Existen diferentes modelos (Sibrava y Borkovec 2006; Craske y Barlow, 2006;Dugas y Robichaud, 2007;Wells, 2009;Llera y Newman. 2014) para explicar las causas y los factores que mantienen el trastorno de ansiedad generalizada. A continuación, se expondrá un modelo que integra diversas perspectivas, propuesto por Arturo Bados (2015).
Muchas personas se preguntan por qué aparece este trastorno. No es posible responder, basándonos en una sola causa, sino en la existencia de varios motivos relacionados con factores biológicos (hipersensibilidad neurobiológica al estrés genéticamente determinada) y factores psicológicos (experiencias de eventos traumáticos en etapas tempranas , ciertos estilos educativos como sobreprotección, falta de afecto). Dichas experiencias favorecen el aprendizaje de ciertas creencias y esquemas mentales, como resultado de la realización de ciertos errores mentales para procesar la información:
- “El mundo es peligroso” “seguro que pasará lo peor, será terrible”
- Errores mentales: Sobrevaloración de la probabilidad de que ocurra una amenaza y exageración de las consecuencias temidas si ocurre.
- “Soy incapaz de afrontar los peligros”
- Error mental: Infravaloración de la propia capacidad de afrontamiento ante las amenazas.
La interacción de ambas vulnerabilidades, tanto biológica como psicológica, es la que determina el desarrollo de una personalidad con unos rasgos específicos que detallamos a continuación y que están directamente implicados ,en el origen y el mantenimiento del trastorno de ansiedad generalizada:
1-Intolerancia a la incertidumbre
Se refiere a experimentar un miedo excesivo a las situaciones que implican duda, que la información es ambigua, desconocida (ej: empezar a en un nuevo trabajo; estar esperando las notas de un examen…).Estas personas consideran inaceptable, la existencia de posibles eventos negativos aunque la probabilidad de su ocurrencia sea baja y además creen que pueden controlar o evitar una situación hipotética futura. Se proponen un objetivo irrealista, que consiste en eliminar el estado de incertidumbre, inherente a una situación futura o desconocida.
Esta intolerancia influye en que la persona manifieste:
- Hipervigilancia: Atención selectiva ante las amenazas, pero no hacia los eventos positivos.
- Umbral más bajo para percibir la ambigüeda
- Creencia que una situación que es ambigua, seguro que también es peligrosa.
2-Actitud negativa hacia los problemas
Consiste en ponerse unas “gafas oscuras”, de forma involuntaria, para valorar cualquier problema que le surja en su vida. Estas gafas le conducen a presentar ciertas dificultades para solucionar los problemas tales como no saber identificar la existencia de algunos problemas, los perciben como una amenaza y no como un reto, pueden confundirse en definir los factores causantes de un problema ( en qué tanto por cierto la causa del problema depende de mí-factores internos y/o de otros-factores externos);infravalorarse respecto a la propia capacidad para solucionar problemas, visión pesimista sobre que sus intentos de solución no darán resultado, sentirse frustrado ante los problemas, no dedicar tiempo y esfuerzo suficiente.
3-Miedo a las emociones negativas
Tendencia a creer que la emociones negativas y/o las sensaciones fisiológicas que acompañan a las emociones son peligrosas, incontrolables o inaceptables. También dificultad para gestionar las emociones, lo que le lleva a tener una percepción de bajo control sobre las reacciones emocionales.
Es decir, creen que las emociones negativas no se deberían experimentar “que no es normal”, se juzgan negativamente a sí mismos “soy débil por tener ansiedad”, que les conducirá a consecuencias negativas “si tengo ansiedad perderé el control, me moriré”, también creen que es posible evitar estas emociones negativas, así que su solución consiste en intentar evitarlas.
Estas tres características personales (intolerancia a la incertidumbre, actitud negativa hacia los problema y miedo a las emociones negativas) se mantienen apagadas, a no ser que haya algo que las active. Son necesarios unos disparadores o antecedentes para que aparezcan las preocupaciones propias del trastorno de ansiedad generalizada.
Hay dos tipos de antecedentes: externos (ej: leer una noticia sobre un accidente, escuchar un ruido) e internos que se refiere a pensamientos en forma de frases y/o imágenes;emociones-sensaciones fisiológicas (ej: notar taquicardia).
A partir de aquí, es posible que aparezca en la mente, de manera involuntaria, un pensamiento fugaz “y si pasa algo malo…” o imagen sobre una situación hipotética futura y la persona a través de sus “gafas”(características de la personalidad) que no le permite captar toda la información de la realidad, lo percibirá como una amenaza, aunque no tenga pruebas para concluir que esa situación futura es altamente probable que ocurra.
Es entonces cuando la persona intentará defenderse o controlar que no ocurra el peligro y su herramienta de defensa será PREOCUPÁNDOSE, ya que creerá que preocuparse es útil: para resolver o evitar problemas, para motivarse para solucionarlos, para no pensar en otras cosas más perturbadoras, para prepararse para lo peor, para evitar sentir frustración…
Si además la persona presenta bajo estado de ánimo y/o estrés, se agravarán las preocupaciones.
Pero el hecho de preocuparse provoca ciertas consecuencias que se exponen a continuación, que aseguran que se mantenga la sintomatología del Trastorno de Ansiedad Generalizada:
- Prevención o reducción del procesamiento emocional de la información amenazante: se refiere a que preocupándose implica quedarse en aspectos más superficiales respecto a la amenaza y de esta manera, se evita descubrir el principal miedo (la peor consecuencia temida si ocurre la amenaza), por tanto se xperimenta menor grado de ansiedad o malestar. Y si no tenemos acceso al miedo nuclear, disminuye la posibilidad de poder modificarlo, contrastándolo con otra información que nos permitiera corregir el miedo irracional.
- Prevención del contraste emocional negativo: la preocupación no intenta ni consigue evitar las emociones negativas, si no que sirve para estar emocionalmente preparado para el peor resultado posible de diversos eventos. Es decir la persona utiliza la preocupación como una estrategia de afrontamiento para evitar pasar de un estado emocional neutral o positivo a uno negativo o experimentar un incremento intenso o repentino en afecto negativo en los pocos casos que las consecuencias negativas ocurren.
- Ansiedad o inquietud, problemas de concentración, insomnio, tensión muscular, fatiga, irrabilidad.
- Conductas de tranquilización y/o evitación: se refieren a hacer o a dejar de hacer ciertas acciones, para poder reducir el grado de malestar que le provoca la preocupación como por ejemplo: evitar leer noticias sobre catástrofes, pedir ayuda a los amigos para tomar una decisión, repasar repetidamente la tarea realizada para asegurarme que está bien, posponer enfrentarme a situaciones temidas, limpiar la casa cada día durante horas por si viene alguna visita, llamar a su hijo repetidamente, si se va de viaje para comprobar si está bien… Con estas conductas, la persona evita, exponerse a la situación temida.
- Control de pensamientos: se refiere a acciones mentales para intentar evitar o escapar de los pensamientos disparadores tipo Y si pasa algo malo…. pensando en algo agradable o neutral o sustituyéndolo por otro pensamiento.
Estos tipos de defensas o estrategias de afrontamiento de tipo mental (preocuparse, control de pensamientos) como motora (conductas de tranquilización y/o evitación), provocan una tranquilización inmediata (falsa creencia de que están reduciendo la probabilidad de ocurrencia del peligro), pero de esta manera, se consigue que se mantenga el miedo. Si se aplican dichas estrategias de afrontamiento y no ocurre lo temido (lo cual es muy probable porque no existe tal peligro y/o la probabilidad es muy baja), se mantendrá o aumentará el miedo (Conclusión: mi familia no ha tenido un accidente de coche, gracias a que he estado pendiente de ellos, a que le he dicho que evitaran conducir por la carretera secundaria…). Si la persona no realiza ninguna de dichas defensas ante las próximas situaciones temidas (que la familia viaje en coche) y no ocurre lo temido, podrá concluir que no hay peligro, que no está en su control, por tanto, cuando vuelva a aparecer “Y si tienen un accidente…”, no lo percibirá como una amenaza y por consiguiente, no intentará defenderse. De esta manera, conseguirá que el pensamiento negativo desaparezca.
Sería adaptativo que la persona se defendiera si posee pruebas de la existencia de un peligro real (problema presente o un posible problema futuro con evidencias que el grado de probabilidad de que ocurra es elevado). El problema es que la persona intentará defenderse de una amenaza futura de muy baja probabilidad de ocurrencia (ej: que no le guste a mi jefa como trabajo cuando lleva años trabajando y recibiendo elogios por parte de la jefa) y/o del que no tiene ningún tipo de control (ej: que mi amiga tenga un accidente)y en la mayoría de los casos nunca ocurrirá.
Además, a lo largo del tiempo con el problema del trastorno de ansiedad generalizada, aparece otro factor que lo va a mantener. En esta ocasión, se trata de una preocupación añadida, a las que ya tiene la persona: creencias negativas sobre el hecho de preocuparse “ preocuparse es incontrolable” y a veces también, “preocuparse es peligroso”.
Será necesario intervenir sobre los diferentes factores de mantenimiento para lograr una reducción de la sintomatología relacionada con el trastorno de ansiedad generalizada.
Fuente: Verónica Aguilera. Clinica de la Ansiedad. Psicólogos en Barcelona y Madrid.
Para saber más
Bados, A. (2015). Trastorno de ansiedad generalizada.Guía para el terapeuta. Editorial Síntesis: Madrid.
Vallejo, M.A. (1998) . Manual de Terapia de Conducta. Volumen I. Editorial Dykinson: Madrid.