Cuando los pensamientos compulsivos nos bombardean, el arma que los fulmina es la atención plena al mundo real que te rodea: Me explico: Si cojo el cepillo de dientes me digo a mi mismo, estoy cojiendo el cepillo de dientes, si estoy doblando la ropa , me digo estoy doblando la ropa…. así con todo. Este es el primer ejercicio que yo empecé a practicar para tener atención plena sobre lo que hacía, para que los pensamientos no ocultaran lo que realmente estaba haciendo, para no soñar despierto, para no alejarme de la realidad. poco a poco aprenderás a estar más tiempo consciente, aprenderás a darte cuenta que tu mente empieza a divagar, el mero hecho de darte cuenta de haber perdido el instante, ya es un éxito. Con la práctica te convertirás en una especialista en la auto observación de tu mente y cada vez estará más tiempo en la realida de lo que te rodea , que en la falsa realidad que crean tus pensamientos no observados. Al final la mente se calla, puede costar meses, pero la constancia se la carga y con ella llega la felicidad que busca todo el planeta y que siempre hemos tenido oculta dentro, tapada por el pensamiento compulsivo, ese que no te deja vivir, el de los sofocos, palpitaciones, miedo a la muerte, ansiedad. Todo esto se esfuma con el pensamiento, se convierte en humo, simplemente vuelve a la nada que es donde pertenece. No le des más vida a lo que no existe.
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