Hola Bufón! que placer volver a leerte casi en directo. Esta parábola es genial y real como la vida misma. Con tu permiso me añado al rincón de las parábolas con un pequeño relato que algo tiene de parábola. Ahí va:
Imaginaos la mansión de Pijus Magníficus. Nos ha invitado a tod@s, si a tod@s. Es una fiesta por todo lo alto, canapés a gogo y champán francés. Ahí estamos hablando, riendo…de repente un sonido nos interrumpe, detrás de la piscina de la casa vemos a Pijus dando golpecillos en su copa de cristal de bohemia.
Nos giramos y acercándonos a la piscina que nos separa de Pijus escuchamos con atención “queridos amigos y amigas estoy muy contento de poder teneros aquí en mi casa celebrando este gran día. Soy tan feliz que estoy dispuesto a conceder qualquier cosa que me pidais, pero sólo al más valiente de entre vosotros, quien cruce la piscina que teneis delante”.
Entre extrañados y sorprendidos nos miramos los unos a los otros. Sabemos que Pijus es un hombre de palabra así que más de uno esta por tirarse a la piscina cuando descubrimos que está llena de cocodrilos. Damos un paso hacia atrás y miramos a Pijus. El nos mira y nos anima “quien va a ser el valiente”. El desconcierto es generalizado y no se mueve nadie.
Pasan los minutos y de repente ¡zas! Hombre al agua, se escuchan gritos, en menos de un segundo un cocodrilo se acerca con cara de pocos amigos y no se sabe bien si en un intento de nadar o de desesperación nuestro héroe lo golpea y el cocodrilo se va con el rabo entre los dientes. Sin tiempo a respirar se le acerca otro con cara de hambre, consigue morderle en el culo pero el grito que se escucha es tal que el cocodrilo se va cagando leches. Nuestro heroe sigue nadando y cruzandose con más cocodrilos unas veces encima otras debajo pero consigue arrastrarse hasta el otro lado de la piscina y exhausto consigue salir.
Mientras recupera el respiro Pijus que aunque excéntrico se siente conmovido por la hazaña y decidido a cumplir lo prometido le dice: “apenas tengo palabras para expresar tu valentía pero una es segura y es mi palabra de honor, así que aquí delante de todos satisfaré tu petición”. El silencio es total, Pijus locuaz como siempre dice: “siempre me han gustado los coches, tengo una colección que perteneció a mi padre y antes al padre de mi padre, escoge el que más te guste”. “No, no quiero un coche”, Pijus ve que no va a ser pan comido satisfacer a nuestro héroe pero vuelve a la carga “tengo un yate en cada puerto y una casa en cada lugar, escoge un lugar y mañana mismo estarás zarpando a tu nuevo hogar”, tras un breve silencio se escucha “no quiero una casa”. Pijus empieza a rascarse la cabeza y ¡eureka! “mi familia siempre ha tenido una gran tradición en asuntos financieros, te daré títulos y acciones suficientes para que puedas vivir sólo de sus rentas, a esto no podrás decir que no, es más de lo que podrías soñar”.
El silencio se hace tan intenso que silba en los oídos de tod@s los presentes. Pijus nervioso “¿qué otra cosa podrías querer?, pídeme lo que desees”. Nuestro héroe todavía ensimismado levantando la cabeza y mirando fijamente a Pijus le dice “sólo quiero una cosa, saber quien fue el hijo de puta que me empujo a la piscina”
FIN
No se muy bien si es un chiste o tal vez una parábola, se lo conte no hace mucho a un buen amigo que acababa de perder el curro y sonrió con ese aire de esperanza que a veces ilumina a la buena gente.
Para darle otra vuelta de rosca vamos a transformarla en un acertijo. ¿Quién empujo a nuestro héroe a la piscina? Releyendo la lista de invitados de Pijus que con lo meticuloso que es veo que está ordenada alfabéticamente y veo que después de anA la próxima en la lista me parece más que sospechosa. ¿vosotr@s que pensais?
Un abrazo.