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Ansiedad y otros

Creencias y pensamientos desadaptativos en la Hipocondría.

La hipocondría, o ansiedad por la enfermedad, se sustenta, entre otras, en un tipo característico de pensamientos y creencias donde básicamente se sobrestima la gravedad y probabilidad de sufrir una enfermedad y morir.

Algunos ejemplos de estos pensamientos y creencias son:

– Es muy fácil padecer una enfermedad grave, a menudo escuchas o sabes de algún caso.

– Si tengo un dolor que dura varios días, es porque tengo una enfermedad grave.

– Tengo que estar atento/a cualquier sensación porque podría ser el origen o el síntoma de una enfermedad grave.

– No debería notar nada (dolor, sensación “extraña”), eso es indicativo de enfermedad.

– Lo normal debe ser no notar nunca nada. Si notas algo es que estás enfermo/a.

– Estas sensaciones/síntomas son por mi problema de corazón, que todavía no me han diagnosticado.

– Estas sensaciones/síntomas son por un cáncer, que todavía no me han diagnosticado.

– Estas sensaciones/síntomas son por una enfermedad grave, que todavía no me han diagnosticado.

– Moriré pronto.

– Los médicos no han sabido ver/diagnosticar todavía, pero algo grave me pasa.

– Algo va mal en mi cuerpo.

– Si no tengo la enfermedad ya, la tendré en un futuro.

– Tengo diferentes síntomas, y a menudo, que seguro que son de alguna enfermedad grave.

– Tengo mayor predisposición que otras personas.

– Un síntoma siempre indica un problema grave.

– Debo encontrar la explicación exacta de mi síntoma.

La persona con ansiedad por la enfermedad ha podido tener experiencias, propias o de alguien cercano, en relación a enfermedades, errores médicos, etc. A partir de ahí, se aposentan una serie de pensamientos y creencias, como los anteriormente descritos, que se activan ante diferentes circunstancias:

– Si leo sobre alguna enfermedad me empiezo a preocupar por ella.

– Si me explican de alguien que padece una enfermedad grave creo que la tengo o la tendré y me empiezo a preocupar.

– Creo que los demás no se toman en serio mis síntomas. Al final tendré razón y será algo grave, y no me habrán hecho caso.

– No puedo leer sobre enfermedades o noticias sobre muertes.

– Busco por internet a menudo información sobre enfermedades.

– Si noto alguna cosa busco información sobre ese síntoma y su posible relación con cáncer, problemas cardíacos o neurológicos, o enfermedades graves o raras.

En el tratamiento psicológico de la hipocondría, se trabajan estos pensamientos y creencias para lograr que la persona desarrolle pensamientos y creencias más realistas (menos extremistas y catastrofistas) en relación a los síntomas. A menudo también se trabajan las dificultades en relación a la idea de la muerte, a la incertidumbre que representa, y como gestionar mejor esta incertidumbre.

La persona, igual que hace con otras preocupaciones, debe aprender a mejorar su capacidad de distanciarse de sus pensamientos y adoptar una visión crítica de los mismos. Si creemos 100% todas las afirmaciones que antes hemos descrito, es normal que estemos altamente preocupados por la enfermedad y la muerte. Tomar distancia de estos pensamientos y creencias, entendiendo que una parte importante de la ansiedad por la enfermedad son estos propios pensamientos, es un paso relevante en el tratamiento.

Además de todo esto, se trabajan estrategias para regular mejor la ansiedad, para no focalizar la atención en los síntomas y para reducir las conductas de evitación-seguridad-tranquilización.

Fuente: Clínica de la Ansiedad.

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Ansiedad Generalizada

Trastorno de Ansiedad Generalizada: ansiedad y preocupación.

En el trastorno de ansiedad generalizada la ansiedad se presenta relacionada con la anticipación de futuros peligros o situaciones difíciles (posibles desgracias que pueden ocurrir), con la aparición de reacciones somáticas de tensión y con sentimientos de intranquilidad, inquietud y malestar.

Cuando hablamos de reacciones somáticas nos referimos a como de manera involuntaria ciertos problemas psicológicos se expresan a traves de síntomas físicos. En el caso del trastorno de ansiedad generalizada, la anticipación de problemas y peligros, genera una reacción de tensión en nuestro cuerpo, se produce una activación fisiológica que se traduce en diversos síntomas y sensaciones físicas. El síntoma principal es la tensión muscular, aunque algunos pacientes también refieren síntomas gastrointestinales como diarrea, molestias abdominales o náuseas. Otras sensaciones que se experimentan, aunque menos frecuentes, son palpitaciones, sudoración, sensación de mareo o inestabilidad, dificultad para respirar y dolor u opresión en el pecho.

También se asocian al trastorno de ansiedad generalizada síntomas como irritabilidad, nerviosismo o inquietud, problemas para conciliar o mantener el sueño, sensación de cansancio o fatiga y problemas de concentración.

En lo que se refiere a la preocupación, esta suele expresarse mediante la anticipación de problemas, peligros o desgracias. Estas preocupaciones anticipatorias se componen de conjunto de pensamientos sobre el peligro venidero, sobre lo incierto de la amenaza, vivida como real, impredecible e incontrolable. Dadas estas características, la supuesta futura amenaza se vive con una notable ansiedad (como ya hemos explicado más arriba) y genera una cadena de pensamientos y preguntas acerca del posible peligro: «¿Y si ocurre…?…entonces pasará… ¿y si como consecuencia…? ¿y si después…? (Ej.: ¿Y si me echan del trabajo? Y luego me cuesta mucho tiempo encontrar otro trabajo…¿Y si no encuentro otro? Entonces no podremos pagar los gastos y tendremos que dejar nuestra casa y marcharnos….).

Algunos de los temas más frecuentes de preocupación tratan sobre salud, familiares o amistades, economía, estudios o trabajo y aspectos de la vida cotidiana. Todos estos aspectos pueden ser motivo de preocupación para cualquier persona, pero en personas con ansiedad generalizada, estas preocupaciones se presentan más a menudo, con mayor intensidad y les resultan difíciles de controlar, incluso cuando el motivo de preocupación es menor. Las preocupaciones (o futuros peligros y dificultades) les resultan más incontrolables, se preocupan por una mayor variedad de temas y tienen mayor necesidad de controlar los pensamientos.

Fuente: Clínica de la Ansiedad.

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Ansiedad Generalizada

Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG): descripción.

En el trastorno de ansiedad generalizada, los dos componentes fundamentales que lo caracterizan son la ansiedad y la preocupación,

Esta ansiedad y preocupación aparecen de manera persisitente y excesiva o desproporcionada. Forman parte de la vida diaria de la persona y afectan a multiples areas de su vidar. A la persona le resulta difícil controlar las preocupaciones y los síntomas de ansiedad asociados, y todo ello provoca una importante interferencia en sus tareas diárias y su bienestar.

Considerar la ansiedad y la preocupación como excesivas significa que no son proporcionales en relación al desencadenante que se teme o preocupa, es decir, que su duración, frecuencia e intensidad superan lo esperable para esa situación (la situación no es en realidad ni tan probable ni tan grave como para que genere esa intensa respuesta de activación y ansiedad y preocupación al respecto). En lo que se refiere a la persistencia, la ansiedad y la preocupación ocupan un notable tiempo de la persona, varios días a la semana o todos los días, puediendo ocupar varias horas de estos días.

Otra característica destacada es que a la persona le cuesta dejar de preocuparse y sentirse ansiosa, y este es un hecho diferencial respecto a las preocupaciones diarias de cualquier persona. Todas las personas pueden tener preocupaciones, pero a diferencia de las preocupaciones en el trastorno de ansiedad generalizada, éstas son menos intensas, duraderas y persistentes, y más fáciles de controlar.

Esta ansiedad y preocupación del trastorno de ansiedad generalizada se manifiestan además con una serie de síntomas como como irritabilidad, inquietud, sensación de cansarse con facilidad, tensión muscular, dificultades en el sueño, problemas de concentración y quedarse en blanco.

Fuente: Clínica de Ansiedad.

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Ansiedad y otros

Ansiedad por la enfermedad: características.

En las personas que sufren hipocondría, a parte de experimentar una gran ansiedad, el problema básicamente circula entre la malinterpretación de sus síntomas físicos y sus conductas de seguridad al respecto de los mismos. Este círculo les lleva a comprobaciones continuadas sobre sus síntomas o sensaciones y a emplear mucho tiempo en preocupaciones e imaginaciones respecto a “su enfermedad”, el pronóstico, el deterioro que sufrirán, la muerte…etc, con el sufrimiento que ello conlleva.

De manera resumida podemos describir los siguientes problemas en quién sufre ansiedad por la enfermedad:

Creencias desadaptativas y poco realistas respecto al significado de sus síntomas, como por ejemplo: “estar sano significa no tener nunca ningún síntoma ni malestar”.

Sobreestimación de la probabilidad de morir por una enfermedad.

– Darle un excesivo valor de realidad a las preocupaciones y pensamientos catastrofistas que tienen respecto a su salud, a una posible enfermedad grave, etc.

Focalización de la atención en las sensaciones, supuestos síntomas y valoraciones al respecto.

– Respuesta de ansiedad elevada dado que supuestamente se están enfrentando a una enfermedad grave, a un diagnóstico terrible, a la muerte.

Conductas de seguridad y conductas de evitación: en este sentido hay quien se revisa constantemente, personalmente o a través de consultas médicas, o preguntando a personas cercanas, y hay quien evita ir al médico. Muchas personas, en busca de tranquilización y seguridad, hacen continúas búsquedas por internet, pero lejos de tranquilizarse, suelen acabar más preocupadas y ansiosas. Lógicamente muchas personas evitan toda información sobre enfermedades, ver series o películas relativas a cuestiones médicas y enfermedades.

Todas estas manifestaciones y características de la hipocondría se tratan en terapia para lograr que la persona tenga una respuesta más adaptativa y no sufra ansiedad por la enfermedad. La persona aprende a regular su respuesta emocional excesiva, sus valoraciones catastrofistas y sus conductas de seguridad y evitación.

Fuente: Clínica de la Ansiedad.

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Fobias de impulsión

Fobias de Impulsión.

Las fobias de impulsión son un tipo característico de obsesión en el que los pensamientos, imágenes o impulsos intrusos tratan sobre hacerse daño a uno mismo/a, a los demás, o tener algún comportamiento muy inadecuado, con consecuencias graves o irreversibles.Ejemplos típicos y muy frecuentes entre nuestros pacientes son acuchillar a alguién, tirarse por el balcón o ventana, abofetear o hacerle daño a un ser querido o a un compañero/a en el trabajo, tirarse o empujar a alguien al metro, agredir o insultar de manera inesperada a alguien..etc.

La persona, interpreta estos pensamientos, imágenes o impulsos como inadecuados y peligrosos, y piensa que podría perder el control. Este temor, y la ansiedad que conlleva, le hacen pensar que lo puede llegar a hacer, o que se está volviendo loca, o que no es normal que eso le ocurra y que algo no funciona bien en ella.

El activador del malestar y la ansiedad en las fobias de impulsión son las obsesiones. Éstas son pensamientos intrusos, que aparecen sin ser deseados (son involuntarios) y que se repiten intensamente. El contenido, en el caso específico de la fobia de impulsión, es amenazante o moralmente reprobable, como se detalla en los ejemplos antes citados.

Estas «obsesiones» pueden aparecer como:

  • Imágenes: la persona se visualiza lanzándose por la ventana o empujando a alguien, o insultando a gritos a alguien sin venir a cuento, o un largo etcetera. Se imagina esa escena, las consecuencias, las caras de horror de las personas que lo presencian etc.
  • Pensamientos: la persona piensa que hará alguna de estas cosas aunque no se visualiza, o le aparecen pensamientos «imperativos» del tipo: «pégale un puñetazo», «tírate por el balcón»…etc. Piensa sobre lo terrible que sería hacerlo, sobre lo que los demás dirian y como reaccionarian…etc.
  • Impulsos: la persona tiene la sensación de que lo hará. Siente que el impulso la llevará a hacerlo irremediablemente.

En muchas ocasiones estas obsesiones aparecen no solo en un formato sino de manera combinada. Puede venir primero una imagen y luego estar pensando sobre las consecuencias, o sentir el impulso/sensación y luego ver toda la escena en su cabeza.

Cuando ocurre esto, la persona experimenta un gran malestar y ansiedad, y trata de evitarlo. De un lado, al creer que podría ocurrir o que no es normal pensar ese tipo de cosas, evita estar en contacto con situaciones que facilitarían que ocurriera: intenta no tener cuchillos a la vista, o no los utiliza si son grandes, o los guarda rápidamente, o no se acerca al balcón y menos si tiene a su hijo en brazos, o se para alejado del paso de cebra en una calle si su temor es lanzarse y ser atropellado. Trata por tanto de reducir la posibilidad de que suceda o neutralizar la ansiedad que le causan esas obsesiones.

Al creer que tener este tipo de pensamientos no es normal, además de evitar situaciones, lugares u objetos, comienzan a sentirse muy mal consigo mismas y a criticarse y menospreciarse: «como puede ser que piense esas cosas», «estoy mal de la cabeza», «una persona normal no piensa eso». Además, creen que el hecho de pensarlo ya es indicativo de que lo harán o que podrían hacerlo, o que podrían perder el control y llegar a hacerlo. Muchos pacientes expresan esta preocupación diciendo «es que solo hace falta que se me vaya la cabeza un momento y…» o «es tan fácil que pase».

Algunos de los temores principales asociados a la fobia de impulsión son:

(Es importante señalar que todos estos temores son creencias falsas)

  • Me estoy volviendo loco/a.
  • Es muy fácil perder el control.
  • Si lo pienso tanto al final lo haré.
  • Soy una persona horrible por pensar estas cosas.

¿Qué trabajamos en terapia para solucionar las fobias de impulsión?

  • La persona aprende que es un pensamiento obsesivo, que es la fobia de impulsión, y por tanto entiende mejor lo que le pasa.
  • Se explican, para cada caso particular, las creencias falsas asociadas a sus temores.
  • La persona aprende a reinterpretar que significa tener esos pensamientos, imágenes o impulsos.
  • Se consigue también en terapia un mejor manejo cuando aparecen, y una notable reducción.
  • La persona consigue eliminar su ansiedad en relación a la fobia de impulsión.
  • Poco a poco la persona logrará enfrentarse a las situaciones que evita y podrá hacer de nuevo su vida con normalidad, sin estar condicionada.

Cabe señalar que todo esto requiere un tiempo y un trabajo conjunto entre el psicólogo/a y el/la paciente. Durante el tratamiento se establecen pautas y pasos concretos para lograr la mejoría y se enseñan estrategias psicológicas para poder conseguirlo.

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«Desmontando creencias falsas de las fobias de impulsión»

«El temor a volverse loco o perder el control»

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Fuente: Clínica de la Ansiedad. Psicólogos especialistas en el tratamiento de la ansiedad.

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Estrés Postraumático

Estrés Postraumático: Una presentación del problema

«…Fui violada a los 25 años. Durante mucho tiempo hablé de esa violación a un nivel intelectual, como si fuera algo que le hubiera pasado a otra persona. Yo sabía muy bien que me había pasado a mí, pero sencillamente no tenía esa sensación. Durante un tiempo me saqué el bulto de encima…

…Posteriormente, empecé a tener recuerdos retrospectivos. Me llegaban como un golpe de agua. Estaba aterrorizada. Repentinamente comencé a revivir la violación. Cada momento era sobrecogedor. Sentía que mi cabeza se movía un poco, sacudiéndose, pero eso no era verdad. Me sofocaba o se me secaba la boca y mi respiración cambiaba. Estaba como suspendida. No sentía el cojín sobre el cual estaba sentada o que mi brazo estaba tocando un mueble. Parecía estar dentro de una burbuja como si flotara. Era de dar miedo… «

El trastorno por estrés postraumático (TEPT) es una condición debilitante que sigue a un evento de terror. Frecuentemente, las personas que sufren de TEPT tienen persistentemente recuerdos y pensamientos espantosos de su experiencia y se sienten emocionalmente paralizadas, especialmente respecto de personas que antes estuvieron cerca de ella. El TEPT, conocido antes como sobresalto por proyectil o fatiga de batalla debido a que se diagnosticó inicialmente a veteranos de guerra, puede ser el resultado de diversos incidentes traumáticos: rapto, graves accidentes como choques de automóviles o de trenes, desastres naturales como inundaciones o temblores, ataques violentos tales como asaltos, violaciones o tortura, etc. El evento que desata este trastorno puede ser algo que amenace la vida de esa persona o la vida de alguien cercano a ella. O bien, puede ser algo que vio, como por ejemplo la destrucción en masa después de la caída de un aeroplano.

Cualquiera que sea la razón del problema, algunas personas con TEPT vuelven a vivir repetidamente el trauma en forma de pesadillas y recuerdos inquietantes durante el día. Pueden también experimentar problemas de sueño, depresión, sensación de indiferencia o de entumecimiento o se sobresaltan fácilmente. Pueden perder el interés en cosas que antes les causaban alegría y les cuesta trabajo sentir afecto. Es posible que se sientan irritables, más agresivas que antes o hasta violentas. Ver cosas que les recuerdan el incidente puede ser molesto, lo que podría hacerles evitar ciertos lugares o situaciones que les traigan a la mente esas memorias. Los aniversarios de lo que sucedió frecuentemente son muy difíciles.

Sucesos ordinarios pueden servir de recordatorios del trauma y ocasionar recuerdos inquietantes o imágenes intrusas.

El TEP puede presentarse en cualquier edad, incluyendo la niñez. El trastorno puede venir acompañado de depresión, de abuso de substancias químicas o de ansiedad. Los síntomas pueden ser ligeros o graves; las personas pueden irritarse fácilmente o tener violentos arranques de cólera o de mal humor. En casos severos, los afectados pueden tener dificultad para trabajar o para relacionarse. En general, los síntomas pueden ser peores si el evento que los ocasiona fue obra de una persona, como en el caso de violación, en comparación con hechos de origen natural como es una inundación.

Un recuerdo retrospectivo puede hacer que la persona pierda contacto con la realidad y vuelva a vivir el evento durante un período de unos segundos o por horas o, muy raramente, por días. Una persona que tiene recuerdos retrospectivos, que pueden presentarse en forma de imágenes, sonidos, olores o sensaciones, generalmente cree que el evento traumático está volviendo a repetirse.

No todas las personas traumatizadas sufren un verdadero caso de TEPT o incluso algunas no lo experimentan en absoluto. Se diagnostica TEPt únicamente si los síntomas duran más de un mes. En aquellas personas que tienen TEPT, los síntomas generalmente comienzan tres meses después del trauma y el curso de la enfermedad es variable. Hay quienes se recuperan dentro de los siguientes 6 meses; a otros, los síntomas les duran mucho más tiempo. Algunos casos pueden cronificarse. Ocasionalmente, la enfermedad no se detecta hasta varios años después del evento traumático.

Los medicamentos antidepresivos y los que se recetan para aminorar la ansiedad, pueden disminuir los síntomas de la depresión y los problemas de sueño; y la psicoterapia, en particular la terapia Cognitivo-conductual, forman parte integral del tratamiento. En ocasiones el exponerse a lo que el trauma recuerda, como parte de la terapia, por ejemplo, regresar a la escena de una violación, puede ayudar. Además, el apoyo de los familiares y amistades puede agilizar la recuperación.

(Esta información sobre Estrés Postraumático procede del National Institute of Mental Health)

Para saber más

Bobes, J.; Bousoño, M.; Calcedo,A y Gonzélez,M.P. (2000). Trastorno de estrés postraumático.Barcelona: Masson

Astin,M.C.y Resick, V.E. (1997): Tratamiento cognitivo- conductual del tratorno de estrés postraraumático. En V.E. Caballo (Dir.), Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos.

Video ilustrativo:  Psicología de las experiencias traumáticas I. (UNED-RTVE2)

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Obsesiones

Obsesiones (TOC): una presentación del problema.

«…No podía hacer algo sin un ritual. Estos rituales trascendían a todos los aspectos de mi vida. Para mí, era muy importante contar. En la noche, cuando ponía mi despertador, tenía que hacerlo en un número que no sumara un «mal» número. Si mi hermana tenía 33 años y yo 24, no podía dejar la televisión en el canal 33 o en el 24. Me echaba champú tres veces en lugar de una porque tres era un número de suerte y uno no lo era. Me demoraba mucho al leer porque contaba las líneas de cada párrafo. Si estaba escribiendo una tarea para mi examen en la escuela no podía tener cierto número de palabras en una línea si sumaban un mal número. Siempre estaba preocupada pensando que si no hacía cierta cosa mis padres iban a morir. O me afligía hacer algo que causara daño a mis padres lo cual era totalmente irracional. No podía usar nada que dijera Boston porque mis padres eran de ahí. No podía escribir la palabra «muerte» porque me preocupaba que algo malo sucediera…»

«…Vestirme por las mañanas era muy difícil porque yo tenía una rutina y si me desviaba de ella, tenía que volverme a vestir. Yo sabía que esos rituales no tenían sentido pero no parecía que pudiera sobrepasarlas hasta que me sometí a terapia…»

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno caracterizado por presentar pensamientos o rituales de ansiedad que usted siente que no puede controlar. Si usted padece de TOC, como se le conoce, puede estar plagado de pensamientos o imágenes persistentes indeseables o por la necesidad urgente de celebrar ciertos ritos.

Usted puede estar obsesionado con los gérmenes o la mugre y en ese caso se lava las manos una y otra vez. Puede estar lleno de dudas y sentir la necesidad de reconfirmar las cosas repetidamente. Puede estar preocupado por pensamientos de violencia y teme hacer daño a las personas que están cerca de usted. Puede pasar largos períodos de tiempo tocando las cosas o contando; puede estar preocupado por el orden y la simetría; puede tener pensamientos persistentes de llevar a cabo actos sexuales que le son repugnantes; o puede afligirle tener pensamientos que van contra su religión.

Los pensamientos o las imágenes preocupantes se llaman obsesiones y los rituales que se celebran para tratar de prevenirlas o disiparlas se llaman impulsos o compulsiones. No es placentero celebrar estos ritos que se siente obligado a hacer; únicamente siente descanso temporal de la incomodidad causada por la obsesión.

Muchas personas saludables pueden aceptar tener algunos de estos síntomas de TOC, tales como revisar la estufa varias veces antes de salir de la casa. Pero se diagnostica el trastorno únicamente cuando dichas actividades consumen mucho tiempo, son muy angustiosas o interfieren con la vida diaria.

Muchos adultos con este problema de salud reconocen que lo que están haciendo no tiene sentido pero no pueden evitarlo. Sin embargo, muchas personas, especialmente niños con TOC, pueden no comprender que su comportamiento está fuera de lo normal.

El TOC afecta a hombres y a mujeres aproximadamente en igual número y aflige a más o menos 1 de cada 50 personas. Puede aparecer en la niñez, en la adolescencia o en la edad madura pero como promedio se detecta en los jóvenes o en los adultos jóvenes. Un tercio de los adultos con TOC experimentaron sus primeros síntomas en la niñez. El curso que sigue la enfermedad es variable; los síntomas pueden ir y venir, mitigarse por un tiempo o empeorar progresivamente. La evidencia de que se dispone sugiere que el TOC puede venir de familia.

Los pensamientos o las imágenes preocupantes se llaman obsesiones y los rituales que se realizan para tratar de prevenirlas o disiparlas se llaman impulsos o compulsiones. No es placentero celebrar estos ritos que se siente obligado a hacer; únicamente siente descanso temporal de la incomodidad causada por la obsesión.

Además, algunas personas con TOC sufren de trastornos alimenticios. También pueden evitar las situaciones en las cuales tengan que enfrentarse a sus obsesiones. O pueden tratar, sin éxito, de usar alcohol o drogas para calmarse. Si el TOC se agrava seriamente puede interponerse entre una persona y su empleo o evitar que esa persona asuma responsabilidades normales en su casa, pero por lo general no llega a esos extremos.

La investigación ha dado como resultado medicamentos y tratamientos de comportamiento que pueden beneficiar a las personas con TOC. Una combinación de los dos tratamientos casi siempre ayuda a la mayoría de los pacientes. Algunos individuos responden mejor a una terapia y otros requieren una distinta. Dos medicamentos que han probado ser efectivos en el tratamiento del TOC son la clomipramina y la fluoxetina. Sin embargo, varios más parecen ser prometedores y podrán obtenerse en un futuro cercano.

La terapia de comportamiento, específicamente una llamada prevención de respuesta, también ha demostrado ser buena en el tratamiento del TOC. Consiste en exponer a la persona a lo que causa el problema y luego ayudar al o la paciente a hacer a un lado el ritual acostumbrado; por ejemplo, hacer que el o la paciente toque algo sucio y después no se lave las manos. Esta terapia frecuentemente tiene éxito en pacientes que completan un programa de terapia de comportamiento, aunque los resultados han sido menos favorables en algunas personas con TOC y con depresión.

(Esta información sobre trastornos Obsesivo-Compulsivos procede del National Institute of Mental Health)

Para saber más

Vallejo, j. y Berrios,G.E.(1995). Estados obsesivos.Barcelona. Masson S.A.

Silva, P. y Rachman, S.(1995): Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Los hechos.Bilbao: Descleé De Brouwer.

Gavino, A.(2001). Deje atrás sus obsesiones. Ediciones Aljibe.

Marks,I.M.(1991a). Miedos, fobias y rituales: (1)Los mecanismos de la ansiedad.Barcelona: Martínez Roca.

Video: Trastorno obsesivo-compulsivo

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Ansiedad Generalizada

Ansiedad Generalizada (TAG): Una presentación del problema

«Yo siempre pensé que era aprensivo. Me sentía inquieto y no podía descansar. A veces estas sensaciones iban y venían. Otras veces eran constantes. Podían durar días. Me preocupaba por la cena que iba a preparar para la fiesta o cuál sería un magnífico regalo para alguien. Simplemente no podía dejar nada de lado. Tenía serios problemas para dormir. Hubo ocasiones en que despertaba ansioso en la mañana o en la mitad de la noche. Me costaba trabajo concentrarme aún mientras leía el periódico o una novela. A veces me sentía un poco mareado. Mi corazón latía apresuradamente o me golpeaba en el pecho. Esto me preocupaba aún más.»

En el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) la angustia y las preocupaciones que se experimentan están por encima de lo común. La preocupación y la tensión son crónicas aún cuando nada parece provocarlas. Padecer este trastorno significa anticipar, casi siempre, desastres o consecuencias negativas, preocupaciones frecuentes y excesivas por la salud, el dinero, la familia o el trabajo. Sin embargo, a veces, la raíz de la preocupación es difícil de identificar. El simple hecho de pensar en pasar el día provoca ansiedad.

Las personas que padecen de TAG tienen dificultades para desconectar de sus inquietudes aún cuando generalmente comprenden que su ansiedad es más intensa de lo que la situación justifica. Les cuesta mucho relajarse. Frecuentemente tienen problemas para conciliar o mantener el sueño. Sus preocupaciones van acompañadas de síntomas físicos, especialmente temblores, contracciones nerviosas, tensión muscular, náusea, dolores de cabeza, irritabilidad, transpiración o accesos de calor. Pueden sentirse mareadas o que les falta el aire. Pueden sentir náusea, que tienen que ir al baño frecuentemente o como si tuvieran un nudo en la garganta.

Muchas personas con TAG se sobresaltan con mayor facilidad que otras personas. Tienden a sentirse cansados, les cuesta trabajo concentrarse y a veces también sufren de depresión.

Por lo general, las molestias asociadas con TAG son ligeras y las personas con ese trastorno no se sienten especialmente restringidas dentro del medio social o en el trabajo. A diferencia de muchos otros trastornos de ansiedad, las personas con TAG no necesariamente evitan ciertas situaciones como resultado de su trastorno. Sin embargo, si éste es severo, el TAG puede ser muy debilitante, ocasionando dificultades para llevar a cabo hasta las actividades diarias más simples.

El TAG se presenta gradualmente, a veces aparece ya en la infancia o la adolescencia. Es más común en las mujeres que en los hombres. Es recuente que haya alguna otra persona, entre los familiares de los afectados, que también padezca problemas de ansiedad. Uno de los criterios que han de cumplirse para establecer el diagnóstico de Ansiedad Generalizada es que la ansiedad y las preocupaciones excesivas sobre diversos acontecimientos o actividades se prolonguen más de seis meses.

En general, los síntomas de TAG tienden a disminuir con la edad. Sin embargo lo adecuado es seguir un tratamiento. Se están llevando a cabo investigaciones para confirmar la efectividad de medicamentos ansiolíticos (benzodiazepinas, buspirona) y antidepresivos. También son útiles las técnicas de terapia cognitivo-conductual, las técnicas de relajación y de retroalimentación para controlar la tensión muscular.

(Esta información sobre Ansiedad Generalizada procede del National Institute of Mental Health)

Algunas referencias para saber más

Echeburúa, E. (1993a). Ansiedad crónica: Evaluación y tratamiento. Madrid: Eudema.

Deffenbacher, J.L. (1997). Entrenamiento en el manejo de la ansiedad generalizada. En V.E. Caballo (Dir.), Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos (Vol. 1, pp. 241-263). Madrid: Siglo XXI

Video: Administración de preocupaciones. Clínica de la Ansiedad

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Fobia Social

Fobia Social: Una presentación del problema

La fobia social es un miedo intenso de llegar a sentirse humillado en situaciones sociales, especialmente de actuar de tal modo que se coloque uno en una situación vergonzosa frente a las demás personas. La fobia social frecuentemente comienza alrededor del principio de la adolescencia o aún antes.

He aquí un caso: «Yo no podía aceptar invitaciones, ni ir a fiestas. Por un tiempo, ni siquiera podía ir a mis clases. En mi segundo año de facultad tuve que quedarme en mi casa durante un semestre…

…Mi miedo podía presentarse en cualquier situación social. Sentía ansiedad aún antes de salir de mi casa y aumentaba al irme aproximando a mi clase, a la fiesta o adonde quiera que iba. Sentía el estómago descompuesto y casi creía tener gripe. Mi corazón latía fuertemente, las palmas de las manos se me llenaban de sudor y tenía la sensación de estar separada de mí misma y de todos los demás….

…Cuando entraba a un salón lleno de gente, me ruborizaba y sentía que todos los ojos estaban puestos en mí. Me daba vergüenza pararme en un rincón yo sola pero no podía pensar en qué decir a nadie. Me sentía tan torpe que me quería ir inmediatamente.«

Aunque este trastorno frecuentemente se confunde con timidez, no son lo mismo. Las personas tímidas pueden sentirse muy incómodas cuando están con otras personas, pero no experimentan una  ansiedad extrema al anticipar, o estar, una situación social y no necesariamente la evitan. Por otro lado, las personas con fobia social no necesariamente son tímidas. Pueden sentirse totalmente cómodas con otras personas la mayor parte del tiempo, pero en situaciones especiales, como participar en una reunión, mantener una conversación, hacer un discurso, pueden sentir intensa ansiedad. La fobia social interfiere en el normal desarrollo de la vida y los intereses personales.  Por ejemplo: un trabajador puede dejar de aceptar un ascenso en su trabajo por no poder hacer presentaciones en público. 

La mayoria de personas que sufren de fobia social mejoran significativamente con  terapia cognitivo-conductual. En algún caso puede necesitarse algún apoyo farmacológico. de medicamentos, o una combinación de ambos.

(Esta información sobre fobia social procede del National Institute of Mental Health)

 

Vídeo Ilustrativo: Agorafobia (minutos 0-4,50) y fobia social (minuto 4,50 en adelante)

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Fobias Específicas

Fobia Simple o Específica: Síntomas y presentación del problema

«…Tengo miedo de viajar en avión y por lo tanto ya no lo hago. Es una sensación horrible la que siento cuando se cierra la puerta del avión y me siento metido en una trampa. Mi corazón late fuertemente y sudo la gota gorda. Si alguien comienza a hablarme me pongo tenso y me preocupo. Cuando el avión comienza a ascender no hace otra cosa que reforzar el miedo de que no puedo salir de ahí. Me imagino que estoy perdiendo el control, mi mente danza como loca…. No me da miedo que el avión se estrelle o que nos toque clima turbulento, como les pasa a otras personas. Es únicamente esa sensación de estar atrapado. Siempre que he querido cambiar de trabajo tengo que pensar «¿va a ser necesario viajar en avión?». Por el momento solamente voy a lugares a los que pueda ir conduciendo o por tren. Mis amigos siempre me dicen que, de todas maneras, no podría salirme de un tren que va viajando a altas velocidades así que ¿por qué los trenes no me molestan? Yo les contesto que éste no es un miedo racional…»

Muchas personas experimentan fobias específicas, miedos intensos e irracionales a ciertas cosas o situaciones. Algunas de los más comunes son: perros, arañas o cucarachas, espacios cerrados, alturas, conducir, agua, volar, agujas y heridas que produzcan sangre.  Los adultos con fobias comprenden que sus miedos son irracionales pero, frecuentemente, enfrentarse a  las situaciones que las ocasionan, o anticiparlas, produce ansiedad elevada o  ataques de pánico.

Las fobias específicas afectan a una de cada diez personas. Generalmente las fobias aparecen primero en la adolescencia o en la edad adulta. Comienzan repentinamente y tienden a ser más persistentes que las que se inician en la niñez. En los adultos, solo el 20%, más o menos,  desaparecen solas. Cuando los niños tienen fobias específicas, por ejemplo, miedo a los animales, esos miedos por lo general desaparecen con el tiempo aunque pueden extenderse a la edad adulta. No se sabe con certeza por qué persisten en algunas personas y desaparecen en otras.

Las personas con fobias, si les es fácil evitar lo que les causa miedo, no sienten la necesidad de recibir tratamiento. Sin embargo, en ocasiones, evitar la situación que produce ansiedad, acarrea importantes renuncias en su carrera profesional o en su vida personal.

(Esta información sobre Fobias Específicas procede del National Institute of Mental Health)

Para saber más

Radio3W.com: «Fobias con Rosa León«. Psicóloga Especialista en Psicología Clínica, del equipo de Clínica de la Ansiedad. http://dosmujeresyundivan.radio3w.com/?powerpress_pinw=262-podcast

Agras, S. (1989). Pánico. Cómo superar los miedos, las fobias y la ansiedad. Barcelona: Labor.

Marks,I.M.(1991a).Miedos, fobias y rituales: (1)Los mecanismos de la ansiedad. Barcelona: Martínez Roca

Sandín, B. (1997). Ansiedad, miedos y fobias en niños y adolescentes. Madrid: Dykinson.

Video ilustrativo: Documental sobre ataques de pánico y fobias específicas

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