Sue, lo primero que quiero es mostrarte mi admiración por ese interés que te tomas al intentar ayudar a tu hermana. Aunque no lo creas, no es frecuente que la familia se interese por cómo ayudar. Normalmente se recurre al “no te preocupes, anímate”, “tienes que poner de tu parte”, “lo que tienes que hacer es salir”, “pero ¿qué te pasa si no tienes problemas?”. Esas frases lo que hacen es hundir más al enfermo.

Yo lo que más necesito en momentos bajos es un hombro en el que apoyarme, muchos abrazos, caricias, y que todo resulte fácil: que me simplifiquen el trabajo de casa, que me ayuden a salir sin presionarme (andar sobre todo, no ir de tiendas). Si hay días en los que no puedo ni mirarme al espejo, que me dejen, que no puedo salir, que respeten que ese día es así, que no puedo conmigo.

Si tiene ganas de hablar, escúchala, si ha hecho un gran esfuerzo por algo, valóraselo, reconócelo abiertamente. Y cuando decaiga, dile que ella no tiene la culpa, que en todo proceso hay momentos mejores y peores, y todos forman parte de la mejoría.

Y seguid en contacto con su psiquiatra. Llamadlo y decidle cómo va. Él tiene que saber si necesita cambiar el tratamiento, suspenderlo, aumentarlo…

Espero haberte ayudado, como también espero que pronto nos cuentes que tu hermana va mucho mejor.

Abrazos a las dos.

anA.