- Recuerde que las sensaciones no son más que una exageración de las reacciones corporales normales al estrés.
- No son , en absoluto, perjudiciales ni peligrosas; solamente desagradables. No sucederá nada peor.
- Deje de aumentar el pánico con pensamientos atemorizadores sobre lo que está sucediendo y a dónde podría conducir.
- Observe lo que está sucediendo en su cuerpo realmente ahora, no lo que usted tema que pudiera pasar.
- Espere y deje tiempo al miedo para que pase. No luche en contra, ni huya de él.
- Observe que cuando usted deja de aumentarlo al añadir pensamientos atemorizadores, el miedo comienza a desaparecer por si mismo.
- Recuerde que el objetivo fundamental de la práctica es cómo afrontar el miedo sin evitarlo. Por tanto, ésta es una oportunidad de progresar.
- Piense en el avance que ha conseguido hasta ahora, a pesar de todas las dificultades. Piense en lo satisfecho que estará cuando lo consiga esta vez.
- Cuando comience a sentirse mejor, mire a su alrededor y empiece a planear qué va a hacer a continuación.
- Cuando esté preparado para continuar, comience de forma tranquila y relajada. No hay necesidad de esfuerzo, ni prisas.
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Fuente: Mathews, A. M., Gelder, M. G. y Jonhston, D. W. (1985). Agorafobia: naturaleza y tratamiento. Barcelona: Fontanella. Dibujo: Raúl Ariño