La anticipación es un proceso de evaluación cognitiva que prevé las consecuencias que un acontecimiento dado provocará en el individuo, sobre la base de la experiencia y otras fuentes de conocimiento. Va desde un proceso rápido, intuitivo, automático, hasta un proceso de predicción elaborativo, deliberado, basado en inferencias inductivas o deductivas. Se refiere básicamente a:
- cómo, cuándo, de qué manera algo perjudica o beneficia (evaluación primaria, Lazarus y Folkman, 1984);
- qué puede hacerse al respecto ( evaluación secundaria, Lazarus y Folkman, 1984);
- qué capacidad se atribuye uno para hacerlo ( expectativa de eficacia , Bandura, 1986).
- qué resultados se calculan como probables (expectativas de resultados, Bandura, 1986 ).
En consonancia, se experimenta un estado emocional agradable o desagradable según el caso y cómo el individuo se vea afectado en sus planes y situaciones.
La anticipación prefigura aspectos básicos de la acción y del sujeto en acción (Catalán,1987) , calcula cómo puede ésta desarrollarse en un contexto y circunstancias determinadas y cómo se verían nuestros propósitos favorecidos u obstaculizados. Se trata pues de un mecanismo básico de adaptación e incluso de supervivencia, sin olvidar el valor motivacional que la anticipación, como expectativa, tiene. En palabras de Bandura (1986) «los pensamientos anticipatorios que no exceden los límites de la realidad tienen un valor funcional porque motivan el desarrollo de competencias y de planes de acción» (página 467). La anticipación forma parte de la propia acción como factor regulador e inductor conductual y emocional.
El pensamiento tiene gran capacidad de auto-activación fisiológica de la emoción. La experiencia común nos dice que la imaginación de escenas repugnantes o asquerosas produce nauseas, las eróticas excitación sexual, o la degustación imaginaria de un manjar salivación y secreción de jugos gástricos. En concreto, las anticipaciones referidas a la ocurrencia de amenazas, daño o perjuicio, generan ansiedad. Estos pensamientos pueden resultar, a veces, tan activadores como los propios acontecimientos reales (May, 1977).
El individuo presta especial atención a las señales del entorno o internas que tienen el valor de predecir el desarrollo de la acción y sus resultados. La previsión resultante de la consideración y análisis de dichas señales predeterminan a su vez el campo atencional sobre el que preferente se focalizará cuando la situación se presente. Otros aspectos de la situación quedarán «ensombrecidos».
Podemos decir que, dada una situación, el individuo tiene más probabilidades de ocuparse de aquello de lo que se ha preocupado. La previsión prepara pues al organismo para atender y responder a determinados aspectos de la realidad.
La anticipación previsora, mecanismo universal y básicamente adaptativo, puede, no ya errar el cálculo, hecho normal en una función que es básicamente probabilística, y que puede, además, estar basada sobre datos o creencias falsas, si no también ser disfuncional.
Para saber más
BANDURA, A. (1986). Social Foundations of Thought and Action. New Jersey: Prentice-Hall, Inc. Ed. Española (1987): Pensamiento y acción. Barcelona: Martínez Roca, S. A.
CATALAN,J.L. (1987). Principios de Psicoterapia Cognitiva. Edición del Autor. Depósito legal B-36894-1987
LAZARUS, R. S., y FOLKMAN, S. (1984). Stress, Appraisal and Coping. Nueva York: Springer Publishing Company, Inc. Ed. Española: (1986). Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Martínez Roca, S. A.
MAY, J. R. (1977). A psychophysiological study of self and externally regulated phobic thought. Behavior Therapy. 8, 849-861.
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Fuente: Baeza Villarroel, J.C. (1994) ISBN: 84-490-0131-5. Clínica de la Ansiedad.