Respuesta a: Mi mente no seja de pensar

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Psicologo especialista Ansiedad
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Cuando queremos dejar de pensar en algo, tenemos la experiencia de que, generalmente, podemos pensar en lo que queramos; podemos traer controladamente a nuestra mente cualquier idea. Pero si queremos dejar de pensar en algo, comprobamos que no es tan sencillo.

Se puede hacer un pequeño experimento, para ver si tenemos que que proponen Hayes y otros (1999):

Podemos indicar a alguien que le vamos a decir tres números y que cuando le preguntemos “¿Cuáles son los números?” nos los repita. Le decimos 1, 2, 3 y le preguntamos un par de veces. Luego le pedimos que por todos los medios a su alcance elimine de su cabeza esos números y los olvide del todo. Esa persona comprobará dos cosas: que en realidad no puede quitárselos de la cabeza y que si se distrae, en cuanto le preguntamos de nuevo, vuelven a aparecer indefectiblemente. Puede intentar decir otros, pero si los cambia, lo hace forzadamente porque los números están en su cabeza y no hay forma de eliminarlos.

La conclusión es evidente: se ha producido una asociación entre la pregunta y los números, y nos aparece la respuesta de pensar en los números sin poderlo evitar. Los pensamientos son libres y vienen a nuestra cabeza asociados a elementos que no controlamos: por ejemplo, cuando nos preguntan “¿cuáles son los números?”, y tienen la característica peculiar de no irse cuando queremos echarlos.

[:ca]Cuando queremos dejar de pensar en algo, tenemos la experiencia de que, generalmente, podemos pensar en lo que queramos; podemos traer controladamente a nuestra mente cualquier idea. Pero si queremos dejar de pensar en algo, comprobamos que no es tan sencillo.

Se puede hacer un pequeño experimento, para ver si tenemos que que proponen Hayes y otros (1999):

Podemos indicar a alguien que le vamos a decir tres números y que cuando le preguntemos “¿Cuáles son los números?” nos los repita. Le decimos 1, 2, 3 y le preguntamos un par de veces. Luego le pedimos que por todos los medios a su alcance elimine de su cabeza esos números y los olvide del todo. Esa persona comprobará dos cosas: que en realidad no puede quitárselos de la cabeza y que si se distrae, en cuanto le preguntamos de nuevo, vuelven a aparecer indefectiblemente. Puede intentar decir otros, pero si los cambia, lo hace forzadamente porque los números están en su cabeza y no hay forma de eliminarlos.

La conclusión es evidente: se ha producido una asociación entre la pregunta y los números, y nos aparece la respuesta de pensar en los números sin poderlo evitar. Los pensamientos son libres y vienen a nuestra cabeza asociados a elementos que no controlamos: por ejemplo, cuando nos preguntan “¿cuáles son los números?”, y tienen la característica peculiar de no irse cuando queremos echarlos.[:]