En el trastorno de ansiedad generalizada la ansiedad se presenta relacionada con la anticipación de futuros peligros o situaciones difíciles (posibles desgracias que pueden ocurrir), con la aparición de reacciones somáticas de tensión y con sentimientos de intranquilidad, inquietud y malestar.
Cuando hablamos de reacciones somáticas nos referimos a como de manera involuntaria ciertos problemas psicológicos se expresan a traves de síntomas físicos. En el caso del trastorno de ansiedad generalizada, la anticipación de problemas y peligros, genera una reacción de tensión en nuestro cuerpo, se produce una activación fisiológica que se traduce en diversos síntomas y sensaciones físicas. El síntoma principal es la tensión muscular, aunque algunos pacientes también refieren síntomas gastrointestinales como diarrea, molestias abdominales o náuseas. Otras sensaciones que se experimentan, aunque menos frecuentes, son palpitaciones, sudoración, sensación de mareo o inestabilidad, dificultad para respirar y dolor u opresión en el pecho.
También se asocian al trastorno de ansiedad generalizada síntomas como irritabilidad, nerviosismo o inquietud, problemas para conciliar o mantener el sueño, sensación de cansancio o fatiga y problemas de concentración.
En lo que se refiere a la preocupación, esta suele expresarse mediante la anticipación de problemas, peligros o desgracias. Estas preocupaciones anticipatorias se componen de conjunto de pensamientos sobre el peligro venidero, sobre lo incierto de la amenaza, vivida como real, impredecible e incontrolable. Dadas estas características, la supuesta futura amenaza se vive con una notable ansiedad (como ya hemos explicado más arriba) y genera una cadena de pensamientos y preguntas acerca del posible peligro: «¿Y si ocurre…?…entonces pasará… ¿y si como consecuencia…? ¿y si después…? (Ej.: ¿Y si me echan del trabajo? Y luego me cuesta mucho tiempo encontrar otro trabajo…¿Y si no encuentro otro? Entonces no podremos pagar los gastos y tendremos que dejar nuestra casa y marcharnos….).
Algunos de los temas más frecuentes de preocupación tratan sobre salud, familiares o amistades, economía, estudios o trabajo y aspectos de la vida cotidiana. Todos estos aspectos pueden ser motivo de preocupación para cualquier persona, pero en personas con ansiedad generalizada, estas preocupaciones se presentan más a menudo, con mayor intensidad y les resultan difíciles de controlar, incluso cuando el motivo de preocupación es menor. Las preocupaciones (o futuros peligros y dificultades) les resultan más incontrolables, se preocupan por una mayor variedad de temas y tienen mayor necesidad de controlar los pensamientos.
Fuente: Clínica de la Ansiedad.