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Los tratamientos psicológicos de la ansiedad ¿son muy caros?

Los precios y duración de las visitas psicológicas pueden variar en función de los establecimientos, las zonas o los profesionales. Estamos hablando de consultas privadas. En términos generales suelen tener una duración de entre 45 y 60 minutos, y cuestan alrededor de 60-80 euros cada una. Si, como se ha comentado en una pregunta anterior, los tratamientos psicológicos de los trastornos de ansiedad, requieren un promedio de  15-20 sesiones, un tratamiento psicológico puede costar en torno a los ochocientos o mil euros, que se van pagando en unos meses, en función de cómo se hayan distribuido las sesiones.

Por poner alguna referencia, es un coste equivalente al de un ordenador portátil de gama alta; al de dos o tres  trajes de trabajo completos; al de obtener el carnet de conducir; a un viaje y estancia de 7 días, para una persona, en las Islas Canarias, en temporada media-alta; a una televisión de las aparecidas recientemente en el mercado.

En muchas ocasiones, el acceso a un tratamiento psicológico, más allá del problema del coste económico, es un problema de prioridades individuales, por un lado, y de implicación personal en la búsqueda de resultados y condiciones psicológicamente satisfactorios, por otro.

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Los resultados de los tratamientos psicológicos de la ansiedad ¿son difíciles de apreciar?

Desde un punto de vista práctico, lo que hace que los trastornos de ansiedad lo sean, son los problemas de salud que originan y lo incapacitantes que resultan.

La diferencia entre dormir o no dormir, tener molestias físicas o no tenerlas, concentrase o no concentrarse, son fáciles de apreciar, medir y objetivar. Es algo tangible, que se puede “palpar”.

Poder moverse libremente o no, desenvolverse socialmente bien o no, estar atrapado en rumiaciones y rituales o no, son experiencias que pueden sentirse claramente y que pueden cuantificarse objetivamente mediante diversos indicadores y puntos de vista profesionales, económicos, afectivos, espaciales, lúdicos.

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¿Cómo funciona la medicación en el tratamiento de la ansiedad?

La ansiedad como mecanismo adaptativo de defensa da lugar en el organismo a cambios psicológicos, fisiológicos y conductuales. Se genera y manifiesta a nivel del sistema nervioso, que está compuesto fundamentalmente por unas células denominadas neuronas. Las neuronas constituyen las unidades elementales para la trasmisión de información del sistema nervioso. La información dentro de una misma célula viaja de un extremo al otro mediante impulsos eléctricos. Pero este impulso nervioso no puede pasar directamente de una neurona a la otra, dado que entre ellas hay un espacio (el llamado espacio sináptico) y no se tocan.

La comunicación de una neurona con otra se produce mediante neurotransmisores, que son sustancias químicas liberadas por los terminales neuronales. Estos neurotransmisores, que para entendernos son como llaves químicas, son liberados al espacio sináptico (un espacio microscópico líquido que separa una neurona de la contigua) por donde viajan hasta alcanzar los receptores (digamos que son como cerraduras químicas) de la neurona siguiente, originando cambios en la permeabilidad de su membrana lo que genera un nuevo impulso o potencial eléctrico, que viajará a los largo de la célula, hasta el otro extremo, y así sucesivamente hasta que sea necesario.

La medicación trata de regular estos sistemas químicos de trasmisión de la información entre una neurona y otra.

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¿Qué fármacos se utilizan en el tratamiento de la ansiedad y qué efectos tienen?

En el tratamiento de la ansiedad, se emplean habitualmente dos tipos de fármacos: los ansiolíticos y los antidepresivos.

Los ansiolíticos más utilizados pertenecen al grupo de las benzodiacepinas de alta potencia (Alprazolam, Loracepam, Diacepam, Cloracepam, etc.). Producen un efecto tranquilizante. Actúan reduciendo los síntomas de ansiedad en cuestión de minutos y disminuyendo tanto la intensidad como la frecuencia de los episodios de angustia. Los principales efectos adversos de las benzodiacepinas consisten en somnolencia, alteraciones de la memoria, alteraciones de la atención y de la concentración. El deterioro de estas funciones cognitivas suele ser transitorio (se experimenta mientras se está tomando el medicamento) y sólo se produce con dosis elevadas y prolongadas en el tiempo. Otro inconveniente es que su consumo prolongado puede generar efectos de dependencia (adicción) y tolerancia (pérdida progresiva de efectividad).

Los antidepresivos empleados hoy en día en el tratamiento de los trastornos de angustia son los ISRS (Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina). Constituyen el tratamiento de elección primaria. Diversos estudios apuntan a la implicación de la serotonina como principal neurotransmisor involucrado en los trastornos de ansiedad, aunque hay otros. El grupo de los ISRS está constituido por la Fluoxetina, Paroxetina, Fluvoxamina, Sertralina, Citalopram y Escitalopram. Poseen una alta especificidad contra la ansiedad y escasos efectos colaterales (principalmente la ganancia de peso, la somnolencia, y la disfunción sexual). Apenas presentan interacciones con otros medicamentos y no crean dependencia.

Como inconvenientes de los ISRS, citaremos los efectos secundarios de los primeros días (náuseas, cefaleas, incremento transitorio de la ansiedad, etc.) Por ello es conveniente iniciar el tratamiento con dosis baja y asociar tranquilizantes las primeras semanas. En algunos pacientes, dependiendo también del fármaco elegido, pueden ocasionar alguna ganancia de peso, o cierta pérdida de apetito o respuesta sexual. Normalmente, el médico informará al paciente sobre el carácter leve y transitorio de estos posibles síntomas adversos. Otro inconveniente es que el efecto terapéutico no se inicia hasta las 2-3 semanas de iniciar las tomas del antidepresivo.

Paralelamente a la posibilidad del tratamiento farmacológico, realizar una terapia psicológica te ayudará a superar tu problema de ansiedad de una manera más rápida y eficaz.

Contáctanos y te informamos:

Clínica de la Ansiedad en Barcelona: 93 226 14 12607 507 097.

Clínica de la Ansiedad en Madrid: 91 829 93 92607 507 097.

Correo electrónico: info@clinicadeansiedad.com

Clínica de la Ansiedad. Especialistas en el tratamiento de la ansiedad.

Vídeo «Tratamiento farmácologico de la ansiedad»

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¿Puede ser que fallen los tratamientos? ¿Por qué?

Los factores que pueden comprometer el buen resultado de los tratamientos son diversos. He aquí una relación de los más comunes:

  • Diagnósticos incorrectos
  • Tratamientos inadecuados o mal aplicados
  • Respuesta insuficiente a los recursos terapéuticos
  • Mala, o inadecuada, relación terapeuta-paciente
  • Falta de adhesión al tratamiento y/o seguimiento adecuado de las prescripciones
  • Creencias erróneas del paciente sobre la psicología, la psiquiatría o los profesionales
  • Persistencia de estrategias, pensamientos o hábitos contraproducentes
  • Resistencias al cambio
  • Entorno o personas del entorno que favorecen que el problema se mantenga
  • Abandono prematuro de los tratamientos
  • Existencia de otros problemas que dificultan el desarrollo del tratamiento

Es muy importante identificar los factores que han podido influir en la falta de eficacia de los tratamientos para asegurar que los tratamientos futuros sean más efectivos.

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¿Puede haber relación entre la ansiedad y el consumo de drogas?

Podemos considerar que la relación entre la ansiedad y el consumo de sustancias es bimodal: por un lado, el uso continuado de una sustancia puede conducir a experimentar síntomas e incluso problemas de ansiedad. Por otro, algunos trastornos de ansiedad pueden cursar con un mayor consumo de ciertas drogas, por ejemplo, el alcohol o el tabaco.

En general, el uso continuado de una sustancia puede conducir a la aparición de algunos síntomas asociados a la ansiedad como malestar, irritabilidad o taquicardia. Por ejemplo, se ha descrito la importante relación existente entre consumo de éxtasis y/o estimulantes y la aparición de alteraciones psicológicas como ansiedad, pánico o dificultades de concentración. Las personas que experimentan el síndrome de abstinencia de una sustancia también pueden manifestar ansiedad. De hecho, se ha descrito un trastorno de ansiedad que considera que la misma puede estar inducida por sustancias (o, dicho de otro modo, ser consecuencia de su uso frecuente y excesivo). En el trastorno de ansiedad inducido por sustancias, los síntomas de ansiedad están asociados al consumo, abuso o dependencia de una droga (cafeína, nicotina, alcohol, cannabis, cocaína, heroína, éxtasis, etc.). Los consumidores habituales de drogas presentan niveles de ansiedad más altos que los no consumidores, incluso después de haber abandonado el consumo (incluso periodos superiores a los seis meses).

Por otro lado, el uso social de algunas sustancias está ampliamente extendido. Suelen tomarse porque la persona que las consume se siente menos inhibida, o por las sensaciones placenteras que producen. Algunas personas que padecen trastornos de ansiedad pueden recurrir a algunas sustancias como estrategia para afrontar su problema y reducir la ansiedad. Por ejemplo, una persona con dificultades en las situaciones sociales puede beber alcohol o tomar marihuana porque sus efectos la desinhiben y puede desenvolverse mejor en dicha situación.

Más información: Ansiedad y drogas

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¿Qué podemos hacer los familiares y amigos para ayudar? ¿Cuál es el papel que juega la familia/amigos/pareja en el tratamiento?

El apoyo de la familia y los amigos es muy importante en el tratamiento de los trastornos de ansiedad. Las personas más próximas a la persona que padece alguno de estos problemas pueden informarse sobre el trastorno, tener en cuenta las limitaciones o necesidades creadas por el problema e intentar ser más flexibles en sus demandas y más realistas en sus expectativas.

Por otro lado, en el tratamiento de algunos trastornos de ansiedad el papel desempeñado por familiares, amigos o la pareja como coterapeutas puede ser muy relevante. Por ejemplo, muchas de las exposiciones de las personas que sufren agorafobia o problemas obsesivo-compulsivos pueden necesitar la supervisión o ayuda de personas próximas a su entorno más inmediato. Estas personas reciben instrucciones precisas por parte del especialista en trastornos de ansiedad acerca de cómo realizar las exposiciones con el paciente. Asimismo, el profesional encargado del caso mantiene contacto con él/los coterapeuta/s para revisar la marcha de estas exposiciones fuera de sesión.