Eduard,

A todos nos duele cuando nos sentimos agredidos, ignorados o engañados. Es normal, no somos de piedra y nuestras emociones se disparan cuando creemos ser víctimas de una injusticia.

Te aconsejo que no le des vueltas y vueltas a este tema, ni te sientas culpable ni te pongas en el papel de víctima, con eso solo conseguirás sentirte peor. Sé positivo y piensa que tu hiciste lo que debías, encima tuviste éxito, regalaste alegría a unas personas discapacitadas y fuiste extremadamente generoso con la organización.

Puedes hablar con el párroco si eso te deja más tranquilo, pero no te atormentes con este tema, tu no eres responsable de lo que las otras personas decidan, no está en tus manos. Piensa que a estas personas a las que dedicaste unas horas de tu tiempo sin ningún otro interés que no fuera ayudarles, les quedará el recuerdo de aquél día que se sintieron felices y disfrutaron con tu actuación.

Sé que es difícil controlar ciertos estados de ánimo, pero los gritos y las quejas, por mucha razón que tengas siempre desacreditan aunque no haya insultos.

Te aconsejo que pases página, que aparques esa rabia que sólo te hace daño a ti, la gente toma decisiones, puede ser cómo dices por pura envidia, o por otros motivos que desconocemos. La felicidad de estos chicos, no depende de ti, sino de esta persona que les niega un momento como el que disfrutaron contigo.

Habrá otros conciertos, otra gente a la que podrás ofrecer tu música, otras personas que sabrán apreciar tu generosidad, y que te harán sentir bien.

Un abrazo