diálogo interior…identificado con vosotros. «Ruido cerebral»

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Buenas Juan.
Mi nombre real es Raúl. Tengo la misma edad que tu, y me siento bastante identificado con lo que comentas prácticamente en todo. El flujo constante de ideas (pensamientos e imágenes) de carácter inconexo y sin sentido es absolutamente abrumador, y creo que me quedo bastante corto con esta calificación. Un ir y venir de cogniciones que determinan por completo la situación fisiológica, generando una sintomatología muy desagradable, con aquellos malestares que muy probablemente conozcáis. Desde antes de los 12 años ya empecé con terapia cognitiva conductual, por mis profundos cambios de ánimo sin sentido, pues por aquel entonces no podía identificar el origen del pensamiento (o pensamientos) distorsionadores, cambiantes de forma camaleónica. Ello supone, como bien argumentas, que en algunos casos se una la farmacología por temas de depresión y en muchos casos se deba subir las dosis de las benzodiacepinas por el efecto «rebote» del antidepresivo. A la edad de 17 me sumí en el más absoluto caos de la Agorafobia y la Fobia Social, pues dada mi educación de orden y respeto a los semejantes, produjo que mis pensamientos distorsionados fuesen de carácter violento hacia los demás, lo cual me produjo la abrumadora ansiedad de la cual creía no poder escapar. Seis meses sin apenas dormir, sabiendo que si bajaba al salón de mi casa el resultado iba a ser fatal…Poco a poco fui realizando enfrentamientos de carácter diario con algún intervalo de descanso, desde un cuarto de 15m cuadrados hasta distintos lugares de la casa. Con el paso contínuo del tiempo (y lo recuerdo bastante bien) fui a una panadería cercana a comprar, a menos de cinco minutos de casa. Los síntomas (palpitaciones, taquicardia, desrealización, despersonalización, parestesias, ganas de vomitar) eran producto de anticipaciones y distorsiones cognitivas respecto a los mensajes que iba malinterpretando, respecto a miradas de la gente, sus risas como dice el compañero, e inclusive gestos..creía que iba asociado completamente a mi persona y ello suscitaba aún más malestar. Como su fuese un flan, y con el cuerpo destrozado por dolores físicos conseguí el objetivo de ir a por una simple barra de pan… Imaginad como sería (y como fue) el tema del transporte público, la ciudad, centros comerciales y muy a mi pesar las cantidad INMENSA de trabajos y carreras por las que pasé o simplemente estuve unas horas. Cómo poder explicar a la gente que estas cosas suceden y seguirán sucediendo, qué interpretación puede obtener cada uno sobre ello..La psiquiatra inundó mi cuerpo y mente con un sinfín de medicamentos que puede me echasen una mano, pero a costa de que con casi 22 años fuese un hombre errante, un absoluto zombie (lamento esta expresión). Como comentas el miedo siempre tiene una respuesta, muchas veces oculta pues el cerebro sobrescribe, no olvida. Todo ello me llevó a situaciones muy problemáticas y duras, pues pensaba que la sociedad tenía parte de culpa de mi malestar, lo cual generó conductas inapropiadas y de riesgo hacia mi y hacia los que me acompañaban en un viaje del que MUY PROFUNDAMENTE sabía que no era partícipe… Actualmente y después de subir en trenes que no eran los míos, decidí poner una especie de cambio de sentido a la concepción de las cosas. Empecé a comprender que tenía que convivir con la ansiedad y los ataques de ansiedad, con mis limitaciones y que debía bajar del tren maldito en el que iba subido para cambiar de dirección hacia una de CARÁCTER SANO. Así pues sigo tomando medicación (diazepam y clomipramina (Anafranil)) pero queridos amigos supe y se que mi vida iba a estar condicionada y limitada en determinadas circunstancias, que tendría mis subidas y bajadas cuan montaña rusa se asemejase. Me negué a seguir mal, a ver cómo perdía amistades, a cómo pasaban los días y los meses, años y seguía en una situación donde la confortabilidad podría resultar letal. Perdí socialmente todo, laboralmente y a nivel académico abandoné una burrada de carreras… Concebí (como decía) que dependía de mi, con ayuda de psicólogos, psiquiatras, pero con la principal idea de que la única dependencia para atisbar la libertad sería yo mismo. Sigo y seguiré tomando medicación pues no deja de ser una herramienta que a veces se desgasta. El cambio de posición me dio respuestas del porqué no disfrutar de aquello que para el conjunto de la sociedad resulta normal, incuestionable..Sigo luchando todos los días sin perder la esperanza y la fuerza, concibiendo que si debo vivir con esto, ha de ser lo mejor posible. AFORTUNADAMENTE estudio en la facultad y mi meta (entre otras) en sacarme los estudios, lo cual me motiva y me hace seguir adelante, comprendiendo que mi familia desestructurada ni yo, no nos merecemos nada de esto. Mi humilde consejo, aprende a convivir en la medida de lo posible con la enfermedad, pues nuestro carácter extremadamente sensible puede otorgarnos una dimensión y óptica quizás aun más sana de muchas circunstancias. Un saludo a todos y fuerza,
Raúl.