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Ansiedad Generalizada

Trastorno de Ansiedad Generalizada: ansiedad y preocupación.

En el trastorno de ansiedad generalizada la ansiedad se presenta relacionada con la anticipación de futuros peligros o situaciones difíciles (posibles desgracias que pueden ocurrir), con la aparición de reacciones somáticas de tensión y con sentimientos de intranquilidad, inquietud y malestar.

Cuando hablamos de reacciones somáticas nos referimos a como de manera involuntaria ciertos problemas psicológicos se expresan a traves de síntomas físicos. En el caso del trastorno de ansiedad generalizada, la anticipación de problemas y peligros, genera una reacción de tensión en nuestro cuerpo, se produce una activación fisiológica que se traduce en diversos síntomas y sensaciones físicas. El síntoma principal es la tensión muscular, aunque algunos pacientes también refieren síntomas gastrointestinales como diarrea, molestias abdominales o náuseas. Otras sensaciones que se experimentan, aunque menos frecuentes, son palpitaciones, sudoración, sensación de mareo o inestabilidad, dificultad para respirar y dolor u opresión en el pecho.

También se asocian al trastorno de ansiedad generalizada síntomas como irritabilidad, nerviosismo o inquietud, problemas para conciliar o mantener el sueño, sensación de cansancio o fatiga y problemas de concentración.

En lo que se refiere a la preocupación, esta suele expresarse mediante la anticipación de problemas, peligros o desgracias. Estas preocupaciones anticipatorias se componen de conjunto de pensamientos sobre el peligro venidero, sobre lo incierto de la amenaza, vivida como real, impredecible e incontrolable. Dadas estas características, la supuesta futura amenaza se vive con una notable ansiedad (como ya hemos explicado más arriba) y genera una cadena de pensamientos y preguntas acerca del posible peligro: «¿Y si ocurre…?…entonces pasará… ¿y si como consecuencia…? ¿y si después…? (Ej.: ¿Y si me echan del trabajo? Y luego me cuesta mucho tiempo encontrar otro trabajo…¿Y si no encuentro otro? Entonces no podremos pagar los gastos y tendremos que dejar nuestra casa y marcharnos….).

Algunos de los temas más frecuentes de preocupación tratan sobre salud, familiares o amistades, economía, estudios o trabajo y aspectos de la vida cotidiana. Todos estos aspectos pueden ser motivo de preocupación para cualquier persona, pero en personas con ansiedad generalizada, estas preocupaciones se presentan más a menudo, con mayor intensidad y les resultan difíciles de controlar, incluso cuando el motivo de preocupación es menor. Las preocupaciones (o futuros peligros y dificultades) les resultan más incontrolables, se preocupan por una mayor variedad de temas y tienen mayor necesidad de controlar los pensamientos.

Fuente: Clínica de la Ansiedad.

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Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG): descripción.

En el trastorno de ansiedad generalizada, los dos componentes fundamentales que lo caracterizan son la ansiedad y la preocupación,

Esta ansiedad y preocupación aparecen de manera persisitente y excesiva o desproporcionada. Forman parte de la vida diaria de la persona y afectan a multiples areas de su vidar. A la persona le resulta difícil controlar las preocupaciones y los síntomas de ansiedad asociados, y todo ello provoca una importante interferencia en sus tareas diárias y su bienestar.

Considerar la ansiedad y la preocupación como excesivas significa que no son proporcionales en relación al desencadenante que se teme o preocupa, es decir, que su duración, frecuencia e intensidad superan lo esperable para esa situación (la situación no es en realidad ni tan probable ni tan grave como para que genere esa intensa respuesta de activación y ansiedad y preocupación al respecto). En lo que se refiere a la persistencia, la ansiedad y la preocupación ocupan un notable tiempo de la persona, varios días a la semana o todos los días, puediendo ocupar varias horas de estos días.

Otra característica destacada es que a la persona le cuesta dejar de preocuparse y sentirse ansiosa, y este es un hecho diferencial respecto a las preocupaciones diarias de cualquier persona. Todas las personas pueden tener preocupaciones, pero a diferencia de las preocupaciones en el trastorno de ansiedad generalizada, éstas son menos intensas, duraderas y persistentes, y más fáciles de controlar.

Esta ansiedad y preocupación del trastorno de ansiedad generalizada se manifiestan además con una serie de síntomas como como irritabilidad, inquietud, sensación de cansarse con facilidad, tensión muscular, dificultades en el sueño, problemas de concentración y quedarse en blanco.

Fuente: Clínica de Ansiedad.

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Ansiedad Generalizada (TAG): Una presentación del problema

«Yo siempre pensé que era aprensivo. Me sentía inquieto y no podía descansar. A veces estas sensaciones iban y venían. Otras veces eran constantes. Podían durar días. Me preocupaba por la cena que iba a preparar para la fiesta o cuál sería un magnífico regalo para alguien. Simplemente no podía dejar nada de lado. Tenía serios problemas para dormir. Hubo ocasiones en que despertaba ansioso en la mañana o en la mitad de la noche. Me costaba trabajo concentrarme aún mientras leía el periódico o una novela. A veces me sentía un poco mareado. Mi corazón latía apresuradamente o me golpeaba en el pecho. Esto me preocupaba aún más.»

En el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) la angustia y las preocupaciones que se experimentan están por encima de lo común. La preocupación y la tensión son crónicas aún cuando nada parece provocarlas. Padecer este trastorno significa anticipar, casi siempre, desastres o consecuencias negativas, preocupaciones frecuentes y excesivas por la salud, el dinero, la familia o el trabajo. Sin embargo, a veces, la raíz de la preocupación es difícil de identificar. El simple hecho de pensar en pasar el día provoca ansiedad.

Las personas que padecen de TAG tienen dificultades para desconectar de sus inquietudes aún cuando generalmente comprenden que su ansiedad es más intensa de lo que la situación justifica. Les cuesta mucho relajarse. Frecuentemente tienen problemas para conciliar o mantener el sueño. Sus preocupaciones van acompañadas de síntomas físicos, especialmente temblores, contracciones nerviosas, tensión muscular, náusea, dolores de cabeza, irritabilidad, transpiración o accesos de calor. Pueden sentirse mareadas o que les falta el aire. Pueden sentir náusea, que tienen que ir al baño frecuentemente o como si tuvieran un nudo en la garganta.

Muchas personas con TAG se sobresaltan con mayor facilidad que otras personas. Tienden a sentirse cansados, les cuesta trabajo concentrarse y a veces también sufren de depresión.

Por lo general, las molestias asociadas con TAG son ligeras y las personas con ese trastorno no se sienten especialmente restringidas dentro del medio social o en el trabajo. A diferencia de muchos otros trastornos de ansiedad, las personas con TAG no necesariamente evitan ciertas situaciones como resultado de su trastorno. Sin embargo, si éste es severo, el TAG puede ser muy debilitante, ocasionando dificultades para llevar a cabo hasta las actividades diarias más simples.

El TAG se presenta gradualmente, a veces aparece ya en la infancia o la adolescencia. Es más común en las mujeres que en los hombres. Es recuente que haya alguna otra persona, entre los familiares de los afectados, que también padezca problemas de ansiedad. Uno de los criterios que han de cumplirse para establecer el diagnóstico de Ansiedad Generalizada es que la ansiedad y las preocupaciones excesivas sobre diversos acontecimientos o actividades se prolonguen más de seis meses.

En general, los síntomas de TAG tienden a disminuir con la edad. Sin embargo lo adecuado es seguir un tratamiento. Se están llevando a cabo investigaciones para confirmar la efectividad de medicamentos ansiolíticos (benzodiazepinas, buspirona) y antidepresivos. También son útiles las técnicas de terapia cognitivo-conductual, las técnicas de relajación y de retroalimentación para controlar la tensión muscular.

(Esta información sobre Ansiedad Generalizada procede del National Institute of Mental Health)

Algunas referencias para saber más

Echeburúa, E. (1993a). Ansiedad crónica: Evaluación y tratamiento. Madrid: Eudema.

Deffenbacher, J.L. (1997). Entrenamiento en el manejo de la ansiedad generalizada. En V.E. Caballo (Dir.), Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos (Vol. 1, pp. 241-263). Madrid: Siglo XXI

Video: Administración de preocupaciones. Clínica de la Ansiedad

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Síntomas Ansiedad Generalizada (TAG): Criterios Diagnósticos según las Clasificaciones Internacionales

Para efectuar el diagnóstico de Trastorno de Ansiedad Generalizada, los especialistas se basan en los criterios diagnósticos del DSM-V o del CIE-10, dos clasificaciones de las enfermedades consensuadas por especialistas de diferentes nacionalidades y reconocido prestigio.

Recuerde, no obstante, que usted no puede, ni debe, auto-diagnosticarse. Sólo un profesional de la salud experto está en condiciones de hacerlo con rigor y fiabilidad. Cuando una persona está preocupada por su salud o normalidad suele identificarse con síntomas o enfermedades que no tiene, o confundirlos con otras posibles.

Criterios del  DSM-V para el diagnóstico del Trastorno Ansiedad Generalizada

Fuente: American Psychiatric Association

Ansiedad y preocupaciones excesivas (anticipación aprensiva), que se produce durante más días de los que ha estado ausente durante un mínimo de seis meses, en relación con diversos sucesos o actividades (como en la actividad laboral o escolar).

  1. Al individuo le es difícil controlar la preocupación.
  2. La ansiedad y la preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (y al menos algunos síntomas han estado presentes durante más días de los que han estado ausentes durante los últimos seis meses (Nota: En los niños, solamente se requiere un ítem):
    1. Inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta.
    2. Fácilmente fatigado.
    3. Dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco
    4. Irritabilidad.
    5. Tensión muscular.
    6. Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar durmiendo, o sueño inquieto e insatisfactorio).
  3. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
  4. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga, un médicamente) ni a otra afectación médica (p. ej., hipertiroidismo).
  5. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., ansiedad o preocupación de tener ataques de pánico en el trastorno de pánico, valoración negativa en el trastorno de ansiedad social (fobia social), contaminación u otras obsesiones en el trastorno obsesivo-compulsivo, separación de las figuras de apego en el trastorno de ansiedad por separación, recuerdo de sucesos traumáticos en el trastorno de estrés postraumático, aumento de peso en la anorexia nerviosa, dolencias físicas en el trastorno de síntomas somáticos, percepción de imperfecciones en el trastorno dismórfico corporal, tener una enfermedad grave en el trastorno de ansiedad por enfermedad, o el contenido de creencias delirantes en la esquizofrenia o el trastorno delirante.

Criterios CIE-10 para el diagnóstico del Trastorno de Ansiedad Generalizada

Fuente: Organización Mundial de la Salud

La característica esencial de este trastorno es una ansiedad generalizada y persistente, que no está limitada y ni siquiera predomina en ninguna circunstancia ambiental en particular (es decir, se trata de una «angustia libre flotante»). Como en el caso de otros trastornos de ansiedad los síntomas predominantes son muy variables, pero lo más frecuente son quejas de sentirse constantemente nervioso, con temblores, tensión muscular, sudo-ración, mareos, palpitaciones, vértigos y molestias epigástricas. A menudo se ponen de manifiesto temores a que uno mismo o Un familiar vaya a caer enfermo o a tener un accidente, junto con otras preocupaciones y presentimientos muy diversos. Este trastorno es más frecuente en mujeres y está a menudo relacionado con estrés ambiental crónico. Su curso es variable, pero tiende á ser fluctuante y crónico.

Pautas para el diagnóstico

El afectado debe tener síntomas de ansiedad la mayor parte de los días durante al menos varias semanas seguidas. Entre ellos deben estar presentes rasgos de:

  1. Aprensión (preocupaciones acerca de calamidades venideras, sentirse «al límite», dificultades de concentración, etc.).
  2. Tensión muscular (agitación e inquietud psicomotrices, cefaleas de tensión, temblores, incapacidad de relajarse).
  3. Hiperactividad vegetativa (mareos, sudoración, taquicardia o taquipnea, molestias epigástricas, vértigo, sequedad de boca, etc.).

En los niños suelen ser llamativas la necesidad constante de seguridad y las quejas somáticas recurrentes.

La presencia transitoria (durante pocos días seguidos) de otros síntomas, en particular de depresión, no descarta un diagnóstico principal de trastorno de ansiedad generalizada, pero no deben satisfacerse las pautas de episodio depresivo, trastorno de ansiedad fóbica, trastorno de pánico o trastorno obsesivo-compulsivo.

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Ansiedad Generalizada: Diagnóstico Diferencial

El diagnóstico diferencial sirve para hacer una correcta valoración de una enfermedad con respecto a otras parecidas, con las que pudiera confundirse o solaparse. Es una valoración clínica que corresponde exclusivamente a los especialistas, en ningún caso a los pacientes. En muchos casos requiere de pruebas y exploraciones complementarias que han de solicitarse a los servicios médicos pertinentes en cada caso.

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) ha de diferenciarse de:

  • Trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica: los síntomas se explican por los efectos fisiológicos directos de una enfermedad (p. ej. hipertiroidismo).
  • Trastorno de ansiedad inducido por substancias:  hay una sustancia -droga, medicamento o tóxico-, que provoca los síntomas de ansiedad. (P. ej. gran ansiedad tras la ingesta de excesiva cafeína.)
  • Ansiedad en otros trastornos mentales:  la inquietud excesiva se relaciona con la posibilidad de sufrir un ataque de pánico -trastorno de angustia-, con pasarlo mal en público –fobia social-, engordar –anorexia nerviosa-, temor a padecer una grave enfermedad –hipocondría-, presentar múltiples síntomas físicos –trastorno de somatización-, o con la preocupación, en la infancia, por el bienestar de los seres queridos o por el hecho de estar alejado de ellos o del hogar –trastorno de ansiedad por separación-.
  • Ideas obsesivas en el trastorno obsesivo compulsivo:  no son sencillas preocupaciones por problemas cotidianos, sino, más bien, pensamientos intrusos, importunos, que suelen ir acompañados de rituales compulsivos para reducir la ansiedad que generan.
  • Trastorno por estrés postraumatico: si la ansiedad generalizada sólo se da en el transcurso de un trastorno por estrés postraumático, se diagnostica, únicamente, éste último.
  • Trastorno adaptativo con ansiedad: sólo se establece este diagnóstico cuando no se cumplen los criterios para el diagnóstico del resto de trastornos de ansiedad, se debe, además a un estresante, y no se prolonga más allá de 6 meses desde la desaparición del estresante.
  • Ansiedad en trastornos del estado de ánimo y en trastornos psicóticos:  la ansiedad aparece sólo en el transcurso de éstos. Además existen otros síntomas específicos de cada uno de estos dos grupos.
  • Ansiedad no patológica: las preocupaciones son más controlables (p. ej. se pueden posponer) e interfieren menos en la actividad diaria de la persona. Son además menos intensas, menos perturbadoras y menos duraderas, y se relacionan más con factores desencadenantes No suelen acompañarse de síntomas físicos como tensión muscular, irritabilidad, o impaciencia. Aunque en niños es más frecuente que se den este tipo de síntomas físicos.

Para saber más

First,M; Frances, A.; Pincus H.A. (1999). DSM-IV: Manual de diagnóstico diferencial. Barcelona. Ed. Masson.

First,M; Frances, A.; Pincus H.A. (2002). DSM-V: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona. Ed. Masson.

Talbott,J.A.;Hales,R.E. y Yudofsky,S.C.(1989): Tratado de Psiquiatría. Barcelona: Áncora.

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Origen y mantenimiento del Trastorno de la Ansiedad Generalizada (Tag)

Existen diferentes modelos (Sibrava y Borkovec 2006; Craske y Barlow, 2006;Dugas y Robichaud, 2007;Wells, 2009;Llera y Newman. 2014) para explicar las causas y los factores que mantienen el trastorno de ansiedad generalizada. A continuación, se expondrá un modelo que integra diversas perspectivas, propuesto por Arturo Bados (2015).

Muchas personas se preguntan por qué aparece este trastorno. No es posible responder, basándonos en una sola causa, sino en la existencia de varios motivos relacionados con  factores biológicos (hipersensibilidad neurobiológica al estrés genéticamente determinada) y factores psicológicos (experiencias de eventos traumáticos en etapas tempranas , ciertos estilos educativos como sobreprotección, falta de afecto). Dichas experiencias favorecen el aprendizaje de ciertas creencias y esquemas mentales, como resultado de la realización de ciertos errores mentales para procesar la información:

  • “El mundo es peligroso” “seguro que pasará lo peor, será terrible”
    • Errores mentales: Sobrevaloración de la probabilidad de que ocurra una amenaza y exageración de las consecuencias temidas si ocurre.
  • “Soy incapaz de afrontar los peligros”
    • Error mental: Infravaloración de la propia capacidad de afrontamiento ante las amenazas.

 La interacción de ambas vulnerabilidades, tanto biológica como psicológica, es la que determina el desarrollo de una personalidad con unos rasgos específicos que detallamos a continuación y que están directamente implicados ,en el origen y el mantenimiento del trastorno de ansiedad generalizada:

 1-Intolerancia a la incertidumbre

Se refiere a experimentar un miedo excesivo a las situaciones que implican duda, que la información es ambigua, desconocida (ej: empezar a en un nuevo trabajo; estar esperando las notas de un examen…).Estas personas consideran inaceptable, la existencia de     posibles eventos negativos aunque la probabilidad   de su ocurrencia sea baja y además creen que pueden controlar o evitar una situación hipotética futura. Se proponen un objetivo irrealista, que consiste en eliminar el estado de incertidumbre, inherente a una situación futura o desconocida.

Esta intolerancia influye en que la persona manifieste:

  • Hipervigilancia: Atención selectiva ante las amenazas, pero no hacia los eventos positivos.
  • Umbral más bajo para percibir la ambigüeda
  • Creencia que una situación que es ambigua, seguro que también es peligrosa.  

 2-Actitud negativa hacia los problemas

Consiste en ponerse unas “gafas oscuras”, de forma involuntaria, para valorar cualquier problema que le surja en su vida. Estas gafas le conducen a presentar ciertas dificultades para solucionar los problemas tales como no saber identificar la existencia de algunos problemas, los perciben como una amenaza y no como un reto, pueden confundirse en definir los factores causantes de un problema ( en qué tanto por cierto la causa del problema depende de mí-factores internos y/o de otros-factores externos);infravalorarse respecto a la propia capacidad para solucionar problemas, visión pesimista sobre que sus intentos de solución no darán resultado, sentirse frustrado ante los problemas, no dedicar tiempo y esfuerzo suficiente.

3-Miedo a las emociones negativas

Tendencia  a creer que la emociones negativas y/o las sensaciones fisiológicas que acompañan a las emociones son peligrosas, incontrolables o inaceptables. También dificultad para gestionar las emociones, lo que le lleva a tener una percepción de bajo control sobre las reacciones emocionales.

Es decir, creen que las emociones negativas no se deberían experimentar “que no es normal”, se juzgan negativamente a sí mismos “soy débil por tener ansiedad”, que les conducirá a consecuencias negativas “si tengo ansiedad perderé el control, me moriré”, también creen que es posible evitar estas emociones negativas, así que su solución consiste en intentar evitarlas.

Estas tres características personales (intolerancia a la incertidumbre, actitud negativa hacia los problema y miedo a las emociones negativas) se mantienen apagadas, a no ser que haya algo que las active. Son necesarios unos disparadores o antecedentes para que aparezcan las preocupaciones propias del trastorno de ansiedad generalizada.

Hay dos tipos de antecedentes: externos (ej: leer una noticia sobre un accidente, escuchar un ruido) e internos que se refiere a pensamientos en forma de frases y/o imágenes;emociones-sensaciones fisiológicas (ej: notar taquicardia).

A partir de aquí, es posible que aparezca en la mente, de manera involuntaria, un pensamiento fugaz “y si pasa algo malo…”  o imagen sobre una  situación hipotética futura y la persona a través de sus “gafas”(características de la personalidad) que no le permite captar toda la información de la realidad, lo percibirá como una amenaza, aunque no tenga pruebas para concluir que esa situación futura es altamente probable que ocurra.

Es entonces cuando la persona intentará defenderse o controlar que no ocurra el peligro y su herramienta de defensa será PREOCUPÁNDOSE, ya que creerá que preocuparse es útil: para resolver o evitar problemas, para motivarse para solucionarlos, para no pensar en otras cosas más perturbadoras, para prepararse para lo peor, para evitar sentir frustración…

Si además la persona presenta bajo estado de ánimo y/o estrés, se agravarán las preocupaciones.

Pero el hecho de preocuparse provoca ciertas consecuencias que se exponen a continuación, que aseguran que se mantenga la sintomatología del Trastorno de Ansiedad Generalizada:

  • Prevención o reducción del procesamiento emocional de la información        amenazante: se refiere a que preocupándose implica quedarse en aspectos más superficiales respecto a la amenaza y de esta manera, se evita descubrir el principal miedo (la peor consecuencia temida si ocurre la amenaza), por tanto se xperimenta menor grado de ansiedad o malestar. Y si no tenemos acceso al miedo nuclear, disminuye la  posibilidad de  poder modificarlo, contrastándolo con otra información que nos permitiera corregir el miedo irracional.
  •  Prevención del contraste emocional negativo: la preocupación no intenta ni consigue evitar las emociones negativas, si no que sirve para estar emocionalmente preparado para el peor resultado posible de diversos          eventos. Es decir la persona utiliza la preocupación como una estrategia de afrontamiento para evitar pasar de un estado emocional neutral o positivo a uno negativo o experimentar un incremento intenso o repentino en afecto negativo en los pocos casos que las consecuencias negativas ocurren.
  • Ansiedad o inquietud, problemas de concentración, insomnio, tensión  muscular, fatiga, irrabilidad.
  • Conductas de tranquilización y/o evitación: se refieren a hacer o a dejar de     hacer ciertas acciones, para poder reducir el grado de malestar que le provoca la preocupación como por ejemplo: evitar leer noticias sobre catástrofes, pedir  ayuda a los amigos para tomar una decisión, repasar repetidamente la tarea  realizada para asegurarme que está bien, posponer enfrentarme a situaciones temidas, limpiar la casa cada día durante horas por si viene alguna visita, llamar a su hijo repetidamente, si se va de viaje para comprobar si está bien… Con estas conductas, la persona evita, exponerse a la situación temida.
  • Control de pensamientos: se refiere a acciones mentales para intentar evitar o   escapar de los pensamientos disparadores tipo Y si pasa algo malo…. pensando en algo agradable o neutral o sustituyéndolo por otro pensamiento.

Estos  tipos de defensas o estrategias de afrontamiento de tipo mental (preocuparse, control de pensamientos)  como motora (conductas de tranquilización y/o evitación), provocan una tranquilización inmediata (falsa creencia de que están reduciendo la probabilidad de ocurrencia del peligro), pero de esta manera, se consigue que se mantenga el miedo. Si se aplican dichas estrategias de afrontamiento y no ocurre lo temido (lo cual es muy probable porque no existe tal peligro y/o la probabilidad es muy baja), se mantendrá o aumentará el miedo (Conclusión: mi familia no ha tenido un accidente de coche, gracias a que he estado pendiente de ellos, a que le he dicho que evitaran conducir por la carretera secundaria…). Si la persona no realiza ninguna de dichas defensas ante las próximas situaciones temidas (que la familia viaje en coche) y no ocurre lo temido, podrá concluir que no hay peligro, que no está en su control, por tanto, cuando vuelva a aparecer “Y si tienen un accidente…”, no lo percibirá como una amenaza y por consiguiente, no intentará defenderse. De esta manera, conseguirá que el pensamiento negativo desaparezca.

Sería adaptativo que la persona se defendiera si posee pruebas de la existencia de un peligro real (problema presente o un posible problema futuro con evidencias que el grado de probabilidad de que ocurra es elevado). El problema es que la persona intentará defenderse de una amenaza futura de muy baja probabilidad de ocurrencia (ej: que no le guste a mi jefa como trabajo cuando lleva años trabajando y recibiendo elogios por parte de la jefa) y/o del que no tiene ningún tipo de control (ej: que mi amiga tenga un accidente)y en la mayoría de los casos nunca ocurrirá.

Además,  a lo largo del tiempo con el problema del trastorno de ansiedad generalizada, aparece otro factor que lo va a mantener. En esta ocasión, se trata de una preocupación añadida, a las que ya tiene la persona: creencias negativas sobre el hecho de preocuparsepreocuparse es incontrolable” y a veces también, “preocuparse es peligroso”.

Será necesario intervenir sobre los diferentes factores de mantenimiento para lograr una reducción de la sintomatología relacionada con el trastorno de ansiedad generalizada.

 

Fuente: Verónica Aguilera. Clinica de la Ansiedad. Psicólogos en Barcelona y Madrid.

Para saber más

Bados, A.  (2015)Trastorno de ansiedad generalizada.Guía para el terapeuta. Editorial Síntesis: Madrid.

 Vallejo, M.A. (1998) . Manual de Terapia de Conducta. Volumen I. Editorial Dykinson: Madrid.

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Ansiedad Generalizada: problemas asociados

A menudo, las personas que presentan el trastorno de ansiedad generalizada, también conviven con algún otro problema psicologico como:

  • Alteraciones del estado de ánimo como depresión mayor y/o distimia
  • Crisis de pánico con o sin agorafobia
  • Fobia Social
  • Fobia específica
  • Abuso o dependencia de alcohol o de sustancias sedantes, hipnóticas o ansiolíticas
  • Trastornos asociados al estrés (síndrome del colon irritable, dolores de cabeza, hipertensión esencial, úlceras, diarrea, insomnio)

En estudios epidemiológicos, del 67% al 93% de los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada (sea éste su diagnóstico principal o no) presenta o han presentado al menos otro problema asociado.

Si nos referimos a  los niños y adolescentes con trastorno de ansiedad generalizada, destacarían los siguientes trastornos comórbidos:

  • Problemas depresivos
  • Fobia social
  • Fobia específica
  • Ansiedad por separación
  • Trastorno de pánico
  • Trastorno de déficit de atención con hiperactividad

El motivo de la concurrencia entre dos o más problemáticas, puede estar justificado por alguna o varias de las siguientes hipótesis:

  1. Un trastorno se convierte en factor de riesgo del otro. Por ejemplo, una persona que padece trastorno de ansiedad generalizada, que le conlleva un desgaste psicológico significativo, a lo largo del tiempo , puede desarrollar un trastorno depresivo.
  2. Varios trastornos conviven porque comparten las mismas causas que los originaron. Por ejemplo, los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo surgirían de las mismas vulnerabilidades genéticas, biológicas y psicosociales.
  3. Diversos trastornos pueden presentarse porque presentan síntomas superpuestos, a pesar de considerarse entidades separadas. Por ejemplo, los síntomas de miedo extremo, sensación de ahogo, taquicardias, insomnio, náuseas, temblores y mareos son comunes para diversos trastornos de ansiedad.

En los casos en los que el trastorno de ansiedad generalizada aparezca con otros problemas asociados, será necesario aplicar un plan de tratamiento para cada una de los problemas. Es imprescindible, establecer el diagnóstico principal y jerarquizar el orden de los problemas existentes para abordar en la terapia.  En  ocasiones, se empezará a intervenir por el problema más incapacitante para la persona, en el momento actual,  aunque no corresponda con la patología principal. A medida que la persona vaya mejorando en el problema secundario,  favorecerá la posibilidad de centrarse en la principal alteración psicológica.

Fuente: Verónica Aguilera. Clínica de la Ansiedad. Psicólogos en Barcelona y Madrid

Para saber más

Bados, A.  (2015). Trastorno de ansiedad generalizada. Guía para el terapeuta. Editorial Síntesis: Madrid.

Rodríguez de Kissack, M y Martínez León, N. C. (2002) “Trastorno de ansiedad generalizada y trastorno de pánico en niños y adolescentes”. En Vicente E. Caballo y Miguel Ángel Simón (Dir.y Coord.), 2002. Manual de Psicología Clínica Infantil y del Adolescente. Trastornos generales.(pp. 93-120). Editorial Pirámide: Madrid.

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Tratamiento psicológico de la Ansiedad Generalizada

El inicio de cualquier tratamiento requiere

  • Una valoración diagnóstica precisa
  • Un conocimiento exhaustivo de los factores implicados en el origen y desarrollo del problema: antecedentes, factores desencadenasteis, factores predisposicionales, factores de mantenimiento, soluciones intentadas, etc.
  • Un conocimiento suficiente del paciente y sus circunstancias: grado de deterioro de la salud y el bienestar, incapacitación e interferencias en planes de acción o estatus significativos para la persona, recursos personales, atribución de capacidad y eficacia, rasgos destacados de la personalidad y del sistema de valores, estado emocional general, etc.
  • La formulación de un esquema explicativo que identifique las variables más relevantes del caso, las relaciones críticas entre ellas, y el proceso que han ido siguiendo a lo largo del tiempo.
  • El establecimiento de una relación adecuada entre el paciente y el especialista que les permita trabajar juntos de manera eficiente: reconocimiento mutuo, comunicación eficaz, confidencialidad, seguimiento de prescripciones etc.
  • Finalmente, en función de todo lo anterior, el establecimiento de unos objetivos evaluables y unos medios convenientemente ordenados y secuenciados. Estos últimos, los medios y su despliegue, en función de la demanda formulada por el paciente, son los que constituyen el tratamiento propiamente dicho.

La intervención terapéutica conjuga, normalmente, tratamientos específicos, en función del diagnóstico principal, con otros de carácter más general o contextual, en función de las características personales y circunstancias del paciente. Normalmente, las primeras intervenciones van encaminadas a reducir los síntomas de ansiedad y la incapacitación que producen. Posteriormente se analizan y tratan los factores que originan y/o mantienen la ansiedad y otras alteraciones que puedan acompañarla.

Habitualmente, los tratamientos incluyen aspectos relacionados con la recuperación de la salud, si se ha perdido, aspectos relacionados con la prevención, y aspectos relacionados con el desarrollo personal del paciente que de un modo u otro tienen que ver con lo que le pasa.

Normalmente, al inicio del tratamiento, se acude a consulta una vez por semana. Cuando el tratamiento está mínimamente encauzado, se espacian las visitas, efectuándose habitualmente a razón de una visita cada 15 días.

Tratamientos específicos de la Ansiedad Generalizada

Los tratamientos que han demostrado una mayor eficacia en el tratamiento específico ansiedad generalizada son los basados en procedimientos cognitivo-conductuales. He aquí una relación de aquellas técnicas consideradas más efectivas:

  • Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad generalizada: mecanismos básicos, funcionalidad y disfuncionalidad, explicación sobre los síntomas y su alcance, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.
  • Entrenamiento en relajación: respiración diafragmática lenta y relajación muscular progresiva.
  • Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes, utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema.
  • Prevención de las conductas de preocupación.
  • Entrenamiento en técnicas de solución de problemas y organización del tiempo
  • Técnicas cognitivas: reestructuración interpretaciones catastróficas, control pensamientos automáticos, sobreestimación de la probabilidad de ocurrencia de un hecho negativo. Para favorecer estos cambios es frecuente utilizar ejercicios estructurados, «experimentos conductuales», cuestionamiento de hipótesis mediante «diálogo socrático» o contrastes con la evidencia, etc.
  • Exposición controlada y progresiva a situaciones temidas
  • Desarrollo de habilidades sociales y mejora de la calidad de las relaciones interpersonales.
  • Planificación de actividades agradables y placenteras. Poner el acento en lo que se quiere que pase, más que en evitar lo que no se desea que ocurra, en una situación dada.
  • Medicación: normalmente en combinación y como apoyo del tratamiento psicológico, si bien en algunos casos dicha asociación está desaconsejada. Los medicamentos más utilizados son los ansiolíticos, particularmente las benzodiacepinas. Las azapironas han demostrado una eficacia similar. Se han utilizado con éxito antidepresivos tricíclicos e Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRS).El tratamiento farmacológico ha de estar siempre prescrito y supervisado por el médico.
  • Materiales de autoayuda, como complemento de la terapia.

Estos son algunos de los recursos terapéuticos más conocidos y probados en el tratamiento de la ansiedad generalizada. Se ha de tener en cuenta no obstante, que estos trastornos pueden venir asociados a otros problemas, que requieren también un abordaje, en el contexto de un tratamiento integrado y convenientemente articulado. El tratamiento, en rigor, no lo es de la ansiedad generalizada, sino de la persona que lo padece, en relación, naturalmente, con la demanda que efectúa.

Los tratamientos suelen desarrollarse individualmente, aunque en algunos en ocasiones, en función del caso y del momento, puede estar indicada la terapia grupal. La duración de los tratamientos oscila normalmente entre seis meses y un año, si bien en algunos casos pueden ser más largos.

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Fuente: Clínica de la Ansiedad. Psicólogos especialistas en el tratamiento de la Ansiedad Generalizada. Madrid y Barcelona.

Para saber más:

Bernstein, D.A. y Borkovec, T.D. (1983). Entrenamiento en relajación progresiva. Bilbao: Desclée de Brouwer

Deffenbacher, J.L. (1997). Entrenamiento en el manejo de la ansiedad generalizada. En V.E. Caballo (Dir.), Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos (Vol. 1, pp. 241-263). Madrid: Siglo XXI.

Ellis,A.(1980). Razón y emoción en psicoterapia.Bilbao:EDB

Suinn, R.M. (1993). Entrenamiento en manejo de la ansiedad. Bilbao: Desclée de Brouwer. (Original de 1990.

Peurifoy,R.Z.(1999). Cómo vencer la ansiedad. Bilbao: DDB

Stahl,S.M.(1998). Psicofarmacología esencial. Barcelona: Ariel.

Video: Tratamientos de la ansiedad