Una vez que la persona se decide a buscar ayuda, y elige al equipo o especialista adecuado, el primer paso para ser asistido consiste en solicitar una primera visita. En algunos casos, si no se tienen referencias sobre el profesional y sus procedimientos de trabajo, o bien se tienen dudas sobre la indicación de un tratamiento u otras cuestiones de interés, es conveniente solicitar previamente información por teléfono, e incluso personalmente, que ayude a tomar la decisión de iniciar, o no, el proceso de consultas y tratamiento.
La primera entrevista, tras establecerse el contacto personal entre el paciente y el especialista, tiene normalmente dos partes: una primera, donde se inicia el proceso de exploración con el objetivo de alcanzar una impresión diagnóstico inicial y conocer mínimamente al paciente y su circunstancia; y una segunda, donde el especialista hace una primera valoración del caso: hipótesis diagnóstica, diagnóstico diferencial, exploraciones complementarias, confección del expediente clínico, indicaciones terapéuticas, objetivos tiempos, etc.
Es posible que el proceso de exploración se prolongue, según los casos, dos o tres entrevistas más, a partir de las cuales el especialista efectúa, en firme, la valoración diagnóstica y la propuestas de tratamiento, que determinan la elección de los procedimientos a seguir, periodicidad de las visitas, duración del tratamiento, resultados esperables, etc.
Posteriormente se aplica y desarrolla el tratamiento establecido, abierto a revisión en función de la evolución, nuevos datos, incidencias, etc. Los tratamientos no terminan cuando se consigue la mejora, si no cuando dicha mejora se estabiliza. Finalizado el tratamiento es aconsejable hacer dos o tres visitas de seguimiento convenientemente distanciadas en el tiempo.
La intervención terapéutica conjuga, normalmente, tratamientos específicos, en función del diagnóstico principal, con otros de carácter más general en función de las características personales y circunstancias del paciente.
Comúnmente, las primeras intervenciones van encaminadas a reducir los síntomas de ansiedad y la incapacitación que producen. Posteriormente se estudian y tratan los factores que originan y/o mantienen la ansiedad y otras alteraciones o dificultades que puedan acompañarla.
Habitualmente, los tratamientos incluyen aspectos relacionados con la recuperación de la salud, si se ha perdido, aspectos relacionados con la prevención, y aspectos relacionados con el desarrollo personal del paciente que de un modo u otro tienen que ver con lo que le pasa.
Normalmente, al inicio del tratamiento, se acude a consulta una vez por semana. Cuando el tratamiento está mínimamente encauzado, se espacian las visitas, efectuándose habitualmente a razón de una visita cada 15 días. Si el tratamiento es exclusivamente farmacológico, el ritmo de las visitas es diferente: inicialmente cada tres o cuatro semanas, posteriormente cada dos o tres meses.
La duración total de los tratamientos es variable. Oscilan entre seis meses y un año, si bien en algunos casos pueden ser más largos. Se considera que al cabo de dos tres meses han de aparecer ya algunos primeros resultados, indicadores de la utilidad de los recursos que se están aplicando, y de la capacidad y disposición del paciente para beneficiarse de ellos.
Fuente: Clínica de la Ansiedad. Barcelona y Madrid. Psicólogos. Terapia cognitivo conductual.