Victor, siento mucho la pérdida de tu amigo. Los fallecimientos repentinos cuestan mucho asimilarlos, precisamente porque no los esperábamos. Cuando se fallece por una enfermedad de curso lento, no sólo hemos ido haciéndonos a la idea poco a poco, sino que además, incluso llega a desearse que el enfermo muera para no verlo sufrir.

En algunos días habrás asimilado esta muerte, y comenzarás a aceptarla, a pesar de que es verdad que es duro pensar que una persona querida muerta con sólo 35 años.

Date ese tiempo, y ya sabes que nos tienes aquí.

Un abrazo fuerte hacia Venezuela, para tí.

anA.