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Tratamiento de la Ansiedad

Terapia Cognitivo Conductual

La terapia Cognitivo Conductual es un tipo de tratamiento psicológico, basado en la evidencia científica, que se dirige a identificar y cambiar pensamientos y comportamientos negativos y desadaptativos, por otros más adaptativos y adecuados. Se enfoca en prevenir, reducir y eliminar pensamientos, emociones y conductas que generan malestar: ansiedad y miedo, bajo estado de ánimo, irritabilidad, preocupaciones excesivas o recurrentes…etc.

La terapia Cognitivo Conductual no consiste solo en hablar, se requiere de un trabajo conjunto entre paciente y terapeuta. Se establecen unos objetivos claros y definidos, enfocados en el problema actual y en los factores que lo mantienen.

En la terapia Cognitivo Conductual, las cogniciones (pensamientos, imágenes), los procesos cognitivos (interpretación, atención, razonamiento, sesgos…) y los esquemas cognitivos (creencias y valores) tienen un papel fundamental que se aborda durante el tratamiento. Se entienden las emociones y el comportamiento de las personas como algo estrechamente ligado y relacionado con lo cognitivo. De este modo, aspectos fundamentales en relación al cambio terapéutico tienen que ver con el trabajo en terapia respecto a las atribuciones, percepciones, expectativas, interpretaciones, estrategias cognitivas de afrontamiento, esquemas mentales y supuestos de la persona.

Te sientes principalmente de la forma en que piensas” (Albert Ellis).

Tal y como expresaba Ellis en esta frase, en TCC se valora como causante de lo que sentimos y hacemos, no tanto aquello que ocurre, sino aquello que interpretamos de los acontecimientos.

También se tienen en cuenta y se valoran las capacidades, habilidades, recursos y limitaciones del paciente. A través de la exploración de diferentes áreas de su vida, pasada y presente, se establecen relaciones tanto respecto al problema que le trae a consulta como de los recursos de los que dispone. Esta exploración, enfocada a lo que la persona hace, siente y piensa en situaciones concretas en diversos contextos, no tiene una relevancia especial en cuanto a establecer un diagnóstico, sino que está más enfocada a poder realizar un análisis funcional de la problemática de la persona, es decir, a establecer las conexiones y relaciones entre diferentes variables que regulan, influyen, afectan, mantienen y/o generan el problema motivo de consulta de la persona que acude a terapia.

Esta exploración y valoración de las diferentes variables y conexiones, se enfoca tanto a factores del presente como del pasado. Entender la historia y el pasado de la persona ayuda a comprender mejor los problemas actuales, pero la terapia no está centrada en el pasado ni en la infancia de la persona.

En el trabajo conjunto con el terapeuta, la persona aprende los mecanismos, estrategias y técnicas que le ayudarán a identificar los problemas y resolverlos, a afrontarlos y gestionarlos diferente, tanto desde la parte cognitiva como conductual.

Este trabajo conjunto consta de diferentes fases. Una de las primeras, después de la adecuada evaluación, es el establecimiento de objetivos de terapia.

Una vez establecidos los objetivos se comenzará un trabajo terapéutico dirigido a conseguir dichos objetivos. Durante la terapia, es necesaria la participación y colaboración del paciente, tanto durante las sesiones como en las propuestas y tareas a realizar entre sesiones.

A modo de resumen, hemos escogidos dos parágrafos, extraídos del “Manual de tratamientos psicológicos. Adultos”, Madrid. Ediciones Pirámide. 2021. coordinado por Eduardo Fonseca Pedrero, que de manera concisa explican la elección de la TCC como tratamiento para la ansiedad y en que consiste dicho tratamiento:

La TCC se considera el tratamiento de elección en los trastornos de ansiedad por las principales guías clínicas. […] Su carácter eminentemente empírico la ha convertido en la terapia más estudiada y con más respaldo empírico de entre todos los tratamientos psicológicos”.

La TCC está basada en la psicología científica y experimental sobre la conducta (manifiesta y encubierta) en sus distintos niveles de respuesta (conductual, cognitivo, fisiológico y emocional). Consiste en un conjunto de técnicas, cuyo objetivo es identificar, analizar y corregir, mediante la colaboración activa del individuo, aquellos pensamientos o procesos cognitivos distorsionados y creencias disfuncionales, que están relacionadas con los síntomas que presenta la persona, para desarrollar procesos más adaptativos y funcionales de respuesta (conductas), procurando el entrenamiento en habilidades y recursos de la persona.[…] Además, se incluyen estrategias funcionales de regulación emocional y relajación, de modo que se entrena para reemplazar las anticipaciones y conductas de evitación que caracterizan a los trastornos de ansiedad, y se trabaja en la reducción de síntomas fisiológicos de activación autónoma excesivos”.

Clínica de la Ansiedad: Especialistas en el tratamiento de la Ansiedad y problemas relacionados.

Fuente: Clínica de la Ansiedad.

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Tratamiento de la ansiedad: Cuestiones generales

La intervención terapéutica conjuga, normalmente, tratamientos específicos, en función del diagnóstico principal, con otros de carácter más general o contextual, en función de las características personales del paciente, sus circunstancias, y la naturaleza de sus problemas o conflictos, en la medida, obviamente, en que tengan que ver con el objeto de consulta.

Normalmente, las primeras intervenciones van encaminadas a reducir los síntomas de ansiedad y la incapacitación que producen. Posteriormente se analizan y tratan los factores que originan y/o mantienen la ansiedad y otras alteraciones que puedan acompañarla.

Habitualmente, los tratamientos incluyen aspectos relacionados con la recuperación de la salud, si se ha perdido, aspectos relacionados con la prevención, y aspectos relacionados con el desarrollo personal del paciente que, de algún modo, tienen que ver con lo que le pasa.

Normalmente, al inicio del tratamiento, se acude a consulta una vez por semana, en el caso de que el tratamiento sea psicológico, o psicológico y farmacológico (si es exclusivamente farmacológico, la frecuencia es menor). Cuando el tratamiento está mínimamente encauzado, se espacian las visitas, efectuándose habitualmente a razón de una visita cada 15 días.

La duración total del tratamiento es variable, en función del diagnóstico y del caso. Como referencia general, los tratamientos suelen durar entre seis meses y un año, si bien en algunos casos se requiere un tiempo mayor.

El inicio de cualquier tratamiento requiere

  • Una valoración diagnóstica precisa
  • Un conocimiento exhaustivo de los factores implicados en el origen y desarrollo del problema: antecedentes, factores desencadenasteis, factores predisposicionales, factores de mantenimiento, soluciones intentadas, etc.
  • Un conocimiento suficiente del paciente y sus circunstancias: grado de deterioro de la salud y el bienestar, incapacitación e interferencias en planes de acción o estatus significativos para la persona, recursos personales, atribución de capacidad y eficacia, rasgos destacados de la personalidad y del sistema de valores, estado emocional general, etc.
  • La formulación de un esquema explicativo que identifique las variables más relevantes del caso, las relaciones críticas entre ellas, y el proceso que han ido siguiendo a lo largo del tiempo.
  • El establecimiento de una relación terpéutica adecuada entre el paciente y el especialista que les permita trabajar juntos de manera eficiente: reconocimiento mutuo, comunicación eficaz, confidencialidad, seguimiento de prescripciones etc.
  • Finalmente, en función de todo lo anterior, el establecimiento de unos objetivos evaluables y unos medios convenientemente ordenados y secuenciados. Estos últimos, los medios y su despliegue, en función de la demanda formulada por el paciente, son los que constituyen el tratamiento propiamente dicho.

¿Qué puedo conseguir con un tratamiento psicológico?

  • Entender mejor el origen de mi ansiedad y como gestionarla.
  • Reducir los síntomas hasta eliminarlos.
  • Aprender ciertas técnicas y estrategias para el manejo de la ansiedad y los problemas asociados a la misma.
  • Interiorizar herramientas psicológicas para prevenir que vuelva a aparecer.

Realizar una terapia psicológica te ayudará a superar tu problema de ansiedad de una manera más rápida y eficaz.

Contáctanos y te informamos:

Clínica de la Ansiedad en Barcelona: 93 226 14 12607 507 097.

Clínica de la Ansiedad en Madrid: 91 829 93 92607 507 097.

Correo electrónico: info@clinicadeansiedad.com

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Fuente: Clínica de la Ansiedad. Madrid y Barcelona. Psicólogos y psiquiatras. Especialistas en el tratamiento de la ansiedad

Video: Tratamiento de la Ansiedad. Dr. Carlos Baeza Villarroel. Psicólogo.

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Tratamiento de la agorafobia y las crisis de ansiedad

Introducción

La intervención terapéutica conjuga, normalmente, tratamientos específicos, en función del diagnóstico principal, con otros de carácter más general o contextual, en función de las características personales y circunstancias del paciente.

Normalmente, las primeras intervenciones van encaminadas a reducir los síntomas de ansiedad y la incapacitación que producen. Posteriormente se analizan y tratan los factores que originan y/o mantienen la ansiedad y otras alteraciones que puedan acompañarla.

Habitualmente, los tratamientos incluyen aspectos relacionados con la recuperación de la salud, si se ha perdido, aspectos relacionados con la prevención, y aspectos relacionados con el desarrollo personal del paciente que de un modo u otro tienen que ver con lo que le pasa.

Normalmente, al inicio del tratamiento, se acude a consulta una vez por semana. Cuando el tratamiento está mínimamente encauzado, se espacian las visitas, efectuándose habitualmente a razón de una visita cada 15 días.

Tratamientos específicos del pánico y la agorafobia

Psicológicos

Hoy en día, según los estudios realizados, existen dos tipos de intervenciones particularmente eficaces:

  1. Terapia cognitivo-conductual
  2. Exposición en vivo y la autoexposición en vivo

La terapia cognitivo-conductual suele incluir:

  • Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad en general y del pánico en particular: mecanismos básicos, funcionalidad y disfuncionalidad, explicación sobre los síntomas y su alcance, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.
  • Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes, utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema. Para más información sobre estos procedimientos puede consultarse el apartado Ir de mal en peor del menú de la izquierda.
  • Técnicas de respiración: la respiración controlada puede ser útil en los casos en que se de hiperventilación o que presentan dolor u opresión en el pecho al tender a respirar torácicamente.
  • Técnicas cognitivas: reestructuración de creencias distorsionadas e interpretaciones catastróficas, control pensamientos automáticos, regulación de expectativas que se auto-cumplen, etc.
  • Entrenamiento en aserción: facilite la expresión adecuada y la aceptación de las emociones.
  • Técnicas de inervación vagal: esta técnica junto con la respiración controlada y la relajación se ha mostrado útil en pacientes con trastorno de pánico.
  • Técnicas de relajación: se ha mostrado de utilidad conjuntamente con la Exposición en vivo.
  • Intención paradójica: consiste normalmente en la prescripción del síntoma, normalmente con la finalidad de desactivar algún mecanismo que lo sostiene. Parece eficaz pero no se ha mostrado si aumenta o no los efectos de la exposición.
  • Exposición interoceptiva: Exposición a sensaciones temidas para facilitar la habituación, el control de los síntomas y la pérdida del miedo al miedo. Es más aceptada por los pacientes con una alta ansiedad en la exposición. No se ha hallado que incrementara la eficacia de la autoexposición en vivo.
  • Desarrollo de habilidades y recursos de afrontamiento de fuentes de ansiedad y estrés que contribuyan al origen o mantenimiento de niveles elevados de ansiedad flotante o general lo que podría dificultar la superación de los miedos agorafóbicos.
  • Retroalimentación y reforzamiento social. La retroalimentación ofrecida por el terapeuta parece ser un factor muy importante en la exposición en vivo. Menos importante pero útil, es el reforzamiento dado por el terapeuta.
  • La colaboración del acompañante: este puede ofrecer ayuda, apoyo y aliento al cliente en la aplicación del programa de intervención a parte de desarrollar una mayor comprensión del problema e involucración.
  • Materiales de autoayuda como complemento de la terapia.

Varios estudios indican que la terapia cognitivo-conductual tiene una mejor relación coste-beneficio en comparación con la terapia farmacológica. Aún así, existen casos en que es conveniente la combinación en etapas iniciales de la terapia cognitivo-conductual y la farmacológica.

Exposición en vivo

La exposición en vivo implica que el paciente se exponga en la vida real y de un modo sistemático y progresivo a las situaciones que teme y evita.

Existen tres tipos de exposiciones:

  • Exposición prolongada: con la asistencia del terapeuta se afrontan las situaciones temidas de manera gradual, permaneciendo en las mismas hasta que la ansiedad se reduce significativamente.
  • Exposición autocontrolada más autoobservación: tras 2-5 sesiones con el terapeuta el paciente afronta las situaciones temidas sólo, con permiso de escape temporal en caso de ponerse excesivamente ansioso, siempre y cuando se registre el tiempo pasado fuera de la exposición y luego vuelva a ella.
  • Práctica programada: exposición prolongada y graduada pero con asistencia de un familiar o amigo que realizaría las pautas del terapeuta. Tanto el paciente como el acompañante llevan un manual de autoayuda.

Todas ellas comparten una serie de características comunes:

  • La justificación y presentación de la exposición como un programa sistemático y estructurado que requiere esfuerzo continuado y que implica tolerar cierta cantidad de ansiedad y malestar.
  • Reeducación sobre la naturaleza de la ansiedad: se trata de dar información sobre la ansiedad y el pánico para así reducir el miedo anticipatorio y el humor deprimido. Se le dice que algún grado de ansiedad es normal y aunque puede ser perturbadora, no es peligrosa, como tampoco lo son los ataques de pánico; y es improbable que ocurran las consecuencias catastróficas temidas.
  • Modificar pensamientos y creencias erróneos: mediante la discusión de los aspectos como los riesgos, la sobreestimación de probabilidades y otros errores cognitivos.
  • Especificar claramente los objetivos concretos a conseguir.
  • Las actividades durante la exposición deben hacerse sin prisas, ya que la precipitación es una estrategia defensiva (acabar rápido) e incrementa la activación.
  • Discusiones individuales o en grupo sobre las experiencias de la exposición.
  • Otros aspectos: también es importante practicar en días buenos y malos, el reconocimiento de los propios avances, la practica en solitario lo más pronto posible, la superación de las conductas defensivas, entre otras.

Terapia farmacológica

La medicación se utiliza normalmente en combinación y como apoyo del tratamiento psicológico, si bien en algunos casos dicha asociación está desaconsejada. Los medicamentos más utilizados son los ansiolíticos, particularmente las benzodiacepinas, y antidepresivos, comúnmente los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRS).

Según la mayoría de estudios, la medicación es tan eficaz como los tratamientos psicológicos a corto plazo, pero no a medio y largo plazo ya que existe un porcentaje de recaídas mucho mayor, además de crear dependencia si los fármacos utilizados son los ansiolíticos.

En el tratamiento de la agorafobia, los fármacos son aconsejables sólo cuando existan razones específicas que lo justifiquen. Un porcentaje muy alto de pacientes acuden a terapia psicológica tomando medicación, y según el caso, se deberá reducir o mantener la dosis hasta que el paciente aprenda recursos suficientes para manejar la ansiedad, y a partir de este punto, recomendarle que abandone progresivamente la medicación, siempre bajo supervisión del médico correspondiente.

Existe el peligro de que el paciente utilice la medicación como técnica defensiva, tomándosela sólo en las situaciones temidas. En estos casos se le debe aconsejar que deje de hacerlo ya que refuerza la conducta de evitación.

El tratamiento de problemas asociados

En algunos casos, las crisis de ansiedad y la agorafobia vienen acompañados de otros problemas que contribuyan a su mantenimiento y que se tendrá que tratar concurrentemente o posteriormente al problema de la agorafobia. Especialmente existen dos problemas que merece la pena mencionar:

  • Depresión: cuando el estado de ánimo deprimido viene por otros factores y no directamente de la agorafobia (problemas maritales, autoevaluación negativa, aislamiento social) deben ser consideradas por separado.
  • Abuso de alcohol y fármacos ansiolíticos: hacen realmente difícil o imposible el cambio en la conducta agorafóbica. Las personas que estén tomando altas dosis de estas substancias deberán someterse a un programa de retirada lenta antes del tratamiento de la agorafobia. Es conveniente reducir o eliminar el consumo de cafeína y otros estimulantes, ya que exacerban la ansiedad e interfieren n el tratamiento.

El tratamiento, en rigor, no lo es del pánico, la agorafobia, o los problemas asociados, sino de la persona que lo padece, en relación, naturalmente, con la demanda que efectúa.

Los tratamientos suelen desarrollarse individualmente, aunque en algunos en ocasiones, en función del caso y del momento, está indicado el tratamiento grupal, o la participación de algún acompañante. La duración de los tratamientos oscila normalmente entre seis meses y un año, si bien en algunos casos pueden ser más largos.

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Fuente: E. Massagué y J.C. Baeza (2007). Clínica de la Ansiedad. Psicólogos y psiquiatras. Tratamiento de la agorafobia y crisis de ansiedad en Madrid y Barcelona.

Algunas referencias bibliográficas sobre tratamientos del pánico y la Agorafobia:

Bados, A. (1995a). Agorafobia: Naturaleza, etiología y evaluación. Barcelona: Paidós.

Bados, A. (2000). Agorafobia y ataques de pánico. Madrid: Pirámide.

Botella, C. y Ballester, R. (1997). Trastorno de pánico: Evaluación y tratamiento. Barcelona: Martínez Roca.

Craske, M.G y Lewin, M.R. (1997). Trastorno por pánico. En V.E. Caballo (Dir.), Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos (Vol. 1, pp. 113-136). Madrid: Siglo XXI.

Echeburúa, E. y de Corral, P. (1992). La agorafobia. Nuevas perspectivas de evaluación y tratamiento. Valencia: Promolibro.

Marks,I.M.(1991a).Miedos, fobias y rituales: (1) Los mecanismos de la ansiedad.B arcelona: Martínez Roca.

Roca, E; Roca, B.(1999). Cómo tratar con éxito el pánico (con o sin agorafobia). Valencia. ACDE

Video: Informe sobre agorafobia y ataques de pánico

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Tratamiento de las fobias específicas o simples

Introducción

La intervención terapéutica conjuga, normalmente, tratamientos específicos, en función del diagnóstico principal, con otros de carácter más general o contextual, en función de las características personales y circunstancias del paciente.

Normalmente, las primeras intervenciones van encaminadas a reducir los síntomas de ansiedad y la incapacitación que producen. Posteriormente se analizan y tratan los factores que originan y/o mantienen la ansiedad y otras alteraciones que puedan acompañarla.

Habitualmente, los tratamientos incluyen aspectos relacionados con la recuperación de la salud, si se ha pérdido, aspectos relacionados con la prevención, y aspectos relacionados con el desarrollo personal del paciente que de un modo u otro tienen que ver con lo que le pasa.

Normalmente, al inicio del tratamiento, se acude a consulta una vez por semana. Cuando el tratamiento está mínimamente encauzado, se espacian las visitas, efectuándose habitualmente a razón de una visita cada 15 días.

Tratamiento específico de las fobias simples

Los tratamientos que han demostrado una mayor eficacia en el tratamiento específico de las fobias específicas son los basados en técnicas de modificación de conducta. He aquí una relación de aquellas técnicas consideradas más efectivas:

  • Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad en general y de las fobias en particular: mecanismos básicos, procesos de condicionamiento, explicación sobre los síntomas y su alcance, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.
  • Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes, utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema. Para más información sobre estos procedimientos puede consultarse el apartado Ir de mal en peor del menú de la izquierda.
  • Respiración diafragmática lenta y relajación muscular progresiva.
  • Exposición controlada y progresiva a situaciones temidas
  • Desensibilización sistemática: combinación de técnicas de relajación con el enfrentamiento gradual a estímulos fóbicos.
  • Prevención de respuesta o inundación: consiste básicamente en impedir las respuestas de evitación
  • Modelado operante: Inicialmente el paciente observa a un modelo, otra persona, que se enfrenta a las situaciones que él teme sin sufrir consecuencias desagradables. Después el paciente, progresivamente, con ayuda del terapeuta trata de emitir respuestas adaptativas a la situación, a pesar de que persista cierto grado de ansiedad.
  • Medicación: En el tratamiento de las fobias simples no se aconseja el uso de psicofármacos, salvo en algunos casos al inicio del tratamiento, o si existen problemas depresivos.
  • Materiales de autoayuda, como complemento de la terapia, y/o soporte de las «tareas para casa».

Estos son algunos de los recursos terapéuticos más conocidos y probados en el tratamiento de las fobias simples. Se ha de tener en cuenta no obstante, que estos trastornos pueden venir asociados a otros problemas, que requieren también un abordaje, en el contexto de un tratamiento integrado y convenientemente articulado. El tratamiento, en rigor, no lo es de la fobia, sino de la persona que lo padece, en relación, naturalmente, con la demanda que efectúa.

Los tratamientos suelen desarrollarse individualmente, aunque en algunos en ocasiones, en función del caso y del momento, está indicado el tratamiento grupal, o la participación de algún acompañante. Los tratamientos suelen durar en torno a unos seis meses.

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Fuente: Clínica de la Ansiedad. Psicólogos y psiquiatras. Tratamiento de las fobias específicas en Barcelona y Madrid.

Algunas referencias bibliográficas sobre tratamientos de la fobia simple:

Capafons, B. y Sosa, C. (2008). Tratando Fobias Específicas. Madrid: Editorial Pirámide.

Sandin, B. (2008). Las fobias específicas. Madrid: Klinik.

Agras, S. (1989). Pánico. Cómo superar los miedos, las fobias y la ansiedad. Barcelona: Labor

Marks,I.M.(1991a).Miedos, fobias y rituales: (2)Clínica y tratamientos. Barcelona: Martínez Roca

Echeburúa, E. y de Corral, P. (1995). Técnicas de exposición: Variantes y aplicaciones. En F.J. Labrador, J.A. Cruzado y M. Muñoz (Eds.), Manual de técnicas de modificación y terapia de conducta (pp. 422-456). Madrid: Pirámide.

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Tratamiento de la Ansiedad Social

Objetivos del tratamiento

Se pretende que el paciente reduzca su inhibición social ( es decir, pueda activar recursos con los que cuenta, pero que bajo determinadas condiciones están inhibidos o bloqueados) y que adquiera recursos, y los ponga en práctica, para aumentar los logros y mantenerlos: aprender a establecer metas realistas, corregir errores cognitivos (expectativas, supuestos..), concentrarse en la tarea y no en las propias sensaciones, perder el miedo a los propios síntomas, reducir las conductas de evitación o defensivas, controlar la activación autonómica y somática, reducir la ansiedad social y la interferencia que provoca, y superar las carencias existentes en situaciones sociales.

En algunos casos, la ansiedad social está asociada con otras alteraciones, por lo que se requiriere un análisis previo para decidir qué problemas abordar y en qué orden, habiendo de tratarse en primer lugar o en paralelo el problema de mayor gravedad. La presencia de otros trastornos no impide el tratamiento de fobia social, aunque es probable que requieran una intervención adicional.

La intervención terapéutica conjuga, normalmente, tratamientos específicos, en función del diagnóstico principal, con otros de carácter más general o contextual, en función de las características personales y circunstancias del paciente.

Normalmente, las primeras intervenciones van encaminadas a reducir los síntomas de ansiedad y la incapacitación que producen. Posteriormente se analizan y tratan los factores que originan y/o mantienen la ansiedad y otras alteraciones que puedan acompañarla.

Habitualmente, los tratamientos incluyen aspectos relacionados con la recuperación de la salud, si se ha pérdido, aspectos relacionados con la prevención, y aspectos relacionados con el desarrollo personal del paciente que de un modo u otro tienen que ver con lo que le pasa.

Tratamientos específicos de la fobia social

Los tratamientos que han demostrado una mayor eficacia en el tratamiento específico de fobia social son los basados en procedimientos cognitivo-conductuales. He aquí una relación de algún de las técnicas más utilizadas:

  • Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad en general y de la fobia social en particular: explicación de los mecanismos y procesos básicos, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.
  • Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes, utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema. Para más información sobre estos procedimientos puede consultarse el apartado Ir de mal en peor del menú de la izquierda.
  • Exposición y autoexposición a situaciones ansiogenas, ya sea en situaciones simuladas en tratamientos de grupo, o en situaciones reales, convenientemente elegidas y programadas. Reducción de las conductas defensivas y de seguridad.
  • Mejora de la autoestima y el autoconcepto. Establecimiento de metas realistas, refuerzo de los resultados positivos. Revisión de los mecanismos desvaloración y de atribución de eficacia.
  • Regulación de los procesos anticipatorios y las expectativas «autocumplidadas».
  • Reestructuración cognitiva para controlar los pensamientos desadaptativos antes y después de la exposición. Identificar, analizar y cuestionar pensamientos problemáticos a través de ejercicios estructurados.
  • Desarrollo de habilidades sociales, entrenamiento asertivo, y control de la inhibición (recuperación de recursos de los que ya se dispone, pero que están bloqueados o inhibidos).
  • Entrenamiento en la concentración en el desarrollo y seguimiento de la tarea, no de los síntomas (sonrojo, temblor, etc.).Control de la atención autoenfocada.
  • Medicación: Los medicamentos más utilizados son los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRS), que han de tomarse por periodos no inferiores a un año para alcanzar un mínimo de estabilidad en los resultados. En ocasiones se recurre a las benzodiacepinas, y más excepcionalmente a los IMAOS. El tratamiento farmacológico se ha de efectuar siempre bajo prescripción y control médico. Se considera, no obstante, que los tratamientos cognitivo-conductuales son la terapia a elegir en primer lugar: son tan efectivos o más que la medicación, se producen menos recaídas y efectos secundarios, y los resultados acabado el tratamiento son más estables. No es infrecuente la combinación de tratamientos psicológicos y farmacológicos
  • Materiales de autoayuda, como complemento de la terapia, y soporte de las «tareas para casa»

Estos son algunos de los recursos terapéuticos más conocidos y probados en el tratamiento de la fobia social. Se ha de tener en cuenta no obstante, que estos trastornos pueden venir asociados a otros problemas, que requieren también un abordaje, en el contexto de un tratamiento integrado y convenientemente articulado. El tratamiento, en rigor, no lo es de la fobia social, sino de la persona que lo padece, en relación, naturalmente, con la demanda que efectúa.

Los tratamientos suelen desarrollarse individualmente, al menos en una primera fase, si bien los tratamientos grupales son particularmente útiles en el abordaje de la fobia social.

La duración de los tratamientos oscila normalmente entre seis meses y un año, si bien en algunos casos pueden ser más largos.

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Fuente: Clínica de la Ansiedad. Tratamiento de la fobia social en Barcelona y Madrid. Psicólogos y psiquiatras.

Algunas referencias bibliográficas sobre tratamientos de la fobia social:

Vera, M.N. y Roldán, G.M.(2009). Ansiedad Social: manual práctico para superar el miedo. Madrid: Pirámide.

Antona, C. (2009). Fobia Social: Evaluación y Tratamiento. Editorial Trillas. Mexixo D.F.

Olivares, J. y Otros (2004). Fobia social en la adolescencia. Madrid: Pirámide.

Echeburúa, E. (1995). Evaluación y tratamiento de la fobia social. Barcelona: Martínez Roca

Cervera,S.; Roca, M. y Bobes, J.(1998). Fobia Social. Barcelona: Masson S.A.

Caballo, V. E.(2000). Manual de evaluación y entrenamiento de las habilidades Sociales(1ªedición 1993).Madrid: Siglo XXI

Desberg, P.(1996). Estrategias para Superar la Timidez y el Miedo a los demás. Barcelona: Editorial Integral.

Stahl, S.M.(1998). Psicofarmacología esencial. Barcelona: Ariel.

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Tratamiento de los trastornos Obsesivo-Compulsivos

Introducción

La intervención terapéutica conjuga, normalmente, tratamientos específicos, en función del diagnóstico principal, con otros de carácter más general o contextual, en función de las características personales y circunstancias del paciente.

Normalmente, las primeras intervenciones van encaminadas a reducir los síntomas de ansiedad y la incapacitación que producen. Posteriormente se analizan y tratan los factores que originan y/o mantienen la ansiedad y otras alteraciones que puedan acompañarla.

Habitualmente, los tratamientos incluyen aspectos relacionados con la recuperación de la salud, si se ha pérdido, aspectos relacionados con la prevención, y aspectos relacionados con el desarrollo personal del paciente que de un modo u otro tienen que ver con lo que le pasa.

Normalmente, por lo que a intervenciones psicológicas se refiere, se acude a consulta una vez por semana, al inicio del tratamiento. Cuando el tratamiento está mínimamente encauzado, se espacian las visitas, efectuándose habitualmente a razón de una visita cada 15 días.

Tratamientos específicos del trastorno obsesivo-compulsivo

Los tratamientos que han demostrado una mayor eficacia en el tratamiento específico los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC) son los tratamientos farmacológicos y los psicológicos basados en procedimientos cognitivo-conductuales. He aquí una relación de aquellas técnicas consideradas más efectivas:

  • Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad y el ánimo en general y del TOC en particular (psicoeducación): mecanismos básicos, problemas asociados al cierre de las acciones, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.
  • Exposición y prevención de respuesta: el paciente se enfrenta deliberada y voluntariamente, al objeto, pensamiento o situación temida, sea real o imaginariamente, absteniéndose de realizar rituales «tranquilizadores», para facilitar los procesos de extinción y/o habituación de la ansiedad. Pensamientos o imágenes obsesivas, con la finalidad de conseguir la extinción de la ansiedad asociada.
  • Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes, utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema. Para más información sobre estos procedimientos puede consultarse el apartado Ir de mal en peor del menú de la izquierda.
  • Técnicas cognitivas: reestructuración de creencias distorsionadas, análisis de las consecuencias catastróficas temidas por el paciente, control pensamientos automáticos, resolución de procesos de duda paralizantes, análisis de los sentimientos de culpa.
  • Técnicas para el control de la atención: inhibición recíproca de campos atencionales, parada del pensamiento, etc.
  • Medicación: Ofrece muy buenos resultados terapéuticos el uso de algunos antidepresivos tricíclicos, especialmente la clomipramina. También los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRS), fluoxetina, fluvoxamina, entre otros.
  • Materiales de autoayuda, como complemento de la terapia.

Estos son algunos de los recursos terapéuticos más conocidos y probados en el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Se ha de tener en cuenta no obstante, que estos trastornos pueden venir asociados a otros problemas, que requieren también un abordaje, en el contexto de un tratamiento integrado y convenientemente articulado. El tratamiento, en rigor, no lo es del TOC, sino de la persona que lo padece, en relación, naturalmente, con la demanda que efectúa. Los tratamientos suelen desarrollarse individualmente. La duración de los tratamientos oscila normalmente entre seis meses y un año, si bien en algunos casos pueden ser más largos.

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Fuente: Clínica de la Ansiedad. Tratamiento de los trastornos obsesivo-compulsivos en Barcelona y Madrid. Psicólogos y psiquiatras.

Algunas referencias bibliográficas sobre tratamientos del trastorno obsesivo-compulsivo:

Pérez, M.; Fernández, J. R.; Fernández, C. y Amigo i.(Eds.) (2003). Guía de tratamientos psicológicos eficaces I: Adultos. Madrid: Pirámide.

Silva, P. y Rachman, S.(1995):Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Los hechos. Bilbao: Descleé De Brouwer.

Freeston, M.H y Ladouceur, R. (1997). Análisis y tratamiento de las obsesiones. En V.E. Caballo (Dir.), Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos (Vol. 1, pp. 137-169). Madrid: Siglo XXI.

Marks,I.M.(1991a).Miedos, fobias y rituales: (2)Clínica y tratamientos. Barcelona: Martínez Roca

Vallejo, j. y Berrios,G.E.(1995).Estados obsesivos.Barcelona. Masson S.A.

Echeburúa, E. y de Corral, P. (1995). Técnicas de exposición: Variantes y aplicaciones. En F.J. Labrador, J.A. Cruzado y M. Muñoz (Eds.), Manual de técnicas de modificación y terapia de conducta (pp. 422-456). Madrid: Pirámide

Stahl,S.M.(1998). Psicofarmacología esencial. Barcelona: Ariel.

Directrices Internacionales de Tratamiento para el Trastorno Obsesivo-Compulsivo The Expert Consensus Guideline Series: Guías de actuación propuestas por Comités Internacionales de Expertos. Están pensadas para especialistas, pero incluyen un apartado para pacientes y familiares. En inglés.

El tratamiento de elección para los problemas de ansiedad es la Terapia Cognitivo Conductual. En el siguiente vídeo se explica este tipo de tratamiento psicológico:

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Tratamiento de la Ansiedad

Ansiedad y medicación: Tratamientos farmacológicos

La ansiedad como mecanismo adaptativo de defensa da lugar en el organismo a cambios psicológicos, fisiológicos y conductuales. Se genera y manifiesta a nivel del sistema nervioso, que está compuesto fundamentalmente por unas células denominadas neuronas. Las neuronas constituyen las unidades elementales para la trasmisión de información del sistema nervioso. La información dentro de una misma célula viaja de un extremo al otro mediante impulsos eléctricos. Pero este impulso eléctrico no puede pasar directamente de una neurona a la otra, dado que entre ellas hay un espacio (el llamado espacio sináptico) y no se tocan entre sí. La comunicación de una neurona con otra se produce mediante neurotransmisores, que son sustancias químicas liberadas por los terminales neuronales. Estos neurotransmisores, que para entendernos son como llaves químicas, son liberados al espacio sináptico (que separa una neurona de la contigua) por donde viajan hasta alcanzar los receptores (digamos que son como cerraduras químicas) de la neurona siguiente, originando cambios en la permeabilidad de su membrana lo que genera un impulso o potencial eléctrico, que viajará a lo largo de la célula, hasta el otro extremo, y así sucesivamente hasta que sea necesario.

La mayoría de los tratamientos psicofarmacológicos empleados en la actualidad por la psiquiatría actúan químicamente sobre los sistemas de neurotransmisión tratando de regular, convenientemente, la actividad de determinadas áreas del sistema nervioso implicadas en el trastorno que se desea tratar.

En el tratamiento de la ansiedad, se emplean habitualmente dos tipos de fármacos: los ansiolíticos, y los antidepresivos.

Los ansiolíticos más utilizados pertenecen al grupo de las benzodiacepinas de alta potencia (Alprazolam, Loracepam, Diacepam, Cloracepam, etc). Producen un efecto tranquilizante. Actúan reduciendo los síntomas de ansiedad en cuestión de minutos y disminuyendo tanto la intensidad como la frecuencia de los episodios de angustia.

Los principales efectos adversos de las bezodiacepinas consisten en somnolencia, alteraciones de la memoria, alteraciones de la atención y de la concentración. El deterioro de estas funciones cognitivas suele ser transitorio (se experimenta mientras se está tomando el medicamento) y sólo se produce con dosis elevadas y prolongadas en el tiempo. Otro inconveniente es que su consumo prolongado puede generar efectos de dependencia (adicción) y tolerancia (pérdida progresiva de efectividad).

Los antidepresivos comúnmente empleados hoy en día en el tratamiento de los trastornos de angustia son los ISRS (Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina). Constituyen el tratamiento de elección primaria. Diversos estudios apuntan a la implicación de la serotonina como principal neurotransmisor involucrado en los trastornos de ansiedad, aunque hay otros. El grupo de los ISRS está constituido por la Fluoxetina, Paroxetina, Fluvoxamina, Sertralina, Citalopram y Escitalopram. Poseen una alta especificidad contra la ansiedad y escasos efectos colaterales (principalmente la ganancia de peso, somnolencia, y disfunción sexual). Apenas presentan interacciones con otros medicamentos y no crean dependencia.

Como inconvenientes de los ISRS citaremos los efectos secundarios de los primeros días (náuseas, cefaleas, incremento transitorio de la ansiedad, etc.) Por ello es conveniente iniciar el tratamiento con dosis bajas, y asociar tranquilizantes las primeras semanas. En algunos pacientes, dependiendo también del fármaco elegido, pueden ocasionar alguna ganancia de peso, o cierta pérdida de apetito o respuesta sexual. Normalmente, el médico informará al paciente sobre el carácter leve y transitorio de estos posibles síntomas adversos. Otro inconveniente es que el efecto terapéutico no se inicia hasta las 2-3 semanas de iniciar las tomas del antidepresivo.

Existe con mucha frecuencia una reticencia inicial al tratamiento psicofarmacológico, fundamentada principalmente en el desconocimiento del paciente respecto a la medicación y el temor por su parte a hacerse dependiente de la toma de éstos medicamentos, o a que le ocasione una excesiva sedación.

En muchos casos, tras lograrse el efecto terapéutico y remitir o desaparecer la sintomatología, el enfermo ya se cree curado y en ocasiones abandona precipitada y bruscamente la medicación. El profesional deberá advertirle de los riesgos inherentes a esta suspensión brusca o prematura. La retirada del medicamento deberá ser programada por el médico en el momento apropiado y de una forma paulatina. Así mismo el profesional deberá insistir en el correcto cumplimiento de las tomas del fármaco como única vía para lograr el deseado efecto terapéutico. Deberá informar también al paciente sobre la posibilidad de otras alternativas farmacológicas distintas a las benzodiacepinas y los ISRS para el caso que no se lograse con ellos una evolución clínica favorable. De la misma manera informará al enfermo sobre los riesgos de la automedicación.

Como co-ayudante al tratamiento psicofarmacológico se deberá intentar una modificación de los posibles hábitos que pudieran influir negativamente en la mejoría de la ansiedad (por ejemplo: consumo de cafeína, alcohol, cannabis, etc.)

El abordaje psicoterapéutico de los trastornos de angustia consiste principalmente en eliminar los temores que pueden dar lugar a los síntomas somáticos que el paciente percibe, así como suprimir las interpretaciones erróneas de las diferentes sensaciones corporales, junto a la anulación de las posibles conductas de evitación respecto a los estímulos ansiógenos.

Existen numerosos estudios que demuestran las ventajas de los tratamientos combinados (psicofarmacológico y psicoterapéuticos) de los trastornos de ansiedad.

Parece que incluso en ciertos casos la estrategia de utilizar tratamientos combinados produce un resultado terapéutico inmediato superior al obtenido con un abordaje psicoterapéutico o psicofarmacológico por separado. También se ha observado que a largo plazo, y en ciertas ocasiones que estas ventajas parecen ser menores o incluso desaparecer. La secuenciación adecuada de farmacoterapia y psicoterapia cognitivo-conductual puede ofrecer muy buenos resultados. Las técnicas cognitivo-conductuales pueden ayudar, también, en los procesos de discontinuación de la medicación, muy particularmente en el caso de largos periodos de consumo de ansiolíticos.

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Fuente: Carlos De Lope . Psiquiatra. Clínica de la Ansiedad. Tratamiento de la ansiedad en Barcelona y Madrid.

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Plantas medicinales en el tratamiento de la ansiedad

Introducción

Evidencias de la eficacia del uso de hierbas medicinales en el tratamiento de la ansiedad.

Las hierbas medicinales son hoy en día muy populares y se ha generalizado su uso para paliar síntomas fisiológicos. Muchos trastornos psicológicos tienen asociadas manifestaciones fisiológicas que encajan en las normalmente tratadas con hierbas medicinales. Quizá el ejemplo más claro es el uso común de Valeriana en el tratamiento del insomnio. El insomnio de primera hora (problemas para conciliar el sueño) está muy relacionado con la ansiedad. De hecho, muchos fármacos tienen esta doble indicación; insomnio y ansiedad, por ejemplo las benzodiacepinas.

Si bien existen fármacos con demostrada eficacia para el tratamiento de la ansiedad, su principal inconveniente son los efectos secundarios que, aunque no son graves, pueden ser incómodos e incluso motivo de abandono del tratamiento.

Al tratamiento con hierbas medicinales se le supone menos efectos secundarios y una eficacia, al menos, moderada. Pero para poder afirmar esto han de hacerse estudios controlados en los que se comparen los efectos del tratamiento con estas sustancias.

¿Qué es un estudio controlado?

Para determinar la eficacia de una sustancia (por ejemplo de un fármaco) primero se determina su indicación (es decir, para que se va a utilizar). Si se pretende usar una sustancia para tratar la ansiedad, se debe demostrar que el uso de esta sustancia provoca cambios que se reflejan en la disminución de esta ansiedad.

En el lenguaje científico la sustancia se la denomina variable independiente y las consecuencias de esta se las llama variables dependientes (“dependen de la primera”).

El objetivo principal de un estudio de este tipo es determinar relaciones entre las variables independientes y dependientes (entre una sustancia y sus efectos) y para que estos resultados no estén “contaminados” se han de evitar otras influencias. A estas influencias se las denomina variables extrañas.

Los grupos

Pero para determinar la eficacia de una sustancia no vale con medir los resultados en un test. (Variable independiente: sustancia; variable dependiente: resultados test.). Para saber que es eficaz ha de compararse con los resultados obtenidos por un periodo igual de no-tratamiento, tratamiento placebo u otra sustancia que ya haya demostrado su eficacia. Para esto se crean grupos a los que se da un “tratamiento” diferente. Uno de estos grupos tiene que estar recibiendo el tratamiento que quiere estudiarse.

¿Qué es un placebo? Un placebo es un tratamiento inocuo, la diferencia con el no-tratamiento es que en el placebo el sujeto “cree” que está recibiendo tratamiento pero no es así.

De manera resumida podríamos decir que un tratamiento es eficaz si demuestra mejores resultados que un tratamiento placebo, mejor que un no-tratamiento o al menos, resultados similares al tratamiento con otra sustancia de eficacia probada.

¿Qué es un meta-análisis?

Es el estudio de varios estudios. Hoy en día se publican muchas investigaciones científicas. Los meta-análisis son como “resúmenes” de varias investigaciones de manera que pueden dar una visión general sobre el conocimiento o sobre los resultados que se están obteniendo sobre un determinado tema.

Los meta-análisis cuentan con la ventaja de establecer criterios de inclusión o exclusión. Esto significa que no todos los estudios sobre un tema están en un meta-análisis sino solo los que cumplen sus criterios. Esto se hace para evitar que estudios sin el control adecuado alteren los resultados.

Valeriana

Existen pocos datos acerca de la eficacia de la Valeriana para el tratamiento de la ansiedad. Menos aún que cumplan criterios científicos. En las revisiones más recientes (Miyasaka y cols, 2008), sin embargo, se apunta un estudio interesante y metodológicamente correcto que compara los efectos de la valeriana con placebo y administración de Diacepam. El estudio utilizó sujetos diagnosticados de ansiedad generalizada y se midieron los resultados con tests normalizados (HAM y STAI).
Lamentablemente se trata de un estudio piloto y la muestra (número de personas que participaron) es muy pequeña por lo que es difícil que puedan generalizarse los resultados.

Valeriana vs. Placebo

No se han encontrado diferencias significativas. Esto significa que tras las oportunas técnicas estadísticas se determina que las diferencias entre los resultados no pueden explicarse por el efecto de la sustancia.

Esto no quiere decir necesariamente que la Valeriana sea igual de efectiva que u

placebo (que recordemos, es un tratamiento inocuo, sin efecto). La interpretación más plausible es que el número de participantes no permite dar datos suficientes para obtener resultados.

Valeriana vs. Diacepam

Tampoco se encontraron diferencias significativas. ¿Significa esto que valeriana y diacepam son igual de eficaces? No necesariamente. Recordemos que el Diacepam es un ansiolítico con demostrada eficacia. La valeriana no puede ser igual de eficaz que el placebo e igual de eficaz que el diacepam a la vez. La conclusión es que no puede determinarse la eficacia de la valeriana a partir de este estudio

Valeriana: conclusión

Hay un interés científico por determinar la eficacia de esta hierba en cuanto a su uso para el tratamiento de la ansiedad. Lamentablemente, tendremos que esperar a que se hagan más estudios, con más sujetos y que comparen la valeriana con el no-tratamiento y otros tratamientos eficaces.

Pasionaria

En recientes revisiones (Miyasaka y cols, 2008b) se han analizado dos estudios que suman 198 pacientes. En ambos se comparó la pasionaria con un grupo de fármacos (benzodiacepinas) que son utilizados con frecuencia para el tratamiento de la ansiedad. En estos estudios se analizaron también los efectos secundarios.

Pasionaria vs. Benzodiacepina

No se hallaron diferencias significativas. Tanto el grupo pasionaria como el grupo benzodiacepinas mostraron un índice similar de mejora. Tampoco hubieron diferencias en efectos secundarios.

Pasionaria: conclusión

Que no hayan diferencias entre la pasionaria y las benzodiacepinas puede significar que son igual de eficaces o bien, como ocurría con la valeriana, que el tamaño de la muestra (número de participantes) sea insuficiente dando problemas para su análisis estadístico.

Los pocos participantes, los pocos estudios, y el hecho de no haber comparado los efectos de la pasionaria con el no-tratamiento o el tratamiento placebo hace que no pueda concluirse que sea eficaz. Los autores recomiendan que se siga investigando sobre esta hierba con más participantes.

Extracto de Kava

En revisiones actuales (Pittler, 2008) se analizan los resultados de 11 estudios que suman un total de 665 participantes. La comparación se hizo con un grupo placebo y se utilizaron medidas estandarizadas para la ansiedad (cuestionarios comúnmente utilizados en la clínica)

Kava vs. Placebo

El extracto de Kava resultó ser más eficaz que el tratamiento placebo. Se concluye que el extracto de Kava parece ser una opción efectiva para el tratamiento de los síntomas de la ansiedad. Los efectos secundarios observados fueron pocos, leves y transitorios. No obstante, hay dudas sobre su seguridad, sobre todo a largo plazo, motivo por el que en algunos países aún no se comercializa, a la espera de resultados más concluyentes.

Ginko Biloba

Se ha encontrado un estudio que compara los efectos de esta hierba frente al placebo en pacientes con TAG (Trastorno de ansiedad generalizada). Los resultados se midieron mediante la escala Hamilton.

Ginko Biloba vs. Placebo

El extracto de Ginko Biloba fue más eficaz que el placebo en el tratamiento de los síntomas de ansiedad en pacientes de TAG. Además resultó que los efectos secundarios fueron leves (sobre todo de tipo alérgico) y no parece haber riesgo de dependencia.

Ginko Biloba: Conclusión

El extracto de Ginko Biloba puede ser una opción de tratamiento para la ansiedad en un futuro. Al tratarse solo de un estudio no puede concluirse aunque sea una opción de tratamiento hasta que estos datos no se confirmen con más estudios. Además sería necesario que se compare con otros tratamientos, actualmente bien establecidos para la ansiedad.

Calderona amarilla

Se ha encontrado un estudio que compara esta hierba mexicana con un ansiolítico benzodiacepínico: el loracepam. Ambos grupos estaban compuestos por pacientes diagnosticados de TAG y se les administró el tratamiento durante 4 semanas.

Calderna amarilla vs. Loracepam

Los autores encontraron una efectividad similar entre la calderna amarilla y el loracepam. Concluyen que son igual de seguros y que la calderna amarilla presenta mejor tolerabilidad.

Calderna amarilla: Conclusión

El estudio concluye que la Calderna amarilla es tan efectiva y segura como el Loracepam y mejor tolerada.

Al tratarse solo de un estudio los resultados han de ser tomados con cautela. Se debe seguir estudiando la efectividad y seguridad de esta hierba en grupos grandes y durante más tiempo. Además sería necesario comparar este tratamiento con otros bien establecidos, tratamiento placebo y no-tratamiento.

Preparado de espino blanco, amapola de Califonia y magnesio

Se ha encontrado un estudio en el que se compara la efectividad de este preparado con el placebo en pacientes con TAG.

Preparado de espino blanco, amapola de california y magnesio vs. Placebo

Se encontró que el preparado de espino blanco, amapola de california y magnesio fue más efectivo que el placebo mejorando síntomas de ansiedad ligera o moderada. Además, se encontró que esta diferencia aumentaba con el tiempo de tratamiento. Los efectos secundarios registrados fueron de carácter leve o moderado, tratándose principalmente, de efectos digestivos o psicológicos.

Preparado de espino blanco, amapola de california y magnesio vs. Placebo: Conclusión

Los autores concluyen que puede tratarse de una opción para el tratamiento de ansiedad leve o moderada. De todas formas, se trata aun de evidencia escasa para poder justificar su uso.

Conclusiones en la investigación de las hierbas medicinales en el tratamiento de la ansiedad

Si bien el uso de hierbas medicinales es generalizado, es ahora que la ciencia se interesa por demostrar su eficacia y seguridad con estudios similares a los que se realiza con medicamentos. Sobre el uso de estas sustancias en el tratamiento de la ansiedad hemos encontrado meta-análisis de estudios sobre tres hierbas: Valeriana. Pasionaria y Kava (extracto de Kava). Además, la bibliografía actual cuenta con algunos estudios metodológicamente correctos sobre otras hierbas medicinales, tales como el Ginko Biloba, la calderona amarilla o preparados como el de espino blanco, amapola de california y magnesio.

En estos estudios se comparan los efectos de estas hierbas con el de un placebo (un tratamiento inocuo) o con fármacos para la ansiedad (solo se han comparado con benzodiacepinas).

Los resultados de estos estudios son:

-No se ha podido comprobar la eficacia de la valeriana o la pasionaria para el tratamiento de la ansiedad. Los estudios de estas dos sustancias tienen algunos problemas como el número reducido de participantes

-Se han estudiado otras hierbas como: Ginko Biloba, calderona amarilla, y el preparado de espino blanco, amapola de california y magnesio. Estas hierbas pueden ser efectivas y son relativamente seguras pero aún se han de replicar estos estudios y potenciar su metodología para poder establecer conclusiones. Se necesitan estudios con un mayor número de sujetos para poder determinar la eficacia de estas sustancias.

-Se puede considerar que el extracto de Kava es eficaz para el tratamiento de los síntomas de la ansiedad a corto plazo. Debería estudiarse su eficacia a largo plazo y su seguridad a largo plazo ya que algunos estudios apuntan riesgo de toxicidad hepática.

Recuerde

Las llamadas plantas medicinales no son inocuas, ni necesariamente seguras; pueden tener efectos secundarios, contraindicaciones, interactuar negativamente entre sí, con otras substancias o con determinados problemas de salud. Su consumo debe hacerse bajo conocimiento y orientación de los especialistas sanitarios.

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FuenteFabio Falcón (2009). Clínica de la Ansiedad. Tratamiento de las ansiedad en Madrid y Barcelona. Psicólogos y psiquiatras.

Referencias

– Miyasaka LS, Atallah AN, Soares BGO. 2008. Valeriana para los trastornos de ansiedad (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus, Número 2. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://www.update-software.com. (Traducida de The Cochrane Library, 2008 Issue 2. Chichester, UK: John Wiley & Sons, Ltd.).

– Miyasaka LS, Atallah AN, Soares BGO. 2008. Pasionaria para el trastorno de ansiedad (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca
Cochrane Plus, 2008b Número 2. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://www.update-software.com. (Traducida de
The Cochrane Library, 2008 Issue 2. Chichester, UK: John Wiley & Sons, Ltd.).

– Pittler MH, Ernst E. 2008. Extracto de Kava para el tratamiento de la ansiedad (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus, Número 4. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://www.update-software.com. (Traducida de The Cochrane Library, 2008 Issue 3. Chichester, UK: John Wiley & Sons, Ltd.).

– Grupo de Trabajo de la Guía de Práctica Clínica para el Manejo de Pacientes con Trastornos de Ansiedad en Atención Primaria. 2008.
Madrid: Plan Nacional para el SNS del MSC. Unidad de Evaluación de Tecnologías Sanitarias. Agencia Laín Entralgo. Comunidad de Madrid. Guías de Práctica Clínica en el SNS: UETS Nº 2006/10.

 

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Apuntes para el abordaje del afrontamiento contraproducente de la ansiedad

«¿Cómo se crean los problemas y cómo son mantenidos mediante tentativas erróneas por resolver una dificultad?. Una cuidadosa exploración de estas tentativas no solo muestra qué clase de cambio no ha de ser intentado sino que revela también qué es lo que mantiene la situación que ha de ser cambiada y dónde, por tanto, ha de ser aplicado el cambio». Watzlawick en «Cambio».

Entendemos por afrontamiento contraproducente aquel  que, dirigido a la búsqueda de unos determinados objetivos, con unos determinados medios y procedimiento, no sólo no los alcanza, sino que sus efectos son opuestos a la intención de quien los ejecuta. De esta manera, no contribuyen a la pretendida solución o mejora del problema sino que lo complican y sostienen.

Al hablar de afrontamiento contraproducente en trastornos por ansiedad nos referirnos a estrategias relativamente comunes realizadas repetidamente por el paciente para controlar las consecuencias indeseables del trastorno, pero que, sin embargo contribuyen a mantenerlo y perpetuarlo.

El afrontamiento  contraproducente  no viene básicamente definido por sus resultados (lo que podría llevarnos a una definición tautológica al tomar el resultado como elemento crítico definitorio de AC, es decir, a entender el afrontamiento en términos de resultado), viene también definido por los procesos que lo integran -llamados colaterales, aunque a veces son simplemente centrales- y por una perversión del modo de control al que responden las operaciones.

En consecuencia, como es lógico, la desarticulación o neutralización del aforntamiento contraproducente (AC) se centra sobre modos, operaciones, y procesos. No obstante, dado el componente sistémico del conjunto de relaciones y elementos a los que venimos refiriéndonos, también puede incidirse sobre los resultados, de manera que repercuta en una alteración de modos, operaciones y procesos -por ejemplo, el alivio sintomatológico, en tanto en cuanto disminuye la conciencia de enfermedad, favorece y posibilita la reducción de la prevención abusiva-.

A primera vista, desde una posición ingenua, podría parecer que una vez identificado el tipo de afrontamiento contraproducente, bastaría con desaconsejarlo para que dejasen de emitirse. Igual ingenuidad supone considerar que la prescripción de «lo que hay que hacer» -afrontamiento adecuado- substituye y desplaza automáticamente a «lo que no hay que hacer» -afrontamiento inadecuado-, y por tanto ni siquiera habría que ocuparse de si existe y en qué consiste, puesto que quedaría anulado en cualquier caso. No necesariamente es así, puede ser incluso a la inversa.

Los recursos terapéuticos para el abordaje del Afrontamiento Contraproducente no son especiales, ni técnica o teóricamente distintos de los utilizados para modificación de la acción -conducta, pensamiento, emoción- o su desarrollo, y la resolución de problemas. En cuanto a su diseño, no forman parte separada o previa del tratamiento, sino que son constitutivas del mismo dentro de la estrategia general previamente concebida y secuenciada.

No obstante,  queremos destacar algunos  procedimientos singularmente útiles en el abordaje del afrontamiento contraproducente.

 Psicoeducación

Básicamente consiste en la información   al   paciente,  detallada, rigurosa y didáctica del fenómeno de la ansiedad en general, y en particular sobre el alcance, naturaleza y sentido de los síntomas; normalidad, anormalidad.

Es común que los pacientes ansiosos hayan pasado antes por la consulta del médico de cabecera, u otros, que por la del psicólogo. A lo sumo, le han explicado lo que no tiene, pero no lo que tiene. El hecho de que en la visita de urgencias o en una regular le hayan descartado cualquier etiología orgánica, tranquiliza al enfermo dos o tres días, es decir, la autoridad del médico y el interés que haya puesto en estudiarle, permiten al paciente romper los procesos de sospecha y generación de indicios, y la interpretación catastrófica de los síntomas, durante tres o cuatro días, pero después la reaparición de las molestias pone de manifiesto una incongruencia entre «no tener nada» como dice el médico y sentirse mal, como nota el paciente. La disonancia cognoscitiva que se produce, reabre de nuevo el camino de la sospecha y el abuso de la prevención. mediante operaciones que llevan aparejadas.

Una información sencilla, comprensible y veraz, que permita entender «lo psicosomático«, es decir la relación entre la ansiedad como fenómeno psicológico y sus manifestaciones físicas, ayuda a resolver falsas incongruencias, contradicciones que tienden a resolverse por mal camino.

La mejor comprensión del problema, mediante análisis funcionales compartidos con el paciente, permite a éste cambiar las reglas de relación a través de las cuales entendía o actuaba sobre su problema,  propicia su modificación.

Por otro lado, la información acota y «desautoriza» el cálculo de riesgos basado sobre el desconocimiento de lo que se padece o sobre supuestos o prejuicios infundados. Restringe, además,  la posibilidad de generar duda e incertidumbre como mecanismos defensivos o inhibitorios.

Es evidente que, aunque no se den afrontamientos contraproducentes, el clínico tiene la obligación de informar y el paciente el derecho de ser informado, siendo además imprescindible para establecer adecuadamente el vínculo terapéutico.

Contención

Los   recursos   de   contención   se refieren a los personales, técnicos o situacionales, que el terapeuta puede disponer al hacerse «depositario«, copartícipe o corresponsable de lo que al paciente, desbordado o excedido -por eso consulta-, le pasa en relación con el objeto de consulta.

La contención puede componerse de muchos elementos, pero a los efectos de este trabajo, vamos a referirnos a:

  • El acogimiento -ser  entendido-.  Se refiere  al  modo  como  se  establece  la  relación  interpersonal  que  soporta  la  profesional:  respeto,  interés,  capacidad  de  escucha,  amabilidad,  implicación,  receptividad.
  • La co-responsabilización -ser atendido-.  Se refiere  a  los  aspectos  relacionados  con  «hacerse  cargo  del  caso»  por  parte  del  especialista,  lo  que  implica  un  modo  de  ser  partícipe  del   asunto  por  el  que  el  paciente  pide  asistencia y respecto del cual el especialista se ha convertido provisionaelmente en un recurso.

Estos dos aspectos,  producen una contención de la ansiedad del paciente sobre la base de tener no sólo un depositario competente, sino también un apoyo, un cooperante  en la resolución del problema.

La contención, tiene un valor estimable por lo que se refiere a la obtención de los primeros resultados terapéuticos, la creación del vínculo terapéutico, el seguimiento de prescripciones -corresponsabilidad por parte del paciente-, exigencia y asunción de mayores riesgos, y  mejor tolerancia del incremento de la ansiedad que inicialmente pueda suponer asumir dichos riesgos.

Evidenciar la relación entre el pensamiento y la activación psico-biológica     

La explicación   y   demostración   práctica    de  las   relaciones   entre pensamiento   y  activación   psico-biológica  es necesaria para la regulación de los efectos perversos de algunos usos de la anticipación. El paciente ha de recibir una explicación sencilla y clara, ilustrada con ejemplos corrientes, complementada con unos ejercicios prácticos. Conviene utilizar algunos aparatos -galvanómetro, electromiografo, taquistógrafo, etc.- que puedan objetivar la respuesta ansiosa frente a diversas situaciones planteadas por el especialista, o imaginadas por el paciente. Puede utilizarse la listas de pabaras, por ejemplo la de Clark (1988) para ver el efecto de los pensamientos o asociaciones catastróficos.

El paciente advierte cómo puede autogenerar ansiedad, y cómo puede, en parte, reducirla regulando la actividad imaginaria, sobre la base de «controlar al controlador«.

Estas prácticas pueden formar parte del reprtorio de “experimentos conductuales”  (Bennett-Levy, J.; Butler, G.; Fennell, M. Y otros,, 2005) que normalmente se utilizan en los programas de tratamiento para evidenciar o poner a prueba determinados supuestos, creencias o esquemas explicativos.

Reetructuración cognitiva

Se utilizaría fundamentalmente para combatir  supuestos   básicos   deformados   y   pensamientos automáticos   sobre los que a menudo descansan las inferencias preventivas, o la atribución de significación de los síntomas. Puede ser también, efetiva en elabordaje de los sesgos atencional, interpretativo, falsacional y finalístico. A. Beck (1979), J. Beck (2000), A. Ellis (1980) o M. McKay (1981) ofrecen, entre otros, algunas ideas sobre cómo hacerlo.

Técnicas   paradójicas

Entre las técnicas paradógicas se cuentan  la prescripción del síntoma -que se percibe como involuntario- o del comportamiento anómalo, el empeoramiento deliberado el problema, la intención padojica,  la pescripción de la tarea impidiendo su éxito, entre otras.

Son técnicas o plantamientos especialmente efectivos en la modificación de conductas que implican considerable ansiedad anticipatoria, y de los bucles paradójicos que comúnmente forman parte constitutiva de los trastornos de ansiedad, como pudo verse en el capítulo cuarto de este libro. Están especialmente indicadas en el abordaje del afrontamiento contarproducente, ya que se centran sobre las «soluciones» que son, o se convierten en, el «problema». J. Haley (1973), V. Frank(1977), P. Watzlawick (1976,), Nardone (2002, 2004) se cuentan entre los autores más significados entre los  expertos e impulsores  del uso de estas técnicas.

Identificación y replanteamiento  de   factores   de   autopronóstico   que   se autocumplen

Este apartado podría considerarse una extensión del anterior, pero por su singularidad y especificidad, se ha destacado aparte.

Dice Watzlawick (1988) que:  «Una  profecia  que  se  autocumple es una suposición o predicción que, por la sola razón de haberse hecho, convierte en realidad el suceso supuesto, esperado o profetizado y de esta manera confirma su propia exactitud. Por ejemplo, si alguien por alguna razón supone que se le desprecia se comportará precisamente por eso de un modo desconfiado, insoportable,  hipersensible,  que suscitará en los demás el propio desdén del cual el sujeto  estaba convencido y que queda así «probado». En otras palabras, un hecho todavía no producido (es decir, futuro) determina efectos en el presente, efectos  que a su vez hicieron que cobrara realidad el hecho pronosticado (pag. 82-83, en “La realidad Inventada”).

Fenómenos de esta naturaleza son muy frecuentes en los trastornos por ansiedad, no solo cuando, para prevenirnos, imaginamos una situación -por ejemplo, dar una conferencia pública donde quedamos «embarrancados» por la ansiedad, originando con ello una fuerte intensificación de la respuesta emocional, que, efectivamente, acaba por comprometer el discurso-, sino muy particularmente en todo lo relacionado con el capítulo de consecuencias de segundo orden y atribución social de significación del síntoma.

Puede consultarse a este respecto (Watzlawick (1976, 1986, 1988)

Aceptación y compromiso

La llamada terapia de Aceptación y Compromiso, no basa su intervención en la lucha contra los síntomas, fuente de muchas de las estrategias de afrontamiento contraproducente, sino en  aceptación de ciertas experiencias personales de malestar  y sufrimiento inherentes a la condición humana, y  en el desarrollo de acciones dirigidas a valores y metas significativos para la persona.

En palabras de Wilson y Juliano (2008) “son muchas las personas que emplean la evitación de lo que les produce malestar de una forma generalizad y cronificada y, consecuentemente, viven una vida muy limitada en tanto que este patrón haya terminado por extender el sufrimiento a muchas facetas de su vida, viven en él con un coste personal muy elevado en términos de lo que querrían para su vida” (pág. 73).

Los aspectos básicos de la intervención son la clarificación de valores –dar pasos en la dirección que se puede cambiar y se elige hacerlo-, la exposición- caminar en la dirección elegida implica pasar por barreras y experiencias personales temidas-, desactivación de funciones y distanciamiento-aprender a tratar los pensamientos como pensamientos, diferenciar el yo de la conducta -, y, finalmente fortalecimiento de la aceptación de cierto sufrimiento o dificultad y el compromiso con los propios valores o metas.

En el ya citado libro de Wilson y Juliano (2008) o en Hayes, Strosahl y Wilson (2003) pueden encontrarse un buen número de técnicas y metáforas de notable efectividad terapéutica para el cambio de conducta.  Mención especial merece el texto de Eifert y Forsyth (2005) que versa sobre la Terapia de Aceptación y Compromiso aplicada a los trastornos de ansiedad.

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Fuente: J. Carlos Baeza Villarroel (2011). Clínica de la Ansiedad. Psicólogos y psiquiatras. Madrid y Barcelona.

Referencias para saber más

-BECK, A. T., JOHN, A., SHAW, B. F. Y EMERY, G. (1979). Cognitive Therapy of Depression. New York, The Guilford Press. Ed. Española (1983): Terapia cognitiva de la depresión. Bilbao: Desclee de Brouwer, S. A.

-BENNETT-LEVY, J.; BUTLER, G.; FENNELL, M. ET AL. (2005). Oxford Guide to Behavioural Experiments in Cognitive Therapy. Oxford New York: Oxford University Press.

-CLARK, D. M. (1988). A cognitive model of panic attacks. En S. Rachman y J. D. Maser (Comps.) Panic: Psychological perspectives. Lawrence Erlbaum Associates.

-CLARK, D. M. (1988). A cognitive approach to panic. Behaviour Research and Psychological Review, 51, 92-303.

-ELLIS, A. (1980). Razón y emoción en psicoterapia. (Título original: Reason and emotion in psychotherapy) Bilbao: Desclee de Brouwer, S. A.

-FRANKL, V. E. (1977). Das Leiden am sinnlosen Leben. Friburgo de Brisgovia. Herder. Versión castellana (1980): Ante el vacío existencial. Barcelona: Herder

-HAYES, S. C.; STROSAHL, WILSON, K. G. (2003). Aceptance and commitment therapy. New York: The Guilford Press.

-McKAY, M., DAVIS, M. Y FANNING, P. (1981). Thoughts & Feelings, The Art of Cognitive Stress Intervention. New Harbinger Publications. Traducción al castellano (1985): Técnicas cognitivas para el tratamiento del estrés. Barcelona: Martínez Roca, S. A.

-NARDONE, G. (2002). Psicosoluciones. Barcelona. Herder.

-NARDONE, g. (2004). El arte de la estratagema. RBA libros. Barcelona.

-WATZLAWICK, P., WAKLAND, J. H. Y FISCH, R. (1974). Change, Principles of Problem Formation and Problem Resolution. Nueva York: W. W. Norton, Inc. Ed. Española (1976). Cambio. Formación y solución de los problemas humanos. Barcelona: Herder, S. A.

-WATZLAWICK, P. (1988). Componentes de «realidades» ideológicas en Watzlawick (comp.). La realidad inventada. Barcelona: Ed. Gedisa, S. A.

-WILSON, K. G.  y JULIANO, M. C. ((2008). Terapia de aceptación y compromiso (ACT).Madrid: Pirámide

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«¿Cómo se crean los problemas y cómo son mantenidos mediante tentativas erróneas por resolver una dificultad?. Una cuidadosa exploración de estas tentativas no solo muestra qué clase de cambio no ha de ser intentado sino que revela también qué es lo que mantiene la situación que ha de ser cambiada y dónde, por tanto, ha de ser aplicado el cambio». Watzlawick en «Cambio».

Entendemos por afrontamiento contraproducente aquel  que, dirigido a la búsqueda de unos determinados objetivos, con unos determinados medios y procedimiento, no sólo no los alcanza, sino que sus efectos son opuestos a la intención de quien los ejecuta. De esta manera, no contribuyen a la pretendida solución o mejora del problema sino que lo complican y sostienen.

Al hablar de afrontamiento contraproducente en trastornos por ansiedad nos referirnos a estrategias relativamente comunes realizadas repetidamente por el paciente para controlar las consecuencias indeseables del trastorno, pero que, sin embargo contribuyen a mantenerlo y perpetuarlo.

El afrontamiento  contraproducente  no viene básicamente definido por sus resultados (lo que podría llevarnos a una definición tautológica al tomar el resultado como elemento crítico definitorio de AC, es decir, a entender el afrontamiento en términos de resultado), viene también definido por los procesos que lo integran -llamados colaterales, aunque a veces son simplemente centrales- y por una perversión del modo de control al que responden las operaciones.

En consecuencia, como es lógico, la desarticulación o neutralización del aforntamiento contraproducente  se centra sobre modos, operaciones, y procesos. No obstante, dado el componente sistémico del conjunto de relaciones y elementos a los que venimos refiriéndonos, también puede incidirse sobre los resultados, de manera que repercuta en una alteración de modos, operaciones y procesos -por ejemplo, el alivio sintomatológico, en tanto en cuanto disminuye la conciencia de enfermedad, favorece y posibilita la reducción de la prevención abusiva-.

A primera vista, desde una posición ingenua, podría parecer que una vez identificado el tipo de afrontamiento contraproducente, bastaría con desaconsejarlo para que dejasen de emitirse. Igual ingenuidad supone considerar que la prescripción de «lo que hay que hacer» -afrontamiento adecuado- substituye y desplaza automáticamente a «lo que no hay que hacer» -afrontamiento inadecuado-, y por tanto ni siquiera habría que ocuparse de si existe y en qué consiste, puesto que quedaría anulado en cualquier caso. No necesariamente es así, puede ser incluso a la inversa.

Los recursos terapéuticos para el abordaje del Afrontamiento Contraproducente no son especiales, ni técnica o teóricamente distintos de los utilizados para modificación de la acción -conducta, pensamiento, emoción- o su desarrollo, y la resolución de problemas. En cuanto a su diseño, no forman parte separada o previa del tratamiento, sino que son constitutivas del mismo dentro de la estrategia general previamente concebida y secuenciada.

No obstante,  queremos destacar algunos  procedimientos singularmente útiles en el abordaje del afrontamiento contraproducente.

Psicoeducación

Básicamente consiste en la información   al   paciente,  detallada, rigurosa y didáctica del fenómeno de la ansiedad en general, y en particular sobre el alcance, naturaleza y sentido de los síntomas; normalidad, anormalidad.

Es común que los pacientes ansiosos hayan pasado antes por la consulta del médico de cabecera, u otros, que por la del psicólogo. A lo sumo, le han explicado lo que no tiene, pero no lo que tiene. El hecho de que en la visita de urgencias o en una regular le hayan descartado cualquier etiología orgánica, tranquiliza al enfermo dos o tres días, es decir, la autoridad del médico y el interés que haya puesto en estudiarle, permiten al paciente romper los procesos de sospecha y generación de indicios, y la interpretación catastrófica de los síntomas, durante tres o cuatro días, pero después la reaparición de las molestias pone de manifiesto una incongruencia entre «no tener nada» como dice el médico y sentirse mal, como nota el paciente. La disonancia cognoscitiva que se produce, reabre de nuevo el camino de la sospecha y el abuso de la prevención. mediante operaciones que llevan aparejadas.

Una información sencilla, comprensible y veraz, que permita entender «lo psicosomático«, es decir la relación entre la ansiedad como fenómeno psicológico y sus manifestaciones físicas, ayuda a resolver falsas incongruencias, contradicciones que tienden a resolverse por mal camino.

La mejor comprensión del problema, mediante análisis funcionales compartidos con el paciente, permite a éste cambiar las reglas de relación a través de las cuales entendía o actuaba sobre su problema,  propicia su modificación.

Por otro lado, la información acota y «desautoriza» el cálculo de riesgos basado sobre el desconocimiento de lo que se padece o sobre supuestos o prejuicios infundados. Restringe, además,  la posibilidad de generar duda e incertidumbre como mecanismos defensivos o inhibitorios.

Es evidente que, aunque no se den afrontamientos contraproducentes, el clínico tiene la obligación de informar y el paciente el derecho de ser informado, siendo además imprescindible para establecer adecuadamente el vínculo terapéutico.

Contención

Los   recursos   de   contención   se refieren a los personales, técnicos o situacionales, que el terapeuta puede disponer al hacerse «depositario«, copartícipe o corresponsable de lo que al paciente, desbordado o excedido -por eso consulta-, le pasa en relación con el objeto de consulta.

La contención puede componerse de muchos elementos, pero a los efectos de este trabajo, vamos a referirnos a:

  • El acogimiento -ser  entendido-.  Se refiere  al  modo  como  se  establece  la  relación  interpersonal  que  soporta  la  profesional:  respeto,  interés,  capacidad  de  escucha,  amabilidad,  implicación,  receptividad.
  • La co-responsabilización -ser atendido-.  Se refiere  a  los  aspectos  relacionados  con  «hacerse  cargo  del  caso»  por  parte  del  especialista,  lo  que  implica  un  modo  de  ser  partícipe  del   asunto  por  el  que  el  paciente  pide  asistencia y respecto del cual el especialista se ha convertido provisionaelmente en un recurso.

Estos dos aspectos,  producen una contención de la ansiedad del paciente sobre la base de tener no sólo un depositario competente, sino también un apoyo, un cooperante  en la resolución del problema.

La contención, tiene un valor estimable por lo que se refiere a la obtención de los primeros resultados terapéuticos, la creación del vínculo terapéutico, el seguimiento de prescripciones -corresponsabilidad por parte del paciente-, exigencia y asunción de mayores riesgos, y  mejor tolerancia del incremento de la ansiedad que inicialmente pueda suponer asumir dichos riesgos.

Evidenciar la relación entre el pensamiento y la activación psico-biológica     

La explicación   y   demostración   práctica    de  las   relaciones   entre pensamiento   y  activación   psico-biológica  es necesaria para la regulación de los efectos perversos de algunos usos de la anticipación. El paciente ha de recibir una explicación sencilla y clara, ilustrada con ejemplos corrientes, complementada con unos ejercicios prácticos. Conviene utilizar algunos aparatos -galvanómetro, electromiografo, taquistógrafo, etc.- que puedan objetivar la respuesta ansiosa frente a diversas situaciones planteadas por el especialista, o imaginadas por el paciente. Puede utilizarse la listas de pabaras, por ejemplo la de Clark (1988) para ver el efecto de los pensamientos o asociaciones catastróficos.

El paciente advierte cómo puede autogenerar ansiedad, y cómo puede, en parte, reducirla regulando la actividad imaginaria, sobre la base de «controlar al controlador«.

Estas prácticas pueden formar parte del reprtorio de “experimentos conductuales”  (Bennett-Levy, J.; Butler, G.; Fennell, M. Y otros,, 2005) que normalmente se utilizan en los programas de tratamiento para evidenciar o poner a prueba determinados supuestos, creencias o esquemas explicativos.

Reetructuración cognitiva

Se utilizaría fundamentalmente para combatir  supuestos   básicos   deformados   y   pensamientos automáticos   sobre los que a menudo descansan las inferencias preventivas, o la atribución de significación de los síntomas. Puede ser también, efetiva en elabordaje de los sesgos atencional, interpretativo, falsacional y finalístico. A. Beck (1979), J. Beck (2000), A. Ellis (1980) o M. McKay (1981) ofrecen, entre otros, algunas ideas sobre cómo hacerlo.

Técnicas   paradójicas

Entre las técnicas paradógicas se cuentan  la prescripción del síntoma -que se percibe como involuntario- o del comportamiento anómalo, el empeoramiento deliberado el problema, la intención padojica,  la pescripción de la tarea impidiendo su éxito, entre otras.

Son técnicas o plantamientos especialmente efectivos en la modificación de conductas que implican considerable ansiedad anticipatoria, y de los bucles paradójicos que comúnmente forman parte constitutiva de los trastornos de ansiedad, como pudo verse en el capítulo cuarto de este libro. Están especialmente indicadas en el abordaje del afrontamiento contarproducente, ya que se centran sobre las «soluciones» que son, o se convierten en, el «problema». J. Haley (1973), V. Frank(1977), P. Watzlawick (1976,), Nardone (2002, 2004) se cuentan entre los autores más significados entre los  expertos e impulsores  del uso de estas técnicas.

Identificación y replanteamiento  de   factores   de   autopronóstico   que   se autocumplen

Este apartado podría considerarse una extensión del anterior, pero por su singularidad y especificidad, se ha destacado aparte.

Dice Watzlawick (1988) que:  «Una  profecia  que  se  autocumple es una suposición o predicción que, por la sola razón de haberse hecho, convierte en realidad el suceso supuesto, esperado o profetizado y de esta manera confirma su propia exactitud. Por ejemplo, si alguien por alguna razón supone que se le desprecia se comportará precisamente por eso de un modo desconfiado, insoportable,  hipersensible,  que suscitará en los demás el propio desdén del cual el sujeto  estaba convencido y que queda así «probado». En otras palabras, un hecho todavía no producido (es decir, futuro) determina efectos en el presente, efectos  que a su vez hicieron que cobrara realidad el hecho pronosticado (pag. 82-83, en “La realidad Inventada”).

Fenómenos de esta naturaleza son muy frecuentes en los trastornos por ansiedad, no solo cuando, para prevenirnos, imaginamos una situación -por ejemplo, dar una conferencia pública donde quedamos «embarrancados» por la ansiedad, originando con ello una fuerte intensificación de la respuesta emocional, que, efectivamente, acaba por comprometer el discurso-, sino muy particularmente en todo lo relacionado con el capítulo de consecuencias de segundo orden y atribución social de significación del síntoma.

Puede consultarse a este respecto (Watzlawick (1976, 1986, 1988)

Aceptación y compromiso

La llamada terapia de Aceptación y Compromiso, no basa su intervención en la lucha contra los síntomas, fuente de muchas de las estrategias de afrontamiento contraproducente, sino en  aceptación de ciertas experiencias personales de malestar  y sufrimiento inherentes a la condición humana, y  en el desarrollo de acciones dirigidas a valores y metas significativos para la persona.

En palabras de Wilson y Juliano (2008) “son muchas las personas que emplean la evitación de lo que les produce malestar de una forma generalizad y cronificada y, consecuentemente, viven una vida muy limitada en tanto que este patrón haya terminado por extender el sufrimiento a muchas facetas de su vida, viven en él con un coste personal muy elevado en términos de lo que querrían para su vida” (pág. 73).

Los aspectos básicos de la intervención son la clarificación de valores –dar pasos en la dirección que se puede cambiar y se elige hacerlo-, la exposición- caminar en la dirección elegida implica pasar por barreras y experiencias personales temidas-, desactivación de funciones y distanciamiento-aprender a tratar los pensamientos como pensamientos, diferenciar el yo de la conducta -, y, finalmente fortalecimiento de la aceptación de cierto sufrimiento o dificultad y el compromiso con los propios valores o metas.

En el ya citado libro de Wilson y Juliano (2008) o en Hayes, Strosahl y Wilson (2003) pueden encontrarse un buen número de técnicas y metáforas de notable efectividad terapéutica para el cambio de conducta.  Mención especial merece el texto de Eifert y Forsyth (2005) que versa sobre la Terapia de Aceptación y Compromiso aplicada a los trastornos de ansiedad.

Fuente: J. Carlos Baeza Villarroel (2011). Clínica de la Ansiedad. Psicólogos y psiquiatras. Madrid y Barcelona.

Referencias para saber más

-BECK, A. T., JOHN, A., SHAW, B. F. Y EMERY, G. (1979). Cognitive Therapy of Depression. New York, The Guilford Press. Ed. Española (1983): Terapia cognitiva de la depresión. Bilbao: Desclee de Brouwer, S. A.

-BENNETT-LEVY, J.; BUTLER, G.; FENNELL, M. ET AL. (2005). Oxford Guide to Behavioural Experiments in Cognitive Therapy. Oxford New York: Oxford University Press.

-CLARK, D. M. (1988). A cognitive model of panic attacks. En S. Rachman y J. D. Maser (Comps.) Panic: Psychological perspectives. Lawrence Erlbaum Associates.

-CLARK, D. M. (1988). A cognitive approach to panic. Behaviour Research and Psychological Review, 51, 92-303.

-ELLIS, A. (1980). Razón y emoción en psicoterapia. (Título original: Reason and emotion in psychotherapy) Bilbao: Desclee de Brouwer, S. A.

-FRANKL, V. E. (1977). Das Leiden am sinnlosen Leben. Friburgo de Brisgovia. Herder. Versión castellana (1980): Ante el vacío existencial. Barcelona: Herder

-HAYES, S. C.; STROSAHL, WILSON, K. G. (2003). Aceptance and commitment therapy. New York: The Guilford Press.

-McKAY, M., DAVIS, M. Y FANNING, P. (1981). Thoughts & Feelings, The Art of Cognitive Stress Intervention. New Harbinger Publications. Traducción al castellano (1985): Técnicas cognitivas para el tratamiento del estrés. Barcelona: Martínez Roca, S. A.

-NARDONE, G. (2002). Psicosoluciones. Barcelona. Herder.

-NARDONE, g. (2004). El arte de la estratagema. RBA libros. Barcelona.

-WATZLAWICK, P., WAKLAND, J. H. Y FISCH, R. (1974). Change, Principles of Problem Formation and Problem Resolution. Nueva York: W. W. Norton, Inc. Ed. Española (1976). Cambio. Formación y solución de los problemas humanos. Barcelona: Herder, S. A.

-WATZLAWICK, P. (1988). Componentes de «realidades» ideológicas en Watzlawick (comp.). La realidad inventada. Barcelona: Ed. Gedisa, S. A.

-WILSON, K. G.  y JULIANO, M. C. ((2008). Terapia de aceptación y compromiso (ACT).Madrid: Pirámide

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Fuente: J. Carlos Baeza Villarroel (2011). Clínica de la Ansiedad. Psicólogos y psiquiatras. Madrid y Barcelona.

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Tratamiento de la Ansiedad

¿Se cura la ansiedad?

En el origen y mantenimiento de los trastornos de ansiedad influyen varios factores. Sintéticamente, podemos reunirlos en tres grandes grupos: los factores predisposicionales, relativos a la vulnerabilidad, especialmente la de tipo biológico, del individuo para padecer un trastorno; los factores activadores, vinculados a percepción de peligro o amenaza y capaces de activar el trastorno; y los factores de mantenimiento, que contribuyen a sostener el trastorno una vez aparecido.

La ansiedad no se reduce a ninguno de estos factores aisladamente, sino a una determinada relación entre ellos, sin que necesariamente en todos los trastornos, o personas que los padecen, tengan que concurrir todos y cada uno de ellos, en la misma medida.

Estamos hablando de factores de tipo biológico, unos, psicológico, otros, y sociales o contextuales unos terceros. Algunos pueden ser crónicos, en el sentido de permanentes y no modificables específicamente con los actuales conocimientos y técnicas terapéuticos; otros permanentes, pero regulables; otros circunstanciales o episódicos, modificables o no.

Si hubiéramos de identificar la ansiedad con alguno de estos factores, y nos preguntásemos si se cura o no, si se cura o se controla, si se mejora para siempre o persiste, iríamos variando la respuesta en función de las características del factor al que hubiésemos reducido la ansiedad. Pero ya hemos señalado que la ansiedad es un sistema de factores y relaciones vinculadas de alguna manera con la activación ante algún tipo de amenaza. Raramente hay un único factor que tenga la capacidad crítica de determinar el sistema, frente a la influencia de otros. La mayoría de los factores, en la mayoría de los casos, tienen un valor condicionante, no determinante, en relación al sistema resultante, por otro lado constantemente cambiante.

Los interrogantes expresados más arriba, en esos términos formulados, pueden tener interés para los investigadores y especialistas, en función de los factores sobre los que centran sus estudios, pero planteados por los pacientes, que los viven de manera global e integrada, pueden tornarse a veces en preguntas capciosas, simplificaciones, o simplemente, expresión de los propios temores al respecto.

Para quien la padece, más allá de si la ansiedad se cura o se mejora, se activa o desactiva, se controla, es crónica, episódica o coyuntural, las cuestiones básicas, tangibles y nada especulativas son dos: por un lado, si la ansiedad genera problemas importantes de salud y, por otro, si resulta incapacitante, de modo significativo, respecto de los proyectos de la persona o el mantenimiento de su estatus quo social, laboral, de salud, etc.

Hay que tener, también, en cuenta que en algunos casos la ansiedad coexiste con otros trastornos lo que puede condicionar su naturaleza, su evolución y su respuesta a los tratamientos.

A la pregunta de si la ansiedad va a producir problemas importantes de salud e incapacitación para siempre, la respuesta es no, en la mayoría de los casos, si se trata adecuadamente.

A la pregunta de si se ha de seguir tratamiento durante toda la vida, la respuesta es no, en la mayoría de los casos.

A la pregunta de si se puede garantizar, para todos los casos, que no se sufrirán nuevos episodios de ansiedad nunca más, la respuesta es no. Es posible, en algunos casos, que se den y que requieran tratamiento. Se pueden prevenir muchos de ellos, eso sí.

A continuación se muestran los datos referidos a los efectos y circunstancias relacionados con el tratamiento de diferentes trastornos de ansiedadLos datos ofrecidos se refieren a los tratamientos basados en procedimientos cognitivo-conductuales. Están recogidos de diversos estudios, de donde resultan los rangos expresados en porcentajes.

Ansiedad social: 

  • Mejorados: 60-70%.
  • Recuperados: 20-70%.
  • Rechazos: 13-17%.
  • Abandonos: 12-18%.

Ansiedad Generalizada: 

  • Mejorados: 70-75%.
  • Recuperados: 30-60%.
  • Rechazos: 21%.
  • Abandonos: 11%.
  • Recaídas: 8-11%.

Pánico: 

  • Mejorados: 70-85%.
  • Recuperados: 45-70%.
  • Recaídas: 20-40%.

Agorafobia: 

  • Mejorados: 70%.
  • Recuerados: 40-65%.
  • Abandonos: 20-25%.

Estrés postraumático: 

  • Mejorados: 60-70%.
  • Abandonos: 14-30%.

Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC):

  • Mejorados: 70-85%.
  • Recuperados: 20-40%.
  • Rechazos: 15-25%.
  • Abandonos: 6-12%.