Hola Carlitos. Comprendo más o menos cómo te sientes. Yo también sufro de un gran complejo, en mi caso las estrías. En la época del desarrollo me salieron estrías en los muslos, caderas, culete y pecho. En mi familia nunca se ha hablado abiertamente del cuerpo y de la relación con el propio cuerpo, así que los años pasaron sin ni siquiera hablar del tema. Me acuerdo de la vergüenza que pasé cuando me hizo la revisión el médico del colegio. Estaba aterrorizada, recuerdo que el médico me pidió que le dejara verme, pero no me explicó qué estaba pasando en mi cuerpo.
A pesar de esta falta de comprensión y de esta desconexión con mi cuerpo durante años, siempre he tenido bastante seguridad en mí misma. Sin embargo, en vez de mostrar mis estrías como algo natural y hablar de ello abiertamente, cogí la costumbre de cubrir las zonas con estrías para no «llamar la atención» porque observé que mi hermana, que tiene el mismo «problema», se cubría el pecho en la piscina. Con el paso de los años, he usado muchos productos para disimular la apariencia de las estrías y he trabajado conmigo misma para intentar superar este complejo. Pero he evitado muchas veces la situación incómoda ocultándolas. Tengo 27 años y sigo sin poder mostrarme desnuda tal como soy delante de mi novio, o ir a la playa con amigos y compañeros de trabajo por miedo a que me juzguen o a que me encuentren desagradable. Para mí es algo frustrante porque es la prueba de que no consigo aceptarme íntegramente.
He llegado a la conclusión de que puedo sentirme bien conmigo misma. Lo que realmente me angustia es el rechazo ajeno, es la reacción de sorpresa o la frase inevitable que oiré tras descubrir mis estrías. Aunque sepa que tengo derecho a vivir plenamente, a disfrutar de mi cuerpo y mi sexualidad y a sentirme libre, nunca nadie ha pronunciado las palabras mágicas para tranquilizarme o hacerme comprender que es natural y que no soy menos por tener el cuerpo marcado. Y lo peor es que aún espero esta frase. Tras todas las etapas que he pasado (ignorar el problema, ocultarlo, tratar de «curarlo», odiar mi cuerpo, intentar mostrarlo) me siento más relajada al respecto, pero aún no tengo claro cómo enfrentar la situación.
Conozco personas de todo tipo que no encajan precisamente con los estándares de belleza, y que se quieren y aceptan tal y como son. Creo que este tipo de complejos que tenemos vienen de una inseguridad no resuelta que hemos vivido de niños. Temo la condena y espero la validación por parte de los otros. Me temo que la única solución está en trabajar en los propios valores, pues lo peor no es la característica que nos acompleja, sino los sentimientos de inferioridad e insatisfacción que nos produce.