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Ansiedad: avisos y funciones

Ansiedad y avisos: exigencia, perfeccionismo, control y responsabilidad

La ansiedad es un sistema de alarma que se activa ante circunstancias interpretadas como negativas, difíciles, preocupantes o peligrosas. Viene a advertirnos de los “peligros” y a su vez a prepararnos para reaccionar ante ellos de la mejor manera.

Cuando la ansiedad aparece genera un gran malestar en nuestra vida. La primera reacción, como es lógico, para la mayoría de personas, es querer que desaparezca, dejar de sentir ese miedo, esas sensaciones físicas tan desagradables, volver a recuperar nuestro bienestar. Este es un objetivo lícito y comprensible, pero también conviene mirar otros aspectos: ¿por qué tengo ansiedad? ¿por qué ha aparecido? ¿qué me dice la ansiedad?.

Para cada persona y para cada situación la respuesta será distinta, pero hay algunos aspectos comunes o frecuentes, que muchas personas experimenta, y que nos aclaran esas dudas. No hablaremos aquí de cuestiones relacionadas con nuestra infancia ni nuestros “traumas” que, si bien pueden influir, no siempre son la causa, y en muchas ocasiones no nos aportan soluciones. Dicho de otro modo, no todas las personas con ansiedad tienen “traumas”, y en caso que los haya, no siempre explican lo que les sucede.

Existen varias posibles causas de la ansiedad, entre ellas, aparece con frecuencia la exigencia elevada, la necesidad de control, el perfeccionismo y la responsabilidad excesivas. Estas características por si mismas no son ni buenas ni malas, serán o no adaptativas en función del grado en el que se manifiesten y en las situaciones en que se activen. En muchas personas con ansiedad, la exigencia, el control, el perfeccionismo y la responsabilidad toman un protagonismo excesivo y acaban produciendo ansiedad. Podríamos decir que la ansiedad viene a advertirnos de la gran tensión que esta generando pretender conseguir tal grado de control, o resultados (exigencia y perfeccionismo), o asumir tan alta responsabilidad.

No estamos diciendo que los únicos motivos de la ansiedad sean estos, existen otras causas y otros factores que contribuyen a que se desarrolle y se mantenga. Pero si conviene, si se tiene ansiedad, revisar estos puntos por si estuvieran influyendo.

¿Qué puedo hacer entonces?

Lo primero es mantener una actitud abierta ante la posibilidad de que esté siendo demasiado exigente, o adquiriendo demasiada responsabilidad, y marcándome expectativas y metas demasiado elevadas. Esta perspectiva de “actitud abierta” es relevante porque muy a menudo se experimenta subjetivamente todo lo contrario. Es decir, las personas que se exigen excesivamente tienen precisamente la sensación opuesta, sienten que no están logrando y consiguiendo lo que deberían, que no están haciendo suficiente y que deberían hacer más. Las personas que están procurando tenerlo todo bajo control, no distinguiendo que es asumible y razonable tener bajo control y que cosas no dependen de ellos, suelen tener la sensación de que las cosas están descontroladas y no logran sentirse seguros/as. Las personas que asumen como responsabilidad propia cualquier cosa negativa que ocurra, sienten que deberían haber hecho algo ante esa circunstancia, que son responsables, sin valorar su implicación real y su responsabilidad lógica y objetiva, y acaban sintiendo que han fallado.

Lo segundo es comenzar a plantearse ciertas cuestiones e intentar responder de una manera objetiva, es decir, poniéndose en la perspectiva de que le dirían a otra persona y no tanto a si mismos/as.

Estas cuestiones podría ser:

  • ¿Es realmente cierto que debo conseguir esos resultados? ¿Eso mismo lo vería posible para otras personas?
  • ¿Se puede controlar todo? ¿Pretendo controlar todo? ¿Realmente estaré más tranquilo/a queriendo controlar aspectos que probablemente no dependen de mí?
  • ¿Qué me sienta responsable o culpable quiere decir que lo sea? ¿A otra persona le pondría ese mismo peso o carga de responsabilidad, o diría que no es razonable?
  • ¿Se requiere realmente que esté todo perfecto en este trabajo/tarea…? ¿Aunque lo sienta así, para lo que es o sirve, es necesario invertir tanto tiempo y esfuerzo? ¿No sucede que me acabo bloqueando por buscar la perfección? ¿Me quedaré satisfecho/a alguna vez si mis expectativas son de perfección?

Estas podrían ser algunas preguntas sobre las que reflexionar para valorar si me estoy sobrepasando en mis demandas, sea por exigirme un resultado inalcanzable, sea por buscar la perfección aun sabiendo que no se requiere, sea por querer controlar aquello que no depende de mí, sea por hacerme responsable de cosas sobre las que no tengo influencia.

Cuando esto sucede, la ansiedad viene a decirnos que nos estamos excediendo en nuestras expectativas, que nos estamos pidiendo demasiado, que nos estamos tensionando mucho sin darnos cuenta. Por eso aparece.

Realizar una terapia psicológica te ayudará a superar tu problema de ansiedad de una manera más rápida y eficaz.

Contáctanos y te informamos:

Clínica de la Ansiedad en Barcelona: 93 226 14 12607 507 097.

Clínica de la Ansiedad en Madrid: 91 829 93 92607 507 097.

Correo electrónico: info@clinicadeansiedad.com

Fuente: Clínica de la Ansiedad. Especialistas en el tratamiento de la ansiedad.[:]

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Preguntas más frecuentes

¿Puede ser que fallen los tratamientos? ¿Por qué?

Los factores que pueden comprometer el buen resultado de los tratamientos son diversos. He aquí una relación de los más comunes:

  • Diagnósticos incorrectos
  • Tratamientos inadecuados o mal aplicados
  • Respuesta insuficiente a los recursos terapéuticos
  • Mala, o inadecuada, relación terapeuta-paciente
  • Falta de adhesión al tratamiento y/o seguimiento adecuado de las prescripciones
  • Creencias erróneas del paciente sobre la psicología, la psiquiatría o los profesionales
  • Persistencia de estrategias, pensamientos o hábitos contraproducentes
  • Resistencias al cambio
  • Entorno o personas del entorno que favorecen que el problema se mantenga
  • Abandono prematuro de los tratamientos
  • Existencia de otros problemas que dificultan el desarrollo del tratamiento

Es muy importante identificar los factores que han podido influir en la falta de eficacia de los tratamientos para asegurar que los tratamientos futuros sean más efectivos.

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Prevención de la Ansiedad

Hipocondría: 14 ideas

Algunas consideraciones a tener en cuenta:

  1. La salud no es la ausencia de molestias o dolores, es un estado de bienestar físico y psicológico con o sin molestias o dolores.
  2. No todas las sensaciones de nuestro cuerpo tienen explicación.
  3. En la hipocondría LA PREOCUPACIÓN ES EL PROBLEMA. De manera que trate de detectar y cambiar esos pensamientos angustiantes sobre padecer una enfermedad o morir, que tanto le están atormentando.
  4. Deje de hacer visitas continuamente a médicos u otros especialistas, y de solicitar pruebas y analíticas. No van por ahí los tiros.
  5. Con los amigos, familiares u otros pacientes, hable de temas de interés general (política, deportes, el tiempo). Si sigue hablando sobre problemas de salud, conseguirá que no le escuchen.
  6. Interesarse tanto por la salud y las enfermedades (preguntas a especialistas, ver ciertos programas, consultar a enciclopedias médicas) hará que tienda a malinterpretar sus propias sensaciones de manera catastrofista. Esto no le beneficia, será mejor que lo evite.
  7. Si esta usted continuamente autoexaminándose sólo conseguirá hacerse daño o ver dolores o enfermedades donde no hay.
  8. Usted no es médico, por tanto, no se medique según sus propios criterios.
  9. Si esta usted excesivamente atento a su propio cuerpo amplificará las sensaciones. Si además interpreta estas sensaciones como señal de peligro , se angustiará más, con lo que sentirá nuevas y peores sensaciones a las que dará nuevas y peores interpretaciones, y así sucesivamente. Mejor cortar de raíz este círculo vicioso.
  10. El estar distraído (salir con los amigos, pasear por la plaza, leer, ordenar la casa, etc…) le ayudará a no estar en todo momento pendiente a el más leve cambio en su organismo. Como decía Jaspers “…la atención puede aumentar el dolor por la preocupación, aliviarlo por la observación objetiva, o hacerlo olvidar por la distracción”.
  11. Y, en todo caso, si se centra en Ud mismo, vea que también hay sensaciones positivas. El agradable tacto de una prenda de seda, o el bienestar de la espalda sobre el mullido sillón, son ejemplos de ello.
  12. El estrés hará que esté más ansioso, y la ansiedad tiene una serie de manifestaciones físicas y psicológicas. Por tanto mientras más sosegada sea su vida, menos síntomas tendrá para que le generen preocupaciones.
  13. Llevar una vida lo más natural posible (sin forzar a nuestro cuerpo más allá de sus límites físicos y psicológicos) y hacer deporte periódicamente le ayudará a disminuir el estrés y a mejorar su estado de ánimo.
  14. ¿Para qué renunciar a esas actividades que tanto le llenaban por una enfermedad que aún no se ha diagnosticado? Aunque finalmente padezca la enfermedad que cree, disfrute de la vida. Si renuncia a esas cosas agradables se sentirá usted muchísimo peor.

Video: Hipocondría: Ansiedad por la enfermedad.

Para saber más

Avia, M.D. (1993). Hipocondría. Barcelona. Ed. Martinez Roca.

Avia, M.D. (2000). Enfermos imaginarios. Barcelona. Ed. Oceano

Rojas, E. (1989).  La ansiedad. Madrid. Ediciones Temas de Hoy

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Fuente: Texto: Miguel Luna. Dibujo: Raúl Ariño/2010.Clínica de la Ansiedad

Programa de RNE: La observadora, con Teresa Viejo. Título: Hipocondríacos. Con la participación de la Psicóloga Rosa León García, del equipo de Clínica de la Ansiedad. Minutos 5 a 46. Emitido el 5-5-14

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Preguntas más frecuentes

¿Puede haber relación entre la ansiedad y el consumo de drogas?

Podemos considerar que la relación entre la ansiedad y el consumo de sustancias es bimodal: por un lado, el uso continuado de una sustancia puede conducir a experimentar síntomas e incluso problemas de ansiedad. Por otro, algunos trastornos de ansiedad pueden cursar con un mayor consumo de ciertas drogas, por ejemplo, el alcohol o el tabaco.

En general, el uso continuado de una sustancia puede conducir a la aparición de algunos síntomas asociados a la ansiedad como malestar, irritabilidad o taquicardia. Por ejemplo, se ha descrito la importante relación existente entre consumo de éxtasis y/o estimulantes y la aparición de alteraciones psicológicas como ansiedad, pánico o dificultades de concentración. Las personas que experimentan el síndrome de abstinencia de una sustancia también pueden manifestar ansiedad. De hecho, se ha descrito un trastorno de ansiedad que considera que la misma puede estar inducida por sustancias (o, dicho de otro modo, ser consecuencia de su uso frecuente y excesivo). En el trastorno de ansiedad inducido por sustancias, los síntomas de ansiedad están asociados al consumo, abuso o dependencia de una droga (cafeína, nicotina, alcohol, cannabis, cocaína, heroína, éxtasis, etc.). Los consumidores habituales de drogas presentan niveles de ansiedad más altos que los no consumidores, incluso después de haber abandonado el consumo (incluso periodos superiores a los seis meses).

Por otro lado, el uso social de algunas sustancias está ampliamente extendido. Suelen tomarse porque la persona que las consume se siente menos inhibida, o por las sensaciones placenteras que producen. Algunas personas que padecen trastornos de ansiedad pueden recurrir a algunas sustancias como estrategia para afrontar su problema y reducir la ansiedad. Por ejemplo, una persona con dificultades en las situaciones sociales puede beber alcohol o tomar marihuana porque sus efectos la desinhiben y puede desenvolverse mejor en dicha situación.

Más información: Ansiedad y drogas

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Preguntas más frecuentes

¿Qué podemos hacer los familiares y amigos para ayudar? ¿Cuál es el papel que juega la familia/amigos/pareja en el tratamiento?

El apoyo de la familia y los amigos es muy importante en el tratamiento de los trastornos de ansiedad. Las personas más próximas a la persona que padece alguno de estos problemas pueden informarse sobre el trastorno, tener en cuenta las limitaciones o necesidades creadas por el problema e intentar ser más flexibles en sus demandas y más realistas en sus expectativas.

Por otro lado, en el tratamiento de algunos trastornos de ansiedad el papel desempeñado por familiares, amigos o la pareja como coterapeutas puede ser muy relevante. Por ejemplo, muchas de las exposiciones de las personas que sufren agorafobia o problemas obsesivo-compulsivos pueden necesitar la supervisión o ayuda de personas próximas a su entorno más inmediato. Estas personas reciben instrucciones precisas por parte del especialista en trastornos de ansiedad acerca de cómo realizar las exposiciones con el paciente. Asimismo, el profesional encargado del caso mantiene contacto con él/los coterapeuta/s para revisar la marcha de estas exposiciones fuera de sesión.

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Prevención de la Ansiedad

Diez reglas para afrontar el pánico

  1. Recuerde que las sensaciones no son más que una exageración de las reacciones corporales normales al estrés.
  2. No son , en absoluto, perjudiciales ni peligrosas; solamente desagradables. No sucederá nada peor.
  3. Deje de aumentar el pánico con pensamientos atemorizadores sobre lo que está sucediendo y a dónde podría conducir.
  4. Observe lo que está sucediendo en su cuerpo realmente ahora, no lo que usted tema que pudiera pasar.
  5. Espere y deje tiempo al miedo para que pase. No luche en contra, ni huya de él.
  6. Observe que cuando usted deja de aumentarlo al añadir pensamientos atemorizadores, el miedo comienza a desaparecer por si mismo.
  7. Recuerde que el objetivo fundamental de la práctica es cómo afrontar el miedo sin evitarlo. Por tanto, ésta es una oportunidad de progresar.
  8. Piense en el avance que ha conseguido hasta ahora, a pesar de todas las dificultades. Piense en lo satisfecho que estará cuando lo consiga esta vez.
  9. Cuando comience a sentirse mejor, mire a su alrededor y empiece a planear qué va a hacer a continuación.
  10. Cuando esté preparado para continuar, comience de forma tranquila y relajada. No hay necesidad de esfuerzo, ni prisas.

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Fuente: Mathews, A. M., Gelder, M. G. y Jonhston, D. W. (1985). Agorafobia: naturaleza y tratamiento. Barcelona: Fontanella. Dibujo: Raúl Ariño

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Ansiedad: avisos y funciones

Qué nos dice la ansiedad: asertividad, valores y autoestima

De las diferentes causas o motivos que pueden provocar que la ansiedad aparezca, en este texto nos centraremos en aquellas relacionadas con la asertividad y los valores, y la repercusión que todo ello tiene en la autoestima.

La ansiedad, aún siendo sumamente desagradable, lejos de pretender mermar nuestro bienestar, viene a informarnos de algunos desajustes que está detectando.

Podríamos definir brevemente la asertividad como la capacidad/habilidad para defender nuestros derechos, expresar nuestras necesidades y manifestar nuestro malestar o desacuerdo (poner límites y decir no), respetando a su vez a los demás. La no asertividad se compone precisamente de lo contrario, y ocurre cuando la persona no pone límites, acaba haciendo cosas que realmente no quiere, no expresa o exige sus necesidades y antepone el bienestar de los demás al suyo. Si esto ocurre de manera puntual o poco frecuente, no tiene mayor repercusión. Pero si esta manera de relacionarnos con los demás es un tipo de comportamiento habitual, entonces si que puede desencadenar problemas. La ansiedad viene a avisarnos de este comportamiento habitual poco respetuoso y cuidadoso hacia nosotros/as mismos/as. Viene a decirnos que en realidad no estamos a gusto ni conformes con nuestra manera de actuar y con las repercusiones que se derivan, ya que la persona poco asertiva acaba demasiado a menudo involucrada en situaciones u obligaciones que no quiere, ni en realidad desea, poniendo por delante de ella el bienestar de los demás. La ansiedad viene a decirnos que nuestros deseos y derechos se están viendo afectados y que nos estamos alejando demasiado de nuestro bienestar y equilibrio.

Algo parecido ocurre cuando nos desviamos demasiado de nuestros valores. Es cierto que no siempre podemos actuar con la fidelidad hacia nosotros mismos/as que desearíamos, pero tal y como comentábamos con la asertividad, si esto es puntual, su efecto es menor y no hay mayor problema, pero si nos vemos abocados, bien por imperativos internos o externos a comportarnos y actuar lejos de nuestros valores, es probable que la ansiedad entre en escena. La manera como queremos vivir y compartir nuestra vida, relacionarnos con los demás y el entorno, nuestra manera de ver el mundo, conforman nuestros valores. Cuando estos valores se ven amenazados, solemos actuar para volver a ellos y retomar un camino en el que nos sintamos mejor con nosotros/as mismos/as. Sucede a veces que no percibimos que nos estamos desviando, o que no le damos la importancia real que tienen, o que nos vemos “obligados” a caminar en direcciones desviadas de estos valores. En esas circunstancias la ansiedad se activa para hacernos notar que algo está ocurriendo y que deberíamos poner remedio. Viene a decirnos que estamos “olvidando” o dejando demasiado de lado nuestra manera de ver la vida y aquello que le da sentido y significado.

Tanto la falta de asertividad, así como alejarnos de nuestros valores (siempre y cuando esto sea algo frecuente), pueden provocar, a parte de ansiedad, una baja autoestima. La autoestima tiene una íntima relación con la asertividad. Actuar respetándonos a nosotros/as mismos/as, conforme lo que deseamos realmente y en consonancia con nuestros valores fortalece nuestra autoestima y la confianza en nosotros/as. Y alejarnos de este autorespeto y valores repercute negativamente en ella.

Es importante resaltar que en este artículo nos hemos centrado únicamente en asertividad, valores y autoestima, pero que la ansiedad no se limita a aparecer exclusivamente cuando estos aspectos se ven comprometidos. La ansiedad aparece por múltiples causas y factores, y se manifiesta de diferentes maneras en cada persona. De ahí la relevancia de recibir una atención personalizada en relación a los problemas de ansiedad que la persona manifieste. Un tratamiento psicológico cognitivo-conductual, ofrece un contexto adecuado en el que se obtendrá un análisis y comprensión detallados de los problemas, así como estrategias y técnicas psicológicas “a medida” para superar esos problemas.

Realizar una terapia psicológica te ayudará a superar tu problema de ansiedad de una manera más rápida y eficaz.

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Fuente: Clínica de la Ansiedad. Especialistas en el tratamiento de la ansiedad.[:]

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Prevención de la Ansiedad

Nueve consejos contra el miedo

CARTA A MÍ MISMO DÁNDOME NUEVE CONSEJOS CONTRA EL MIEDO
José Antonio Marina

  1. Distingue los miedos amigos de los miedos enemigos. Los amigos te advierten del peligro para liberarte de él, no para entregarte en sus manos. Los amigos te preparan para acometer, los enemigos te disuaden de que lo hagas y, además, te vampirizan, o sea, te dejan exangüe.
  2. Tú no eres tu miedo. Una de las artimañas más insidiosas usadas por el miedo para deliberar nuestra fuerza es que nos identifiquemos con él y nos sintamos avergonzados. Esto nos condena al silencio, al secretismo y nos impide buscar ayuda. Los miedos son algo que soportamos, como la úlcera de estómago. Tienes que pedir respeto por tus miedos, como por tus otras dolencias.
  3. Debes declarar la guerra a los miedos enemigos, que han invadido tu intimidad. Hay que movilizarse, es decir, adoptar una postura activa. Recuerda lo que se dijo en el libro M.J. Mahoney Psychoterapy Process: “Hay que mantener el énfasis sobre las acciones, como es característico del planteamiento conductual de los problemas clínicos. Por ejemplo, sospechamos que las investigaciones futuras revelarán que gran parte del éxito de la terapia racional emotiva de Ellis – tan atractiva para los terapeutas de orientación cognitiva- se debe al énfasis que se pone en las obligaciones de la vida real, y al interés del terapeuta en que el sujeto actúe de forma distinta a la de ocuparse del análisis racional de las ideas irracionales”.
  4. Tienes que conocer a tus enemigos y a sus aliados. Hay que conocer las estrategias del miedo, las circunstancias en que prefiere atacar, sin olvidar que es un fenómeno transaccional, que surge de la interacción de un factor subjetivo –tú- y de un factor objetivo –tu circunstancia-. El enemigo está, por lo tanto, fuera y dentro de ti. Dentro de ti están las falsas creencias que lo alimentan, el miedo al esfuerzo, y, si me apuras, estás como todos nosotros intoxicado de comodidad. ¿A cuántas cosas has dado poderes plenipotenciarios sobre tu vida, es decir, cuántas cosas insignificantes has convertido en imprescindibles? “Lo que poseo, me posee”, dijo Nietzsche previendo sin duda nuestra época de hipotecas generalizadas en lo inmobiliario y en lo anímico.
  5. No puedes colaborar con el enemigo. Todos podemos ser colaboracionistas sin darnos cuenta. El miedo es invasor y como todos los invasores tiende a corromper al invadido. Puede apoderarse de la conciencia entera del sujeto, alterar sus relaciones. Conviene por ello que lo aísles dentro de tu dinamismo mental. No intentes justificarlo. No puedes decir: “Hoy no voy a esa reunión porque va a ser muy aburrida”, cuando deberías reconocer: “No voy a esa casa porque me da miedo la gente”. No puedes decir: “No me vale la pena reclamar por una cosa tan boba” cuando en el fondo lo que estás pensando es que no sabes cómo hacerlo o que no te atreves.
  6. Tienes que fortalecerte. Te daré una fórmula infantil por su simplicidad:

Intensidad del miedo = Gravedad del peligro dividido por Fortaleza personal

La solución para luchar contra el miedo es disminuir el peligro o aumentar los recursos personales. En primer lugar, tienes que preparar tu organismo para la batalla. El miedo emerge de la biología, aunque no se reduzca a ella. Está demostrado que el ejercicio físico es un antídoto contra la angustia. Proporciona además una nueva relación con el cuerpo y con las sensaciones que proceden de él. Aumenta la tolerancia al esfuerzo. No olvides que las personas con tendencia a la angustia soléis eludir el ejercicio físico.

  1. Háblate como si fueras tu entrenador. El modo como conversamos con nosotros mismos, y la influencia que tiene en nuestro estado anímico ese Otro íntimo con que conversamos, nos permite acceder o no a las fuentes de nuestra energía. Los entrenadores saben muy bien que el atleta debe animarse a sí mismo antes de dar el salto. Y los terapeutas más conspicuos insisten mucho en preguntar al paciente los comentarios que se hace en secreto sobre la terapia que está recibiendo. Saben que una actitud displicente o unos comentarios acres o devaluadores van a limitar la eficacia del tratamiento.
  2. Debilita a tu enemigo. Critica las creencias en que se basa. Desenmascara sus jugadas de farol. Búrlate de él. Desarrolla el sentido del humor para desactivarlo. Aprovecha todo lo que sabes para hacerle daño. Y sabes dos cosas menos. Primera: que las técnicas para desprestigiar el estímulo peligroso son la desensibilización imaginaria o real. Exponerse gradualmente, en vivo o en imagen. Segunda: que las creencias erróneas son el caballo de Troya del que se sirve el miedo para entrar dentro de ti. Hay que detectar esas creencias, criticarlas, discutirlas, arrinconarlas y, cuando estén lo suficientemente debilitadas, darles una patada en el culo –porque las ideas también tienen trasero- y sustituirlas por otras creencias adecuadas para vivir.
  3. Busca buenos aliados. Es difícil combatir el miedo solo. Y si el miedo es patológico, imposible. Busca, pues, consejo y ayuda de personas competentes. Y, si tienes esa suerte, busca a quien pueda darte ánimo cuando estés desalentado. Las redes de apoyo afectivo son la mejor solución a muchos de nuestros problemas, incluido el miedo, pero tienen un defecto: no dependen sólo de nosotros. Recuerdo que uno de mis maestros de juventud, Maurice Merleau-Ponty, repetía: “Un hombre vale lo que valen sus relaciones”. No sé si tenía razón, pero sé que me hizo ver que crear una red de afectos es una de los grandes triunfos de la inteligencia.

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Fuente: José Antonio Marina: Anatomía del miedo. Anagrama, 2006.
Dibujo: Raúl Ariño, 2010.

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Prevención de la Ansiedad

Organización del tiempo

“El único modo de tener tiempo es tomárselo”. Bertha Eckstein-Deiner.

El texto que se presenta a continuación está especialmente indicado para personas con problemas debidos a la sobrecarga de actividades o cuya actividad diaria no les es del todo satisfactoria. Si estos son los únicos problemas, los párrafos siguientes pueden serles de utilidad, ya que ayudan a reflexionar sobre el uso de nuestro propio tiempo y da orientaciones de cómo mejorarlo. No obstante, si los problemas con el tiempo son sólo una parte de un problema de mayor extensión, se requeriría la intervención de un profesional para ayudar a la persona a resolver sus dificultades.

Como personas tenemos una serie de intereses y necesidades, que se traducen en actividades de distinto tipo. Estas actividades ocupan tiempo. Y el tiempo no puede controlarse, pero sí lo que hacemos en el tiempo. La habilidad de organizar el tiempo en función de nuestras obligaciones e intereses es importante, tanto para evitar el estrés como para potenciar el desarrollo personal.

Por ello antes de hacer consideraciones sobre cómo usar mejor nuestro tiempo, conviene que hagamos una pequeña auto-evaluación de cómo nos organizamos a través de un auto-registro. Para ello confeccionaremos una tabla con cuatro columnas. En la primera, correspondiente a la hora, anotaremos sucesivamente las horas del día. En la segunda anotaremos las actividades que hemos hecho realmente; en la tercera las actividades planificadas pero que no tuvimos tiempo de realizar; y finalmente, en la cuarta, aquellas que nos hubiera gustado hacer pero que ni siquiera consideramos. Una vez realizada la tabla, hemos de registrar las actividades, del modo indicado, durante tres días.

Si durante estos tres días hay más actividades en la tercera columna, con respecto a la segunda, significa que planifica más actividades de las que realmente hace.

Si es la cuarta columna la que tiene más actividades que la tercera, es indicativo de que deja una gran número de actividades que le agradan sin realizar.

Si ocurre algo de esto, repase la segunda columna preguntándose si todas las actividades que ha realizado son realmente importantes. Y aunque ninguna de estas dos cosas ocurra, rellenar esta tabla durante 3 días le permitirá tener una visión más objetiva de cómo usa su tiempo y le permitirá introducir cambios que redunden en su beneficio.

Una vez sabemos ya como organizamos nuestro tiempo realmente, pasaremos a dar unas indicaciones de cómo se debería organizar para que se cumplieran nuestros intereses y las verdaderas obligaciones.

1.- Metas

Serían objetivos a medio y largo plazo. Las actividades que hacemos día a día deben orientarse a la consecución de estas metas. Un buen ejercicio sería tratar de escribir nuestras metas y las actividades que podemos hacer para alcanzarlas. Siempre pensando que las metas han de cumplir una serie de condiciones (Acosta, 1999):

  • han de ser propias de uno mismo.
  • lo más concretas posibles, si puede ser cuantificables.
  • pocas pero importantes.
  • que sean compatibles (esto no siempre será posible por lo que habrá que establecer que meta es más prioritaria).
  • alcanzables, pero que impliquen una cierta dificultad.
  • preferiblemente con plazo.
  • divididas en pasos y con premios al superar cada paso

Las metas están continuamente cambiando. Esto implica que este ejercicio se puede hacer continuamente, renovando objetivos, ordenándolos según prioridades y procurando que no se produzcan incompatibilidades.

2.- Programación de actividades diarias.

Es un ejercicio que, realizado de manera adecuada, sirve para prevenir el estrés y para facilitar el desarrollo personal y la creatividad en aquellas áreas que pueden ser de nuestro interés. En primer lugar, ha de hacer una lista diaria de lo que tiene que hacer y de lo que le gustaría hacer. Luego clasifique estas actividades diarias en tres grupos (de más a menos prioridad):

  1. Hay que hacerlas de inmediato
  2. Son muy importantes, pero no se han de hacer necesariamente hoy. Si se demoran mucho pasan a ser tipo A.
  3. También son importantes pero se pueden dejar por más tiempo.

En segundo lugar se organiza el día poniendo primero aquellas actividades que se han de hacer con un horario concreto (las clases de inglés o ir a buscar a los niños al colegio por ejemplo). Luego se ponen las actividades tipo A, aunque no todos los días han de incluir este tipo de actividades. En los huecos que queden se incluyen actividades tipo B. Y en los espacios libres restantes se añaden actividades tipo C. Si no se dispone de tiempo suficiente se dejan las actividades tipo B y C.

3.- Consejos para programar actividades

  • Ordenar las actividades según le gusten más o menos (por ejemplo dejar las más agradables para final del día y que así sirvan de premio a la realización de otras menos agradables).
  • En el orden también se han de considerar las exigencias de las propias actividades y el momento en que se les puede sacar mejor partido (por ejemplo, hay gente que, al levantarse, está más fresca y despejada, con lo que si quiere realizar una tarea que exija cálculos, lo hará mejor por la mañana, a primera hora).
  • Para cada actividad hay que planificar un tiempo, que será siempre superior a lo que exigiría la tarea. Así se previenen imprevistos, y si se acaba antes de los planificado deja tiempo libre para hacer otras actividades.
  • Dejar pausas entre actividades.
  • Programar también algunos tiempos de relajación.
  • Incluir no sólo tareas obligatorias (ir al banco, consultar a un asesor fiscal, hacer la compra…), sino también aquellas que nos reporten mayor satisfacción (leer un libro interesante, pasear, quedar con amigos…).

4.- Consejos para ganar tiempo

  • Delegue responsabilidades: aunque al principio encargar a otros tareas que usted hace puede implicar más tiempo, a la larga le liberará para hacer otras actividades interesantes. Si no sigue este consejo, seguramente es porque piensa que los otros no lo harán tan bien como yo” o que “tardo más en explicarlo que en hacerlo yo. Permítase comprobar que esto, a largo plazo, no se cumple.
  • Aprenda a decir NO a ciertas demandas inesperadas de los demás: si se dice sin agresividad no produce enfado en los demás y contribuye al respeto mutuo
  • Ajustarse al plan previsto: cuando empezamos algo, lo acabamos, luego ya pasaremos a otras actividades. Si no procedemos así nos llevará más tiempo y esfuerzo llevar a término las actividades en curso. Además el no acabarlas implica que se mantengan en nuestro pensamiento, interfiriendo con cualquier otra cosa que hagamos.
  • Reducir el tiempo para actividades a las que les dedicamos un tiempo excesivo.
  • Cuidado con las DILACIONES (posponer cosas): si pospone actividades importantes por falta de tiempo debe prescindir de actividades menos importantes. Si lo hace por inseguridad, piense que al tomar una decisión casi nunca tenemos toda la información que desearíamos tener. Y si pospone porque no le gusta la actividad, cuanto antes la haga antes dejará de preocuparle, y si la hace repetidamente puede que hasta encuentre aspectos positivos de ésta.
  • Cuidado con el perfeccionismo: la mayor perfección no compensa el tiempo y el esfuerzo dedicados. Además puede generar problemas en su relación con otras personas.
  • A mitad y final del día revise su programa de actividades y si va consiguiendo sus objetivos, felicítese porque se lo merece. Si no es así puede ser que alguna parte del proceso esté fallando.

Para saber más

Acosta, J.M. (1999). Gestión eficaz del tiempo y control del estrés Madrid. ESIC Editorial.

Craske, M.G. ; Barlow, D.H.; O´Leary, T. (1992). Mastery of your anxiety and worry. Albaby, NY. Graywind.

Seven-Schreiber, J.L. (2001). El nuevo arte de vivir el tiempo, contra el estrés. Barcelona. Paidós.

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Fuente: Texto: Miguel Luna. Dibujo: Raúl Ariño. Clínica de la Ansiedad. Psicólogos en Madrid y Barcelona, especialistas en el tratamiento de la ansiedad

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Prevención de la Ansiedad

Ansiedad y solución de problemas: un procedimiento

La vida de todas las personas está llena de problema, pero nosotros somos solucionadores natos de problemas. Así que es posible hacer frente a estos problemas si les dedicamos el tiempo y el esfuerzo necesario. Sin embargo, a veces, nos encontramos con problemas que parecen no tener solución. Esto suele provocar que nos sintamos ansiosos, y por tanto que perdamos facultades para resolver con éxito el problema o que directamente evitemos enfrentarnos al problema. Con el procedimiento que presentamos a continuación, se pueden hallar soluciones para estos problemas, siempre que se enfrente uno con calma a ellos, se sigan bien las instrucciones y se dedique el suficiente tiempo y esfuerzo.

Aunque pueda parecer un esquema con demasiadas partes, esta comprobada su eficacia en buscar nuevas y útiles soluciones a problemas en apariencia sin salida.

  1. Definición y formulación del problema

Si definimos un problema, ya lo tenemos medio resuelto. Para esto se han de seguir los siguientes pasos:

  1. Recoge toda la información importante del problema respondiendo a las cinco preguntas de abajo. Si no hay suficiente información se ha de buscar.
  • ¿Qué ocurre?
  • ¿Quién esta implicado?
  • ¿Cuándo ocurre?
  • ¿Dónde tiene lugar?
  • ¿Qué haces tú cuando se da una situación esta?
  1. Ahora aclara la naturaleza del problema. Para esto:
  1. Intenta cambiar los conceptos más generales por otros más claros.
  2. Organiza la información que has recogido en la pregunta anterior con los nuevos conceptos más claros.
  1. Escribe una meta realista para tu problema, es decir, que se pueda conseguir si se le dedica suficiente tiempo y esfuerzo.
  2. Ahora evalúa los costes y beneficios de solucionar y no solucionar el problema. Considera no sólo los costes y beneficios para ti, sino también para otras personas implicadas o relacionadas con el problema.

SOLUCION

Costes

Beneficios

NO SOLUCION

Costes

Beneficios

  1. Generación de soluciones alternativas

Ahora se trata de que pienses formas de resolver tu problema. Olvídate de cómo intentaste solucionar anteriormente el problema, porque seguramente no te funcionó. Estas tres reglas te servirán para hallar buenas soluciones:

  1. Escribe el mayor número posible de soluciones
  2. No pienses si son mejores o peores soluciones, por descabelladas que sean
  3. Intenta que las soluciones sean lo más variadas posible

SOLUCION 1:

SOLUCION 2:

SOLUCION 3:

SOLUCION 4:

SOLUCION 5:

SOLUCION 6:

(Si se te ocurren más soluciones apúntalas atrás o en otra hoja)

  1. Toma de decisiones

Ahora es el momento de ver que soluciones son las mejores. Para cada solución diferente se evalúan los mismos aspectos puntuándolos del 0 al 10. Al final para cada situación se suman las puntuaciones de cada aspecto y se comparan la puntuación total con la de las demás. La solución que más puntos obtenga será la que se pondrá en práctica. A veces la mejor solución es una combinación de varias de ellas.

SOLUCION 1

Resolución del problema:

Bienestar emocional a corto plazo (en unas semanas):

Bienestar emocional a largo plazo (meses después):

Tiempo necesario (más puntuación cuanto menos tiempo necesite):

Esfuerzo necesario (más puntuación cuanto menos esfuerzo necesite):

Bienestar de otras personas relacionadas o implicadas en el problema, a corto plazo
(las próximas semanas):

Bienestar de otras personas relacionadas o implicadas en el problema, a largo plazo
(meses después):

SOLUCION 2

Resolución del problema:

Bienestar emocional a corto plazo (en unas semanas):

Bienestar emocional a largo plazo (meses después):

Tiempo necesario (más puntuación cuanto menos tiempo necesite):

Esfuerzo necesario (más puntuación cuanto menos esfuerzo necesite):

Bienestar de otras personas relacionadas o implicadas en el problema, a corto plazo
(las próximas semanas):

Bienestar de otras personas relacionadas o implicadas en el problema, a largo plazo
(meses después):

SOLUCION 3

Resolución del problema:

Bienestar emocional a corto plazo (en unas semanas):

Bienestar emocional a largo plazo (meses después):

Tiempo necesario (más puntuación cuanto menos tiempo necesite):

Esfuerzo necesario (más puntuación cuanto menos esfuerzo necesite):

Bienestar de otras personas relacionadas o implicadas en el problema, a corto plazo
(las próximas semanas):

Bienestar de otras personas relacionadas o implicadas en el problema, a largo plazo
(meses después):

SOLUCION 4

Resolución del problema:

Bienestar emocional a corto plazo (en unas semanas):

Bienestar emocional a largo plazo (meses después):

Tiempo necesario (más puntuación cuanto menos tiempo necesite):

Esfuerzo necesario (más puntuación cuanto menos esfuerzo necesite):

Bienestar de otras personas relacionadas o implicadas en el problema, a corto plazo
(las próximas semanas):

Bienestar de otras personas relacionadas o implicadas en el problema, a largo plazo
(meses después):

SOLUCION 5

Resolución del problema:

Bienestar emocional a corto plazo (en unas semanas):

Bienestar emocional a largo plazo (meses después):

Tiempo necesario (más puntuación cuanto menos tiempo necesite):

Esfuerzo necesario (más puntuación cuanto menos esfuerzo necesite):

Bienestar de otras personas relacionadas o implicadas en el problema, a corto plazo
(las próximas semanas):

Bienestar de otras personas relacionadas o implicadas en el problema, a largo plazo
(meses después):

SOLUCION 6

Resolución del problema:

Bienestar emocional a corto plazo (en unas semanas):

Bienestar emocional a largo plazo (meses después):

Tiempo necesario (más puntuación cuanto menos tiempo necesite):

Esfuerzo necesario (más puntuación cuanto menos esfuerzo necesite):

Bienestar de otras personas relacionadas o implicadas en el problema, a corto plazo
(las próximas semanas):

Bienestar de otras personas relacionadas o implicadas en el problema, a largo plazo
(meses después):

En caso de que hayas pensado más soluciones haz una fotocopia de alguna de estas hojas de evaluación de las soluciones. También puedes puntuar en una hoja en blanco mirando los aspectos que se tienen que evaluar en cada solución.

  1. Puesta en práctica y verificación de la solución

Una vez elegida la solución al problema hay que ponerla en práctica y ver si es efectivamente la más adecuada. Primero será mejor imaginarse a uno mismo poniéndola en práctica, así veremos que problemas puede haber y la mejor forma de ponerla en práctica. Luego ya se puede realizar en la vida real.
Después de poner la solución en práctica, responde a las siguientes preguntas:

¿Qué resultado has obtenido?

Compara el resultado con la meta que te pusiste al principio del esquema, ¿has logrado lo que pretendías?

Si la respuesta a la anterior pregunta es negativa repasa todas las etapas del esquema y responde: ¿ha fallado la solución por dificultades en el proceso de solución de problemas? ¿qué dificultades?

¿ha fallado por dificultades en la puesta en práctica? ¿qué dificultades?

Si sigues sin encontrar la causa de que tu solución no funcione vuelve a comenzar el proceso. En caso de que aún así no vislumbres la solución consulta con tu terapeuta. En caso de que la solución haya sido satisfactoria prémiate, porque te lo has merecido.

Para saber más

Labrador, F. J.; Cruzado, J. A. y Muñoz, M.(editores)(1996): Manual de técnicas de modificación y terapia de la conducta. Madrid: Pirámide. Capítulo 26.

Caballo, V. (1998): Manual de técnicas de terapia y modificación de conducta. Madrid: Siglo XXI. Capítulo 22

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Fuente: Texto, Miguel Luna. Ilustración, Raúl Ariño. Clínica de la Ansiedad.