Las emociones son respuestas o reacciones que modifican nuestro afecto y nos predisponen a la acción. Su función adaptativa nos dirige a prepararnos hacia determinadas acciones. Agudizan nuestros sentidos y nos movilizan en una determinada dirección. Estas reacciones se manifiestan con cambios fisiológicos, cambios a nivel de pensamientos y cambios a nivel de conducta. Las emociones modifican nuestro estado afectivo y cumplen alguna función que nos resulta útil y provechosa para satisfacer nuestras necesidades u objetivos. Las emociones cambian nuestro afecto, motivan nuestras acciones y también cumplen una función de comunicación social.
A través de estos cambios promueven comportamientos y acciones dirigidas básicamente a evitar aquello que nos resultaría perjudicial y acercarnos a aquello que nos resultaría beneficioso.
Existe un grupo de emociones básicas o primarias y otras más complejas llamadas secundarias. Las emociones primarias son: miedo, ira, alegría, tristeza, sorpresa y asco.. En cuanto a las emociones secundarias, los autores las describen como emociones más complejas, combinación de las primarias, dependientes del aprendizaje, la cultura y la maduración de la persona. Su expresión suele ser muy similar entre nosotros, pero dependiendo de nuestras características, aprendizajes y experiencias, experimentaremos ciertas emociones de una manera particular y distinta a los demás
Lo mismo ocurre con el motivo que las desencadena. Una misma situación puede desencadenar emociones diferentes entre las personas o con un grado de intensidad muy distinto. En este sentido, también nuestras características y experiencias modulan la forma en que experimentamos las emociones. A través de como vivimos una situación, de como la percibimos o interpretamos, experimentaremos emociones diferentes o con distinto nivel de intensidad.
Un buen ejemplo de ello lo tenemos a través de como experimentamos el miedo, que es una de las expresiones fundamentales de la ansiedad. No a todas las personas les dan miedo las mismas cosas o situaciones, ni con la misma intensidad.
Algunos ejemplos:
- Cometer un error en el trabajo: Hay quien experimentará este hecho con temor a que su jefe/a le diga algo, a que le sancionen o incluso le despidan o piensen mal de sus capacidades, y por tanto se sentirá ansioso/a, con miedo y preocupación. Pero para otra persona pese a no estar satisfecha, puede entender que es normal cometer errores y que aún así su trabajo es de calidad y válido. Esta persona no sentirá miedo ni preocupación o en todo caso su intensidad sería mucho menor que en el primer caso.
- Tener una cita: Algunas personas ante la situación de conocer a alguien y tener una cita pueden activarse mucho, estar muy nerviosos/as, pensar que no estarán a la altura o que no serán del agrado de la otra persona y por tanto dormir mal la noche anterior, preocuparse y angustiarse. En cambio, otras personas pueden vivir esa situación como algo motivador y atractivo, interpretando la cita como algo divertido y ameno independientemente del “éxito”, y por tanto se sentirán ilusionados y contentos con la cita. La primera persona piensa preocupada“¡oh, no, tengo una cita!” y la segunda piensa alegremente“¡genial, tengo una cita!”.
- Una presentación en público: Hay personas que ante una posible evaluación negativa por parte de los demás sentirán miedo y ansiedad intensos, y su experiencia será “he estado muy nervioso/a, la presentación ha sido un desastre”, mientras otros podrán incluso disfrutarlo y su grado de ansiedad casi inexistente.
- Viajar en avión: Hay quien lo disfruta y hay quien lo sufre.
Como vemos en estos ejemplos, la emociones no dependen solo de la situación que las desencadena sino de otros muchos factores.
Aunque tendemos a distinguir las emociones básicamente en dos grupos, negativas o positivas, esta distinción no hace justicia a su función. Consideramos estas categorías, de buenas o malas emociones, por como nos sentimos al experimentarlas. Una descripción más razonable sería dividirlas en agradables o desagradables, pero considerando que todas ellas serían positivas porque nos ayudan adaptarnos y superar dificultades. Las emociones experimentadas como desagradables suelen tener el objetivo de evitar o apartarnos de una situación contraproducente, mientras que las emociones agradables tienen por objeto acercarnos a…, repetir las circunstancias o situaciones que nos resultan beneficiosas.
¿Pero todas las emociones son adaptativas y nos ayudan?
Depende del grado y la circunstancia en que se manifiesten. Si se manifiestan con una intensidad adecuada y ante circunstancias que lo requieren si, entonces si que nos ayudan, pero no siempre ocurre de esta manera. Cuando sucede que una emoción aparece de manera desproporcionada o exagerada, o en un contexto en el que no se requiere, puede incluso dificultarnos el rendimiento y la consecución de objetivos. Cuando eso ocurre, es cuando consideramos que la emoción es desadaptativa o inadecuada. Esto es algo que ocurre con frecuencia en los problemas relacionados con la ansiedad. La ansiedad y el miedo nos ayudan a prepararnos para afrontar de la mejor manera una situación complicada, difícil o peligrosa, pero si la ansiedad es muy intensa o se presenta sin que exista en realidad dicho peligro, puede llegar a entorpecer notablemente nuestro bienestar y nuestros objetivos. Resultará entonces una emoción contraproducente y nos generará un malestar innecesario. En estos casos la terapia psicológica nos puede ayudar. Un tratamiento cognitivo conductual nos proporcionará una serie de herramientas y estrategias para superar nuestros problemas, reconducir nuestras emociones para que aparezcan de nuevo en una medida adaptativa y en las circunstancias necesarias. Nos ayudará también a encauzar adecuadamente nuestros pensamientos y comportamientos para el buen desarrollo de nuestro bienestar.
Como resumen podríamos decir que:
- Las emociones son una reacción adaptativa que modula nuestro afecto y que se manifiesta a nivel de activación fisiológica, pensamientos y conductas.
- Nos ayudan a conseguir nuestros objetivos y satisfacer nuestras necesidades promoviendo acciones en esas direcciones y tiene también cumplen una función de comunicación social.
- Dependen o se modulan a través de diversos factores: situaciones desencadenantes, experiencias anteriores, creencias e interpretaciones, características personales…
- Tienden a acercarnos a lo agradable o deseado y a alejarnos de lo desagradable o perjudicial.
- Todas las emociones, aún siendo desagradables, cumplen una función y por tanto son positivas.
- La única excepción es cuando se presentan de manera muy intensa o incongruente con la situación, entonces pueden representarnos un problema. Si no logramos gestionarlas bien y reconducirlas acudir a terapia nos puede ayudar.
Realizar una terapia psicológica te ayudará a superar tu problema de ansiedad de una manera más rápida y eficaz.
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Fuente: Clínica de la Ansiedad. Especialistas en el tratamiento de la ansiedad.