La duración total de los tratamientos es variable. Los tratamientos psicológicos que hasta la fecha han demostrado una mayor efectividad y eficiencia son los basados en procedimientos cognitivo-conductuales. Su duración oscila entre seis meses y un año, si bien en algunos casos pueden ser más largos, en función del caso, la asociación de la ansiedad a otros trastornos, y la implicación del paciente en el programa.
Se considera que al cabo de unas semanas de tratamiento han de aparecer ya los primeros resultados, indicadores de la utilidad de los recursos que se están aplicando, y de la capacidad y disposición del paciente para beneficiarse de ellos.
Normalmente, al inicio del tratamiento, se acude a consulta una vez por semana. Cuando el tratamiento está encauzado, se espacian las visitas, efectuándose habitualmente a razón de una visita cada 15 días.
Si el tratamiento es exclusivamente farmacológico, el ritmo de las visitas es diferente: inicialmente cada tres o cuatro semanas, posteriormente cada dos o tres meses.