, exclusiva y confidencial, sin perder el contacto cara a cara.
  • Posibilita el tratamiento regular de personas que se desplazan con cierta frecuencia o de personas que residen lejos del centro de consultas y no pueden asistir fácilmente.

Limitaciones y/o indicaciones a las que está sujeto este servicio

  • En nuestro centro, las consultas por videoconferencia se efectúan en el contexto de   tratamientos psicológicos, y con técnicas cognitivo-conductuales.
  • Si está tomando medicación, es necesario un seguimiento por su médico de cabecera o su psiquiatra. Conviene que sepan que usted está recibiendo asistencia psicológica.
  • Las consultas online no están indicadas y no deben utilizarse en caso de emergencia médica.

¿Cómo se conciertan las entrevistas?

Las visitas consultas online se conciertan por los mismos medios que las presenciales: personalmente, por teléfono o por correo electrónico.

¿Quien atenderá las consultas mediante videoconferencia?

El psicólogo del equipo asignado para atender al usurio y hacerse cargo del programa de intervención psicológica

Horario, duración, y coste de las entrevistas

El horario de asistencia para consultas por videoconferencia se extiende de las 9’00 horas hasta las 21’00 horas, de lunes a viernes, hora española. La duración de la consulta está fijada en 45 minutos. Las visitas se abonarán previamente a través de nuestra pasarela de pago online,  mediante transferencia bancaria, o personalmente en una visita presencial anterior, si es el caso. El coste de las visitas que se efectúan por vídeo conferencia, es el mismo que las presenciales. Consultar tarifas.

Protección de datos

Los datos de la entrevista y los contenidos del expediente personal del usuario son confidenciales y reciben el mismo tratamiento y protección que los obtenidos mediante entrevistas presenciales, pudiendo el usuario ejercer sus derechos de acceso, modificación, rectificación, supresión, limitación y portabilidad conforme a la ley (REPD).

La solicitud de consulta mediante videoconferencia implica la aceptación de estas condiciones y la política de privacidad de www.clinicadeansiedad.com.

¿Qué medios necesito para la realización de videoconferencia?

Para la realización de las videoconferencias deberá disponer de:

  • Conexión a internet a través de ordenador, móvil o tablet.
  • El disposivo ha de tener cámara, microfono y auriculares u otra salida de sonido.

Condiciones generales

Clínica de la Ansiedad no se responsabiliza de las condiciones generales de funcionamiento de internet en el momento de la consulta, ni por tanto de la calidad de vídeo y audio durante la misma. El usuario podrá solicitar una nueva consulta gratuita exclusivamente en el caso de que las condiciones de la red no permitan establecer una comunicación mínimamente eficiente.

Algunos artículos científicos,  sobre la eficacia de los tratamientos de  los trastornos de ansiedad a través de internet

Transdiagnostic internet treatment for anxiety and depression: A randomised controlled trial.  Titov, Nickolai; Dear, Blake F.; Schwencke, Genevieve; Andrews, Gavin; Johnston, Luke; Craske, Michelle G.; McEvoy, Peter; Behaviour Research and Therapy, Vol 49(8), Aug, 2011. pp. 441-452.

Cost-effectiveness of Internet-based cognitive behavior therapy vs. cognitive behavioral group therapy for social anxiety disorder: Results from a randomized controlled trial.  Hed-man, Erik; Andersson, Erik; Ljótsson, Brjánn; Andersson, Gerhard; Rück, Christian; Lindefors, Nils; Behaviour Research and Therapy, Vol 49(11), Nov, 2011. pp. 729-736.

Randomized controlled trial of Internet‐delivered cognitive behavioral therapy for posttrau-matic stress disorder by Spence, Jay; Titov, Nickolai; Dear, Blake F.; Johnston, Luke; Solley, Karen; Lorian, Carolyn; Wootton, Bethany; Zou, Judy; Schwenke, Genevieve. Depression and Anxiety, July 2011, Vol. 28 Issue: Number 7 p541-550.

An internet administered treatment program for obsessive–compulsive disorder: A feasibility study.  Wootton, Bethany M.; Titov, Nickolai; Dear, Blake F.; Spence, Jay; Andrews, Gavin; Johnston, Luke; Solley, Karen; Journal of Anxiety Disorders, Vol 25(8), Dec, 2011. pp. 1102-1107.

Preliminary investigation of web-camera delivered cognitive-behavioral therapy for youth with obsessive-compulsive disorder.  Storch, Eric A.; Caporino, Nicole E.; Morgan, Jessica R.; Lewin, Adam B.; Rojas, Ariz; Brauer, Lindsay; Larson, Michael J.; Murphy, Tanya K.; Psychiatry Research, Vol 189(3), Oct 30, 2011. pp. 407-412.

Individually-tailored, Internet-based treatment for anxiety disorders: A randomized controlled trial by Carlbring, Per; Maurin, Linda; Törngren, Charlotta; Linna, Emma; Eriksson, Thomas; Sparthan, Elisabeth; Strååt, Marcus; Hage, Christian Marquez von; Bergman-Nordgren, Lise; Andersson, Gerhard. Behaviour Research and Therapy, January 2011, Vol. 49 Issue: Number 1 p18-24.

Effectiveness randomized controlled trial of face to face versus Internet cognitive behaviour therapy for social phobia by Andrews, Gavin; Davies, Matthew; Titov, Nickolai. Australian and New Zealand Journal of Psychiatry, April 2011, Vol. 45 Issue: Number 4 p337-340.

Internet-based treatment of social phobia: A randomized controlled trial comparing unguided with two types of guided self-help.  Berger, Thomas; Caspar, Franz; Richardson, Robert; Kneubühler, Bernhard; Sutter, Daniel; Andersson, Gerhard; Behaviour Research and Thera-py, Jan 1, 2011.

Internet-based cognitive behavior therapy vs. cognitive behavioral group therapy for social anxiety disorder: A randomized controlled non-inferiority trial.  Hedman, Erik; Andersson, Gerhard; Ljótsson, Brjánn; Andersson, Erik; Rück, Christian; Mörtberg, Ewa; Lindefors, Nils; PLoS ONE, Vol 6(3), Mar 25, 2011.

Internet-versus group-administered cognitive behaviour therapy for panic disorder in a psy-chiatric setting: a randomised trial. (eng) By Bergström J, Andersson G, Ljótsson B, Rück C, Andréewitch S, Karlsson A, Carlbring P, Andersson E, Lindefors N, BMC Psychiatry [BMC Psychiatry], ISSN: 1471-244X, 2010 Jul 02; Vol. 10, pp. 54.

Clinician-assisted Internet-based treatment is effective for panic: A randomized controlled trial.  Wims, Edward; Titov, Nickolai; Andrews, Gavin; Choi, Isabella; Australian and New Zealand Journal of Psychiatry, Vol 44(7), Jul, 2010. pp. 599-607.

Computer therapy for the anxiety and depressive disorders is effective, acceptable and practi-cal health care: A meta-analysis.  Andrews, Gavin; Cuijpers, Pim; Craske, Michelle G.; McEvoy, Peter; Titov, Nickolai; PLoS ONE, Vol 5(10), Oct 13, 2010.

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Clínica de la Ansiedad. Terapia cognitivo-conductual. Psicólogos en Madrid y Barcelona especialistas en el tratamiento de la ansiedad.

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Introducción

Ansiedad, pensamiento y anticipación

La ansiedad es un mecanismo adaptativo de defensa cuya función es disponer las acciones más convenientes ante situaciones consideradas amenazantes. Algo se considera o no amenazante en función del resultado de un doble proceso de valoración:

  • Qué ocurre, cómo nos afecta, qué consecuencias tiene o podría tener.
  • Qué competencias tenemos, qué recursos podemos movilizar, qué confianza tenemos en ellos.

Ambas valoraciones están basadas en el procesamiento de la información, a través del pensamiento, que juega un papel fundamental en las acciones relacionadas con la ansiedad

De la actividad de estos procesos mentales de pensamiento, conocidos también con el nombre de procesos cognitivos, se deriva una determinada caracterización de la realidad, de la que también forma parte la representación de nosotros mismos. En función de dicha construcción de la realidad, se activan las acciones oportunas por parte de individuo y la disposición fisiológica propicia para su desarrollo. Existe incluso la posibilidad de representar dicha acción imaginariamente, de manera simulada o virtual, experimentando y construyendo así diferentes definiciones de la realidad, su posible manipulación, su desarrollo y consecuencias. Es incluso posible, retrospectivamente, hacer diferentes lecturas de lo ocurrido.

Dentro de los procesos cognitivos, tienen singular importancia los pensamientos de tipo anticipatorio: si la función de la ansiedad es movilizar al organismo frente a posibles peligros o amenazas, la ansiedad ha de activarse antes de que el peligro se materialice. Hemos de estar previamente advertidos, dispuestos y activados ante la eventualidad de un riesgo. Si un coche puede atropellarnos, hemos de saltar, o quedarnos clavados en la acera, antes de que nos alcance; si tenemos un examen próximamente, la ansiedad ha de importunarnos días antes y empujarnos a estudiar para adquirir los conocimientos o destrezas que, llegado el momento, nos permitan superarlo con éxito.

La anticipación, pues, es un proceso de evaluación cognitiva que sobre, la base de la experiencia y otras fuentes de conocimiento, prevé las consecuencias que un acontecimiento dado provocará en el individuo. Va desde un proceso rápido, intuitivo, automático, hasta un proceso de predicción elaborado, deliberado, basado en inferencias inductivas o deductivas. Se refiere básicamente a:

  • cómo, cuándo, de qué manera algo perjudica o beneficia (evaluación primaria , en términos de Lazarus y Folkman, 1984).
  • qué puede hacerse al respecto, (evaluación secundaria , en términos de Lazarus y Folkman, 1984 ).
  • qué capacidad se atribuye la persona para hacerlo (expectativa de eficacia , en términos de Bandura, 1986).
  • qué resultados se calculan como probables (expectativa de resultados, en términos de Bandura, 1986).

En consonancia con dichas predicciones, se experimenta un estado emocional agradable o desagradable, dependiendo de que el individuo se vea afectado positiva o negativamente.

La anticipación, como expectativa, produce también un efecto motivacional. En palabras de Bandura (1986) «los pensamientos anticipatorios que no exceden los límites de la realidad tienen un valor funcional porque motivan el desarrollo de competencias y de planes de acción». La anticipación forma parte de la propia acción como factor regulador e inductor de la conducta y de las emociones.

El pensamiento tiene gran capacidad de auto-activación fisiológica de la emoción. La experiencia común nos dice que la imaginación de escenas repugnantes o asquerosas produce nauseas, las eróticas excitación sexual, o la degustación imaginaria de un manjar salivación y secreción de jugos gástricos. En concreto, las anticipaciones referidas a la ocurrencia de amenazas, daño o perjuicio, generan ansiedad. Estos pensamientos pueden resultar, a veces, tan activadores como los propios acontecimientos reales. Las vísceras (pulmones, corazón, estómago) y los músculos no saben qué pasa, ni deciden qué hacer. Son los centros nerviosos superiores, la corteza cerebral fundamentalmente, aunque no solo, quien conoce, presupone, acertadamente o no, la realidad en que nos encontramos o nos podríamos encontrar, cómo nos afecta y qué podemos hacer. Sobre esta base se genera una respuesta psicofisiológica que prepara al organismo para actuar en consecuencia.

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Fuente: J. Carlos Baeza (2007). Clínica de la Ansiedad. Psicólogos  especialistas en el tratamiento de la ansiedad. Madrid y Barcelona.

Vídeo ilustrativo: Administración de preocupaciones

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Prevención de la Ansiedad

Alimentación y ansiedad

Lo que comemos tiene efectos directos sobre cómo nos sentimos física y emocionalmente. Antes de entrar a analizar cuales son ésos efectos cabe hacer dos observaciones importantes. Primero, muchos de los procesos y consecuencias que describiremos en este capítulo repercuten indirectamente sobre la ansiedad, no como relaciones simples de causa-efecto. Segundo, al hablar de nutrición no podemos utilizar términos absolutos; todos los alimentos de los que vamos a hablar se pueden consumir en las cantidades adecuadas.  Lo importante es mantener dietas equilibradas y variadas, y conocer cómo puede afectarnos el consumo abusivo de algunos productos.

Una parte de la ansiedad que experimentamos puede ser debida al consumo de distintos estimulantes y a deficiencias en vitaminas o minerales concretos.

Conviene limitar el consumo de:

  • Grasas, vísceras y charcutería (embutidos, patés y foie-gras), leche condensada, lácteos enriquecidos con nata, quesos grasos, bollería rellena, productos de pastelería y repostería industrial, etc. Modere el consumo de comidas ricas en grasas saturadas (mantequilla, queso, leche entera, helados, cremas, grasa de la carne, bollería industrial, aceite de palma…). El consumo excesivo de grasas puede favorecer la obesidad y elevar los niveles de colesterol, poniendo bajo un esfuerzo innecesario al sistema cardiovascular, lo que además puede intensificar alguna de las manifestaciones sintomatológicas de la ansiedad.
  • Estimulantes (café, té, refrescos con cafeína, extractos de guaraná, ginseng) y alcohol. Algunos alimentos o bebidas que acompañan la comida pueden llevar sustancias que estimulan el sistema nervioso y sobre-activan al organismo, lo que puede provocar ansiedad, nerviosismo e insomnio, por ejemplo. Al mismo tiempo reducen la disponibilidad de vitaminas y minerales en nuestro cuerpo. El estimulante de consumo más frecuente es la cafeína, presente en el café, en algunas bebidas de cola, y algunas de las llamadas energizantes. No se recomienda tomar más de 100 miligramos/día de cafeína. Esto equivale a una taza de café o dos bebidas de cola. Si hay problemas de ansiedad, mejor pasarse al café descafeinado, refrescos sin cafeína o infusiones sin estimulantes. La teína, presente en el té, tiene también efectos estimulantes. El alcohol, si bien en la fase inicial inmediatamente posterior al consumo tiene un efecto desinhibidor, lo que lleva a algunas personas a pensar que es un euforizante, lo cierto es que se trata de un depresor del sistema nervioso, que puede alterar negativamente el estado de ánimo, y en las personas propensas, inducir, como efecto rebote, manifestaciones de ansiedad horas después de su consumo.
  • Sales y azúcar. La sal disminuye las reservas de potasio de nuestro cuerpo, un mineral muy importante para el funcionamiento apropiado del sistema nervioso. La sal puede aumentar la presión sanguínea poniendo a prueba nuestro corazón y arterias. Se recomienda no exceder un gramo de sal por día. El azúcar no contiene nutrientes esenciales, suministra una fuerte dosis de energía inmediata para el cuerpo, que a veces puede ser excesiva e innecesaria. Evite siempre que pueda aquellas comidas hechas a base de azucares refinados. No caiga, sin embargo, en el error de sustituir ese azúcar por edulcorantes artificiales ya que también pueden provocar ansiedad y, otros problemas de salud si se consumen en exceso
  • Aditivos y otros productos artificiales. Existen muchos aditivos químicos utilizados en el procesamiento de comida industrial. No se conocen bien aún sus efectos sobre el organismo a largo plazo. Son productos que nuestro cuerpo procesa con más dificultad. El procesamiento industrial sustrae muchos nutrientes y vitaminas de los alimentos; es mejor minimizar el consumo de comida rápida, sabores artificiales, aditivos químicos. Mención especial merece el Glutamato de Monosodio (MSG), un aditivo artificial que se usa para realzar sabores, frecuentemente usado para cocinar en restaurantes, especialmente en comida china. Puede tener un fuerte efecto irritativo sobre el sistema nervioso llegando a producir, en casos extremos, dolores de cabeza, hormigueo, entumecimiento y dolor en el pecho. Se ha de tener especial cuidado en el consumo de carnes procedentes de animales que pudieran haber sido alimentados con hormonas para promover un engorde y crecimiento rápidos; así con productos vegetales en cuyo cultivo se hubieran utilizados pesticidas. Se trata de productos muy tóxicos.

Conviene no descuidar el consumo de:

  • Leche, yogures y otras leches fermentadas, productos lácteos no excesivamente grasos o dulces y quesos.
  • Carnes (preferir las menos grasas), pescado, huevos y derivados.
  • Cereales, patatas y legumbres, especialmente derivados integrales; muesli o cereales de desayuno integrales. Algunos de estos alimentos son ricos en hidratos de carbono. Forman parte de las materias primas que necesita el organismo para la obtención de energía. Es una opción más saludable que utilizar comidas ricas en azúcares como helados o chocolate.
  • Verduras y hortalizas y frutas. Tienen un destacable valor nutritivo, aportan minerales y vitaminas imprescindibles y son fáciles de digerir. Favorecen la absorción del triptófano, precursor de la serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo y la ansiedad. Frutas, vegetales y cereales integrales son una excelente fuente de fibra La ansiedad puede provocar distintos problemas digestivos entre ellos malestar intestinal y estreñimiento. Una mayor ingesta de fibra ayudará a un mejor tránsito intestinal. Si puede elegir tome frutas enteras en vez de zumos.
  • Agua, zumos, jugos de hortalizas, infusiones no estimulantes, frutos secos, aceites de oliva y semillas.

Nutrientes específicos

Hay algunos nutrientes específicos que pueden ayudar a nuestro organismo a manejarse mejor en situaciones de ansiedad.

Calcio

Es necesario para mantener un balance electrolítico, para la contracción muscular, transmisión nerviosa, regulación de la división celular, secreción hormonal y formación de hueso y dientes. Algunas investigaciones indican que el calcio podría ayudar a bajar la presión sanguínea. Un déficit puede provocar: agitación, depresión, palpitaciones, insomnio, irritabilidad. El calcio se encuentra en todos los productos lácteos y derivados, la soja, el tofu; las hortalizas de hojas verdes como el brécol o los nabos también son buenas fuentes de calcio.

Ácido alfa-linoléico (familia Omega 3)

Algunos estudios indican que una carencia de ácido alfa-linoléico podría facilitar la aparición de ataques de pánico. Se encuentra principalmente en el pescado (especialmente en el atún y el salmón), pero también se encuentra en cantidades importantes en el aceite de linaza, en las semillas de mostaza, en pipas de calabaza, en la soja, nueces… además cada vez nos encontramos con más productos en el mercado enriquecidos con ácidos de la familia Omega 3.

Magnesio

Ayuda con la relajación muscular, el mantenimiento del músculo cardíaco, la transmisión neuromuscular y el ensanchamiento de los vasos sanguíneos. Un déficit de magnesio puede provocar: agitación, ansiedad, confusión, manos y pies fríos, depresión, insomnio, inquietud. Alimentos ricos en magnesio: espinacas, aguacates, pipas de calabaza y de girasol, ostras, almendras…

Familia de la vitamina B

Nos ayudan a obtener energía actuando con enzimas para convertir nutrientes complejos como los carbohidratos en unidades energéticas más simples. Son importantes para el funcionamiento normal del sistema nervioso y son de ayuda tanto para poder relajarse como para conseguir la energía necesaria diariamente. Un déficit de vitamina B puede provocar: fatiga, irritabilidad, nerviosismo, depresión, insomnio, pérdida de apetito…

Complementos nutricionales y otros

Los estados de ansiedad implican un gran desgaste físico y mental, y por tanto puede ser recomendable la toma de ciertos suplementos de vitaminas y minerales siempre bajo la supervisión o asesoramiento de un especialista. Hay que ser sin embargo muy cautos puesto que algunos complejos vitamínicos que se anuncian como indicados en estados carenciales incluyen en su fórmula sustanciadas excitantes como ginseng o guaraná que pueden justamente provocar o agravar un cuadro de ansiedad.

Por otro lado, las bebidas que conocemos como energéticas suelen contener estimulantes como la cafeína y la taurina, o los ya comentados extractos de ginseng o guaraná, por lo que resultan tan poco recomendables como el café o el té.

¿Cómo comer?

El estrés y la ansiedad pueden agravarse no sólo por lo que se come, sino también por la forma en que se hace. Es aconsejable:

  • No comer demasiado rápido o mientras anda; comer sentado en la mesa y plato por plato, sin mezclarlos.
  • Masticar bien la comida, por lo menos 15 o 20 veces por bocado.
  • No comer demasiado o hasta el punto de sentirse hinchado.
  • Ingerir cantidades moderadas de líquido durante la comida; beber demasiado puede diluir los ácidos estomacales y las enzimas digestivas (entre uno y dos vasos de agua por comida es suficiente).
  • Realizar varias comidas al día, entre tres y cinco, que no sean copiosas.
  • Repartir las comidas regularmente a lo largo del día, para evitar descensos bruscos en el nivel de glucosa en sangre.
  • Planificar y respetar los horarios de comida; es mejor tener pensados también los menús para poder comprar y preparar lo que necesitemos con tiempo.
  • Empezar el día con un buen desayuno ayudará a evitar el descenso de azúcar en sangre (hipoglucemia) que suele producirse a media mañana y que puede provocar nerviosismo e irritabilidad.
  • Utilizar preferiblemente las formas de cocción menos grasas: planchas, parrillas, asados, microondas y cocciones en agua.
  • Moderar los fritos, rebozados, empanados, guisos y estofados.

Respetar estos hábitos le ayudará a digerir y asimilar adecuadamente la comida, favorecerá la absorción de nutrientes y le evitará molestias digestivas e intestinales. Coma bien. Es importante tener una dieta variada que asegure el consumo todos los nutrientes esenciales necesarios para mantenerse sano. Una nutrición equilibrada es fundamental para mantener una salud general, pero también para poder manejar mejor nuestra ansiedad y regular el estado de ánimo.

De la misma manera que es importante cuidarse desde la vertiente física, lo es hacerlo desde la psicológica y emocional. Un tratamiento psicológico te ofrece herramientas y estrategias para aprender a gestionar, reducir y eliminar tu ansiedad.

Realizar una terapia psicológica te ayudará a superar tu problema de ansiedad de una manera más rápida y eficaz.

Contáctanos y te informamos:

Clínica de la Ansiedad en Barcelona: 93 226 14 12607 507 097.

Clínica de la Ansiedad en Madrid: 91 829 93 92607 507 097.

Correo electrónico: info@clinicadeansiedad.com

Clínica de la Ansiedad. Especialistas en el tratamiento de la ansiedad.

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Fuente: Marc Coronas. Clínica de la Ansiedad. Psicólogos especialistas en el tratamiento de la ansiedad.

Video ilustrativo: Hábitos de alimentación (UNED-RTVE2)

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Tratamiento de la Ansiedad

¿Cuánto cuesta, cuánto dura, un tratamiento psicológico de problemas de ansiedad?

¿Los tratamientos psicológicos son muy caros?

Los precios y duración de las consultas psicológicas pueden variar en función de los centros asistenciales. En términos generales, las visitas suelen tener una duración de entre 45 y 60. En el ámbito de la asistencia privada las sesiones de consulta cuestan alrededor de 50-70 euros cada una. Los tratamientos psicológicos de los trastornos de ansiedad requieren, en general, un promedio de 12-18 sesiones, un tratamiento psicológico puede costar en torno a los seiscientos o novecientos euros, que se van pagando en unos meses, en función de cómo se hayan distribuido las sesiones.

En muchas ocasiones, el acceso a un tratamiento psicológico, más allá del indudable esfuerzo económico que pudiera suponer, es un problema de prioridades individuales, por un lado, y de implicación personal en la búsqueda de resultados y condiciones psicológicamente satisfactorios, por otro.

¿Cuánto suelen durar los tratamientos psicológicos de la ansiedad?

Para los trastornos de ansiedad, los tratamientos psicológicos que han demostrado una mayor efectividad son los basados en procedimientos llamados cognitivo-conductuales. Estos tratamientos, en la mayoría de casos, duran alrededor de 12-18 sesiones por término medio. Son pues tratamientos de tiempo limitado, donde se sigue un programa previamente establecido cuyas líneas básicas están trazadas en función del paciente, su caso y sus circunstancias. En algunos casos, dependiendo de la severidad de las alteraciones, o si se presentan acompañadas de otras, los tratamientos pueden ser más largos.

¿Los resultados de los tratamientos psicológicos son difíciles de apreciar y tardan en aparecer?

Desde un punto de vista práctico, lo que hace que los trastornos de ansiedad lo sean, son los problemas de salud que originan, y lo incapacitantes que resultan. La diferencia entre dormir o no dormir, tener molestias físicas o no tenerlas, concentrase o no concentrarse, son fáciles de apreciar, medir y objetivar. Es algo tangible, que se puede “palpar”.

Poder moverse libremente o no, desenvolverse mejor socialmente o no, estar atrapado en rumiaciones y rituales o estarlo mucho menos, son experiencias que pueden sentirse claramente y que pueden cuantificarse objetivamente mediante diversos indicadores y puntos de vista (profesionales, económicos, afectivos, espaciales, lúdicos).

En los trastornos de ansiedad la mejora sintomatológica, mediante tratamientos psicológicos, se manifiesta en el transcurso de las primeras semanas; inmediatamente después se aprecia en la superación de miedos; posteriormente en el desarrollo de habilidades de afrontamiento ante problemas y fuentes de ansiedad, y finalmente en el cambio de actitudes o valores si es el caso.

La mayoría de los resultados aparecen en un plazo corto y medio, si bien su consolidación requiere mantener algunos esfuerzo o condiciones más allá incluso del periodo de tratamiento. Se ha de tener también en cuenta que algunos pacientes con trastornos de ansiedad presentan, conjuntamente, otros problemas psicológicos cuyo abordaje, puede requerir técnicas, procesos y tiempos, distintos de los aquí señalados.

 ¿Los tratamientos psicológicos consisten solo en hablar?

Los tratamientos psicológicos no tienen por objetivo el deshago verbal del paciente, ni se aspira a la mejora de los problemas simplemente por hablar de ellos. Naturalmente, el paciente y el especialista se entienden hablando, pero la intervención psicológica va más allá de la comunicación verbal y el análisis de los problemas: se requiere del paciente una elevada implicación en la resolución de sus problemas y ha de seguir diferentes procedimientos, muchos de ellos fuera de la consulta, para conseguir el cambio que se busca a través de la modificación de los síntomas, el replanteamiento de las situaciones y el afrontamiento más efectivo de la ansiedad, lo que la origina y la mantiene.

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Fuente: Clínica de la Ansiedad. Psicólogos y psiquiatras. Barcelona y Madrid. Especialistas en el tratamiento de la ansiedad. Terapia cognitivo-conductual

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