El psiquiatra ya te ha puesto la medicación, ha hecho su trabajo, ahora tú debes hacer el tuyo y obedecerle y seguir sus indicaciones: salir, haz deporte, rodéate de gente, no estés sola ¿algún grupo de amigas que puedan apoyarte y llevarte a tomar un café a diario?, pasea….claro que no tienes ganas, por eso te va a costar tanto hacerlo …PERO HAZLO.
Si esperas que mi ayuda séa decirte que te quedes en casa encerrada todo el día, lo siento, pero eso no es una buena ayuda.
Siéntete orgullosa de tí casa vez que logres un pequeño paso (como ir de compras, pasear un ratito, sonreir).
Una vez, por recomendación de una amiga psicóloga, tomé una libreta y me comprometí a poner en ella cada día 2 cosas que me hubieran hecho feliz. Quizás parezca un ejercicio fácil, pero no lo era. Cuando tu día a tía es triste y monótono, ¿qué escribir? ¿que cosa positiva sacaba de aquel día?…pues me estrujé más de una vez el coco hasta que me dí cuenta que:
– Había visto a mi padre y había pasado un rato charlando con él (tiene 83 años, quien sabe si mañana ya no podré disfrutar de su compañía).
– Mi hijo me había dado un abrazo (os aseguro que esto es algo extraordinario porque cuando son adolescentes pocas veces se dejan dar un beso…jejeje)
Estas 2 cosas son las que conseguí apuntar el primer día en mi libreta, y si lo pienso son cosas maravillosas, detalles que pasan desapercibidos en nuestra vida.
Geles, ABRE LOS OJOS, y mira a tu alrededor…toma tus pastillas, respira hondo…y p´alante wapa, siempre para delante.