Carmen, si tú misma reconoces que en estas fechas siempre te pones fatal, averigua qué es lo que te agobia tanto y simplifica. Que sea Navidad no quiere decir que reventemos metiéndonos en la cocina, decorando la casa, haciendo regalos o limpiando.

Si de verdad cenamos con la familia, hay confianza para que todo no esté perfecto, de lo que se trata es de estar juntos. De comer, afortunadamente, estamos todos hartos.

Yo tenía una amiga que discutía mucho con su marido por el reparto de tareas. En cuanto le planteó buscar una señora para limpiar, no le gustó mucho (a él) la idea de un gasto extra a mes, así que decidió echar una mano.

Deja de tenerlo todo perfecto: deja que echen en falta alguna ropa, que sus camas estén sin hacer, así se darán cuenta de todo lo que haces y que no valoran.

Te deseo unas «tranquilas Navidades».

Un abrazo.

anA.