Hola, Dora, lamento mucho lo que te sucede, y sobre todo te entiendo. Mi nombre es Joseph, soy de Ecuador. Te doy este contexto porque, como ya sabrás, un país tercermundista como el mío quizás a veces peca de machista, y se espera que los hombres seamos fuertes. Eso me frustra mucho, pero ¿sabes qué pasa? Que esta estúpida enfermedad, porque no la puedo catalogar de otra forma, tiene una solución, y es intentar controlar nuestras respiraciones y nuestra mente. Yo no soy el vivo ejemplo de cómo superarla, pero te comento que ayer me sucedió un episodio de pánico. Hacía mucho que no abrazaba a mi madre con tanta fuerza y cariño, y me fui tranquilizando poco a poco con respiraciones profundas y tranquilas, sin hiperventilar. Estoy contigo, te creo, y quiero que sepas que vendrán días mejores. Poco a poco superaremos esta condición. Te mando un fuerte abrazo a la distancia. ¡Cuídate mucho!»