Bueno, mas vale que no se te quite del todo por que algún día ocurrirá (es broma)

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Hola Víctor.
Yo viví a los 20 años la misma sensación, durante unas semanas creí que iba a morir, estaba convencido de ello, con episodios de llanto desesperado, como de despedida de todo y de todos los que me rodeaban.
Mi madre me llevó al médico pero yo presentía que nada ni nadie me iba a poder ayudar.
El desenlace fue horrible, llegué a un estado de consciencia de la realidad muy intenso, casi insoportable, como si se revelasen ante mí todos los enigmas que siempre tuve, como si se me mostrase la verdad de todo, una especie de finiquito…; dejé de hablar y comer e incluso moverme creo que por puro pánico, estaba hipersensible y convencido de estar en el sprint final de mi vida. Mi familia, alarmada, me llevó al hospital, en esos momentos comenzaba a tener alucinaciones con los cinco sentidos, los rostros y los lugares se transformaban y me adrentraba en un caos agotador. Comencé a tener desmayos y en una de las reincorporaciones mi madre me suplicó tomar un zumo de naranja, lo tomé, (a pesar de creer que estaba envenenado) me incorporé y dí con ella un paseo por el pasillo de la sala de psiquiatría en la que me hallaba; mis fuerzas comenzaron a fallar y llegó el tan presentido momento de mi propio final. Me fui desvaneciendo poco a poco sentado en un sillón y con el convencimiento de que me acorralaba la crueldad y de que aquello sí que era el fin de verdad…
Para mi sorpresa, desperté al día siguiente en una cama del hospital completamente exhausto y ojos sobresaltados y le dije a mi madre: “tranquila”, había tocado fondo y volvía a hablar y todo volvía poco a poco a la normalidad.
Los médicos lo llamaron “transtorno esquizofreniforme”, para mí fue una caída en picado de autoestima, consecuencia del estrés que me producía posiblemente mi reciente puesto de trabajo. La consecuencia inmediata fue que me libré del servicio militar, cosa que no entraba en mis planes pero supongo que tuvo su lado positivo.
Han pasado 26 años y tengo mujer y dos hijos que lo son todo para mí, mis padres ya murieron, trabajo y pago hipoteca como todo hijo de vecino y recuerdo todo aquello como un inesperado viaje al fondo de la mente que sin duda me hizo madurar, jamás me ha vuelto a suceder.
Espero no haberte asustado ni aburrido.
Saludos.